La historia del movimiento secundario es muy rica, todos conocemos la noche de los lápices, siendo una experiencia que nunca debemos olvidar. Durante varios años los secundarios fueron un sector que ha sido sensible a la situación política y económica. Un primer termómetro de la situación política nacional. Lamentablemente muchas de estas historias son poco conocidas, es una pretensión perversa de la clase dominante intentar borrar la memoria histórica. Por lo general estos conflictos se iniciaron por reivindicaciones inmediatas y fueron adquiriendo un carácter político. La historia demuestra que cuando estudiantes y obreros se rebelaron juntos en Rosario, cambiaron el rumbo del país. La historia del Rosariazo y de otros “azos” son la prueba viva de esto que señalamos.
Desde hace algún tiempo se ha ido regenerando el movimiento. Hoy los Centros de Estudiantes Secundarios han ido creciendo en cantidad y calidad, aunque recién estamos en los inicios de esta nueva etapa. Hay centros estudiantiles secundarios que estan ligados a ciertas facultades por ser escuelas universitarias, pero en los barrios periféricos todavía falta mucha más organización estudiantil.
Hay que seguir organizando a todos los estudiantes para llegar a las barriadas populares, a los sectores más castigados de la clase obrera, nosotros mismos tenemos que autoorganizarnos, no esperar nada de las autoridades directivas y confiar solo en nuestras propias fuerzas.
Las reivindicaciones inmediatas pueden servir para convocar a los sectores más diversos y políticamente más atrasados del movimiento estudiantil secundario, pero solamente podemos lograr satisfacer nuestras demandas elaborando todo un pliego de reivindicaciones que vayan de las cuestiones más elementales a las cuestiones más fundamentales. La educación secundaria no es una isla apartada de la situación que vive la clase obrera en general. Hoy vemos que la crisis del sistema capitalista está generando cada día un mayor grado de dificultades en las mesas de los trabajadores, por ende, los hijos de la clase obrera están sufriendo en mayor medida todos estos golpes.
Los problemas siguen siendo los mismos, los estudiantes que tienen doble turno y no tienen recursos para alimentarse entre turnos, los problemas de calefacción en invierno y de refrigeración en verano, situaciones edilicias muy desfavorables, instalaciones en mal estado, o sea desinversión del sistema educativo, falta de presupuesto, etc.
Además los planes de estudio también deben ponerse en tela de juicio, deben ser debatidos y acordados democráticamente por la mayoría de quienes estamos comprometidos con el estudio. Los docentes pueden ayudar a organizar a los estudiantes, pero la tarea fundamental recae en los propios estudiantes.
Se suma a esta cruda realidad los hechos de delincuencia cotidiana tanto al interior de los establecimientos como en las cercanías de las escuelas. Robos en la parada del colectivo o cuando salimos a comprar comida. Además de otras problemáticas que recorren nuestras escuelas como los enormes problemas de adicción y de violencia de genero. Es por todo esto que debemos sin titubeos avanzar en la discusión de un programa de lucha. Debemos tomar en nuestras manos nuestro propio destino.
Todos estos males son decisiones políticas conscientes. Los representantes de la clase dominante en la política, decidieron ajustar progresivamente la inversión en Educación.
Los mandatos del FMI son aplicados de forma quirúrgica. Es más, Perczyk el ministro de Educación de la Nación viene participando de las reuniones que organiza el FMI y el banco mundial sobre “cómo alcanzar los objetivos nacionales de aprendizaje dentro de estrategias de financiación fiscalmente sostenibles”. No se puede esperar nada de las instituciones del Estado, la política es economía concentrada, para lograr elevar los niveles educativos se necesita un plan integral educativo que ponga el acento en la inversión educativa necesaria. Los gobiernos del régimen no lo van a hacer porque están bajo la tutela del FMI.
Por todo lo antes mencionado tenemos que entender que esta situación no se va a mejorar con un cambio de gobierno dentro del régimen capitalista. El problema no es un problema de mala gestión, ningún tipo de gestión puede romper con la lógica del sistema capitalista en crisis. Solamente la unidad entre los trabajadores junto a los estudiantes y las demás capaz oprimidas de la sociedad pueden ir construyendo sus espacios deliberativos y de acción. Para ir forjando un doble poder, una nueva legalidad que de vuelta todo patas para arriba. La palabra Socialismo tiene que volver a las aulas.
Los estudiantes secundarios que nos encontramos organizados tenemos que ayudar al resto de estudiantes que faltan a que se organicen. Manos en la obra.
¡Construir desde los estudiantes un pliego de reivindicaciones articulando las cuestiones más básicas a lo más fundamental con un programa transicional!
¡Autoorganización de todos los estudiantes secundarios! ¡Unidad docente estudiantil!
¡Por mayor presupuesto para educación!
¡No para el pago de la deuda externa!
¡Por un Gobierno de los Trabajadores!
¡Socialismo o barbarie!