Perspectivas para Argentina 2018: Congreso CSM Argentina

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En los primeros días de febrero la Corriente Socialista Militante, Sección Argentina de la Corriente Marxista Internacional realizó un nuevo Congreso anual partidario, sesionando en Rosario los días 3 y 4 de febrero. La caracterización de la Situación Internacional, su expresión en la región, la etapa que atravesamos de la lucha de clases, el salto cualitativo en la conciencia y en la lucha de masas contra los embates del gobierno de Macri Cambiemos, el papel de los Jefes Sindicales y otros temas fueron motivo de este valioso y rico encuentro entre los camaradas de la CSM. Las conclusiones y la construcción de un Partido de clase y nuestra construcción fueron el cierre de las jornadas de debate.

Las principales conclusiones están disponibles para nuestros lectores en dos entregas.

Perspectivas para Argentina 2018

Corriente Socialista Militante

Sección argentina de la Corriente Marxista Internacional

Febrero 2018

Hacia dónde vamos

La crisis que atraviesa Argentina no encuentra precedentes. No solo es una crisis en lo político y económico, sino además en lo institucional, moral y ético; es la crisis de una clase social que viene demostrando un grado de descomposición sin antecedentes.

La burguesía de los países más desarrollados demostró en su origen, ser una clase social vigorosa, pujante que moldeaba al mundo a su imagen y semejanza. Esto se reflejó en el desarrollo económico, cultural y social de enormes dimensiones, que mostró lo mejor de sí como clase, desempeñando, en el transcurso de la historia, un papel verdaderamente revolucionario y dondequiera que se instauró, echó por tierra todas las instituciones feudales e idílicas. Desgarró implacablemente los abigarrados lazos feudales que unían al hombre con sus superiores naturales y no dejó en pie más vínculo que el del interés escueto, el del dinero contante y sonante, que no tiene entrañas.

En la vereda opuesta, la burguesía criolla en aquel momento demostró una postración al mercado mundial desde su nacimiento. Hoy, la misma burguesía raquítica y parasitaria, no solo expresa sumisión al imperialismo sino una fuerte podredumbre en diferentes planos de la vida social, económica, institucional y política del país.

La actual crisis mundial, que comenzó en 2008 con la crisis financiera y se expresó con la crisis de las hipotecas subprime, como manifestación de la crisis de sobreproducción de mercancías, no ha podido ser resuelta por el capitalismo. Por el contrario, el grado de crecimiento a nivel mundial es extremadamente débil. Países como Argentina y otros de la región, con economías llamadas emergentes, que en el pasado reciente vivieron momentos de cierta bonanza por los elevados precios internacionales de los commodities, hoy, que se encuentran con una marcada tendencia a la baja, provocan enormes dificultades económicas y por lo tanto políticas.

En su momento, por los motivos señalados en el párrafo anterior, los precios récord que alcanzaron los commodities agrarios, en particular la soja, permitió al gobierno kirchnerista, triplicar las reservas en dólares del Banco Central y ayudó a cuadruplicar el Producto Interno Bruto (PIB) del país entre 2003 y 2012.

Nuestra economía, como expresión de la ruptura del equilibrio de la economía mundial muestra una clara incapacidad para despegar desde hace más de 6 años. El grado de dependencia con el mercado mundial incrementa la crisis en tanto que las exportaciones se encuentran en general estancadas.

El gobierno del PRO-Cambiemos ha vuelto desde el 2015 a las viejas recetas que descargan la crisis sobre las espaldas de los que creamos la riqueza: la clase obrera, los trabajadores y sectores populares, avasallando las condiciones de vida y trabajo, de salud y educación, claro que en una época en que la crisis no resulta ser una más de los clásicos ciclos de boom y recesión sino un reflejo de la crisis orgánica del capitalismo.

La apertura de las importaciones ha llegado a niveles altísimos, dañando el raquítico desarrollo de la industria en el país. Las empresas automotrices radicadas en Argentina, que en la mayoría no producen y son por lo general ensambladoras, tienen un límite severo en tanto la enorme dependencia con Brasil y el déficit comercial que vienen arrastrando.

La “solución”, suspensiones, retiros voluntarios en automotrices radicadas en Córdoba, Fiat y Volkswagen, producto de la caída de la demanda de autos desde Brasil. En la automotriz GM sucede algo parecido y ya comienzan los paros patronales de la producción. Mire donde se mire en el resto de la industria argentina pasa más o menos lo mismo.

Aunque se prevépara este año una cierta mejora en las terminales automotrices, con una expansión de hasta un 10% para la producción y esperan un porcentaje similar en las exportaciones, llegando a los niveles del 2015, no olvidemos que la actividad estuvo en 2016 y 2017s en baja y que no puede alcanzar los niveles de hace una década atrás. Este alivio está atado a cierto repunte de la actividad en Brasil, que aún no llega alcanzar los niveles del 2016. Esta suerte de “repunte” tiene como contracara la caída del empleo y mayores ritmos laborales. Estas y otras mentiras a las que nos tienen habituados los capitalistas y sus plumíferos que no tienen asidero en la realidad; el crecimiento del sector automotriz en un 10% como vaticinan y que representaría un despegue de cierta relevancia en la economía del país arrastrando a otras ramas de la producción, resulta algo, por cierto, improbable.

Nuevamente se expresa el empirismo de los grandes capitalistas que ven en un “brote”, el florecimiento de la economía.

¿Es posible una burguesía pujante?

La unidad nacional, que adecuadamente se expresa en el gran Estado nacional soberano, ha sido obra de la burguesía revolucionaria, que así ha potenciado el mercado nacional creado por el capitalismo en su ascenso como parte del mercado mundial.

En Argentina, no existe un amplio mercado interno, unidad nacional y gran Estado nacional, consecuencia del enorme peso del atraso del capitalismo argentino. La burguesía al no poder desarrollar el capitalismo de manera plena, de manera global e independiente, crea un débil mercado interno y, en esta medida, tampoco impulsa la unidad nacional. Solo debemos recordar los más de 70 años de guerras intestinas en el país para conformarse como Nación, que “resolvió la unidad nacional” en términos de aplastamiento de las economías regionales y de los caudillos que representaban a estas provincias, conflicto que aún perdura. No puso en en pie el gran Estado nacional soberano; tan o más importante que una floreciente democracia formal.

En el marco del régimen social imperante no existen posibilidades para el desarrollo de un poderoso mercado interno, la unidad nacional ni un gran Estado Nacional soberano, estos objetivos solamente podrán ser materializados con la victoria de la revolución proletaria, entrelazados con las tareas Socialistas.

El capitalismo atrasado tanto en nuestro país como en los países de la región, es el terreno fecundo para el surgimiento del localismo, el regionalismo, el separatismo -recordemos los reiterados intentos de la escisión de la Media Luna Oriental en Bolivia-. Estas tendencias centrífugas no permiten el avance de la unidad nacional.

El atraso de Argentina, es sinónimo de pobreza, de extrema miseria, que la sucesión de gobiernos, incluso el gobierno kirchnerista, no pudo atender las urgentes necesidades de las regiones, particularmente las del norte del país. Una tendencia predominante atribuye la errada conducta gubernamental a la política del presidente de turno o al marcado centralismo porteño. Casi nadie señala la verdadera causa del fenómeno, el poco volumen de la producción, consecuencia del poco desarrollo del capitalismo -salvo el gran negocio de granos, la soja, y el tremendo desarrollo de la “industria” del dinero: los bancos-.

Es verdad que entre el 2005 y el 2011/2012 el gobierno kirchnerista, estimuló un cierto desarrollo de la pequeña y mediana industria para compensar ciertas demandas del mercado interno, no satisfechas por las grandes industrias del país.

Al mismo tiempo, incentivó a las grandes industrias, siendo su producción en general destinada a la exportación; con cierto agregado en la cadena de valor y de ésta manera optimizar la producción primaria. Recogieron suculentos beneficios, siendo la caja de recaudación del Estado para volcar una parte al plano social, en un contexto de relativo crecimiento que comenzó su declive en la crisis del 2008.

Las tensiones comenzaron en 2008 cuando Cristina Fernández, aumentó los aranceles a la exportación de soja, dando pie a un enfrentamiento que tuvo fuertes repercusiones no sólo económicas sino principalmente sociales y políticas.

Guillermo Moreno -funcionario de CFK-, como parte del ideario kirchnerista de desarrollar una burguesía buena y patriótica intentó, con premios y castigos, desarrollar ciertos aspectos de la industria. Permitiendo o no las importaciones, negando más de las veces la opción de importar para que así se desarrollasen en el país los insumos que se necesitaban del exterior.

Nada más absurdo que intentar desde el Estado desarrollar a una clase social a destiempo, atemporal de los procesos de formación de las clases sociales dominantes y de la inserción en el poderoso mercado mundial de los Estados nacionales.

No pudo conformarse en el país una clase pujante, desde el momento de la independencia de la decadente corona española en 1810, portadora del programa de la revolución burguesa como la que se desarrolló en Europa y en los EEUU en el siglo XIX. Hoy, tampoco es posible.

Argentina recorrió a su modo, el camino de la totalidad de los países de Latinomérica. Bajo el influjo del todavía ascendente colonialismo inglés, las prolongadas guerras civiles vividas en el siglo pasado, terminaron ahogando una por una las raquíticas expresiones de resistencia nacional de contenido burgués, cristalizando finalmente la dominación de la alianza reaccionaria de la burguesía terrateniente con la burguesía comercial porteña y el colonialismo inglés, que marcó hasta nuestros días la historia económica y política.

Argentina no podrá salir del capitalismo atrasado en que vive dentro del marco capitalista,solo despegará definitivamente, viviendo un proceso pleno de sus fuerzas productivas de la mano de la clase obrera en el poder, planificando la economía y poniendo los resortes fundamentales del proceso económico en manos de los trabajadores y sectores populares.

Basta ver el ejemplo de Rusia, país profundamente atrasado, allí la pluma de León Trostky definió las tareas y el carácter permanente de la revolución con la siguiente fórmula: “El proletariado victorioso no se detendrá en el programa de la democracia burguesa, sino que pasará inmediatamente al programa del socialismo”.

La revolución permanente en su esencia no es más que la transformación de las tareas democráticas burguesas en tareas socialistas bajo la dirección del proletariado. “En realidad, la tendencia a transformar la revolución democrática en socialista se funda en la estructura social del capitalismo”. León Trotsky

Los objetivos democráticos de las naciones burguesas atrasadas conducen, en nuestra época, a la dictadura del proletariado, y ésta pone a la orden del día las reivindicaciones socialistas. Trotsky señala: “La democracia dejaba de ser un régimen de valor intrínseco para varias décadas y se convertía en el preludio inmediato de la revolución socialista, unidas ambas por un nexo continúo. Entre la revolución democrática y la transformación socialista de la sociedad se establecía, por lo tanto, un ritmo revolucionario permanente”. La revolución permanente es el proceso que no se detiene a medio camino y dentro de cuyo ciclo se destruye toda forma de opresión clasista.

Una de las grandes tareas democráticas, la creación del Estado nacional soberano, quedó para siempre frustrada de la mano de la burguesía, como consecuencia de la inviabilidad del desarrollo capitalista pleno y libre de Argentina, de la imposibilidad de la estructuración de la democracia formal y del sometimiento de la burguesía nacional al imperialismo.

Este rasgo del atraso del país es común a toda Latinoamérica; la preservación de la soberanía sólo puede darse a escala continental. Si se descarta la posibilidad del desarrollo de las fuerzas productivas dentro del capitalismo decadente, ya no puede esperarse la estructuración del gran Estado nacional soberano. La liberación nacional será materializada bajo la dictadura del proletariado, camino que conducirá a los Estados Unidos Socialistas de América Latina.

Los rasgos más salientes de la situación política

En estos últimos meses hemos visto una avanzada sobre los derechos laborales y las libertades democráticas. En lo que va de enero, y como ejemplo de la iniciativa política de Cambiemos, cae una nueva acusación sobre el Partido Obrero, una burda provocación montada ante la supuesta colocación de dos bombas caceras en un carro de la Policía Federal con volantes del PO que darían cuenta de que esta organización fue la autora del atentado.

Esta y otras medidas acusatorias, que tienen al gobierno de Macri en primera fila con el dedo inquisidor, representan una escalada represiva y alarmante de ilegalización de la política, del movimiento de masas y de sus direcciones sin ningún tipo de precedentes en el país, en lo que va desde 1983 a nuestros días.

Al comienzo señalamos que la crisis no solo es económica y política, sino también institucional, ética y moral. La justicia es una de las instituciones del régimen político en crisis. El ideario burgués de justicia que simbolizaa esta Dama con los ojos vendados representa la fe en que la justicia es, o debería ser, impuesta objetivamente sin miedo ni favoritismos, independientemente de la identidad, el dinero, el poder o debilidad; la justicia “es” ciega e imparcial.

Claro que este ideario nunca pudo materializarse, la desigualdad económica basadas en las relaciones de producción capitalistas determina la “supuesta igualdad ante la Dama vendada” y se traduce de manera inevitable en la desigualdad jurídica.

El gobierno Macri y sus asesores utilizan, por ejemplo el Lawfare -que no es más que la guerra jurídica contra la oposición- como otro de los componentes cotidianos en manos de Cambiemos y sus congéneres judiciales, para aplicar fallos de cualquier tipo que ejecutan sus esbirros de la fuerzas de seguridad.

Entonces, la supuesta “independencia de la Justicia” de los demás poderes, Legislativo y Ejecutivo y debemos agregar económico, es tan solo una farsa, guardando cierta formalidad en algunos casos. Hoy, en los días del gobierno amarillo, resulta algo totalmente impúdico e impune el manejo de la justicia por parte de jueces y fiscales.

El gobierno de Cambiemos Macri, intenta también entre otras cosas, desmontar la memoria colectiva, la memoria histórica a través de decretos, remodelaciones en Plaza de Mayo, acoso a las Madres de Plaza de Mayo, a la Universidad de las Madres, la eliminación del área de Derechos Humanos en el Ministerio de Defensa como denuncian los ex combatientes de Malvinas, etc. Todo, con la excusa de eliminar gastos pero la intención real es la supresión de la memoria popular, la eliminación de íconos, de símbolos, que se encuentran como huella mnémica y persigue que las masas olviden los grandes problemas nacionales no resueltos aún.

Es verdad, que cabalga sobre ciertos sentimientos de las masas por la conducta histórica de la burocracia sindical, la política traidora de estos dirigentes y así justificar el avasallamiento de los sindicatos, su eliminación y con esto la barrera de contención que representa para la clase obrera, sus conquistas, convenios colectivos, etc. Un andamiaje que tiene ciertos ribetes de asidero en algún sector de la clase media y de los trabajadores atrasados en su conciencia. La burocracia, y no solo nos referimos a aquellos sectores que se han convertido en empresarios, sino por ejemplo a la Celeste de la CETERA, que junto a la izquierda -con otras lógicas- ha favorecido al cansancio de amplios sectores de la población ya que solo se reclama salario y condiciones laborales. Algo por cierto muy justo, pero que a la hora de ganar a la opinión pública no involucra al conjunto de la población o de la comunidad educativa, por ejemplo, en los grandes temas de educación.

Lo que resulta asombroso es que la propia burguesía, no deja mediaciones en lo político, por lo menos se ve así en el gobierno central, aunque mantiene esta mediación política en las provincias -en manos de gobernadores Peronistas y Radicales-, pero de conjunto no deja válvulas de descompresión a la efervescencia social. Así poco a poco viene acorralando al movimiento político y social, a su dirección.

Por su lado, los gobernadores peronistas acusan que fueron sometidos por el macrismo a un chantaje político para la votación de la Reforma Previsional; esto resulta algo tan absurdo como ridículo. En realidad, estos gobernadores que en la segunda sesión del 18 de diciembre en su mayoría se encontraban en el recinto de la Cámara Baja, para ver el voto de sus diputados y asegurarse que acompañen las iniciativas de los nuevos vientos amarillos, demuestran ser representantes políticos de las burguesías regionales, que a su vez presionan junto al gobierno de Cambiemos para que los Estados provinciales dejen de “gastar” en educación, salud y todo lo que tenga que ver con el plano social.

Esto demuestra también el tipo de Unidad Nacional a la que se arribó con la conformación del Estado -una de las tareas pendientes de la burguesía- y la expoliación a la que se ven sometidas las provincias con el chantaje político de la coparticipación de los fondos que debe girar el Estado nacional.

La bancarrota del primer movimiento nacional, el partido radical, ha llegado a su punto más alto en la historia del país. No solo por dar esqueleto y militancia nacional a Cambiemos sino por sus posicionamientos políticos que los ubica a la retaguardia de su ideario original. Es verdad, que otrora H. Yrigoyen fue también responsable de la Semana Trágica y de la Patagonia Rebelde, preservando el orden burgués, pero, lo que se está viendo ahora raya con los cuentos de ficción de J.G. Ballard o de Isaac Asimov.

En realidad, para ser rigurosamente materialistas y marxistas no debemos intentar buscar la bancarrota de movimientos sociales de inmensa masividad como fue el radicalismo o el peronismo en la ficción sino en los programas políticos que levantan como partidos o movimientos, que no es más que programas pequeños burgueses o burgueses que no sacan los pies del plato capitalista y su régimen político. Demuestran en la actualidad la debacle de la descomposición del capitalismo a nivel mundial.

Como tantas veces hemos señalado, la facción del kirchnerismo ha dado un enorme favor en estos años, desde su surgimiento en la arena nacionalen 2003 -como subproducto del 2001- y hasta hoy dando oxígeno al sistema, dando sustentabilidad y gobernabilidad.

CFK en declaraciones en el acto en Avellaneda el 29/12/17 dijo “Voy a hacer todo lo que pueda para contribuir y lograr que en diciembre de 2019 otro argentino pueda conducir los destinos del país desde la Rosada. No me importa quien sea, sino que lo importante es que se garantice que cumpla con el mandato popular”.

La iniciativa que impulsa Unidad Ciudadana a lo ancho y alto del país, para juntar un millón de firmas para un plebiscito que derogue la Reforma Previsional, es una definición o medida política más que lleva al campo parlamentario del 2019 la resolución de los grandes problemas nacionales.

La dirección kirchnerista no sabe cómo hacer para llegar al 2019, tiene un largo y penoso camino en cuanto ordenar la tropa. Hay descontento por la base ante la ausencia de iniciativas políticas que sí den verdaderamente una respuesta que satisfaga a los sectores que aún mantienen ilusiones en CFK.

El kirchnerismo, empíricos como es, cree que en el 2019 pueden modificar el estado de cosas. En el contexto de la crisis internacional, en el caso que en 2019 se encuentren nuevamente en el timón del Estado dejarán en los cajones el programa que levantaron desde Patria en 2017 con los 24 puntos que señala retrotraer la situación de miseria, desocupación, etc. al 2015, ya que para ello, deberían tocar los intereses y la propiedad privada de los medios de producción.

Alan Woods en el documento de Perspectivas Mundiales 2016, parafraseaba a León Trotsky, señalando que si en el pasado la burguesía ante la crisis de 1929, caía por un precipicio con los ojos vendados, hoy la burguesía cae al precipicio con los ojos abiertos.

El gobierno macrista no desperdicia tiempo alguno y avanza en preparar el escenario adecuado para hacer pasar la reforma laboral con burdas provocaciones políticas, fabricación de causas a los opositores, desarrollo de una política judicial de doble vara, judicialización de leyes parlamentarias, etc.

Nos encontramos en presencia de un gobierno que toma decisiones y lo hace dentro de la Constitución Nacional, de no poder avanzar en las medidas que tiene en agenda, fabrica causas para descabezar la oposición y abusa de los DNU -Decreto de Necesidad y Urgencia contemplados en la Constitución-, negando el papel del Parlamento.

Es un gobierno que literalmente viene por todo, como rezó su slogan de campaña “Vamos por todo…”, y para que suceda debe no solo avasallar las conquistas obreras, que lo está haciendo y lo hará; sino también, si hace falta, aplastar en términos de encarcelamiento, a la vanguardia obrera y los sectores populares, en una suerte de represión selectiva, como ya lo está mostrando.

En los últimos dos años, el gobierno capitalista de Cambiemos ha reivindicado a las fuerzas de seguridad en un sentido amplio de la palabra. Pero, además ha reivindicado moralmente a una fuerza extremadamente golpeada socialmente como son las FFAA involucradas en diferentes golpes en el país, y fundamentalmente en la última dictadura cívico militar.

El encarcelamiento domiciliario de criminales como Etchecolatz, -no siendo el único por cierto- o comentarios como los del Secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj que “le gustaría ser vecino de Etchecolatz”, es toda una declaración y muestra el estado de ánimo que recorre a todo el gobierno de Cambiemos.

Hay una reivindicación explicita de las FFSS, la Ministra Patricia Bullrich lo ha demostrado con creces, no solo en el caso Maldonado al reivindicar el accionar de Gendarmería Nacional ante la represión del pueblo Mapuche en ocasión de la desaparición de Santiago, o el asesinato de Rafael Nahuel. Sino en la lucha de la supuesta agrupación terrorista RAM -Resistencia Ancestral Mapuche- con el absurdo de ser financiada por el gobierno de Venezuela o las FARC- y en cada ocasión que lo amerite inventa descaradamente un nuevo enemigo, siendo ésta la posición general del gobierno amarillo.

Huelga decir que el gobierno Macri viene siendo sostenido también por la incontable ayuda del blindaje de los medios escritos, radiales y televisivos que hacen que todo sea “posible” en la senda del “buen Señor”. Es verdad que lo “posible” es de manera relativa y transitoria. Con la posverdad en mano, aseveración que no se basa en hechos objetivos, en el cuerpo el delito, sino con la manipulación de la opinión pública, cierra el cerco a la clase obrera y sectores populares.

La CGT

Las centrales obreras vienen siendo sacudidas por los enormes acontecimientos de la realidad y de la lucha de clases en el país y del mundo.

El conjunto de Jefes Sindicales han jugado, en su momento, al desgaste del gobierno kirchnerista con la decena de paros realizados. Estas política, pivoteaba entre el desgaste al gobierno k que propiciaban los grandes patrones y que colaboraban para que los paros fueran un éxito; como en una política de hostilidad por parte de los sindicalistas, como respuesta a la prescindencia que mantuvo CFK de representantes sindicales en las listas electorales.

Hoy, los mismos Jefes Sindicales sostienen un acompañamiento y a veces una suerte de “enfrentamiento” verborrágico, sin lucha, con el gobierno macrista ante las diferentes reformas que impulsan los amarillos.

Los Jefes Sindicales vienen siendo retribuidos con creces por todos los favores que los ubican desde hace años como empresarios. El manejo de las Obras Sociales (OOSS) desde los ’70 con la Ley de Obras Sociales 18610, implicó que junto a un delegado del Ejecutivo Nacional y dos delegados de la CGT lisa y llanamente manejen discrecionalmente los dineros aportados por los trabajadores. Dinero descontado por los capitalistas que derivan al Estado nacional, que también hace uso de los dineros obreros, y luego llega a los sindicatos para su manejo a través de las OOSS.

El manejo de los dineros de las OOSS, no solo es una caja de corrupción para los jefes cegetistas sino y fundamentalmente de chantaje político por parte de Cambiemos para disciplinar y que jueguen así un partido a favor de los capitalistas y la Reforma Laboral en curso.

Las características del sindicalismo en Argentina, se basó en un proceso lento, contradictorio, con marchas y contramarchas, de incorporación o estatización de la casta cegestista al Estado capitalista, pero esto no niega, en ocasiones, enfrentamientos por parte de los Jefes Sindicales con el gobierno de turno.

El frondoso prontuario de corrupción y negociados de drogas, en algunos casos, de gordos e independientes, así como la transformación de Jefes Sindicales en empresarios que el gobierno de Macri Cambiemos muestra del conjunto de los dirigentes sindicales, pesa como espada de Damocles sobre sus cabezas.

Solo tomemos como ejemplo al Secretario General Nacional del Sindicato de Luz y Fuerza Oscar Adrián Lescano -fallecido hace más de dos años- que fue denunciado en los Panamá Papers con un capital de u$s685 millones; o casos como el de Gerónimo Momo Venegas de la UATRE, Omar Maturano Secretario General de La Fraternidad y Guillermo Pereyra Secretario General del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro. La investigación en curso de Pablo Moyano y su relación con la barra brava de Independiente, y por ende, los negocios de todo tipo, es otra de las muestras de lo que señalamos más arriba.

En este sentido debe interpretarse la persecución por corrupción de Víctor Santa María de Encargados de Edificios -Suterh- y los Jefes Sindicales de la UOCRA de Bahía Blanca que fueron imputados y se instruyó 19 allanamientos simultáneos, confiscación de bienes y material relevante para la investigación, así como la captura de Humberto Monteros, máximo referente local del sindicato, en donde encontraron valijas con dinero y drogas. O el caso de Juan Pablo “Pata” Medina, el sindicalista de la UOCRA de La Plata.

Los atisbos de lucha solo quedan en esto y si los hay es por ciertoproducto de las presiones de las bases, de los cuerpos de delegados y juntas internas, inclusive de la propia base de delegados medios de la burocracia sindical que se juega en situaciones de extrema agudización de la lucha de clases.

Hoy, los jefes sindicales salen a la palestra de los medios de comunicación “marcando la cancha” ante la reforma laboral, después de haber permitido cientos de miles de despidos. Accedieron a la destrucción de la Ley Previsional, y las condiciones de salud y trabajo; consintieron que las patronales hagan a su antojo en función de un objetivo supremo que es bajar el costo laboral argentino.

La burocracia sindical, mantiene por años y años un sinfín de vasos comunicantes con los capitalistas. Habituados a la buena vida, a buenos autos van moldeando su psicología a la sombra de los burgueses. Habituados por años a no recibir las presiones en el trabajo, acostumbrados a los buenos sillones, se han transformado en capitalistas y en paralelo mantienen los pies en los sindicatos, en las fábricas y empresas. Nada se puede esperar de estos señores feudales, que no son más que una casta de bandidos.

Estamos en presencia, de una unidad formal de la central obrera ya que en realidad podemos decir, que se encuentra fracturada, en tanto y en cuanto, unos acompañan abiertamente a Mauricio Macri y sus políticas y otros, enrolados en la Corriente Federal de la CGT o la Mesa de Unidad Sindical acompañan a CFK al proyecto Nacional & Popular hacia las elecciones presidenciales del 2019, en el intento de controlar al capitalismo. Tanto unos como otros, dejan de lado los intereses impostergables de la salud, el trabajo, la educación de las familias obreras.

Hay algo en común en las dos facciones cegetistas, nadie quiere que la situación se salga de madres. Nadie, en los términos que se encuentra la situación política y económica quiere agarrar un hierro tan incandescente como el actual. Ni los dirigentes kirchneristas de la CGT, que no quieren hacer olas para que la situación se salga de cauce, ni los oficialistas del triunviro, que ante la ola de reclamos se encuentran en una situación incómoda haciendo la plancha a más no poder. De todas maneras, no podemos descartar como expresión de lo que señalamos, que la clase obrera y los trabajadores que mantienen los músculos intactos, de pie como así también sus organizaciones de primer y segundo grado: los cuerpos de delegados y juntas internas, que ante la presión de las bases, se arranquen medidas de lucha, como es el caso de bancarios y otros sindicatos combativos que a pesar de sus direcciones, que vuelcan todo al 2019, deben salir a la palestra de la lucha.

Debemos dejar en claro nuestra posición sobre los Jefes Sindicales. Es verdad, que no le otorgamos autoridad moral al macrismo, pero este gobierno ha tomado una bandera de la clase obrera y del conjunto de los trabajadores que ven con desagrado y bronca el manejo de nuestros dineros y de nuestras organizaciones de masas en manos de los Jefes de la conciliación de clases: la burocracia sindical. Macri viene cabalgando sobre un sentimiento que anida en miles de trabajadores, que sienten que la burocracia sindical es corrupta, que traiciona nuestros intereses, que dejan hacer mientras avanza la desocupación y el hambre.

Debemos en primer lugar denunciar la barbarie social a la que nos aha arrastrado y arrastra el macrismo; además, denunciar la maniobra del gobierno amarillo, que intenta cabalgar sobre el sentimiento de miles de trabajadores que repudian el papel de los burócratas sindicales en nuestras organizaciones. En segundo lugar, ante el papel que juegan los Jefes Sindicales, denunciar la inexistencia de democracia sindical, la persecución a los activistas honestos y combativos y señalar a viva voz que es nuestra la tarea de remover a la casta de bandidos de la burocracia de nuestras organizaciones de masas.