Despues de la fracasada tentativa de golpe en Venezuela en el 2002 y las acciones de las bandas fascistas para desestabilizar al gobierno de Evo Morales en el 2008, despues del golpe realizado en Honduras en el 2009 y la también fracasada tentativa en el Ecuador en el 2010. Ahora, nuevamente, un gobierno electo por la voluntad popular es depuesto en America Latina atendiendo los deseos golpistas de la burguesía nacional e internacional.
Fernando Lugo fue electo presidente de Paraguay en el 2008, con 40,82% de los votos, dando fin a 61 años de dictadura policial del reaccionario Partido Colorado en el país. Esta victoria llenó de esperanza a los trabajadores y campesinos paraguayos, ansiosos por transformaciones que proporcionasen mejorías reales en las condiciones de vida del pueblo.
La esperanza se fue transformando en frustración, en estos casi cuatro años de gobierno no cambió nada fundamental. Los latifundistas continuaron dominando la tierra (85% de las tierras están concentradas en 2,5% de los propietarios), las multinacionales (Monsanto, Cargill, etc.) continuaron saqueando al país, los grandes empresarios y banqueros continuaron enriqueciéndose y los trabajadores continuaron siendo explotados (64% de los trabajadores aún reciben menos de un salario mínimo).
A pesar de que Lugo intentó todo el tiempo gobernar en acuerdo con la burguesía y de hecho mantuvo el statu quo, la clase dominante no se dio por satisfecha, organizó y consumó un golpe de Estado el viernes 22 pasado, deponiendo al presidente en un impeachement relámpago (30 horas entre el inicio y el fin del proceso -con 2 horas para la defensa- menos tiempo que para la defensa de una infracción de tránsito). El impeachement fue sacramentado en una votación en el Senado por 39 votos favorables y 4 en contra a la destitución del presidente por “mal desempeño en el cargo” utilizando un artificio presente en la constitución del país.
Las acusaciones contenidas en 5 puntos se concentran en la relación y apoyo de Lugo a los movimientos sociales y en el enfrentamiento habido en Curuguaty, el dia 15 de junio, donde murieron 11 campesinos y 6 policias. En este episodio, en la lucha por la Reforma Agraria, los sin-tierras ocuparon la propiedad de Blas Riquelme, ex senador por el Partido Colorado y poseedor de mas de 70 mil hectáreas en la región. Por ordenes de un procurador de la república, la policía intervino para desocupar la tierra, expulsando a los campesinos, fue entonces que franco-tiradores infiltrados entre los campesinos abrieron fuego dando inicio a los enfrentamientos. Los tiros que mataron a los policías fueron certeros, en el pescuezo y en la cabeza y ninguno de los tiros podría haber salido de las viejas escopetas de caza encontradas entre los campesinos. Queda evidente que fue un conflicto premeditado, una trampa preparada por la derecha para servir de pretexto al golpe que se preparaba en conspiración entre el vice-presidente, del partido Liberal, el partido Colorado y obviamente la embajada de EEUU, pues sin este aval y la garantía de apoyo, la burguesía paraguaya seria incapaz de dar un golpe. De acuerdo a lo revelado por Wikileaks, la embajada norteamericana informaba a Washington en marzo de 2009, que la derecha preparaba un “golpe democrático” contra Lugo mediante el Parlamento.
El caso es que la burguesía se sintió fortalecida, delante de la debilidad del gobierno, para retomar el control del país en sus manos. A pesar de la sumisión al orden capitalista, el gobierno de Lugo, por su origen y relación con los movimientos sociales, permaneció como un blanco permanente de los ataques de la burguesía que pretendía asi desmoralizar el movimiento campesino, sindical y los partidos de izquierda agrupados en el Frente Guasú. Además de esto, segmentos del gobierno tienen intereses contrarios de la poderosa multinacional Monsanto imponiendo limitaciones al uso de simientes transgénicas en Paraguay. Por lo tanto, este golpe hipócritamente travestido de legal, atiende a intereses precisos de grandes empresarios, de los latifundistas y de las multinacionales.
REPERCUSION INTERNACIONAL
En nota oficial el propio viernes 22, la diplomacia norteamericana dijo reconocer “el voto del senado paraguayo por el impechment del presidente Lugo” y “pide para que todos los paraguayos actúen pacíficamente, con calma y responsabilidad, dentro del espíritu de los principios democráticos” de la nación. O sea, lo que ellos quieren decir al pueblo paraguayo es: “no reaccionen ante el golpe”.
Las garras del imperialismo intentan retomar la iniciativa en America Latina con la instalación de bases militares en Colombia e, inclusive, en el propio Paraguay, la reactivación de la IV Flota de la Marina, el golpe en Honduras, tentativas en Venezuela y Bolivia, etc. El objetivo del imperialismo de EEUU es promover golpes en el continente y establecer gobiernos enteramente sumisos a sus órdenes. Es evidente que la frágil y cobarde burguesía paraguaya no actuaría sin el conocimiento y el consentimiento del imperialismo. Mas allá de los EEUU, España, Alemania y el Vaticano también inmediatamente reconocieron al nuevo gobierno paraguayo. El Nuncio Apostolico del Vaticano en Paraguay hipotecó solidaridad al golpista Franco y celebró misa de regocijo en su posesión.
Otros países se pronunciaron en diferentes tonos contra el proceso de impeachment. Venezuela suspendió el envio de petróleo a Paraguay, Argentina, Ecuador y Venezuela retiraron sus embajadores del país. Uruguay, Colombia, Chile y Brasil llamaron a sus embajadores para consultas.
El gobierno brasileño debe romper relaciones diplomáticas con Paraguay y retirar al embajador del país. Clasificar claramente lo ocurrido como un golpe y no reconocer el nuevo gobierno. Debe romper las relaciones comerciales con el Paraguay hasta que el presidente legitimo retorne. En especial, debería interrumpir el pago de la energía comprada al Paraguay producida por la hidroeléctrica binacional de Itaipú.
La Dirección Nacional del PT lanzó una declaración contra el golpe llamando a los países a no reconocer al “mandatario ilegitimo que fue colocado”. Lo que es correcto y debería comenzar por el gobierno Dilma en no reconocer el nuevo gobierno paraguayo. Por otro lado, la declaración dice que “ciertas fuerzas de derecha no tienen compromiso con la democracia”, sobre esto es preciso ser claros. No son “ciertas fuerzas de derecha”, es la burguesía, los grandes empresarios, los latifundistas, los banqueros, las multinacionales y sus partidos, todos ellos, que están detrás de este golpe. La dirección del PT intenta tapar el sol con un colador al buscar la existencia de “sectores democráticos” de la burguesía. Es pura ilusión la tentativa de justificar su política de colaboración de clases. Politica que siempre llevó al desastre como vimos con Allende y ahora con Lugo, entre otros.
Los capitalistas siempre pasan por encima de cualquier formalidad democrática y cuando precisan y pueden, ahogan a los trabajadores en sangre para defender sus intereses, se sienten fortalecidos y suficiente para eso.
Los petistas deben mirar atentamente lo que ocurre en Paraguay, pues los hechos dejan claro que ninguna alianza con los partidos burgueses puede servir a los intereses de la clase trabajadora. Ellos son enemigos de clase y quieren destruir la lucha y la organización de la clase trabajadora. El PT al aliarse con Maluf y compañía solo puede desarmar y desmoralizar a los trabajadores. Es preciso romper la coalición con los partidos burgueses y apoyarse en la clase trabajadora y en sus organizaciones para gobernar. Eso es lo que fortalecerá nuestra lucha y debilitará a la derecha.
El resultado de la conciliación de clase
El viento revolucionario en America Latina que se ha desarrollado hace mas de una década no evolucionó en ninguno de los países, hasta el momento, hacia la ruptura del orden capitalista y la toma del poder por la clase trabajadora. Hasta mismo en Venezuela, la política reformista ha impedido el avance de la revolución. La burguesía, si no es derrotada definitivamente, se rearticula, se fortalece, para volver a derrotar el proceso revolucionario.
Lugo fue electo por la Alianza Patriotica para el Cambio, un frente de partidos de izquierda que acabó agregando también partidos de derecha, como el Partido Liberal Radical Autentico (PLRA) que indicó al vice en la lista, Federico Franco. Lugo fue haciendo concesiones cada vez mayores al PLRA e inclusive al partido derrotado en las urnas, el Partido Colorado. Despues de los acontecimientos en Curuguaty, Lugo removió al Ministro del Interior, Carlos Filizzola, y colocó en su lugar a Ruben Candia, dirigente del Partido Colorado.
Al aliarse a la burguesía y no a la clase trabajadora, fue construyendo su destino. Los partidos aliados votaron por su condena y el vice, Franco, asumió su puesto. En vez de condenar el golpe y llamar al pueblo a las calles, la primera reacción de Lugo fue aceptar la decisión del Senado. Después recurrió a la Suprema Corte que es toda colorada y liberal y que obviamente rechazó el recurso y declaró el golpe legal. Por fin, finalmente clasificó la acción como un golpe y formó un gabinete para apenas “monitorear” el nuevo gobierno, en vez de formar un gobierno paralelo y llamar al pueblo a las calles para derrumbar a los golpistas.
La salida que interesa a la clase trabajadora paraguaya está en su organización y movilización. Los partidos de izquierda que componen el Frente Guasú, los sindicatos, en especial la CUT-Autentica y el movimiento campesino sin tierra tienen la tarea de organizar la resistencia llamando a la creación de comités de base contra el golpe organizando una huelga general para colocar al nuevo gobierno contra la pared.
El golpe “constitucional” colocó fuerte y abiertamente la necesidad de la lucha por una Asamblea Constituyente Soberana para barrer ese Congreso reaccionario, la Corte Suprema golpista y el presidente usurpador, y establecer la verdadera democracia con un gobierno responsable frente al pueblo, abriendo el camino para la construcción de nuevas instituciones en que el propio pueblo decidirá la forma y el contenido.
Pero, el camino es la movilización y la organización independiente. Ninguna ilusión en instituciones de la burguesía como Unasur, Mercosur u otras puede sustituir la única fuerza real capaz de derrotar a los golpistas y abrir el camino para la verdadera democracia que es el pueblo trabajador y sus organizaciones. Evidentemente Lugo no está a la altura de esta tarea. Los trabajadores deben confiar solamente en sus propias fuerzas y construir la organización marxista capaz de ir a la victoria. Las manifestaciones masivas que se siguen desde el último jueves demuestran que existe disposición del pueblo paraguayo para luchar y resistir.
TODA LA SOLIDARIDAD A LOS TRABAJADORES PARAGUAYOS!
ABAJO EL GOLPE!
FUERA FRANCO!