La Política Exterior de John Kerry

0
201

Si deseamos cambiar la política exterior, necesitamos cambiar la política interna. Solamente un gobierno de los trabajadores aquí en los EEUU puede asegurar un final a las depredaciones de los imperialistas estadounidenses: un cambio del régimen empieza por casa. Así que, ¿cómo podemos medir al “mal menor” Kerry en temas de política exterior? Echemos una mirada a los tres temas internacionales más importantes de hoy en día: Irak, Israel / Palestina y Venezuela.

EEUU

Como Marxistas, vemos el mundo en términos internacionalistas. Entendemos que la política exterior es una continuación de la política interna: la “guerra contra el terrorismo” es una guerra contra la clase trabajadora tanto acá como en el extranjero. Si deseamos cambiar la política exterior, necesitamos cambiar la política interna. Solamente un gobierno de los trabajadores aquí en los EEUU puede asegurar un final a las depredaciones de los imperialistas estadounidenses: un cambio del régimen empieza por casa. Así que, ¿cómo podemos medir al “mal menor” Kerry en temas de política exterior? Echemos una mirada a los tres temas internacionales más importantes de hoy en día: Irak, Israel / Palestina y Venezuela.

Kerry votó para autorizar el uso de la fuerza por parte de Bush en Irak, meses antes de que finalmente se declarara la acción militar. Como con la ‘Resolución del Golfo de Tonkin’, que le concedió a Lyndon Johnson poderes de guerra sin una declaración formal de guerra, Kerry y los Demócratas le dieron a Bush un cheque en blanco para Irak, mucho antes de que las soluciones diplomáticas hubiesen sido agotadas. ¿La razón? Kerry, como Bush, estaba interesado en poner sus garras de clase en el petróleo iraquí. Si Kerry realmente se opusiera a la guerra por cuestión de principios, habría rechazado la solicitud de Bush de tener manos libres en Irak. Desde entonces ha cambiado su posición, intentando aventajar a Bush en agresividad militar como lo hizo Gore en 2000. Los resultados podrían ser iguales.

La única crítica real de Kerry hacia la guerra y ocupación de Irak es que no se está llevando adelante con el suficiente apoyo internacional. Según él, “La responsabilidad principal por la seguridad debe seguir siendo del ejército norteamericano, preferiblemente apoyado por la OTAN hasta que tengamos una fuerza de seguridad iraquí totalmente preparada para asumir la responsabilidad.” Lejos de pedir un retiro completo de las tropas norteamericanas de Irak -una movida apoyada sinceramente por la mayoría de los iraquíes así como por un número creciente de norteamericanos- él insiste en que enviará al menos unos 40,000 soldados más si es necesario -Kerry se quedaría en Irak el tiempo que sea necesario para completar el trabajo. “Yo pienso que la inmensa mayoría del pueblo norteamericano entiende que no es simplemente cortar y salir corriendo. Yo no creo en una filosofía de cortar y salir corriendo”. Esta declaración expone completamente su postura de anti-guerra como lo que realmente es: la retórica de un año de elecciones. Sería el principal sello de aprobación para la guerra y la ocupación de Bush.

Es muy ilustrativo que el “pacifista” de Kerry parece estar más ávido de enviar grandes contingentes de soldados a Irak que el mismo Donald Rumsfeld. Como lo dijo un comentarista recientemente, “las diferencias entre los candidatos a veces han sido difíciles de detectar.” Hace mucho que no asoma aquel John Kerry que regresaba como veterano de Vietnam, el cual le dijo al Comité de Relaciones Exteriores del Senado el 22 de abril de 1971: “¿Cómo le pide usted a un hombre que sea el último hombre en morir por un error?” Después de servir casi 30 años en el gobierno de los patrones, Kerry está ávido por continuar el “error” de Bush, enviando a más trabajadores en uniforme a morir en Irak para proteger los intereses del capital norteamericano.

Con respecto a la olla de presión que es Israel / Palestina, Kerry no lo hace mejor -o mejor dicho, una vez más intenta igualar a Bush. Comentando sobre el reciente plan de Sharon -que constituye una completa burla a la llamada “Hoja de Ruta” para la paz en el Medio Oriente, Kerry dijo, “yo pienso que ése pudiera ser un paso positivo. Lo que es importante, obviamente, es la seguridad del estado de Israel y es eso lo que el primer ministro y el presidente, creo yo, están intentando asegurar…Yo siempre he sentido que el derecho de retorno es contrario a la viabilidad de un estado judío, y eso es lo que es Israel. La misma supervivencia de Israel en una región hostil y peligrosa siempre ha sido predicada en el apoyo firme, incondicional y total de los Estados Unidos. En mi administración, el compromiso de Norteamérica hacia Israel nunca estará en duda.”

De lo anterior está claro que la posición de Kerry sobre el tema de Israel es en efecto una copia al carbón del plan de Bush. Pero seamos claros: Kerry está hablando del apoyo a la reaccionaria dirección Sionista de Israel -no a la clase obrera israelí. Así como en los EEUU, Irak, México, Afganistán o cualquier otro país, Bush y Kerry apoyan a la clase capitalista contra las legítimas aspiraciones de toda la clase trabajadora. Nosotros los marxistas, por otro lado, estamos en completa solidaridad con la clase obrera de Israel, quienes en solidaridad con sus hermanos y hermanas de Palestina son la clave de la situación.

¿Y qué hay de Venezuela, el país dónde el proceso revolucionario está más avanzado, con las divisiones de clase rasgando a la sociedad de los pies a la cabeza? Como podría esperarse, Kerry hace una vez más su mayor esfuerzo por mostrar que está contra el régimen de Chávez aun más firmemente que Bush. Los imperialistas norteamericanos ven a América Latina como su “patio trasero”. Desde la “Doctrina Monroe”, los capitalistas norteamericanos han tratado al gigantesco continente que tienen al sur como su feudo personal. A diferencia de G. W. Bush, Hugo Chávez ha sido elegido presidente dos veces y de forma abrumadora por el pueblo venezolano, y su proceso Bolivariano ha sido confirmado electoralmente en 5 ocasiones más durante los últimos 6 años. Sus reformas básicas no han amenazado el marco capitalista fundamental de la sociedad, pero han mejorado la calidad de vida de millones de venezolanos. Seamos claros: Chávez no es ningún marxista. Pero incluso estas a veces confusas medidas a medias, si bien claramente bien intencionadas y diseñadas para mejorar las condiciones del pueblo venezolano, son demasiado para las burguesías venezolana y norteamericana. Le tienen un miedo mortal a “otra Cuba” que serviría como un ejemplo a las masas explotadas de América Latina y del mundo ex-colonial. Kerry, como representante de la clase dominante norteamericana, no es diferente en este asunto a lo que es en cualquier otro problema que afecte directamente los intereses de la clase capitalista:

“Con el futuro del proceso democrático en Venezuela en una coyuntura crítica, nosotros debemos trabajar para hacer caer la mayor presión internacional sobre el Presidente Chávez para obligarlo a permitir el referéndum. La Administración debe demostrar su verdadero compromiso con la democracia en América Latina mostrando ahora una dirección con plena determinación, cuando una solución pacífica todavía puede ser lograda. A lo largo de su estancia en la presidencia, el Presidente Chávez ha minado repetidamente las instituciones democráticas usando medios extra-legales, incluyendo encarcelamientos políticos, para consolidarse en el poder. De hecho, su cercana relación con Fidel Castro ha planteado serias dudas sobre su compromiso en llevar adelante un gobierno verdaderamente democrático.

“Es más, las políticas de Presidente Chávez han sido perjudiciales para nuestros intereses y los de sus vecinos. Ha obstaculizado los esfuerzos por erradicar el cultivo de droga permitiéndole a Venezuela convertirse en un puerto para narco-terroristas, y sembrando la inestabilidad en la región al apoyar a los insurgentes antigubernamentales en Colombia. El referéndum le ha dado al pueblo de Venezuela la oportunidad de expresar su opinión sobre su mandato a través de medios constitucionalmente legítimos. La comunidad internacional no puede permitirle al Presidente Chávez subvertir este proceso, como lo ha intentado hacer hasta ahora. Debe presionárselo para que obedezca los acuerdos que hizo con la OEA y el Centro Carter de permitir el referéndum, que respete el ejercicio de la libre expresión y libere a los presos políticos.”

Kerry convenientemente ignora que en primer lugar la “oposición” no recogió suficientes firmas como para conseguir la realización del referéndum. El Centro Carter y la OEA son agentes del imperialismo norteamericano, trabajando en ponerle un rostro “imparcial” a las intenciones predatorias de la clase dominante norteamericana. Lo que Kerry quiere decir con “nuestros intereses” y “compromiso con la democracia” son medidas de austeridad para las masas mientras la élite extremadamente rica se da la gran vida. En cuanto a la falta de democracia, la nueva constitución de Venezuela es la más democrática de toda la región, si no lo es de todo el mundo. Y luego están los llamados de Kerry por “soluciones pacíficas”. El tiempo de endulzados llamados por la “paz” ya pasaron -la oposición apoyada por los EEUU ha sido la punta de lanza de una campaña “extra-legal” de asesinatos, amenazas, golpes de Estado y sabotaje económico durante más de 2 años. Kerry también usa la carta de la “guerra contra las drogas” para justificar la intervención estadounidense en Venezuela, acusando al gobierno de Chávez de complicidad en el comercio de droga colombiano. El Plan Colombia no es sino un esfuerzo por construir una fuerza de intervención en la frontera venezolana para prevenir “otra Cuba”. No importa cuanto trate de aparecer como un personaje externo imparcial con un pío deseo por “democracia” y “legalidad”, las lealtades de clase de Kerry son claras como el agua. Internacionalmente, así como en los EEUU, siempre estará del lado de la clase capitalista contra la clase obrera.

Aunque no se apoya en la retórica triunfalista y fundamentalista bíblica de Bush, está claro que la visión de mundo fundamental de Kerry es casi idéntica a la de su adversario Republicano -la defensa del sistema capitalista a escala mundial. En los problemas decisivos anteriores, Kerry planea continuar o incluso expandir las agresivas políticas imperialistas de Bush. Kerry sólo critica las políticas “fracasadas” de Bush ya que desea llevar a cabo esas mismas políticas pero más eficazmente y de esta forma explotar mejor a los trabajadores del mundo. Recuerde, Bush fue elegido en base a la plataforma porteccionista “America First” (Norteamérica Primero). Rechazó la “nation building“ y prometió enfocarse más en los problemas domésticos. Pero como predijimos en su momento, Bush sería uno de los presidentes más agresivos en la historia mundial.

La situación económica y social cada vez más turbulenta a escala mundial hizo esto inevitable. ¿Qué habría hecho Gore después del 11 de Septiembre? Basado en sus declaraciones durante los debates Bush-Gore, habría seguido básicamente la misma política. Hay quienes dicen que Kerry sería diferente. Pero esto es de una ingenuidad extrema. Ivo H. Daalder, un colega de la Brookings Institution, comentó recientemente: “el mundo en el que vivimos no va a ser muy diferente con Bush en la presidencia o con una presidencia de Kerry. Los Estados Unidos son el país más poderoso en el mundo y, por lo tanto, el uso de poder norteamericano va a ser indispensable para conseguir que se haga algo… Los EEUU van a tener que dirigir… usando la fuerza, usando la coerción”.

Basta notar que la opción de Kerry como su consejero de Seguridad Nacional no es otro que Rand Beers, un veterano burócrata de Washington que sirvió en el Consejo de Seguridad Nacional bajo los presidentes Reagan, Bush padre, Clinton, y G. W. Bush. Hace tan sólo unos meses, estaba trabajando bajo las órdenes de Condoleeza Rice como Asistente Especial del Presidente y Director Principal para el Combate contra el Terrorismo. Según Beers, la principal meta de él y Kerry es “mostrar que nosotros podemos proteger a Norte América mejor que George Bush.” Una vez más, el enfoque de Kerry no es el de diferenciarse de alguna forma al apelar por los genuinos intereses de la mayoría que es la clase obrera, sino “fuera Bush”. Kerry está apelando a los más básicos temores y preocupaciones que los norteamericanos enfrentan en una época de tremenda inestabilidad -una época a la que hemos llegado por el declive orgánico y terminal del sistema capitalista que él defiende.

Beers admite abiertamente que no hay ninguna diferencia real entre los objetivos de la política exterior de Bush y Kerry. “Gran parte de la política exterior norteamericana es bipartita. Las metas no siempre están cuestionadas; es el estilo, es la manera en que la enfocamos.” El énfasis en los “estilos” diferentes es un claro esfuerzo por tapar con una cortina de humo los intereses de clase representados tanto por Demócratas como por Republicanos. No nos olvidemos que los Republicanos con Eisenhower empezaron el despliegue de tropas norteamericanas en Vietnam, los Demócratas con Kennedy y Johnson lo continuaron, y los Republicanos bajo Nixon finalmente lo terminaron luego de secretamente extender la guerra hacia Camboya. Es en este contexto que la postulación independiente de Ralph Nader es una amenaza para Kerry y los Demócratas en la medida en que al estar pidiendo un retiro de Irak conecta con millones de votantes que son anti-Bush y anti-guerra.

Aunque el índice de aprobación de Bush está cayéndo de forma consistente en las encuestas, aquellos que han sido encuestados todavía piensan que él haría un mejor trabajo que Kerry en la “guerra contra el terrorismo” y en manejar la ocupación de Irak. La única diferencia real entre Bush y el enfoque de Kerry tiene que ver con quién estará llevando adelante la ocupación. Kerry quiere involucrar a la ONU y a la OTAN – bajo el mando de un general norteamericano, claro está. Pero ahora Bush está diciendo lo mismo. Walter Russell Mead, un colega del Consejo sobre Relaciones Exteriores, dijo lo siguiente: “Yo pienso que ellos se están moviendo hacia un solo punto. La mayoría de las personas con las que hablo no piensan que va a haber mayor diferencia entre ellos, en lo sustancial, porque las opciones están muy limitadas. Yo pienso, en segundo término, que la administración Bush intentaría conseguir el apoyo extranjero, y una administración de Kerry tendría que ir él solo. En este sentido, los votantes van a decirse a si mismos, ‘¿Cual es la diferencia? Si voto por Kerry, voy a tener una guerra en Irak y alguien que no cree en la guerra pero va a tener que lucharla de todas maneras. Si voto por Bush, tengo una guerra en Irak, pero llevada adelante por alguien que cree en la guerra.’”

Esta cita resume básicamente las diferencias superficiales entre Kerry, el Demócrata, y Bush, el Republicano -casi imperceptibles. Lo que necesita la clase obrera es su propio partido -un partido de masas y obrero basado en los sindicatos para luchar por los trabajadores y por el socialismo. La hora de empezar su construcción es ahora.
Julio de 2004