La crisis del peronismo ante las próximas elecciones

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La lucha de Kirchner y Duhalde por el control del aparato del Partido Justicialista, no es un hecho coyuntural sino que hunde sus raíces en la crisis de representatividad política y social de la clase dominante tras el Argentinazo.

Condenados al entendimiento

La lucha de Kirchner y Duhalde por el control del aparato del Partido Justicialista, no es un hecho coyuntural sino que hunde sus raíces en la crisis de representatividad política y social de la clase dominante tras el Argentinazo.

Kirchner versus Duhalde

Detrás del objetivo de Kirchner por controlar las estructuras del PJ no hay tanto un elemento de ambición "personal", aunque eso en sí mismo sería secundario, sino una visión inteligente de intentar transformar al PJ en una suerte de partido socialdemócrata y "progresista" que permita reunir de nuevo a las masas de la clase trabajadora detrás suyo, incluso con la incorporación de corrientes o individuos no provenientes del peronismo.

Duhalde representa los intereses de la casta de mafiosos, punteros y burócratas peronistas, fundamentalmente de la provincia de Buenos Aires, que temen verse desalojados de sus esferas de poder e influencia por la nueva camada kirchnerista. Pero también refleja las presiones de un sector de la burguesía argentina que considera conveniente la existencia de un aparato político, como el peronista, lejos del control directo del "imprevisible" Kirchner para tenerlo más controlado.

En el resto del país, la lucha adquiere menos intensidad porque Kirchner está teniendo éxito comprando las voluntades de sectores del aparato peronista, pero también de los restos del radicalismo e incluso del ARI, por la dependencia de las provincias del dinero de la Nación. Todos estos políticos arribistas y corruptos prefieren por el momento aparecer del lado de Kirchner para asegurarse la reelección en sus cargos en las próximas elecciones legislativas de octubre.

Mientras que hace dos años, los medios e incluso algunos dirigentes un poco confundidos de izquierda, hablaban de que Kirchner era el "chirolita" de Duhalde, ahora se cambiaron las tornas.

Kirchner supo utilizar sus discursos demagógicos y algunas concesiones para ganarse el apoyo de un sector de la población, sabiendo que ésta despreciaba al resto de los dirigentes oficiales del peronismo. Por eso se ha sentido fuerte para dar la pelea dentro del PJ, retando a Duhalde a ceder o a enfrentarlo en candidaturas opuestas con el riesgo de recibir una derrota humillante. Gran parte de los intendentes peronistas bonaerenses, antes duhaldistas, ya se pasaron del lado de Kirchner, igual que el gobernador Solá. De esta manera, es ahora Duhalde quien aparece debilitado.

Realmente, ni Kirchner ni Duhalde desean una ruptura del peronismo por el miedo a la desestabilización política que eso pudiera llevar a la frágil estabilidad política del país, como reflejo de la explosiva situación social que se mantiene, pese a la mejoría económica. Hasta ahora todas las pugnas terminaron en acuerdos precarios, que se ven sacudidos con cada nueva coyuntura política, como es ahora el caso con la elaboración de candidaturas para las elecciones de octubre.

Kirchner ya obtuvo algunas victorias como fue el control del PJ porteño y la aceptación tácita por Duhalde de la candidatura de Cristina Kirchner como cabeza de lista del PJ como senadora bonaerense, resignando de hecho, aunque todavía no formalmente, la candidatura de Chiche Duhalde.

La batalla bonaerense

Ahora la batalla se ha trasladado a la composición del resto de las listas para legisladores de la provincia de Buenos Aires. Kirchner propone un tercio para él, otro tercio para los seguidores de Solá (aliado de Kirchner) y el otro tercio para los duhaldistas. La primera reacción de Duhalde fue rechazar esto. Pero en la medida que Kirchner se mantuvo firme, ahora Duhalde, que siente pánico a arriesgar una derrota si se corta solo en las elecciones, quiere echar paños fríos a la interna. Por lo que probablemente arreglarán finalmente un acuerdo, donde los duhaldistas por primera vez podrían estar en minoría.

Aunque al cierre de la edición de este artículo no se había alcanzado todavía un acuerdo final, e hipotéticamente no se podría descartar la presentación de dos listas peronistas enfrentadas en la provincia, consideramos que lo más probable es un acuerdo en las líneas planteadas más arriba.

La falta de una herramienta política obrera y de masas es lo que permite a Kirchner aparecer, ante la ausencia de una alternativa a su izquierda que sea vista como viable por los trabajadores, como el único contendiente contra la derecha, y también ganar, sin gran entusiasmo, su apoyo en las encuestas.

La construcción de esa herramienta es, por lo tanto, la tarea más importante que debemos emprender en el nuevo período que se abrirá en el país tras las elecciones de octubre.