La transfiguración de la bestia “el Familiar” en el monstruo capitalista de la Seaboard Corporation: Lucha obrera en el Ingenio Tabacal

0
212
125065 el ingenio tabacal paralizado

El nacimiento de la bestia

El antiguo territorio de los Kollas en las selvas de piedemonte al norte del Trópico de Capricornio- entre las localidades actuales de Pichanal, Hipólito Yrigoyen y la ciudad de Orán, en la provincia de Salta- fue tomado a fuerza de fuego y sangre, por Robustiano Costas y sus secuaces. Autodenominándose éste luego, bajo la concepción patriarcal y feudal de la retrógrada oligarquía terrateniente salteña: Patrón Costas.

El genocidio, usurpación y legitimación forzosa de la tenencia de las tierras hizo de Robustiano Costas, uno de los influyentes oligarcas criollos en pos de la presidencia de la Nación Argentina en la década del ’40. Así con terror, y mediante el accionar mecánico del brazo violento de un Estado entre neocolonial y burgués, funda en 1920 en las tierras usurpadas: el Ingenio San Martín del Tabacal. Este Ingenio azucarero es uno de los más grandes del país junto al de Ledesma en Jujuy, prontamente ambos, se convierten en actores muy influyentes políticamente. Ya que además, El Tabacal ha ejercido desde su fundación fuertes presiones sobre el Estado provincial y el Estado Nacional, para el nombramiento de funcionarios públicos, como así también para la generación de políticas estatales funcionales y benefactoras para con el Ingenio latifundista.

En la figuración de una mitológica bestia algunas veces con morfología de un gran perro negro, otras como un ñandú, fue naturalizándose la idea y concepción del “Familiar”. Esta bestia terrible venida del averno, recorría solitaria los cañaverales y poniéndose el día, entre las cañas y el monte, devoraba a los cañeros aborígenes o campesinos que no cumplieran el jornal o quisieran escapar de la zafra. Otras veces, directamente el patrón la soltaba de su cautiverio en algún sitio, para que se alimentara de los desleales zafreros. A fuerza de desplazamientos forzados desde el Gran Chaco, o de la selva profunda del norte de Salta y Jujuy, Costas se proveyó de mano de obra esclava y barata. Fue acuñándose entonces, el mito del “Familiar”, en este y los otros latifundios azucareros que florecían en el noroeste argentino. Los desaparecidos y devorados por la bestia, eran los zafreros asesinados en el monte, campesinos bajo regímenes de esclavitud a mano de los capataces y matones del patrón. Así nació la bestia verdadera, el Ingenio San Martín del Tabacal que luego se transmutó en una bestia mayor, la bestia capitalista y expoliadora de la Seaboard Corporation.

La voracidad de la bestia: desde Kansas para Sudamérica y el mundo

El Tabacal desde sus primeros años, mientras se afianzaba en la producción de azúcar, comenzó a generar mano de obra cautiva a su alrededor. Y entre la infraestructura que fue estableciendo para los obreros zafreros se cuenta una escuela, capilla y un hospital dentro de las tierras usurpadas. Así fue erigiéndose en una suerte de Estado en el norte de Salta, con seguridad, salud y educación propia. En 1996, ante la quiebra del Tabacal en manos de los latifundistas Costas, estos deciden vender la empresa agroindustrial a la Seaboard Corporation; que desembarcaba en el país de manos del menemismo y su apertura plena y subordinada a la hegemonía norteamericana.

La Seaboard fue fundada por 1918 en Kansas, Estados Unidos; y para 1939 ya tenía un amplio desarrollo. La corporación agroindustrial se expandió álgidamente cien años después de su fundación, a manos del expansionismo militar y terrorista del imperialismo norteamericano y sus intereses a lo largo y ancho del planeta. La Seaboard está presente actualmente con su expolio capitalista en Canadá, Estados Unidos, África, el Caribe, América Central y algunos países de Sudamérica.

La voracidad de la bestia capitalista Seaboard ha conectado su actividad original de producción agroindustrial con el establecimiento de una compañía marítima para la comercialización y procesamiento de granos en más de 20 países. Con su asentamiento en el Tabacal, además de producir azúcar, la corporación produce fertilizantes, biodiesel como combustible y ha extendido mucho más su influencia hacia el poder intestino del Estado Nacional. Sus prácticas con la usurpación y el avance sobre tierras aborígenes y campesinas no han menguado, a fuerza de un poder de policía propio aunado con el brazo violento de las fuerzas federales y provinciales.

Lucha Obrera contra la Corporación y el lobby estatal

La Seaboard en Salta, se ha cobrado numerosas vidas campesinas y obreras. La lucha campesina por la tenencia legítima de las tierras, ante el avance territorial voraz de la transnacional, siempre ha sido una lucha muy desigual. Así también, la corporación ha disciplinado zafreros, delegados y ha bajado fuerte línea política al gobierno provincial siempre subordinado. Con el ex-gobernador Juan C. Romero siempre mantuvo aceitadas relaciones-siendo éste, accionista también de la transnacional-, con el actual gobierno de Juan M. Urtubey mucho más se ha acentuado la gravidez de la empresa. Urtubey, ha sido más que un feliz servil, ha subordinado los intereses del Estado a los intereses de la corporación. Y no ha reparado en usar la fuerza y la violencia con atrocidad para acallar toda protesta obrera por mejoras de condiciones laborales, salariales y de salud. A la vera de la bestia voraz de la Seaboard, por la Ruta Nacional Nº 50 que va hacia la frontera con Bolivia, se propagan los asentamientos insalubres de obreros precarizados con familias numerosas. Allí el hambre y la desnutrición hacen estragos. La mortalidad infantil triplica la media nacional. Sin embargo el modelo a seguir, es el desarrollismo de Escuela de Harvard figurado en la Agroindustria El Tabacal. La sobreproducción, la concentración capitalista, la precarización plena y un gobierno siempre cimentando para los intereses del monstruo transnacional en detrimento de la clase obrera.

El pasado mes de julio, nuevamente el Sindicato de Trabajadores del Azúcar ha iniciado la lucha para con el avasallamiento del Tabacal, no permitiendo así, los trabajadores mediante el cese de actividades el inicio de la zafra. La empresa pretendía imponer un cuarto turno laboral para la zafra, de manera de minimizar aún más los costos salariales de mano de obra y maximizar sus ganancias. Ante el avance sobre los salarios, el Sindicato llamó a la medida de fuerza con el consiguiente corte de ruta. La violencia represiva de las fuerzas policiales haciendo uso de balas de goma y plomo, y la judicialización de la protesta social no se hizo esperar. La medida de fuerza se ha destrabado después de meses de manifestaciones combativas, mediante la intervención en la lucha, de la Iglesia- con su ya, naturalizado entrismo en el Estado provincial salteño- y el Gobierno, siempre funcionales a Seaboard. Los trabajadores azucareros lograron el compromiso de Tabacal, del pago de un anticipo por los días no trabajados en todas las categorías. En cuanto a la suba salarial, consiguieron que la empresa se retrotraiga en sus manifiestas intenciones de baja salarial y precarización, con un aumento del 41,37 %. Sin embargo la disputa por la implementación del cuarto turno, seguirá el derrotero judicial, lo que podría tener un sesgo fuerte en detrimento de los trabajadores por la funcionalidad activa que los jueces muchas veces han tenido con la transnacional.

A pesar de estas conquistas, hay que tener en cuenta que la bestia no puede dejar de crecer, sobre producir, concentrar riqueza a costa de fagocitar derechos laborales, y derechos humanos fundamentales como un ambiente saludable y el buen vivir. Es su naturaleza. Y con el desarrollismo capitalista prosigue acentuándose la desigualdad social, el hambre y la pobreza extrema. La conciencia de clase de los obreros y el campesinado, y la resistencia por lo pronto al monstruo voraz; con la consiguiente construcción del partido de los trabajadores y el establecimiento un programa socialista, son el único camino cierto para terminar con la bestia y su perversa e inacabada voracidad.