¡Ni una menos! ¡La lucha contra la violencia femicida es la lucha contra el capitalismo!

Volante que vamos a estar repartiendo las compañeras y compañeros de la Corriente Socialista Militante, sección argentina de la Corriente Marxista Internacional, en el marco de la convocatoria “Ni Una Menos”, que volverá a marchar este sábado 3 de junio por todo el país.


El 3 de junio de 2015 tras el femicidio de la adolescente Chiara Pérez en la localidad de Rufino, provincia de Santa Fe, se convirtió en una fecha emblemática para las mujeres trabajadoras. El femicidio se convirtió en un grito de repudio masivo contra la violencia de clase, contra la mujer, que dio impulso a las movilizaciones y la lucha del Ni Una Menos.

Cientos de miles de personas, con las mujeres a la cabeza, comenzaron a organizarse y movilizarse por todo el país.

Los reclamos, hoy a 8 años del brutal crimen de Chiara, siguen vigentes. Solamente entre enero y abril de 2023 se han producido 99 femicidios en nuestro país. De los 99 casos 34 habían acudido al sistema de justicia, a través de denuncias o pedidos de medidas de protección. Sin embargo, las asesinaron. 71 niños o niñas han perdido a sus mamas, victimas de femicidios.

Todo hecho de violencia de clase hacia la mujer es un acto bárbaro y cobarde. La persistencia de esta lacra y la incapacidad evidente del Estado de los empresarios, banqueros y terratenientes, a la hora de abordarla, obligan a las organizaciones de la clase trabajadora a ponerse al frente de la lucha contra la violencia de clase y a ofrecer una alternativa para acabar con este mal que es absolutamente inseparable del sistema de dominación capitalista.

La opresión de la mujer no ha existido siempre, la misma surgió en un momento dado de la historia de la sociedad. Puntualmente con el surgimiento de la propiedad privada y con la división de la sociedad en clases sociales. Posteriormente con el surgimiento de la sociedad capitalista, que se sustenta en la explotación sistemática de la clase trabajadora por parte de clase burguesa, se acrecentó la opresión de la mujer a los niveles insoportables que vemos hoy.

Ante el desplome del salario y las condiciones de vida que estamos viviendo producto del ajuste que el FMI y sus partidos vienen imponiendo, a nivel nacional y provincial, es claro que son las mujeres las que llevan sobre sus espaldas los mayores índices de explotación en sus condiciones de trabajo y de existencia, y las que viven en mayor medida la privación de los derechos básicos, como la educación, la salud, y la vivienda. La crisis capitalista se ceba fundamentalmente con las mujeres de la clase trabajadora.

Por esto es urgente que la lucha de las mujeres se oriente y potencie hacia la única posibilidad de terminar con la violencia de clase, la dominación y la explotación. Es decir que se oriente en una perspectiva revolucionaria que empalme la lucha por las reivindicaciones inmediatas con la eliminación del poder de la clase capitalista a través de la expropiación de la banca, las grandes empresas y latifundios, bajo el control democrático de la clase trabajadora. A fin de planificar democráticamente la economía y resolver los urgentes problemas sociales y culturales que el capitalismo descarga sobre nuestras espaldas.

Pero para que esta lucha tenga éxito, necesitamos la más completa unidad de la clase obrera. Ya que solo en la unidad de nuestra clase podremos encontrar toda la fuerza necesaria para derrocar este sistema de opresión y violencia sin fin.

Al contrario de lo que intentan hacernos creer los movimientos de género que se apoyan en las políticas de identidad, los enemigos de las mujeres no son los hombres, sino que el mayor enemigo de la clase obrera es un enemigo de clase, y se llama burguesía. El divisionismo, por género, nacionalidad o religión es un factor favorable a la reacción capitalista que explota a la clase trabajadora, oprime a las mujeres y envilece a los hombres.

Para triunfar la lucha del movimiento de mujeres debe formar parte de una lucha anticapitalista y socialista, ya que dicha transformación avanzaría hacia la abolición de las clases sociales, que son la base material podrida, sobre la que se asienta la opresión y la violencia contra la mujer.

La opresión de la mujer trabajadora no desaparecerá pacíficamente bajo el capitalismo que se sirve de la misma para sostener sus ganancias, intereses y privilegios. Es necesario auto organizarse y luchar por una nueva sociedad donde la mujer sea libre del hombre y ambos sean libres de la dictadura del capital.

La Corriente Marxista Internacional en Argentina está empeñada en esta tarea ¡Sumate a nuestra lucha!