En el 2006 la deuda pública creció 8.100 millones de dólares, hasta situarse en 136.700 millones. El 48% es deuda en pesos, ajustada por la inflación (lo que implica un pago mayor a los acreedores si aumenta la inflación). Así, por cada 1% de inflación el Estado debe desembolsar una cantidad adicional de $1.629 millones.
Se repite la historia
En el 2006 la deuda pública creció 8.100 millones de dólares, hasta situarse en 136.700 millones. El 48% es deuda en pesos, ajustada por la inflación (lo que implica un pago mayor a los acreedores si aumenta la inflación). Así, por cada 1% de inflación el Estado debe desembolsar una cantidad adicional de $1.629 millones.
Según un informe del Ministerio de Economía, el año pasado se pagaron, sólo por intereses, unos 4.000 millones de dólares, el 1,8% del PBI, pero si se añaden las cancelaciones de deuda habidas este monto sube a un increíble ¡10,5% del PBI!, 22.000 millones de dólares.
Como el Estado no tiene este dinero debe volver a endeudarse conforme va cancelando deuda vieja, por eso el monto de la deuda sube, pese a los pagos efectuados.
La deuda pública, detentada fundamentalmente por organismos internacionales imperialistas (Banco Mundial, BID, Club de París) y los grandes grupos financieros nacionales y extranjeros, supone un enorme lastre para el desarrollo del país y las condiciones de vida de los trabajadores, y explica el atraso de nuestras infraestructuras, las jubilaciones de hambre, la falta de insumos en los hospitales y escuelas, etc.
Esta situación será insostenible a medio plazo. Un cambio en el ciclo económico, con la caída de las exportaciones y de los ingresos del Estado, volvería a llevar al Estado a la quiebra y a depositar todas sus consecuencias sobre las masas trabajadoras.
