El movimiento piquetero estuvo a la vanguardia de las luchas en nuestro país en los últimos años. Este magnífico movimiento del sector más oprimido y castigado de la clase obrera por la crisis capitalista ha dado innumerables ejemplos de combatividad y sacrificio. El movimiento piquetero estuvo a la vanguardia de las luchas en nuestro país en los últimos años. Este magnífico movimiento del sector más oprimido y castigado de la clase obrera por la crisis capitalista ha dado innumerables ejemplos de combatividad y sacrificio.
Este protagonismo del movimiento piquetero, que coincidió además con un debilitamiento temporal de las luchas de los trabajadores ocupados, dio pie sin embargo a que algunas organizaciones de izquierda con una presencia importante en dicho movimiento (particularmente el PO) sacaran conclusiones completamente desproporcionadas, definiendo al movimiento piquetero y a su método de lucha (el corte de calle o ruta) como las expresiones más avanzadas de la lucha de la clase obrera argentina e internacional. Según estos compañeros, a partir de ahora la clase obrera que lucha y se rebela debe ser definida como clase obrera "piquetera", en Argentina y en cualquier parte del mundo.
¿Quiénes componen el movimiento piquetero?
Piquetero es el nombre que se dio el obrero desocupado argentino que lucha y se rebela contra su situación de desamparo social con el objetivo de conseguir un puesto de trabajo digno. Es un resultado concreto de las condiciones sociales e históricas determinadas por la crisis social y económica argentina de los últimos años. Pretender extender esta denominación al resto de la clase obrera ocupada argentina que sale a la calle a luchar o a los movimientos de desocupados y de trabajadores que también salen a la calle en otras partes del mundo es una arbitrariedad que carece de cualquier base científica.
La cuestión aquí no es lo que nos gustaría que fueran o representaran los piqueteros, sino lo que son realmente los piqueteros y a quiénes representan. Y la realidad es que, dejando a un lado a los militantes de los partidos de izquierda, quienes participan en las movilizaciones piqueteras son, con muy pocas excepciones, obreros desocupados. En segundo lugar, los obreros ocupados argentinos que salen a la calle a luchar no se consideran ni se denominan a sí mismos piqueteros. Puede gustar o no, pero es un hecho constatable.
El papel de los obreros ocupados
A pesar de la desocupación, la clase obrera ocupada sigue siendo la mayoría de la clase obrera argentina. Frente a los 3 millones de desocupados (de los que cerca de 300.000 están organizados en organizaciones de desocupados o piqueteras) existen más de 7 millones de obreros ocupados, de los que un millón y medio están organizados en sindicatos. A pesar de los cierres de fábrica, aproximadamente un millón de obreros trabajan en la industria. Los obreros ocupados en Argentina son la columna vertebral sobre la que descansa todo el engranaje del funcionamiento cotidiano de la sociedad capitalista. Esta verdad elemental se revela cada día ante nuestros ojos.
La combatividad del movimiento piquetero, justamente, ha conmovido al movimiento obrero internacional y eso demuestra su gran potencial revolucionario. Pero tiene sus límites, como están comprobando dolorosamente miles de activistas piqueteros, si queda aislado del resto de la clase obrera ocupada. Se pueden cortar las rutas y hacer innumerables marchas, pero el engranaje de la economía capitalista sigue operando. Cortes de ruta y piquetes pueden estorbar el funcionamiento de algún sector económico pero no paralizarlos.
La lucha por el pleno empleo, dada la profundidad de la crisis argentina, está indisolublemente vinculada a la lucha por la transformación socialista de la sociedad, lucha que requiere la participación consciente de los trabajadores de las fábricas, talleres, oficinas y del transporte. Lo que nos vuelve a llevar al mismo punto.
Los métodos obreros de lucha
Los intentos "teóricos" de hacer pasar al obrero desocupado y su método de lucha (el corte de ruta) como el nuevo "arquetipo" de la revolución obrera no resisten un análisis serio. Más esenciales que el corte de ruta, no sólo por su efectividad sino por sus efectos en el desarrollo de la conciencia de los trabajadores, son las huelgas, las ocupaciones de fábricas, la insurrección y la formación de soviets o comités de fábrica, el genuino órgano del futuro poder obrero y que sólo puede nacer dentro de un establecimiento productivo (fábrica, taller u oficina); es decir que sólo los obreros que trabajan en un establecimiento productivo, o hayan pasado por esa experiencia, están en condiciones de formar organismos de poder obrero genuinos. Es verdad que finalmente, la clase obrera es "piquetera" cuando sale a la calle, pero antes de cortar el tránsito o de intentar "asaltar el Palacio de Invierno" debe rebelarse contra su patrón y dejar de trabajar (es decir, debió hacer huelga, ocupar la fábrica o el taller, o formar un comité de lucha). Sólo después sale a la calle a luchar por sus demandas particulares o generales.
La clase obrera ocupada sufre directamente la explotación capitalista, y es lo que la hace consciente de los intereses opuestos que existen entre ella y los patrones, los capitalistas. La huelga es el mecanismo que permite al obrero hacerle consciente del enorme poder que reside en sus manos y de su papel en la sociedad, y sólo mediante la lucha reconoce al resto de obreros como sus hermanos con los mismos intereses. En una huelga general se ponen de manifiesto los intereses comunes del conjunto de la clase obrera de cada país.
La conciencia socialista
Este "entrenamiento" es esencial para forjar la conciencia de clase y socialista de la clase obrera. Por supuesto que cuando un obrero queda desocupado no olvida este aprendizaje, lo incorpora a su ser y permanece en él. De hecho, esto es lo que explica la envergadura adquirida por el movimiento piquetero argentino, ayudado por la intervención consciente de la izquierda en él para elevar el nivel de conciencia de conjunto del movimiento.
La conciencia socialista se forja además con el conjunto de experiencias del trabajador durante todo un período que puede ser más o menos largo, y que puede incluir períodos en los que trabaja y en los que está desocupado, sus experiencias de lucha (huelga, piquete, ocupación de la empresa, etc), las experiencias y las tradiciones acumuladas por la clase obrera de su país, las experiencias de las luchas de los trabajadores de otros países, su militancia política y la calidad política y moral de las direcciones de sus organizaciones políticas y sindicales, que en última instancia juega un papel decisivo.
En la medida que la organización natural del obrero ocupado son los sindicatos, el trabajo revolucionario de los marxistas y de los socialistas en el seno de los mismos tiene, cuanto menos, la misma importancia y urgencia que en las organizaciones de desocupados.
La clase obrera ocupada tiene la obligación de atraer a una lucha común a sus hermanos de clase desocupados. En ese sentido, las organizaciones piqueteras combativas y socialistas deberían jugar un papel fundamental para facilitar esa tarea.