No hay cuaderno que tape el hambre (o la podredumbre del Estado Burgués)

En el afán de disfrazar la calamidad de un gobierno que se viene a pique, el macrismo sacó a la luz un puñado de fotocopias en donde, a modo de bitácora, el chofer Oscar Centeno, quien trabajaba con Roberto Baratta -funcionario de alto rango del Ministerio de Planificación Federal durante los gobiernos kirchneristas- relata una trama de corrupción vinculada a la obra pública; en la que Cristina Fernández de Kirchner (CFK) sería la jefa de una asociación ilícita dedicada a robar fondos de las licitaciones de obras públicas.

Con un bombardeo mediático frenético y constante a su favor, el Juez Federal Claudio Bonadío, uno de los mayores exponentes de la mafia judicial, intenta acorralar a CFK para como mínimo dañar su imagen de cara a las elecciones presidenciales y como máxima encarcelarla. La mafia judicial se mira en el espejo de Brasil.

Con lo que no contaba la burguesía en el poder es que, en su intento de capitalizar este ataque político iba a dejar expuesta la descomposición del régimen político con el que mantiene su dominación como clase social.

Los cuadernos que no dicen nada

La operación político-mediática-judicial bautizada como “Cuadernos Gate” se enmarca en las necesidades del empresariado de seguir profundizando el ajuste para sostener su tasa de ganancias y transferir la crisis económica global sobre las espaldas de millones de los trabajadores y el pueblo pobre. En momentos en que la imagen de Macri y Vidal se encuentra muy golpeada, el gobierno y la burguesía necesitan dañar y paralizar las posibilidades del kirchnerismo de retomar el control político del Estado, ya que la burguesía de conjunto, es consiente que en momentos como este no necesita más de gobiernos de conciliación de clases.

En este contexto la burguesía, que se recuesta en la figura de Macri, viene incluso pateando la mesa de la propia legalidad burguesa, tirando a la basura a su propio Código Civil y Penal, rompiendo de esta manera su Estado de derecho. La presunción de inocencia ha quedado abolida y la mafia judicial aumenta su cacería encarcelando opositores políticos, como fue el caso del ex Vicepresidente y ex Ministro de Economía Amado Boudou por la causa de la ex calcográfica Ciccone.

En este sentido es importante desde la izquierda denunciar esta maniobra ya que los desafueros votados por los diputados de izquierda, ante el caso de De Vido, demuestran una lógica parlamentaria que no sirve a la vanguardia revolucionaria. La única política correcta, consecuente en el sentido de los objetivos de madurar al Socialismo es mostrar el carácter de clase de todo el Parlamento y de los políticos corruptos funcionales al sistema.

Las maniobras con Cristina Fernández de Kirchner buscando su desafuero para avanzar en una serie de allanamientos y la posibilidad de encarcelarla e inhabilitarla para ocupar cualquier cargo público de por vida, como el mencionado caso Boudou, son burdas. Las fotocopias de los supuestos cuadernos no se pueden peritar, su autoría esta fundadamente cuestionada, el circo de los arrepentidos insulta la inteligencia, y es claro que Bonadío, ni ningún representante de la mafia judicial tiene la más mínima legitimidad para investigar un sistema corrupto del cual son parte fundamental.

En este sentido es necesario desnudar la hipocresía y el cuchillo envenenado de la mafia judicial, la oligarquía y burguesía corrupta que busca manipular una causa judicial para atacar las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores.

El capitalismo que lo dice todo

La burguesía en su intento de golpear a CFK se ha pegado un tiro en el pie. La operación de los cuadernos ha sacado a la luz, una vez más, la podredumbre y la corrupción del régimen político con el cual la clase dominante gobierna el país. Aumentando así el descredito en las Instituciones de la democracia burguesa ante miles de jóvenes que ven la pudrición de los políticos profesionales de los principales partidos de los que se vale el empresariado para mantener el statu quo.

A esto debemos sumarle el repudio generalizado a otra de las sacrosantas instituciones de la legalidad burguesa, el Senado. La reciente desaprobación de los Senadores del proyecto de ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo ha dejado expuesto al Congreso como un reducto donde la casta política va a contra mano de las necesidades del pueblo.

El capitalismo es un sistema socio-económico corrupto en sí mismo. El sistema esta basado en el robo y la corrupción, ya que la clase capitalista se apropia mediante el robo “legal” de una parte de lo que la clase trabajadora produce, de ahí proviene su ganancia y la desigualdad. Estas relaciones de producción tienen su reflejo en la superestructura, de ahí que el régimen político en que se sostiene el sistema capitalista sea corrupto de manera inherente como también lo es el empresariado que utiliza al Estado burgués para mantener su dominación. Es por esto, que los marxistas sostenemos que es necesario destruir hasta los cimientos el aparato del Estado burgués, burocrático, judicial, militar y policial sustituyéndolo con una nueva organización Socialista bajo la dirección de las masas trabajadoras.

La expresión concreta de la corrupción capitalista es lo que ha dejado al descubierto el “Cuaderno Gate”. La corrupción de la “Patria Contratista” que viene desangrando al país desde los años setenta, ha salido a flote para los ojos de millones de personas como efecto indeseado de este intento de construir un “lava jato” criollo.

La patria contratista no es más ni menos que el selecto grupo de empresarios nacionales, proveedores del Estado que se enriquecieron astronómicamente gracias a increíbles negociados con la obra pública de la mano de la dictadura primero y con absolutamente todos los gobiernos democráticos, después.

Coimas, sobreprecios, “adelantos” por certificación de obra y testaferros son las prácticas comunes de la alianza entre los partidos del régimen político argentino y el empresariado.

Por un lado, los empresarios se hacen mega-millonarios y por otro los políticos profesionales financian sus campañas o directamente se llenan los propios bolsillos.

El hecho de que la familia del presidente Macri sea una de las que más se ha enriquecido con este sistema de saqueo a las riquezas que los trabajadores producimos, resulta paradójico.

Corría el año 1973 y la sociedad del Grupo Macri disponía de 7 empresas, diez años después eran los principales accionarios y dueños de 46 empresas ligadas a los negociados corruptos con el Estado y que sigue operando hoy día.

Como contraparte tenemos la “burguesía nacional” que la dirigencia Kirchnerista intento “reconstruir”. Es decir, una serie de empresarios, algunos viejos conocidos y otros recién llegados al calor del poder, que se enriquecieron también de la mano de los negocios con el Estado. La disputa de distintas facciones de empresarios que quieren continuar enriqueciéndose con la corrupción de la obra pública son parte también de este entramado

Como vemos la corrupción no está definida por la forma más o menos honesta con la que un funcionario o dirigente desempeña su función. Sino que está definida por las actuales relaciones de producción.

Por lo tanto, la salida solo puede pasar por orientar la lucha política hacia la toma del poder por parte de los trabajadores en la perspectiva de terminar con este sistema corrupto, y su Estado. Construyendo una nueva legalidad, de la mano de un Estado Obrero, que a través del control obrero y la democracia obrera sienten las bases para una sociedad distinta donde las riquezas que los trabajadores producimos sea orientada a satisfacer las necesidades de los propios trabajadores y no para enriquecer a un puñado de corruptos.

Pero esto solo será posible si somos capaces de poner en pie un partido revolucionario en el que confluyan los sectores más vivos de la sociedad y los sectores más esclarecidos de la vanguardia política en Argentina.

Debemos aprovechar la actual coyuntura política para explicar pacientemente la podredumbre del sistema capitalista, sus instituciones y su régimen político. A la vez que impulsamos el debate acerca de la necesidad de poner en pie una herramienta política de los trabajadores en un contexto en que las direcciones reformistas solo pueden ofrecer la continuidad del ajuste mas allá de sus discursos.

Súmate a militar con nosotros para defender esta perspectiva.