Importantes desarrollos políticos en el sur de Europa

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La crisis sigue cebándose en toda Europa. Este año la zona euro (los países que comparten la moneda común, el euro) sufrirá una contracción del 0,2% en 2013 en relación con el año anterior. El desempleo alcanzó el 12% en marzo, el máximo nivel alcanzando desde que se registran los datos. En países como Grecia y España se superarán este año el 27% de desocupación, más del 60% entre los menores de 25 años.

Esto está minando la estabilidad política europea. La expresión política de esto es la crisis del bipartidismo, sobre todo en el sur de Europa, donde la derecha liberal y la socialdemocracia (socialistas moderados a lo Binner) se alternaron durante décadas en el gobierno, sosteniendo los intereses de conjunto de los capitalistas.

La crisis ha sacado a la luz como nunca antes los antagonismos de clase, como se aprecia en el odio creciente hacia los grandes empresarios y banqueros y a los políticos que defienden sus intereses.

Ahora, el reformismo socialdemócrata está viendo amenazada su hegemonía entre los trabajadores con la fuerza creciente de los partidos y movimientos políticos situados a su izquierda. En el pasado, en los años 20, 30, y 70 del siglo pasado, siempre surgieron de su interior alas o corrientes de izquierda de masas, al calor de este tipo de crisis agudas del sistema, que reflejaban todavía el vínculo directo de la socialdemocracia con la clase obrera. Pero ahora ya no es así, lo que refleja su grado extremo de integración y de cooptación al sistema.

El ejemplo más claro es Grecia, donde Syriza (un movimiento procedente del Partido Comunista griego) se ha convertido en la fuerza principal de la izquierda con un nivel de apoyo de alrededor del 25%, mientras que el socialdemócrata PASOK cayó hasta el 8%. Y el histórico Partido Comunista griego tiene alrededor del 6%. Es decir, la fuerzas a la izquierda del PASOK concentran más del 30% del apoyo popular.

También en España se dan desarrollos políticos interesantes. El PSOE, socialista, registra el nivel de apoyo más bajo de su historia, un 23%, mientras que Izquierda Unida (coalición nucleada alrededor del Partido Comunista) alcanza ya el 16%, partiendo de un 7% hace año y medio. En regiones como Madrid y Galicia, IU ya supera el 20% de apoyo.

En Portugal, donde llevan 3 años de un gobierno derechista que ha practicado los ajustes más brutales después de Grecia, el Partido Socialista aún mantiene un apoyo importante de alrededor del 35%. Pero lo destacable es que las dos fuerzas situadas a su izquierda, el Partido Comunista y el Bloque de Izquierda aglutinan el 21% de los votos.

Un desarrollo muy peculiar estamos viendo en Italia, con la irrupción del Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo, que fue el partido individual más votado en las elecciones legislativas de marzo con el 27% de los votos, aunque los votos de la coalición en torno al Partido Democrático (fusión de socialdemócratas y de un sector de la derecha liberal demócrata cristiana) consiguió más escaños. El movimiento de Grillo es confuso y heterogéneo, con propuestas claramente de izquierda y contra la corrupción y otras que también deslizan algunas posiciones demagógicas reaccionarias contra los inmigrantes, pero en conjunto predomina su carácter antisistema con una mayoría de sus votantes que se declaran de izquierda.

Es un movimiento contradictorio que expresa los primeros intentos vacilantes de un sector de la clase trabajadora y de la juventud por encontrar una expresión política propia. La inevitable irrupción de las luchas obreras en un momento determinado empujará a su sector mayoritario hacia la izquierda, rompiendo el movimiento en líneas de clase, sobre la base de lo cual podría emerger una expresión política nueva de masas de los trabajadores y la juventud

En Francia no se publicaron encuestas de votación recientes, pero el primer ministro socialista, Hollande, ha visto desplomarse su índice de popularidad hasta el 15% por sus políticas de ajuste y el aumento del desempleo; mientras que el dirigente del Frente de Izquierda, Melénchon, alcanza el 30%, el más alto de los políticos franceses.

La actitud de los marxistas debe ser orientarse a estos movimientos de izquierda emergentes y construir en su seno y entorno una corriente marxista que defienda un programa socialista que plantee la nacionalización bajo control obrero de los monopolios, bancos y latifundios para planificar la economía en interés de la inmensa mayoría de la sociedad. Las condiciones para el desarrollo de tal corriente en Europa nunca fueron tan favorables.