Tareas y desafíos de la Constituyente Social

0
135

La creación de un movimiento político que exprese los intereses y las necesidades de la clase trabajadora y demás sectores populares oprimidos fue el principal objetivo fijado por la Constituyente Social cuando fue lanzada por los dirigentes de la CTA, y así fue reafirmado en su primer acto de masas celebrado en Jujuy a fines de octubre del año pasado, con más de 10.000 activistas obreros y populares de todo el país, la mayoría de los cuales insistió en el carácter socialista de la sociedad a la que aspiramos. Sin embargo, el desarrollo de la Constituyente Social y su movimiento político están encontrando escollos inesperados por parte de la dirección de la CTA, a causa de sus constantes dudas y vacilaciones.

El lanzamiento de la Constituyente Social a fines del año pasado fue un acontecimiento de enorme importancia que levantó grandes expectativas dentro del movimiento obrero y popular. La iniciativa le correspondió a la CTA, y particularmente al sector mayoritario que delimitó por izquierda con el kirchnerismo (donde se ubican Pablo Micheli, Claudio Lozano y Víctor De Gennaro, entre otros).

La creación de un movimiento político que exprese los intereses y las necesidades de la clase trabajadora y demás sectores populares oprimidos fue el principal objetivo fijado por la Constituyente Social cuando fue lanzada por los dirigentes de la CTA, y así fue reafirmado en su primer acto de masas celebrado en Jujuy a fines de octubre del año pasado, con más de 10.000 activistas obreros y populares de todo el país. Igualmente, la mayoría de los activistas y organizaciones participantes se pronunciaron por la transformación socialista de la sociedad.

Para la Corriente Socialista El Militante, este movimiento político debería tomar la forma de un Partido de los Trabajadores, más allá de que esta decisión será el resultado del debate que debiera darse dentro de la Constituyente Social.

Vacilaciones en la CTA

Sin embargo, el desarrollo de la Constituyente Social y su movimiento político están encontrando escollos inesperados por parte de la dirección de la CTA, a causa de sus constantes dudas y vacilaciones. En las últimas reuniones nacionales y regionales de la Constituyente Social, los dirigentes de la CTA lanzaron la consigna de que la Constituyente Social "no pretende construir ningún partido político", desdiciéndose de sus propios fundamentos y de lo acordado en Jujuy.

Se dice, en voz baja, que la causa de esto es la oposición del ala kirchnerista de la central a dar este paso por su apoyo al gobierno, y el supuesto peligro de rompimiento de la CTA a causa de esto. Pero esto es un chantaje inaceptable. Sería aceptar que la minoría de la central imponga su voluntad a la mayoría.

Como resultado, la orientación que la dirección de la CTA pretende darle ahora a la Constituyente Social peca de cierto "cretinismo parlamentario" y muchísima ingenuidad. Este 2009 la Constituyente Social quedaría en estado de hibernación, y sólo en el 2010 haría un acto notorio: presentar sus conclusiones al Congreso para pedirle que se disuelva y convoque a una Asamblea Constituyente que aplique el programa de la Constituyente Social ¡Nada más y nada menos! ¡Si fuera tan fácil y simple transformar la sociedad … !

Claro que los compañeros añaden que si, como es bastante probable, el Congreso les da con las puertas en las narices la Constituyente Social misma se constituiría en estado deliberante. Bien, ¿Y después qué? Nadie sabe. Del movimiento político no vuelve a hablarse.

Da la impresión que los dirigentes de la CTA alcanzaron un acuerdo de aparato, a espaldas de las bases, para convertir la Constituyente Social en un mero foro de discusión, mientras que cada sector de la Central buscaría orientarse políticamente por su cuenta y por fuera de la Constituyente Social: los kirchneristas apoyando al Frente para la Victoria y el sector mayoritario, más a la izquierda, recostándose alrededor de Proyecto Sur y legalizando agrupaciones políticas provinciales alrededor de referentes de nacionales y locales de la CTA, como fue el caso en su momento de Buenos Aires para Todos de Claudio Lozano, y ahora del Instrumento Legislativo para la Unidad Popular que, probablemente, encabece Víctor De Gennaro en la provincia de Buenos Aires.

Es una posibilidad que el movimiento político anclado en la CTA, o más exactamente  en su sector mayoritario, no se de-sarrolle en un primer momento a través de la Constituyente Social, sino que tome como punto de partida la coalición electoral que engloba a Proyecto Sur y a las agrupaciones políticas propias impulsadas por la dirección mayoritaria de la CTA en la Capital Federal y otras provincias.

Hay que reimpulsar la Constituyente Social y el movimiento político

Desde nuestro punto de vista este es un rodeo innecesario y confuso que puede desorientar a miles de trabajadores y activistas que empezaban a vislumbrar, a través de la Constituyente Social, la posibilidad real e inmediata del lanzamiento de un instrumento político propio y de masas.

Y aunque damos un apoyo crítico a cuanta iniciativa surja desde dentro de las organizaciones de masas de la clase obrera para conformar la herramienta política de masas que necesitamos los trabajadores, como la mencionada anteriormente, mantenemos nuestro llamamiento a todos los activistas obreros y organizaciones de clase y populares que conforman la Constituyente Social a que exijan a la dirección mayoritaria de la CTA un cambio de rumbo para que en el próximo plenario nacional  de la Constituyente Social, que debería celebrarse en mayo en Neuquén, luego de un debate amplio y democrático se dé un impulso decisivo a la Constituyente Social y al lanzamiento de un movimiento político genuino, de clase y con un programa socialista.