Por un gobierno de coalición PT-Frente de Izquierda con un programa socialista

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El 1º de octubre tendrán lugar elecciones presidenciales en Brasil. La victoria electoral del PT en 2002 despertó un enorme entusiasmo en las masas. Pero Lula puso en práctica una política pro-capitalista, capitulando al imperialismo y al FMI, provocando un ambiente de descontento y de crítica en la clase obrera y los campesinos sin tierra. Los escándalos de corrupción desenmascararon la bancarrota del ala de derecha reformista del PT que llevó a una profunda crisis interna y la dimisión de la anti antigua dirección. El 1º de octubre tendrán lugar elecciones presidenciales en Brasil. La victoria electoral del PT en 2002 despertó un enorme entusiasmo en las masas. Pero Lula puso en práctica una política pro-capitalista, capitulando al imperialismo y al FMI, provocando un ambiente de descontento y de crítica en la clase obrera y los campesinos sin tierra.
Los escándalos de corrupción desenmascararon la bancarrota del ala de derecha reformista del PT que llevó a una profunda crisis interna y la dimisión de la antigua dirección.

Si hubiera existido una oposición de izquierda fuerte dentro del PT, habría conseguido un gran apoyo y ahora estarían en una posición muy favorable para ganar una base importante dentro del partido. Desgraciadamente, la impaciencia hizo que sectores de la izquierda del partido desperdiciaran la oportunidad provocando una serie de escisiones prematuras.

El Frente de Izquierda (FI), formado por el PSoL (escisión por izquierda del PT), el PSTU y el PC probablemente capitalizará el descontento de un sector de trabajadores, campesinos y jóvenes, pero de manera insuficiente para desafiar el apoyo que el PT mantiene en los trabajadores brasileños. El FI no presenta un programa socialista, sino reformista de izquierda. No defiende la nacionalización de las palancas fundamentales de la economía bajo el control de los trabajadores, sin lo cual es imposible resolver el problema de la pobreza, los bajos salarios o encarar la Reforma Agraria.

La inmensa mayoría de los trabajadores y campesinos pobres seguirán votando al PT, como muestran las encuestas, para cerrar el paso a la derecha y porque no ven alternativa.

No está claro que Lula gane en la primera vuelta; pero es completamente seguro que ganará el ballotage y será el encargado de formar gobierno. Un nuevo gobierno de coalición con partidos burgueses, como hasta ahora, sería un desastre. Aunque el principal partido burgués, el PSDB, apenas alcanza el 20% en las encuestas, la burguesía utilizará un gobierno del PT en coalición con partidos burgueses menores para profundizar su política de recortes y ataques a los trabajadores.

Pero el descontento de las masas con las políticas precapitalistas de Lula se profundizará abriendo el camino para una nueva crisis en el PT y la formación de una oposición de izquierda de masas que exigirá una nueva dirección y un giro a la izquierda en el partido.

El FI (con un 8% de apoyo en las encuestas) podría ayudar a esta perspectiva, emplazando públicamente a los dirigentes del PT a formar un gobierno de coalición de la izquierda con un programa socialista. Esto encontraría un eco entusiasta en las bases petistas y, ante la segura negativa de la dirección, ésta profundizaría su descrédito ante sus bases, debilitando su posición y favoreciendo la aparición de un fuerte ala de izquierda que demande una nueva dirección y una vuelta al programa clasista del PT, con el reingreso de los expulsados y de las tendencias de izquierda que abandonaron el partido en los últimos años.