Movilizaciones en México contra la represión: es preciso extenderlas y profundizarlas

Hace ya un poco más de tres meses que las cosas comenzaron a tomar otro perfil para la Tendencia Marxista Militante y no podía ser diferente: Después de la intensa batalla contra la reforma a la Ley del ISSSTE y con toda la experiencia anterior acumulada; la lucha contra la reforma a la ley del IMSS, la batalla en Lázaro Cárdenas con los mineros, la lucha contra el fraude, en el terreno estudiantil, la lucha contra las reformas en el IPN, en Ciencias y la lucha que se lleva a cabo por el CLEP-CEDEP cDEP cada año para que sean más los jóvenes que puedan tener acceso a la educación. Hace ya un poco más de tres meses que las cosas comenzaron a tomar otro perfil para la Tendencia Marxista Militante y no podía ser diferente: Después de la intensa batalla contra la reforma a la Ley del ISSSTE y con toda la experiencia anterior acumulada; la lucha contra la reforma a la ley del IMSS, la batalla en Lázaro Cárdenas con los mineros, la lucha contra el fraude, en el terreno estudiantil, la lucha contra las reformas en el IPN, en Ciencias y la lucha que se lleva a cabo por el CLEP-CEDEP cada año para que sean más los jóvenes que puedan tener acceso a la educación.

En todos y en cada uno de estos escenarios, los compañeros que forman parte de la organización han estado al frente de la lucha, jugando en varios de ellos un digno papel de dirección. Justamente ha sido la labor paciente y consciente de los miembros de Militante lo que nos ha puesto en la mira del Estado (y no sólo del aparato institucional, también de traidores que se visten de revolucionarios, como es el caso del FPR en Oaxaca), y si bien es cierto, desde hace ya varios meses que habían estado intentando amedrentarnos con supuestas implicaciones de nuestra organización con la guerrilla, constantes amenazas telefónicas a varios de los compañeros más destacados de la organización; las primeras pruebas serias que nos han lanzado han sido la detención en Oaxaca del compañero Adán Mejía López y posteriormente las de los camaradas en la lucha del CLEP-CEDEP en el Movimiento de Estudiantes No Aceptados.

La única respuesta que podíamos dar fue la que dimos: una respuesta política, estrechando los vínculos que con las organizaciones obreras, en el PRD, en las colonias y en las escuelas hemos creado, explicando que este ataque no es aislado y que si bien es una prueba en particular para Militante, en general, la represión y la cárcel es lo único que se espera de este gobierno espurio para cualquier camarada que luche por mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora. El Estado al encarcelar a nuestros compañeros, lo que pretende es desmantelar la organización sembrando el miedo; definitivamente no esperaba una respuesta tan firme, esto se debe a que no comprende que los camaradas son o están en vías de ser cuadros políticos que tienen una comprensión mucho más profunda de la etapa en la que vivimos, es decir, de una etapa revolucionaria donde justamente el Estado no se caracterizará por la clemencia ni el espíritu de diálogo y es justamente estando en el frente de batalla, luchando por derrocar de una vez por todas a ese gobierno la garantía más segura de aspirar a un mejor futuro.

Mítines, actos públicos, recaudaciones de firmas como manifestaciones de apoyo a la lucha de la organización por la liberación inmediata de sus presos se presenciaron en Puebla, Sonora, Michoacán, Veracruz, Monterrey, Chiapas dentro del país; en el Distrito Federal han sido una marcha y numerosos mítines en el lapso de un mes los que hemos organizado por la libertad de los compañeros, a la mayoría de ellos, se han aunado a la convocatoria la CNH, el FPDT, la APPO, la CND y el PRD. Además, a nivel internacional, el apoyo ha sido inmediato a través de misivas a los camaradas, así como de piquetes a las embajadas y manifestaciones en Barcelona. Para el 13 de este mes se está convocando a una movilización a nivel internacional en los países donde hay organizaciones miembros de la Corriente Marxista Internacional.

En resumen actuamos de la única forma en la que podíamos garantizar no sólo nuestra subsistencia, sino la continuación pertinaz e ininterrumpida de la tarea que hemos asumido: la formación del partido revolucionario, explicando pacientemente estos procesos y luchando hombro con hombro con la clase trabajadora.

Cuando veas la barba de tu vecino rasurar…

Hasta ahora, hemos experimentado los primeros rounds de una batalla que podría ser larga. Desde hace ya unos meses hemos entrado a un periodo revolucionario y estamos en la etapa de reconocer el terreno y reconocer al enemigo. Ellos, por su parte hacen lo mismo y se han topado con varias sorpresas que no esperaban: el rechazo del pueblo de Atenco para construir el aeropuerto, la derrota que los mineros de Lázaro Cárdenas inflingieron a la PFP; por contrapartida, hemos aprendido con el fraude impuesto, la aprobación a las reformas a la ley del ISSSTE y la terrible ola de represión que se ha desencadenado en Oaxaca que no basta actuar dentro de los cada vez más estrechos límites de lo que la intelectualidad burguesa, los parlanchines de los medios de comunicación y los mismos miembros del gobierno espurio se dan de llamar democracia y estado de derecho. La única ley, la única democracia que debemos acatar es la que nos beneficie a nosotros como clase: rechazamos la ley que le entrega los frutos de nuestro trabajo a ese pequeño núcleo de parásitos que está chupando toda nuestra vida, rechazamos la ley que encarcela a los jóvenes que se niegan a aceptar el negro destino del analfabetismo funcional al que los condena el capitalismo; en una frase, rechazamos la ley burguesa.

La política del garrote es lo único que podemos esperar de este gobierno como respuesta a las demandas de nuestros derechos más elementales, como el derecho a la educación, a la salud o a la huelga es la única tónica que podemos esperar. Un gobierno ilegítimo, débil y sin dinero no tiene nada que negociar ni con nosotros, ni con quienes lo impusieron, es decir, con la burguesía, en última instancia, el papel de un gobierno de un país subdesarrollado en medio de una profunda crisis económica mundial no puede ser otro. No hay nada que nos ofrezca que satisfaga nuestras mínimas necesidades, por tanto, dicho gobierno no nos sirve y habremos de actuar en consecuencia como con cualquier objeto que es irreparable: lo desecharemos para sustituirlo por uno que sí funcione. La democracia obrera, a diferencia del programa burgués, responde a los intereses de la mayoría, de los que verdaderamente producen, los que somos la columna vertebral de la sociedad. El programa mínimo de un gobierno verdaderamente democrático debería de constar de elección y revocabilidad de todos los funcionarios, supresión del ejército permanente, limitación del salario de los funcionarios a un máximo no superior al sueldo de un obrero cualificado y rotación en cargos y responsabilidades. Para que "todo el mundo pueda convertirse en "burócrata" durante algún tiempo, y de este modo nadie pueda convertirse en "burócrata", concluía Lenin. (Lenin, op. cit., p. 103). Este es el programa por el cual lucharemos implacablemente.

Esta prueba de fuerza que hizo el gobierno a nuestra organización no ha sido la primera ni será la última contra el movimiento: debemos asumir un papel más activo para frenar esta ola de agresiones, tenemos la razón y las herramientas necesarias para hacerlo, hemos visto que manifestarnos en las calles no ha sido suficiente, tenemos que profundizar nuestras acciones, hacer valer nuestra verdadera fuerza. Con una huelga general en todo el país sería cuestión de semanas para poner de rodillas a todo el aparato que ahora nos mantiene en condiciones de miseria, una huelga con la participación de los sindicatos de referencia obligada: SME, PEMEX, Telmex, el Sindicato Minero y todos los sindicatos democráticos grandes, medianos y pequeños terminaría por derrocar a Felipe Calderón.

Socialismo o barbarie, alea iacta est

Por un lado está un gobierno débil, que como perro rabioso, morderá al descuidado que se ponga en su camino. Por otro lado una clase trabajadora fuerte, consciente y capaz de transformar para bien el futuro no sólo de ella misma como clase, sino la de la humanidad en su conjunto. Es necesario derrocar (y lo derrocaremos) a Felipe Calderón para mantener las mínimas garantías que tenemos como seres humanos, sin embargo, la oligarquía, que tanto gastó en el fraude para imponerlo no se quedará con los brazos cruzados; quitar el gobierno espurio será apenas un episodio del libro que hemos comenzado a escribir ahora que México ha entrado a la órbita de la revolución, pero con ello apenas comenzarían a plantearse las tareas históricas de nuestra clase trabajadora: construir un Estado obrero democrático, satisfacer las demandas de la mayoría, utilizando de manera planificada los recursos naturales, tecnológicos y humanos y sobre todo, coadyuvar a nuestros hermanos de clase en los demás países a conformar sus propios gobiernos obreros y democráticos. Eso es compañeros, el inicio del camino hacia el socialismo. Ese, es nuestro único camino.

¡Abajo el gobierno de Felipe Calderón!
¡Arriba la democracia obrera!
¡Viva nuestra clase trabajadora!
¡Socialismo o barbarie, venceremos!