Ningún Pacto social UIA-CGT

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Hay que enfrentar la inflación y las tercerizaciones con la lucha

Desde hace semanas viene negociándose un "Acuerdo social" entre la patronal Unión Industrial Argentina (UIA) y la CGT, impulsado por el gobierno nacional. El objetivo es alcanzar un arreglo sobre precios y salarios para las negociaciones paritarias del 2011. En realidad, el motor del "Acuerdo" es el miedo empresarial a una escalada de luchas cuando los trabajadores ven cómo sus salarios se licuan mes a mes por la inflación.

Hay que enfrentar la inflación y las tercerizaciones con la lucha

Desde hace semanas viene negociándose un "Acuerdo social" entre la patronal Unión Industrial Argentina (UIA) y la CGT, impulsado por el gobierno nacional. El objetivo es alcanzar un arreglo sobre precios y salarios para las negociaciones paritarias del 2011.

Un "Acuerdo" para frenar los reclamos

En realidad, el motor del "Acuerdo" es el miedo empresarial a una escalada de luchas cuando los trabajadores ven cómo sus salarios se licuan mes a mes con una tasa de inflación estimada para el 2010 del 30% y del 50% en los alimentos (Fuente: Adelco). Para el 2011, la inflación estimada es del 25%.

Los patrones pretenden que los jefes sindicales de la CGT se aten a este "Acuerdo" para frenar los reclamos y aceptar subas menores a la inflación.

Otro punto de la agenda son las empresas tercerizadas, empresas donde una masa de trabajadores desempeña, en muchos casos, las mismas funciones que los trabajadores de la empresa matriz pero con condiciones laborales y salarios mucho peores. Un dirigente empresarial lo planteaba así en una reunión de la UIA:"Tenemos el escenario complicado por la tercerización, creamos nuestra propia bestia. Los delegados de los servicios tercerizados no responden a los gremios peronistas y van a competir para sacar ventaja" (Clarín, 19 de noviembre). Su preocupación, por tanto, no son las malas condiciones laborales de los trabajadores sino que peleen por sus derechos.

El gobierno, por su parte, propone aumentos promedio del 19% y posibles actualizaciones en el segundo semestre del año, cuando la capacidad de reclamo de los trabajadores disminuye.

Nuestra posición es que ningún acuerdo con la patronal puede ser beneficioso para los trabajadores si no está sustentado en la lucha. No podemos aceptar subas salariales por debajo de la inflación, que degraden las condiciones de vida de nuestras familias. Y estas subas deben actualizarse cada 3 meses, según el aumento de precios. Además, hay que exigir un plus antes del fin de año para recuperar el poder adquisitivo perdido.

La tercerización encubre esa degradación. Por lo tanto, nuestro reclamo es: ¡No a las tercerizaciones! ¡Pase a planta permanente dentro de la empresa matriz, bajo convenio!

Cómo ejercer el control de precios

¿Hay base para estos reclamos? Claro que sí. En un  informe del Instituto Argentino de Mercado de Capitales (IAMC), que abarcaba la primera mitad del año, se afirmaba: "74 compañías domésticas [de 98] que cotizan en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, muchas de ellas integrantes del núcleo más concentrado de la economía local, acumularon ganancias por 8.590 millones de pesos, lo que representó un aumento del 93 por ciento en relación con el mismo período del año pasado… Mención aparte merecen las entidades bancarias. Los alcanzados por el estudio acumularon ganancias en el primer semestre por 1.937 millones de pesos, un 64 por ciento más que en el mismo período de 2009". (Miradas al Sur, 12 de septiembre). Y su desempeño en el segundo semestre del año va todavía mejor.

La propia Presidenta, que se supone maneja datos e informes precisos, reconoció el carácter arbitrario de muchas de las subas de precios. En una comparecencia en la Casa Rosada, afirmó "se debe entender que las tensiones en algunos precios no son por lo aumentos en los salarios, sino también por excesiva rentabilidad en virtud de la concentración económica" (Clarín, 2 de diciembre). Y sólo hay una manera de frenar esas subas de precios: con la implantación del control obrero en los libros de balance de estas grandes compañías y en los grandes comercios. Si estas empresas mantienen esas prácticas deben ser declaradas de utilidad pública y sancionadas, hasta el punto de llegar a la expropiación, bajo control obrero, si fuera necesario. Estos comités de control de precios en las empresas y comercios deben ser impulsados por los sindicatos con el apoyo de las organizaciones vecinales de cada lugar.

Corrientes antiburocráticas

Es llamativo que, en la antesala de estas negociaciones, esté proliferando la iniciación de causas contra dirigentes sindicales por corrupción en las obras sociales y vínculos con la mafia de los medicamentos truchos. Puede entenderse esto como un apriete a los jefes sindicales de la CGT para que negocien a la baja y resistan las presiones de las bases. Claro está que una dirigencia como la que tenemos puede ser apretada de esta forma, y ser condicionada en su defensa de los intereses de los trabajadores, por su elevado nivel de corrupción, degeneración y burocratismo. Esto impone, también, en la agenda de los activistas sindicales el luchar por una nueva dirigencia; y cuyo primer paso debe ser impulsar la formación de corrientes sindicales antiburocráticas en cada gremio, y en el conjunto de la central, para preparar una alternativa de dirección a las actuales cúpulas sindicales.