¿Hay que pagar la deuda?

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A un año del pacto del gobierno de Cambiemos con el FMI, la Argentina se endeudó por la cifra récord de U$S 57.000 millones y se convirtió en el país más endeudado de América Latina y en el mayor deudor del FMI -con el 61% del total prestado a todo el mundo ya que el otro 39% se reparte entre varios países-.Una deuda que es ilegal, ilegítima, fraudulenta, usuraria y criminal ya que la misma representa ganancias exorbitantes para un puñado de especuladores financieros y miseria para los trabajadores. 

He aquí algunas características a considerar: 
El FMI no presta dinero para que un país se desarrolle y mucho menos por solidaridad, sino por el exceso de liquidez, como forma de dominación política y claro está para obtener rentabilidad, es por eso que incluso financia a dictaduras militares o compra de armas. 

Es ilegal porque contradice y no respeta lo fijado en la Constitución Nacional en relación a que solo el Congreso puede decidir el endeudamiento externo por medio de los representantes de las dos cámaras, por lo tanto, es ilegítima ya que se convierte en un préstamo a un gobierno con la sola intención de que se sostenga en el poder porque responde a su marco ideológico y favorece los intereses geopolíticos del imperialismo. 

Es decir, no fue un crédito a un país sino un préstamo a un gobierno. De todas maneras, también hay que decir que el resto de la oposición parlamentaria no se opone al endeudamiento y ha dejado en claro que va a honrar el pago de la deuda. Es acá donde se expresa con nitidez que el Estado no es de todos sino de una clase social que es la dueña de los medios de producción, la burguesía. 

Es fraudulenta porque es engañosa, queda claro que la única intención de la deuda pública es transferir todos esos recursos a los capitalistas que es justificado por sus plumiferos y evitar que lleguen a las grandes mayorías trabajadoras. 

Es usuaria porque estamos a más de una década de crisis mundial y nadie está pagando deuda, entonces, transforman los intereses en nueva deuda que genera más intereses que generan más deuda como si fuera el mito de Sísifo. 

Es criminal, o sea un delito público, porque antepone los beneficios de las grandes corporaciones a la vida de los seres humanos, evitando que los trabajadores tengan más educación, más salud, más alimentos, etc. 

Es indiscutible que el FMI es un mecanismo de dominación de las potencias imperialistas cuya única intención es cobrar una deuda con el esfuerzo y el hambre de las grandes mayorías trabajadoras. 

El mito de que hay que pagar o no entramos al “mercado de capitales” (curiosa definición del capitalismo feroz) es mentira ya que debemos recordar que estuvimos en esa misma situación tras el Argentinazo de 2001 y no nos caímos de ningún mercado y de ninguna galaxia, podemos citar como ejemplo a Malasia (entre 1981 y 1993), Islandia (2008). Existen ejemplos de países que han salido con políticas propias,como las que Francia implementó entre el mayo francés y 1987 cuando Édouard Balladut anunció la supresión del control de cambios que habían implementado para evitar la fuga de capitales. Con estos ejemplos podemos afirmar que, incluso en un marco capitalista, han existido experiencias alternativas al FMI. Pero también es necesario aclarar que éstas respondieron a coyunturas puntuales. 

Hoy, cuando la economía mundial se encuentra en una crisis de sobreproducción sin precedentes la situación es otra. Ya no hay margen, dentro del capitalismo, para conseguir una recuperación económica solamente de la mano de una ruptura con FMI. 

Solo un gobierno de trabajadores que lleve adelante el no pago de la deuda junto con la nacionalización de la banca en un sistema único estatal, cortando de raíz la especulación, puede permitir hacerse de los dolares necesarios para avanzar en una recuperación de la economía que beneficie a la mayoría aplastante de la población, es decir, los trabajadores representamos el 90% de la población. 

A su vez, estas medidas deben ser impulsadas junto a otras como instaurar el monopolio del comercio exterior, poniendo en las manos de los trabajadores las principales palancas de la economía. 

Para esto es necesario poner en pie un partido revolucionario con autoridad de masas que plantee ir mas allá de los límites del propio sistema. En esa construcción colectiva nos encontramos los compañeros de la Corriente Marxista Internacional en Argentina y en el mundo entero. 

Aquellos que plantean argumentos y excusas del estilo “Nos van a bloquear, nos van aislar”, “Es una utopía”, “El imperialismo nos atacaría militarmente”, solo dejan en evidencia su postración ante el sistema capitalista y su falta de alternativas. Los marxistas en cambio tenemos una alternativa basada en el socialismo científico que se expresa en un programa político que rebasa los limites del capitalismo en decadencia.  

Los reformistas solo atinan a decir “¡No es real!”, nosotros decimos todo lo contrario, que lo que no es real, lo que no es realista es obligar a personas, a seres humanos a pagar lo que no tienen.

La fortaleza de los mercados es el oprobio de los trabajadores.