La liquidación de los programas sociales en EEUU

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El gobierno de Bush acaba de anunciar un recorte inédito en el sistema de programas sociales y de pensiones con el fin de bajar el déficit astronómico de EE.UU., de 427.000 millones de dólares. En total los programas sociales bajan un 1% mientras que el gasto en defensa sube un 5% y el de seguridad interna un 7%. El gobierno de Bush acaba de anunciar un recorte inédito en el sistema de programas sociales y de pensiones con el fin de bajar el déficit astronómico de EE.UU., de 427.000 millones de dólares. En total los programas sociales bajan un 1% mientras que el gasto en defensa sube un 5% y el de seguridad interna un 7%.
Por un lado, el gobierno Bush propone privatizar parte del sistema de pensiones, una de las vacas sagradas de lo que quedó del Estado de Bienestar roosveltiano. Actualmente las pensiones de los jubilados se financian con una reducción de un 12,4% en los salarios de los trabajadores en actividad. El gobierno planea que los trabajadores asignen un 4% de esa suma a inversiones en la Bolsa y en diferentes tipos de títulos. Por otro lado, el recorte incluye programas sociales muy arraigados, como la atención médica, el subsidio a los trenes y al desarrollo comunitario.
En paralelo, como dijimos, suben los gastos en defensa y seguridad y se sigue con el recorte de impuestos que beneficia a los más ricos.
Esta movida representa un quiebre histórico en el consenso estadounidense respecto de la forma en que el gobierno debe aminorar las profundas desigualdades sociales del american way of life. Recordemos que estos programas surgieron con la Gran Depresión, la crisis de los ’30 que liquidó las fantasías de un capitalismo todopoderoso e inmune a las crisis. En ese momento el miedo a la revolución socialista provocó que los capitalistas, bajo la presidencia de Roosevelt, aceptaran entregar distintos beneficios sociales con tal de mantener a las masas con los pies en el plato; fue algo así como entregar un par de migajas más con tal de salvar la torta.
Ahora esta movida del gobierno republicano muestra que lo que los capitalistas dan cuando están débiles lo sacan sin problemas cuando se sienten fuertes. La deriva belicista en que está empeñado el gobierno, empantanado en Irak, genera un costo económico pavoroso que dislocó todas las cuentas fiscales y produjo un déficit inédito. Esto alguien lo tiene que pagar y, según el gobierno de Bush y los grandes capitalistas que lo sostienen, lo tienen que pagar los trabajadores norteamericanos por medio de los recortes sociales y los trabajadores de la periferia por medio de la acción imperialista de EE.UU.
La propuesta de que los trabajadores inviertan los ahorros de sus pensiones en la Bolsa es de un cinismo descarado. Después de los fraudes empresariales y las quiebras dolosas que hicieron los directivos, que se llevaron miles de millones de dólares y dejaron sin un peso a tantos pequeños ahorristas, el gobierno de Bush espera que los trabajadores confíen su esperanza en una jubilación digna a la ruleta financiera de Wall Street y a los ladrones que operan ahí.
Desde El Militante estamos convencidos que la experiencia hará que los trabajadores norteamericanos abran sus ojos a la realidad y pierdan sus ilusiones en el capitalismo: ni los republicanos ni los demócratas pueden asegurarles un nivel de vida digno; y cuando entregan alguna migaja es a costa del saqueo imperialista de los pueblos pobres del mundo.
La única alternativa para alcanzar una vida que pueda llevar el nombre de tal, para ellos y para las masas del planeta, es el socialismo. Para eso es necesario que rompan con esos fantoches y construyan un poderoso partido de trabajadores que agrupe a las masas y se proponga tomar el poder para construir el socialismo. Si esto se logra en EE.UU., el país más rico y poderoso del mundo, provocaría una herida letal al capitalismo y un primer paso hacia la prosperidad de las masas de todo el planeta.