Para el próximo 10 de diciembre está convocado un nuevo plenario abierto de la Corriente Sindical, o Intersindical como se la está empezando a conocer. En las semanas previas, está prevista también la celebración de plenarios zonales y regionales para avanzar en la discusión de los temarios y ejes que se plantearán en la asamblea plenaria de diciembre.
Bajo la consigna: No al Pacto Social UIA-CGT
Para el próximo 10 de diciembre está convocado un nuevo plenario abierto de la Corriente Sindical, o Intersindical como se la está empezando a conocer. En las semanas previas, está prevista también la celebración de plenarios zonales y regionales para avanzar en la discusión de los temarios y ejes que se plantearán en la asamblea plenaria de diciembre.
Creemos, por lo tanto, que es una buena ocasión para hacer balance de lo actuado hasta ahora y de fijar los objetivos que nos deben guiar a todos los activistas obreros antiburocráticos, que nos ayuden a poner en pie una corriente sindical clasista, antiburocrática y democrática que se plantee el objetivo estratégico de ganar el apoyo mayoritario de las bases en la perspectiva de recuperar los sindicatos como instrumentos genuinos al servicio de los intereses de los trabajadores.
El proceso de luchas salariales fue el telón de fondo y la base objetiva que empujó a distintos delegados, seccionales y dirigentes, junto a la nueva camada de activismo que empieza a foguearse, a introducir la discusión y el debate colectivo sobre la necesidad de poner en pie una Corriente sindical clasista de oposición en las centrales obreras, como única manera de agrupar a los sectores de vanguardia y al activismo, con el objetivo de fortalecer sus posiciones, y crear un polo de referencia capaz de atraerse la simpatía de miles de trabajadores que entran a la lucha.
Así como este debate colectivo era el reflejo de las luchas obreras y sus resultados, la Corriente Sindical o el nombre que finalmente adopte en el plenario de diciembre- lejos de ser un capricho de laboratorio de dirigentes y activistas, se revela como una necesidad que expresan las luchas de diferentes trabajadores, sean privados, públicos, precarizados, en negro etc. Unificar en un mismo espacio a los nuevos dirigentes combativos y activistas, mediante la democracia obrera y el debate colectivo con la política consciente de atraer y organizar a sectores más rezagados de la clase, donde existe la bronca contra la burocracia pero que por ahora no están las fuerzas para desplazarla, redundaría en un fortalecimiento de la vanguardia obrera en primer término, pero también sería la instancia necesaria para preparar pacientemente y sin atajos, una nueva dirección del movimiento obrero.
Pero toda necesidad debe ser reconocida para llevarla a la práctica. Si bien el Encuentro anterior del 6-7 de agosto, y los 14 puntos de la declaración allí aprobados, pueden ser considerados -y son- pasos adelante; en lo que se refiere al terreno práctico, como el apoyo a la lucha del Garrahan y otras, o las campañas de agitación y organización aprobadas, la Corriente ha adquirido una dinámica diferente a la esbozada en los Encuentros, no pudiendo dar de sí todo su potencial y, en algunos aspectos, demostró cierta parálisis.
Indudablemente, las diferencias manifestadas entre algunos sectores dentro del activismo sobre los atributos y orientación que debería tener la Corriente, la carencia de una estructura organizativa, y hasta la carencia de un nombre con el que intervenir públicamente como Corriente, de ser factores subjetivos en la discusión colectiva, se convirtieron en una factor objetivo que retardaron hasta ahora el funcionamiento de la Corriente misma. Y no hay por qué asustarse. Ni cruzarse de brazos. Las últimas luchas obreras -camioneros, petroleros, subte, etc.- demuestran que, a pesar de que sectores de la burocracia pudieron recuperar algo de oxígeno firmando convenios colectivos que en su mayoría vencen el año que viene, el ciclo de lucha de clases no está cerrado, y tanto la inflación que devora el salario obrero como la bronca hacia la burocracia, no desaparecieron y se agudizarán en la próxima etapa.
Uno de los ejes a discutir en los diferentes plenarios debería ser cómo se va a preparar la Corriente Sindical para intervenir contra el Pacto Social que están preparando el Gobierno, las patronales y la dirección de la CGT. Esto tiene bastante que ver con el mantenimiento de las tasas de ganancia empresariales a costa de los salarios y con la agenda que el gobierno fijó en el presupuesto del Estado del 2006: congelamiento del gasto público, ningún aumento de salario para los empleados públicos ni de las jubilaciones, y techo salarial para los privados. Y todo ello con la excusa de que el gasto público excesivo y el aumento de salarios provocan los aumentos de precios, lo que es una mentira descarada, porque en los últimos años los precios subieron muchísimo más que nuestros salarios.
El diario Clarín (28 de octubre) se atrevió a publicar algunos de los ejes de dicho pacto: máximo de 9% de suba salarial para los privados y compromiso de la burocracia cegetista, con Moyano a la cabeza, de garantizar la paz social frenando toda lucha salarial que pretenda ir más allá del pacto firmado. Y esto cuando se esperan subas de tarifas del 15%-30% en el 2006 y no hay signos de que los precios de los productos básicos detengan su carrera alcista.
Por lo tanto, el escenario está preparado no solamente para un auge de luchas, porque los salarios no alcanzan y la precariedad del empleo sigue, sino también para conflictos importantes dentro de los sindicatos, ante el enfrentamiento que se dará entre los trabajadores que quieren salir a luchar y las direcciones sindicales que intentarán traicionar y frenar la lucha. Esto nos dará una gran oportunidad a los activistas obreros combativos de participar en numerosas luchas donde jugar un rol dirigente, de ganarnos la confianza de los trabajadores de base, de organizar a nuevas camadas de trabajadores, y de liderar la lucha contra el pacto social como parte de la misma lucha contra la burocracia sindical.
Seguramente esa conflictividad laboral sumada a la situación económica del país, irán acercando a las tendencias más afines que están en la Corriente Sindical, y mediante el debate democrático y colectivo, podrán refrendar sus posición y perspectivas a los ojos de miles de activistas y dirigentes honestos que están buscando una alternativa.