Las dos caras del trabajo

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Breves reflexiones sobre el trabajo

“Me matan si no trabajo y si trabajan me matan” – Daniel Viglieti

Me matan si no trabajo, cantaba en los ‘70 el cantautor uruguayo Viglieti.
Si no trabajo me matan: me matan ‘la dignidad’ con planes limosna para jefes y jefas de hogar desocupados, con los que ninguna familia vive y se sabe, pero el Gobierno insiste en que con esos pocos pesos nos sacan de la pobreza, en la que nos hicieron caer con sus políticas de entrega de empresas nacionales (comunicaciones, aguas, electricidad, trenes, rutas nacionales, aeropuertos y podemos seguir enumerando), con la flexibilización laboral y la venta-regalo de nuestros recursos naturales (petróleo, puertos, minas, las mejores tierras en el sur, en el norte, en el centro, espacio aéreo.)

Si no trabajo me matan, desnutriéndome el cuerpo y el alma, y mal alimentado, mis hijos desnutridos se quedan sin futuro, pues la copa de leche y las galletitas que les da la escuela pública no alcanzan para palear las secuelas y problemas de aprendizaje que deja la desnutrición. Se me pone flaca el alma de vergüenza cuando miro a mis hijos y no se si podré cuidarlos, nutrirlos, preservarlos de los males de la injusticia social y de la exclusión.

Y si trabajo me matan, me reprimen a palos por hacer producir nuevamente, con otros trabajadores, las fábricas que la patronal cerró porque ya no le daba tanta ganancia. Las reabrimos con esfuerzo, innumerables horas extras de trabajo hasta reacondicionarlas y cuando recuperamos clientes y sumamos más compradores para nuestra producción nos desalojan, nos expropian nuestro trabajo y nos condenan a la desocupación y a los planes limosna.

Y si trabajo me matan, cuando al fin me den la oportunidad de ejercer mi derecho de ganarme el pan y me exprimen, trabajando dieciocho horas por día por un salario que estiro y estiro para llegar a mitad de mes.

Y si trabajo me matan la autoestima, me adormecen la conciencia, mintiéndome al mostrarme sólo un lado de la dependencia laboral: que yo dependo de la posibilidad laboral que me dan, eso es cierto, pero es sólo una parte. También es cierto, y no se dice, que sin trabajadores no hay producción, no hay fábricas, no hay comercio, no hay servicios. Los capitalistas empresarios dependen de nosotros los trabajadores para echar a andar sus máquinas, atender al público, cosechar, envasar, servir, cobrar, limpiar, en fin, ellos ganan si estamos ahí produciendo lucro a su capital con nuestro trabajo.

¡Festejemos la dignidad de trabajadores sin dejarnos matar los sueños, pues la construcción del socialismo ya empezó con los trabajadores a cargo de sus fuentes de producción!