La economía brasileña entre aguacates y ananás

Después de un primer trimestre con una caída del 0,68% en el PIB en relación al trimestre anterior y ante los desastrosos resultados en las áreas realmente determinantes, un presidente debería tener algo importante para decir. Pero la mejor noticia que Bolsonaro pudo dar, fue cuando celebró en su perfil de Twitter un acuerdo para aumentar las ventas de aguacate a Argentina. Precisamente los aguacates, que representaron el 0,007% de las ventas al exterior del país en 2018. 

Además de los aguacates, los primeros datos relacionados con el segundo trimestre no lo ayudan. Aunque ha caído un 0,2% la alta tasa de desempleo llegó a 12,5% en comparación con abril, esto es tirar nafta al fuego de la situación en la que se encuentra el proletariado brasileño.

Los datos del PIB esconden muchas cosas. Una de ellas, la más destacada, es que el 75% de este “crecimiento” fue el sector de servicios. El marxismo enseña que el quid de la cuestión radica en la producción y si lo miramos con atención, vemos que la situación es grave.

Las dificultades que padece la clase trabajadora está ejerciendo presión, impulsando a más y más sectores a la lucha política. El tamaño de huelga combativa el 14 de junio aumentaron la fragilidad del gobierno. Y los capitalistas se dan cuenta de esto y del impacto en sus negocios.

Por otro lado, la burguesía misma no está feliz. Ciertamente estaría más dispuesta a soportar la imbecilidad de su “agenda moral” si cumpliera su función principal: la aprobación de la reforma de las jubilaciones. Sin embargo, cuanto mayor sea la resistencia al ataque a las pensiones, más difícil será para el gobierno obtener el apoyo del Congreso para aprobar su reforma..

En esta cuerda floja, el ministro de Economía, Paulo Guedes, trató de minimizar los números a principios de año, afirmando que Brasil comenzaría a crecer en el segundo trimestre.

Datos del segundo trimestre

Los últimos datos son cada vez peores para el gobierno. El último boletín Focus ha caído por decimoquinta vez tras la previsión de crecimiento del PIB para 2019, pasando del 1,13% al 1%. Desde abril de 2018 esta previsión ha caído del 3% al 1%. El Banco Central, más optimista, ha mantenido desde marzo una previsión de crecimiento del 2%, pero el propio Ministerio de Economía ya ha reducido su previsión del 2,2% al 1,6% y seguirá bajando. Sabemos que si publican esto, es porque la verdad es mucho más difícil.

Para tristeza de Paulo Guedes, según la Confederación Nacional de la Industria (CNI), todos los indicadores relacionados con la expectativa de los empresarios cayó entre febrero y marzo: la expectativa de compras de materias primas, número de empleados y cantidad exportada. Aunque el pronóstico sea de algún aumento en estos elementos, la tendencia a una mayor desaceleración o estancamiento es clara. 

En resumen, Paulo Guedes prometió una reacción en el segundo trimestre. Pero los datos de expectativas de CNI de los empresarios muestran que ellos no lo creen. La burguesía brasileña se está preguntando cada vez más, qué hacer frente a ese fiasco.

La situación de la producción en Brasil

El informe de la producción y costos del primer trimestre de 2019 del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos, informa una caída en la producción manufacturera (-2.8%), así como una caída en productividad laboral (-2.8%) y un gran aumento en el costo de la mano de obra (2.7%). Esto es de suma importancia, ya que tiene un impacto en la economía mundial.

En Brasil, el último informe del CNI sobre el tema también apuntaba a un pequeño descenso, aunque lo presentó como una variación a la baja en un escenario de estabilidad coyuntural. “La productividad laboral en la industria manufacturera -medida como el volumen producido dividido por las horas trabajadas- permaneció prácticamente estable, con una caída del 0,1% en el primer trimestre de 2019 en comparación con el cuarto trimestre de 2018. A esto se añade el hecho de que la ocupación de la propia capacidad instalada cayó un 0,3% con respecto a abril de 2018.

La cuestión de la producción es esencial. Pero el aumento de la producción requiere inversión en maquinaria, en tecnología. Y la expectativa de inversión en la industria también se presentó a la baja. Después de las elecciones, hubo un relativo optimismo, lo que llevó a un índice de expectativas comparable al de 2014. Pero no duró mucho: “Después de cinco meses consecutivos de alza, el Índice de Intención de Inversión en la Industria cayó 1,2 puntos con respecto a febrero y se situó en 55,4 puntos”, según el informe del CNI.

El elemento central de la caída de este optimismo es la incertidumbre sobre la profundización de las privatizaciones, la revocación de derechos y la reforma de las jubilaciones. Y, sobre todo, el miedo a la lucha de clases.

El mercado financiero

Cuando la “economía real”, la producción de bienes en las fábricas y en el campo se muestra cada vez menos favorable, cualquier revalorización en el mercado de valores es fruto de la especulación. Y la propia especulación encuentra, en un momento u otro, la propia economía real como límite.

Hasta marzo, el índice Ibovespa presentó una curva ascendente, pero el mes de abril y, principalmente, mayo presentaron caídas. El mercado de valores cerró el 10 de junio con una caída del 0,36%, con pérdidas en las acciones de Petrobras y de los principales bancos. Estas son señales importantes de lo que está por venir.

Expectativa del proletariado

El CNI es un órgano de la burguesía y sus investigaciones reflejan la visión burguesa del mundo. Al tratar de comprender el estado de ánimo de la clase obrera, lo traduce en índices de “satisfacción con la vida”, “índice de miedo” u otras tonterías de este tipo. Pero incluso esto refleja la insatisfacción del proletariado con el reciente aumento del desempleo.

Según la misma fuente, la tasa de temor al desempleo aumentó 2,0 puntos entre diciembre de 2018 y abril de 2019, manteniéndose por encima de la media histórica. La satisfacción con la vida de los brasileños cayó 0,7 puntos en relación a diciembre de 2018 y se mantiene por debajo del promedio histórico.

¡Esto es el resultado del miedo a perder su jubilación, de ver recortes y más recortes en la educación, poniendo en peligro el futuro de los trabajadores y sus hijos! Y es el resultado de su lectura de la realidad, de su vida cotidiana.