No a la privatización del Correo Argentino

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Hay que impedír la reprivatización por el bien del pueblo trabajador y por los intereses de los trabajadores del Correo. Venga quien venga, sólo tendrá en cuenta su beneficio privado, y ese afán de lucro no tiene en cuenta ni las condiciones laborales y saláriales de los 12.100 trabajadores del Correo ni el maltratado bolsillo de los trabajadores.

Estatización de la empresa bajo el control de los trabajadores

La política K necesita diferenciarse de la "vieja" política y sus adalides. El gobierno no se olvida del pánico que las masas infundieron a la clase social para la cual gobierna. La química de la política K es levantar una cortina de humo que esconda el verdadero interés que anida en la Rosada. Dice muchas cosas para "conformar" a las masas pero en la práctica defiende intereses que están contra los trabajadores y los pobres del país. Desde la "pelea" con el FMI hasta las tarifas, pasando por la quita de la deuda, el Correo Argentino demuestra a quién sirve la tan mentada política K.

En una maniobra para ganar simpatías en el pueblo trabajador y ayudar a Ibarra en las elecciones a la Ciudad, K le quitó la concesión del Correo Argentino al grupo Macri por no pagar el canon al Estado convenido por la privatización. El Correo pasó a manos de la Unidad Administradora por 180 días hasta que vuelva a ser reprivatizado, según los deseos primarios del gobierno, esto es: cargar sobre el Estado el vaciamiento, deudas y destrozos que los capitalistas infligieron a la empresa, sanearla y después entregársela a otros capitalistas, que con el tiempo volverán a desplegar el show que tan bien conocemos los trabajadores: corrupción, desfalco, una repetición de la fiesta "menemista".

Es de destacar que desde que el Estado se hizo con la gestión del Correo hace 4 meses, la producción de la empresa creció un 10% y se prevé lograr un ahorro de $26,1 millones debido a la renegociación con proveedores y prestadores, por la salida de los gerentes de Macri y por la rebaja de los sueldos en los altos cargos. Podría decirse que la empresa "marcha bien" en líneas capitalistas y puede competir en el "mercado". Pero esto no salió gratis, todo el lastre que el Estado cargó en sus cuentas en beneficio del capital, será descargado sobre la espalda de la clase trabajadora si no logramos que la empresa sea re-estatizada bajo control de los trabajadores. Sin embargo, K quiere entregársela nuevamente a los parásitos capitalistas.

Hay que impedírselo por el bien del pueblo trabajador y por los intereses de los trabajadores del Correo. Venga quien venga, sólo tendrá en cuenta su beneficio privado, y ese afán de lucro no tiene en cuenta ni las condiciones laborales y saláriales de los 12.100 trabajadores del Correo ni el maltratado bolsillo de los trabajadores.

Hablemos claro: no hay nada que excluya que la nueva administración haga del Correo Argentino un teatro de corrupción y demás sutilezas del Estado burgués. La única alternativa es que los propios trabajadores gestionen y controlen la empresa, hay que exigirle al sindicato la movilización y la discusión en asambleas de nuestras posturas contra la privatización. Un llamamiento a los trabajadores de todas las privatizadas para que sumemos esfuerzos por reclamos saláriales y la reestatización bajo control obrero, es la única manera de forzar al gobierno y conseguir que los intereses del pueblo trabajador triunfen; y esto solamente lo garantiza la lucha y la movilización.