Mafissa: siguen los despidos y las persecuciones

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A partir de la represión y desalojo del Cuerpo de Delegados hace un mes y medio, la empresa desató una caza de brujas contra todos los trabajadores sospechados de haber participado en el proceso de recuperación de derechos de los últimos años. A partir de la represión y desalojo del Cuerpo de Delegados hace un mes y medio, la empresa desató una caza de brujas contra todos los trabajadores sospechados de haber participado en el proceso de recuperación de derechos de los últimos años.

Después de impuesto el acuerdo entre la empresa y la burocracia de la Asociación Obrera Textil (AOT), por medio de las fuerzas represivas del Estado, vuelve a manifestarse el verdadero objetivo del empresario Jorge Curi. El acuerdo establecía la reapertura de la empresa con un tercio de los trabajadores, quedando afuera el Cuerpo de Delegados que le había arrancado el blanqueo, algunas mejoras en las condiciones de trabajo e incrementos salariales por encima de la paritaria textil.

Además, los 18 trabajadores que se encontraban en la fábrica en el momento del operativo ordenado por el juez Melazo, continúan procesados bajo la carátula de coacción agravada que prevé penas de hasta diez años de prisión.
Pero el compromiso de abrir la fábrica con 150 obreros tampoco se cumplirá. La empresa sólo se interesó en vender la producción acumulada y en deshacerse de los trabajadores más conscientes, incluso los que habían renunciado a su antigüedad para ser readmitidos. Ahora, el empresario piensa quedarse con medio centenar de obreros textiles y recomenzar la historia de superexplotación, con salarios de hambre y condiciones espantosas de trabajo con el apoyo invalorable (aunque algunos valores circulan) de la burocracia de AOT, el gobierno provincial y la justicia patronal.

Para el Cuerpo de Delegados, continúa la lucha por el sobreseimiento con centro en el acampe frente a la gobernación. Es necesario para su triunfo el apoyo de las organizaciones sindicales, sociales y políticas de toda la región. Además, en el frente interno, es necesario recomponer la organización con los trabajadores despedidos y tratar de vincularse con los que aún permanecen en la fábrica. Y también establecer contacto con otros sectores textiles que sufren condiciones similares o peores que las existentes en Mafissa. Se trata de romper el círculo de superexplotación y despidos de luchadores que se repite periódicamente.