LA MASACRE DE FALUJA

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Todo el mundo puede ver ahora la verdadera naturaleza de la ocupación anglo-estadounidense de Iraq. El lunes, al menos 13 personas fueron asesinadas y otro número no conocido resultaron heridas cuando los soldados estadounidenses abrieron fuego sobre una multitud de manifestantes desarmados que protestaban contra la ocupación de una escuela por el ejército estadounidense. A pesar de las pretensiones estadounidenses de que se vieron obligados a disparar contra los manifestantes, la realidad es que noe no existe la más mínima prueba de ello. “Pasaron veinte años desde que estuve aquí por última vez y espero ansiosamente ver a nuestros chicos para decirles el gran trabajo que hicieron acá”. (Donald Rumsfeld. Esta mañana en Bagdad).

Todo el mundo puede ver ahora la verdadera naturaleza de la ocupación anglo-estadounidense de Iraq. El lunes, al menos 13 personas fueron asesinadas y otro número no conocido resultaron heridas cuando los soldados estadounidenses abrieron fuego sobre una multitud de manifestantes desarmados que protestaban contra la ocupación de una escuela por el ejército estadounidense. A pesar de las pretensiones estadounidenses de que se vieron obligados a disparar contra los manifestantes, la realidad es que no existe la más mínima prueba de ello.

La emisora de televisión BBC mostró la noche pasada unas imágenes angustiosas de la masacre en Faluja, una polvorienta ciudad sunnita a 35 millas al oeste de Bagdad. El corresponsal de la BBC dijo que sin duda los soldados estadounidenses habían disparado indiscriminadamente contra la multitud, disparando contra las casas de una zona residencial y asesinando a civiles que estaban en las puertas y que ni siquiera estaban participando en la manifestación. En contraste, en la escuela no había ni una sola huella de bala y ningún soldado estadounidense resultó herido. Fue literalmente una masacre.

Los médicos iraquíes y los funcionarios de la ciudad dicen que murieron 13 personas y que muchas más resultaron heridas. El ejército estadounidense habla de diez muertos y admite la “posibilidad” de que la cifra llegue a 13. La lista final de muertos podría ser más alta. En el periódico The Independent se describe hoy la escena de caos en la ciudad: “Grandes charcos de sangre coagulada. Zapatos sueltos desparramados por el terror. Los vecinos iraquíes furiosos y los lamentos de los familiares, contando una relación aleatoria de jóvenes asesinados cuyo único crimen fue exigir que sus nuevos amos enormemente armados abandonaran el vecindario”.

La cadena de acontecimientos que llevaron al asesinato parece que es aproximadamente la siguiente: Poco después de las nueve de la noche del lunes, una multitud formada por unos doscientos manifestantes se congregaron a las afueras de la escuela que había sido ocupada cuatro días antes por unos cien soldados estadounidenses. La razón inmediata de la marcha era exigir que las tropas dejaran la escuela porque la población quería reabrirla. Pero este hecho representa el sentimiento general de los iraquíes que desean
que los invasores abandonen su país.

Los estadounidenses dicen que dispararon en defensa propia contra una multitud formada por 25 personas armadas. Pero existen muchas dudas con la versión estadounidense, además de la total ausencia de pruebas que la corroboren. The Independent cita las palabras de Ahmed al-Essawi, un joven de quince años de edad que recibió disparos en la pierna y en el brazo, y que dice no haber visto ningún arma:

“Todos estábamos intentando huir. Nos dispararon directamente. Los soldados estaban asustados. No hubo disparos de advertencia y no escuché ningún anuncio por los parlantes”. Ahmed Karim, un herrero de veintiún años de edad y que recibió un disparo en el muslo tampoco vio ningún arma: “Estábamos gritando ‘no existe dios sino Alá’. Cuando llegamos a la escuela y estábamos esperando para poder hablar con los soldados, comenzaron a disparar indiscriminadamente. Creo que sabían que estábamos desarmados pero querían demostrar su fuerza para que no nos manifestáramos”.

Hussein Ali Awari, un trabajador que vive al otro lado de la ruta donde se celebró la protesta, tampoco vio ningún arma. Dice que cuando comenzaron los disparos, los manifestantes fueron presas del pánico, que algunos heridos se resguardaron en su patio, incluido un chico de diecisiete años que murió más tarde.
“Fue terrible, creo que los estadounidenses querían asustarnos y estaban dispuestos a hacer cualquier cosa. Había personas heridas pidiendo ayuda fuera de la casa. Cuando intenté ayudarlas me gritaron que regresara a casa o me dispararían”.

Hassan, un estudiante de diecinueve años que se negó a revelar su nombre completo, tampoco vio ningún arma: “Llevábamos una fotografía de Sadam, sólo una. Éramos muchos, unas doscientas personas. No estábamos armados y no arrojamos nada. En las proximidades se había escuchado algún disparo al aire, pero muy lejos de donde estábamos. No sé porqué los estadounidenses comenzaron a disparar. Cuando comenzaron a disparar sólo corrí”.

Además de estos testimonios de testigos presenciales también hay que tener en cuenta el escenario. Las tropas estadounidenses pertenecían a la 84 División Aerotransportada, desplegada durante la semana pasada para frenar el saqueo y el comercio de armas. Dispararon a la multitud de la escuela de primaria y secundaria al-Kaat de Falluja, un edificio amarillo pálido de dos edificios y alineado junto a otras siete casas. Dispararon desde la parte delantera del piso superior y desde el tejado, contra personas que estaban en la carretera, a distancia aproximada de doce yardas.

Según el vocero estadounidense, el teniente coronel Nantz, a las tropas las dispararon desde la ruta. Dicen que encontraron varias ametralladoras ligeras. Si fuera cierto, se trataría de una misión iraquí suicida porque nadie tendría oportunidad de sobrevivir disparando desde una posición fija a cuarenta yardas del edificio.

Los estadounidenses dicen que había veinticinco armas entre la multitud, esto también indicaría que los manifestantes querían morir o eran estúpidos. Durante las últimas semanas los iraquíes aprendieron que si no detienen a tiempo sus automóviles en los puestos de control estadounidenses pueden recibir un disparo. Además, caminar de noche hacia las posiciones estadounidenses blandiendo armas y coreando consignas anti-estadounidenses habría sido un acto de locura”.

La conclusión está clara: nadie duda de que las tropas estadounidenses perpetraron una masacre sangrienta de civiles iraquíes. El escenario descrito demuestra la repugnante falsedad de toda la propaganda lanzada por el Pentágono sobre la “liberación” del pueblo iraquí. El ejército estadounidense actúa como un ejército extranjero de ocupación, exactamente lo que es.

La maquinaria propagandística estadounidense y británica, nunca se cansa de repetir que las manifestaciones de masas en Iraq son una prueba de las convicciones democráticas del ejército de “liberación” de la coalición. Estas manifestaciones nunca habrían ocurrido bajo la dictadura demoníaca de Sadam Hussein que habría disparado contra ellas.

La población iraquí ya ha tenido una lección excelente de la “democracia” de los imperialistas. A éstos no les importa nada la democracia o la vida de los iraquíes. Toda la propaganda sobre las “bombas inteligente” y evitar bajas civiles ahora ha demostrado ser una mentira cínica.

Durante la guerra, los estadounidenses asesinaron desde el aire a civiles iraquíes, pero no podían ver las caras de sus víctimas. El asesinato de civiles se podía explicar como “accidentes lamentables”. Pero nada más. Los invasores sienten un desprecio total por la población a la que pretenden liberar. Son bandas de matones que tratan a los iraquíes como una raza inferior destinada a ser oprimida y saqueada. Si se resisten se los puede disparar como a los perros. Esta es la cara fea del imperialismo y que es tan familiar para los pueblos de Oriente Medio, Asía, África y América Latina.

Éste no es un hecho aislado. La semana pasada al menos diez iraquíes recibieron disparos de las tropas estadounidenses en Mosul. Esta mañana asesinaron a otros dos civiles . Pero los imperialistas no pueden someter a todo un pueblo con estos métodos. El pueblo iraquí no va a olvidar nunca estas atrocidades. La oposición de masas a la ocupación británica y estadounidense de Iraq se intensificará después de la masacre de Falluja.

Napoleón dijo que no podés sentarte sobre bayonetas. Los imperialistas no pueden reprimir indefinidamente a una nación de 25 millones de personas. Cada incidente como el de Falluja servirá para estimular la resistencia y profundizar la simpatía de la población iraquí hacia la lucha armada contra los imperialistas. Esta resistencia se está desarrollando y generalizando. Durante la semana pasada han disparado diariamente contra las tropas estadounidenses. El ataque contra un depósito de armas en Bagdad provocó una explosión en la que murieron unas diez personas, el lanzamiento de una piedra a las tropas, un hecho muy simbólico de la resistencia palestina, ahora se ha convertido en algo común.

Al desaparecer la máscara de la “democracia” y la “liberación” se está revelando la cruda realidad de la ocupación extranjera y la violenta opresión. El lenguaje de las fuerzas estadounidenses está comenzando a sonar cada vez más como el de las fuerzas de ocupación israelíes en Cisjordania y Gaza. Se quejan de que tienen disparar contra lanzadores de piedras porque los jóvenes iraquíes podrían —y lo hicieron hace tres días en Ramadi— lanzar granadas y piedras. Hablan de personas que disparan dentro de la multitud de manifestantes civiles. Viven atemorizados ante la posibilidad de ataques suicidas.

Estos hechos acaban con el mito divulgado por Bush y Blair de que las fuerzas de la coalición fueron recibidas por la población iraquí como libertadoras, que la mayoría de los iraquíes están de acuerdo pero que existe un pequeño número de fanáticos decididos a crear problemas. Ya escuchamos antes la misma melodía, en boca de los israelíes.
La verdadera actitud de los iraquíes normales ante las fuerzas de ocupación no es fruto del “fanatismo”, como demuestra el director de la escuela donde ocurrió esta masacre. Muchos de sus estudiantes estaban entre los manifestantes. The Independent dice que cuando escuchó los disparos corrió hacia el hospital para donar sangre:

“Es un hombre que habla tranquilamente pero con los ojos nublados por la furia y el dolor. Ahora, dice con calma, está dispuesto a morir como un ‘mártir’ para vengarse de los estadounidenses”.

30 de abril de 2003