Ni Bush ni “Cumbre de las Américas” capitalista

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El imperialismo, como expresión de la dominación capitalista, es responsable de la explotación y opresión que sufrimos. Pero también tienen su parte en esta situación los grandes empresarios, banqueros y terratenientes latinoamericanos Han pasado 200 años de la liberación colonial de América Latina del imperio español, y la burguesía latinoamericana, cómplice y socia del imperialismo pone a las claras y con evidencia su carácter rapaz, podrido y reaccionario. Los días 4 y 5 de noviembre se reunirán en Mar del Plata los Jefes de Estado de 34 países americanos en la llamada Cumbre de las Américas. ¿Qué nos pueden ofrecer los imperialistas yanquis y sus socios en los gobiernos latinoamericanos? Ya lo sabemos: hambre, miseria, deuda externa y represión para todos los sectores sociales que no se resignan a la dominación del capital.

El imperialismo, como expresión de la dominación capitalista, es responsable de la explotación y opresión que sufrimos. Pero también tienen su parte en esta situación los grandes empresarios, banqueros y terratenientes latinoamericanos Han pasado 200 años de la liberación colonial de América Latina del imperio español, y la burguesía latinoamericana, cómplice y socia del imperialismo pone a las claras y con evidencia su carácter rapaz, podrido y reaccionario.

Con la excepción de Cuba y Venezuela, la política de todos los gobiernos es invariablemente la misma: acrecentar las ganancias y privilegios de las oligarquías locales y las multinacionales a costa de la explotación de la clase obrera, el ajuste a los gastos públicos y la reducción del nivel de vida de la clase trabajadora.

Frente al deterioro de la situación económica y social, las burguesías de los estados Latinoaméricanos, concurrentes al encuentro de Mar del Plata,, en connivencia con el imperialismo yanqui, van diseñando salidas para frenar tendencias hacia situaciones revolucionarias que objetivamente se van prefigurando de modo incipiente en la mayoría de esos paises.En función de ello, además de tratar de ahogar a Cuba y desestabilizar a Venezuela, se busca instalar una base militar estadounidense en Paraguay para tener a tiro a Bolivia, donde los obreros y campesinos están en rebelión permanente. En Colombia hay una presencia cada vez mayor de tropas de USA, y en Ecuador ya desde hace un tiempo, la base de Manta.

En Argentina, el gobierno de Kirchner gerenciando la fusión de la burguesía nativa, con el capitalfinanciero, se alinea en su política exterior. al imperialismo norteamericano. Por eso además de pagar puntualmente la deuda externa,: envió tropas a Haití a pedido de Washington ,aprobó en el Congreso supuestas “leyes antiterroristas” que cercenan las libertades democráticas, no condena la intervención estadounidense en Irak, y se distanció diplomáticamente del gobierno venezolano, y Cubano.

Frente a este plan estratégico de la clase dominante,y mas allá de las expresiones de repudio a sus cabezas más visibles, se impone diseñar y desarrollar una táctica de frente único de los trabajadores que acaudillando a los demás sectores sociales oprimidos desde la lucha reivindicativa por condiciones de existencia dignas, con salario equivalente al costo de la canasta familiar, educación publica y gratuita, salud, vivienda y empleo estable ,priorice estratégicamente la construcción de organismos de poder obrero y consolide el objetivo de la Democracia Obrera.

La lucha antiimperialista y la lucha por la liberación social van absolutamente unidas. La única forma de resolver los problemas que sufrimos las masas trabajadoras es con la expropiación de los banqueros, capitalistas y terratenientes en cada país y luego unirnos en una Federación Socialista de América Latina, como un primer paso hacia una federación socialista a nivel mundial.

EN EL CAMINO POR LA CONSTRUCCION DE LA DEMOCRACIA OBRERA,REPUDIEMOS LA NEFASTA CUMBRE DE LAS AMERICAS. LUCHEMOS POR LA LIBERACIÓN SOCIAL

Además de la repudiable visita de Bush, cabeza visible del imperialismo, los gastos ocasionados por su presencia y las graves molestias causadas por las medidas de “seguridad preventiva”, creemos necesario señalar también el nefasto significado de la Cumbre. El 4 y 5 de noviembre se reúnen en Mar del Plata los jefes de estado de América, menos Cuba, en un nuevo intento de consolidar el esquema de dominación imperialista y de las distintas burguesías nacionales y asegurar la perpetuación de sus negocios y beneficios a costa de la inmensa mayoría trabajadora de nuestro continente.

La discusión del borrador de la Declaración de la Cumbre giró en torno a unas pocas opciones: impulsar la firma en abril del 2006 del Acuerdo de Libre Comercio (ALCA), continuar con los tratados bilaterales entre EEUU y cada país en particular o negociar con cada región (Nafta, Cafta, Mercosur, Andinos), reconociendo liderazgos de algunas de las burguesías locales, como la brasileña. Pero las políticas que coinciden en implementar en todos los casos son las mismas que han llevado a nuestro continente a la miseria masiva y falta de perspectivas.

A lo largo del documento se insiste en promover el libre mercado, darle un rol protagónico al sector privado, crear un clima de inversión extranjera directa, con transparencia y oportunidades, mediante inversión estatal en infraestructura y “alentar tanto el espíritu emprendedor como la actividad empresarial”.

Además promueven “la protección eficaz de los derechos de propiedad intelectual”, léase patentes. EEUU propone agregar que cada país se comprometa “a eliminar los obstáculos regulatorios y a reducir los requerimientos fiscales onerosos”.

Los verdaderos propósitos de la Cumbre, se esconden bajo el manto de una declaración de buenas intenciones que lleva por título Crear Trabajo para Enfrentar la Pobreza y Fortalecer la Gobernabilidad Democrática. Así, prometen “combatir la pobreza, la desigualdad, el hambre y la exclusión social para elevar las condiciones de vida de nuestros pueblos y reforzar la gobernabilidad democrática en las Américas.” Y le asignan “al trabajo, como derecho humano, un lugar central en la agenda hemisférica…” Cómo se combatirá el desempleo, se erradicarán el trabajo infantil, las migraciones de desocupados, la discriminación racial y de la mujer, las deficiencias sanitarias, etc. insistiendo con las mismas políticas que las perpetuaron durante décadas (como los ajustes fiscales cíclicos), no está explicado.

Párrafo aparte merece la concepción de la educación que contiene la declaración. Sólo se la considera en tanto herramienta para aumentar la productividad de las empresas. En este sentido se exige que los estados se hagan cargo de la formación de la población para que las empresas privadas puedan contar con mano de obra calificada y barata. Y hasta están dispuestos a “sacrificar” parte de la deuda externa en un canje por educación, claro que siempre que esté bajo la supervisión de las empresas y sus necesidades de personal.

La insistencia en recuperar la productividad empresarial a lo largo de todo el documento no hace más que delatar la pretensión de incrementar los beneficios, afectados por la crisis internacional de los últimos años. Y es la causa de la virulencia de las grandes empresas y sus marionetas en los distintos gobiernos, con la creciente militarización del accionar imperialista para asegurarse recursos naturales, como el petróleo de Iraq o Venezuela, o el acuífero guaraní. A esto obedece también la intolerancia hacia cualquier disidencia o modelo alternativo que se aparte de las estrechas recetas mencionadas. De allí las presiones y distintos intentos de intervención en los procesos revolucionarios cubano y venezolano.

Para eso se escudan en la excusa de “prevenir y combatir el terrorismo” y en criticar hipócritamente la supuesta falta de democracia de Cuba y Venezuela, como si no hubiesen apelado, tanto el imperialismo como las distintas clases dominantes de América, a las más sangrientas dictaduras cuando sintieron amenazada su dominación.

Ninguna “Cumbre de las Américas” podrá solucionar los problemas fundamentales que enfrentan las masas trabajadoras de nuestro continente, sumidas en el hambre y la miseria.

Sobre la base del capitalismo no hay salida
La tendencia de la revolución venezolana en dirección a la revolución socialista, señala el camino a los trabajadores de todo el continente. Su extensión a los demás países de América Latina, con la recuperación de las palancas fundamentales de la economía (recursos naturales, grandes empresas, la banca y el comercio exterior) y la integración en una Federación Socialista permitiría terminar definitivamente con los graves problemas sociales de nuestros pueblos.