¡Exigimos la reaparición de Julio López con vida, YA!

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No podemos confiar en que este mismo aparato represivo consiga encontrar sano y salvo al compañero Julio López. Quien tiene el poder y la fuerza para lograrlo es la clase obrera movilizada. Los dirigentes obreros deberían convocar de manera inmediata una Huelga General de 24 hs con movilización para exigir la aparición inmediata y con vida del compañero López, aumentando cada vez la escala de la movilización hasta conseguirlo. Sólo metiéndole el miedo en el cuerpo a la burguesía, haciendo estremecerecer las estructuras del sistema por medio de la clase obrera movilizada, es cómo podemos obligarlos a que atiendan nuestro reclamo, ya que las conexiones entre el aparato del Estado y la clase dominante están claras para todo el que las quiera ver.

La CGT y la CTA deben convocar a una Huelga General

Julio López, torturado por Etchecolatz y los grupos de tareas durante la dictadura militar, no pudo presenciar la condena a reclusión perpetua de este genocida, después de brindar un valiente testimonio en su contra. A estas alturas, no caben dudas de que fue secuestrado por los mismos cobardes, canallas y asesinos, responsables del genocidio de miles de luchadores durante el proceso militar.

La venganza perpetrada contra un militante obrero luchador, anciano y enfermo, revela la moral depravada de estos criminales, el mismo tipo de moral que siempre exhibieron los capitalistas y terratenientes argentinos contra su propio pueblo.

Los políticos y personajes de la derecha (Macri, L. Murphy, y ahora Lavagna y Blumberg), apenas pronunciaron algunas "lamentaciones" y, aunque les falta el valor de decirlo abiertamente, justificarán lo sucedido "por empeñarse en remover el pasado". Toda su demagogia hipócrita no nos hace olvidar ni por un momento que esta gente son los representantes políticos más directos de nuestros enemigos de clase, la burguesía y el imperialismo, que fueron quienes diseñaron el genocidio y los crímenes de la dictadura militar.

Un aparato represivo intacto

Es evidente que estos grupos enquistados en, y alrededor, del aparato del Estado, protegidos durante años por los gobiernos de turno y el aparato judicial, pretenden amedrentar a los valientes compañeros que sobrevivieron a las torturas y desapariciones para que no presten testimonio, y paralizar los juicios que se siguen en contra de los policías y milicos asesinos. Y, de paso, intentar revivir el miedo en el pueblo y en la clase trabajadora en lucha.

Ahora queda en evidencia las limitaciones de la política en derechos humanos de Kirchner. Pese a los discursos tranquilizadores del Gobierno, el aparato represivo, en lo esencial, sigue siendo el mismo que durante la dictadura. El ministro bonaerense de seguridad, Arslanián, reconoció que todavía permanecen 60 policías activos en la bonaerense que fueron represores durante la dictadura militar. Pero tampoco debemos olvidar que el actual aparato represivo fue el ejecutor de los más de 30 compañeros asesinados el 19 y 20 de diciembre del 2001, y de Kosteki y Santillán. El mismo aparato represivo que se cobró la vida de cientos de jóvenes por "gatillo fácil" en los últimos años. El mismo que mantiene redes secretas de espionaje contra activistas obreros y populares, como la descubierta hace unos meses en la Armada. Por lo tanto, no es suficiente con maquillar el aparato policial y militar. Debe ser purgado de elementos fascistas y reaccionarios, y disuelto.

Convocar una Huelga General

Mientras que exigimos la reaparición con vida del compañero Julio López, y hacemos responsable de su integridad al gobierno nacional y provincial, reafirmamos que sólo la más amplia y contundente movilización popular puede frenar a estos criminales, sacarlos de sus guaridas, y hacerles pagar por sus crímenes.

No podemos confiar en que este mismo aparato represivo consiga encontrar sano y salvo al compañero Julio López. Quien tiene el poder y la fuerza para lograrlo es la clase obrera movilizada.

En este sentido, resulta preocupante no haber escuchado ninguna palabra de condena por parte de los máximos dirigentes de la CGT y la CTA, cuando el 80% de los compañeros detenidos-desaparecidos eran activistas obreros combativos, el principal objetivo del golpe militar del 76.

Los dirigentes obreros deberían convocar de manera inmediata una Huelga General de 24 hs con movilización para exigir la aparición inmediata y con vida del compañero López, aumentando cada vez la escala de la movilización hasta conseguirlo. Sólo metiéndole el miedo en el cuerpo a la burguesía, haciendo estremecer las estructuras del sistema por medio de la clase obrera movilizada, es cómo podemos obligarlos a que atiendan nuestro reclamo, ya que las conexiones entre el aparato del Estado y la clase dominante están claras para todo el que las quiera ver. El activismo obrero combativo debería tomar la iniciativa de promover asambleas y mociones en sus lugares de trabajo, barrios y sindicatos a favor de esta medida.

Junto a esto, los sindicatos, organizaciones populares y de derechos humanos deberían constituir una Comisión de Investigación independiente sobre la desaparición de López y exigirle al gobierno, con la movilización, la disposición de todos los archivos policiales, militares y de la SIDE para esta tarea.

Bonafini: una posición vergonzosa

Nos parece muy triste e indignante la posición tomada por Hebe de Bonafini, arrojando dudas sobre la integridad de López, haciendo insinuaciones intolerables sobre supuestas conexiones del compañero desaparecido con la policía. Sólo una persona que ha perdido el honor revolucionario o que no está en su sano juicio, viniendo del campo popular, podría emitir opiniones semejantes. Lamentamos que la obsesión de Bonafini por defender incondicionalmente la política del gobierno de Kirchner en derechos humanos, la lleven a cometer estupideces de este calibre.

Incluso, en la mejor de las hipótesis, que desearíamos de todo corazón, de que el compañero haya decidido ocultarse por un tiempo (por razones comprensibles) y apareciera súbitamente por propia voluntad, las declaraciones de Bonafini estarían fuera de lugar, y las extraordinarias movilizaciones populares desatadas en todo el país en solidaridad con el compañero habrían estado un millón de veces justificadas, porque sería una manera contundente de decirle a los asesinos y canallas que este pueblo trabajador sigue de pie, dispuesto a defender hasta el final a cada compañero y luchador frente a la más mínima amenaza.

Mientras exista la explotación y opresión de los trabajadores en beneficio de un puñado de ricos empresarios y sus servidores, el aparato represivo "legal" o "ilegal" seguirá vivito y coleando para la defensa de sus intereses de clase.

La lucha por el desmantelamiento del aparato represivo debe vincularse, por lo tanto, a la transformación socialista de la sociedad, derribando el poder político y económico de la burguesía para desterrar definitivamente la violencia, la explotación y la injusticia.