Manipulación del índice de precios

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El escándalo desatado en torno a la manipulación del índice de precios ofrecido por el INDEC, por parte de los funcionarios del gobierno nacional, nos revela lecciones muy instructivas sobre el verdadero funcionamiento de la llamada economía de “libre” mercado.Los trabajadores del INDEC han venido denunciando sistemáticamente desde principios del año la manipulación de los precios por los funcionarios de turno, y los aprietes que sufren para que modifiquen sus herramientas estadísticas y sus entrevintrevistas a los supermercadistas. Estas quejas han venido acompañadas de protestas paros y marchas para denunciar estas injerencias.

La impotencia de Kirchner frente al “libre” mercado

El escándalo desatado en torno a la manipulación del índice de precios ofrecido por el INDEC, por parte de los funcionarios del gobierno nacional, nos revela lecciones muy instructivas sobre el verdadero funcionamiento de la llamada economía de "libre" mercado.
Según el INDEC, en el primer trimestre del año los precios subieron un 2,2%, y los alimentos un 2,6%. Esto quiere decir que, si el 1º de enero gastábamos, por ejemplo, $100 en alimentos, el 1º de abril los mismos artículos nos costaban $102,60; apenas $2,60 más. Cualquier trabajador o ama de casa que va regularmente al Supermercado sabe perfectamente que esto es mentira. La suba real triplica o cuadriplica estos índices publicados por el INDEC.

¿Por qué se manipulan los precios?

Los trabajadores del INDEC han venido denunciando sistemáticamente desde principios del año la manipulación de los precios por los funcionarios de turno, y los aprietes que sufren para que modifiquen sus herramientas estadísticas y sus entrevistas a los supermercadistas. Estas quejas han venido acompañadas de protestas paros y marchas para denunciar estas injerencias.
El gobierno de Kirchner mide como precio "oficial" de los alimentos el precio mínimo de referencia que aconseja a los supermercadistas en cada artículo, o que aquéllos se comprometieron a ofrecer al consumidor, pero no son los precios reales que están expuestos en las góndolas. Además, todo el mundo sabe que estos supuestos productos a precio rebajado brillan por su ausencia en las estanterías.
¿Qué hay detrás de esta política de manipulación de precios? Ni más ni menos que impedir la lucha salarial. Si en lugar de un 15%, nos dicen que los precios sólo subieron un 7%; los empresarios tienen la justificación para conceder un aumento salarial del 7% en lugar del 15% que nos correspondería. No es casualidad lo calladitos que están los empresarios en medio de todo este escándalo, aplaudiendo en secreto la política gubernamental. Y esto pese a que son ellos quienes ponen los precios a los artículos, ya que éstos son su propiedad privada que sale de sus fábricas, campos y oficinas. Así, junto a la ganancia "normal" por la venta de sus productos, obtienen una ganancia "extra", incrementando los precios y concediendo aumentos salariales menores.

El parasitismo empresarial es el responsable

¿El gobierno sabe todo esto? Por supuesto ¿Y cómo reacciona? ¡Dándoles a estos mismos empresarios subsidios y ayudas de cientos de millones de pesos, con la excusa de que así no subirán más los precios! En diciembre el gobierno acordó entregar más de $600 millones a los productores de pollos, trigo, maíz, harinas, etc. y ahora aprobó otra ayuda de $220 millones para los ganaderos. Por supuesto, que esta gente pone la mano y vuelve a subir los precios. De ahí la pulseada que mantienen con el gobierno mes tras mes.
Como todos los economistas reconocen, el problema de la inflación en Argentina reside fundamentalmente en las escasas inversiones de los empresarios. La demanda producida por el actual auge económico no encuentra una oferta suficiente porque estos parásitos no invierten sus ganancias en incrementar la producción y modernizar sus instalaciones, sino en darse la gran vida, especular en la Bolsa, o depositar su plata en los llamados "paraísos fiscales", fuera del país, donde le rinden enormes rentas. Además, los productores agroindustriales prefieren destinar gran parte de su producción al extranjero donde les pagan precios mayores, desabasteciendo el mercado interno, mientras nos dicen: si quieren comer decentemente ¡páguennos como en Europa! Este es el verdadero patriotismo y amor que manifiestan los grandes empresarios por su país y su pueblo.
El gobierno de Kirchner es completamente impotente para enfrentar y solucionar este problema ¡porque no se puede controlar lo que no se posee! Por eso, la única política realista en materia de precios es una política socialista que expropie los latifundios, las grandes agroindustrias y las redes de comercialización para que un recurso básico como son los alimentos estén en manos de quién los necesita más que nadie, quienes producen todo con su trabajo, el pueblo trabajador.
De esta manera se podrían producir alimentos sanos, de calidad y baratos para alimentar decentemente a toda la población y que éstos dejen de ser un negocio fabuloso para llenar los bolsillos de un puñado de parásitos que lucran con las necesidades de los trabajadores.