Plan de Vivienda del Gobierno: una tomadura de pelo

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La especulación urbanística ha elevado los precios de la vivienda, para compra y alquiler, a niveles imposibles de asumir. Desde la devaluación, el costo de la vivienda subió un 145,2% (el precio del metro cuadrado edificado pasó de $400 a $1.000). En Capital Federal, alquileres de $600 son lo normal, cuando el salario medio no supera los $1000. La especulación urbanística ha elevado los precios de la vivienda, para compra y alquiler, a niveles imposibles de asumir. Desde la devaluación, el costo de la vivienda subió un 145,2% (el precio del metro cuadrado edificado pasó de $400 a $1.000). En Capital Federal, alquileres de $600 son lo normal, cuando el salario medio no supera los $1000.
Ahora, el Gobierno lanzó un plan de vivienda que despertó una lógica expectativa en miles de familias con necesidades habitacionales. Según este plan, los bancos ofrecerían créditos a 30 años y de hasta un 100% del valor del inmueble, con un tope de $200.000.
Sin embargo, la cuota resultante de estos créditos, con intereses de entre un 10% y un 14%, sería de $90-$95 por cada $10.000. Así, para un crédito de $100.000, la cuota mensual a pagar sería de $900-$950, una cifra que desborda cualquier ingreso familiar. Para un crédito de $60.000, la cuota sería de $540-$570, todavía bastante elevada. Incluso así ¿qué podríamos comprar con $60.000 (ó $US 20.000)? Con los precios actuales, apenas un cuartucho inhabitable en los barrios más deprimidos.
Pero, además, el acuerdo incluye un ajuste de las cuotas con la inflación cada dos años, de manera que, con los índices actuales, éstas subirían un 20% cada dos años.
La compra de una vivienda incluye, además, otros gastos (escribano, escritura, pago a inmobiliarias, impuestos, etc) que representan en torno a un 7% del valor de la vivienda (Clarín 17/9/06). Para un crédito hipotecario de $100.000, esto supone un monto extra de $14.000.
Esto contrasta con los negocios inmobiliarios de las constructoras, que reciben créditos a tasas preferenciales para hoteles, edificios de lujo, etc.
Los requisitos mínimos para acceder a este plan, según el Gobierno, como presentar 8 recibos de alquiler consecutivos, son una mentira. Ninguno de los bancos que firmaron el acuerdo confirmó esto. Es impensable que un banco conceda estos créditos sin una garantía suficiente de pago, como recibo de sueldo o un fiador con garantía personal.
Para los socialistas, el disponer de una vivienda es un derecho básico que debe estar al margen de cualquier afán de lucro.
Al plan capitalista de la vivienda que nos ofrece el gobierno debemos oponer uno socialista, que implique el control estatal, bajo gestión obrera y popular, de la construcción y compra de vivienda. Este plan debe incluir la expropiación de todo el suelo urbanizable, de las grandes empresas de construcción, y de las viviendas vacías; sin indemnización, salvo a pequeños propietarios sin otro medio de vida, y bajo control obrero y popular. Para disponer de recursos suficientes para la construcción de viviendas, debemos expropiar los bancos, sin indemnización y bajo control obrero, de manera que estos parásitos no lucren con el trabajo y el esfuerzo ajeno.
Todo esto permitiría reducir la cuota hipotecaria y los alquileres a no más del 10% de los ingresos familiares. Las familias obreras sólo pagarían el costo real de la vivienda, liberándose de los parásitos de toda laya que rodean el negocio inmobiliario.