Europa: Luchas masivas y cuestionamiento creciente del capitalismo

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El 14 de noviembre pasado hubo huelgas generales de 24 hs simultáneas en España, Portugal y Chipre, y paros generales parciales de 4 y 3 horas, respectivamente, en Italia y Grecia. Grecia venía de una huelga general masiva de 48 hs la semana anterior contra los planes de privatizaciones del gobierno de la derecha. Esta fecha fue también respaldada por la Confederación Europea de Sindicatos que llamó a una jornada europea de lucha y solidaridad contra las políticas de austeridad, que llevó también a paros parciales y manifestaciones en otros países europeos, como Bélgica, Francia y Alemania.


La respuesta más importante a esta jornada de lucha estuvo en España (su segunda huelga general en el año), donde los sindicatos cifraron en un 80% el seguimiento a la huelga con un acatamiento total en la industria y el transporte. Las marchas que recorrieron la geografía española fueron de una masividad enorme, más de 4 millones y medio de personas, destacando las de Madrid y Barcelona con un millón cada una.

La represión policial también alcanzó cotas elevadas, con decenas de detenidos y cientos de heridos. La burguesía española, y el gobierno de la derecha, sienten que deben escalar la represión para evitar que se desborde la protesta social, pero este desenlace es inevitable, solo queda saber cuándo se dará. Todos los sectores económicos y sociales están afectados por la crisis y los recortes. Antes y después del 14N, los paros obreros son constantes en salud, educación, transporte (ferrocarril, metro y líneas aéreas).

En Portugal, fue el tercer paro general que se realiza en 2012. Lo convocó la principal central sindical, la CGTP, con el respaldo de algunas federaciones de la otra central sindical, más moderada, la UGT que no adhirió.  La CGTP consideró un éxito la protesta y calculó la adhesión “en más del 90%” en diversos servicios, sobre todo la industria y el transporte.

Avances en la conciencia

Hay una conciencia clara entre amplias capas de la población, de que esto no es algo que afecte a un país aislado, sino que es una crisis general del capitalismo europeo. A más austeridad, más se contrae el consumo privado, más se paraliza la economía, el Estado recauda menos por impuestos, aumentando el déficit. Para paliarlo, se incrementan los recortes, en una espiral descendente que no parece tener fin.

Actualmente, la Eurozona ha recaído en la recesión. La tasa de desempleo en los 17 países de la zona euro era del 11,7%, 18,7 millones de personas, siendo las más elevadas en España (26.2%), Grecia (25.4%) y Portugal (16.3%). La tasa de desempleo juvenil se sitúa en el 23,9%, y alcanza sus mayores cotas en Grecia (57%) y España (55,9%).

Hay datos del impacto social de la crisis que queremos destacar. En 2011, emigraron entre 120.000 y 150.000 portugueses. Desde el 2007, 1,2 millones de emigrantes abandonaron España para volver a su país de origen. En Grecia, ante la suba descontrolada del precio de la comida, el gobierno va a permitir la venta de alimentos caducados a un precio inferior al original. Y el 30% de los niños están sin vacunar. En España, hay familiares que sacan a sus mayores de las residencias de la tercera edad para salir adelante con sus ingresos. (Extraídos de Pascual Serrano, en Rebelion.org)

Todo esto está teniendo importante efectos en la conciencia de millones de trabajadores y jóvenes. Existe un cuestionamiento creciente de aquellos gobiernos y partidos que aplican las políticas de austeridad (ya sean “socialdemócratas” o de derecha) y un crecimiento de aquellos partidos que se presentan como más consecuentes en su oposición a estas políticas, a la izquierda de la socialdemocracia, como son los casos de la Coalición por una Izquierda Radical (SYRIZA) en Grecia, actualmente el primer partido del país en intención de voto, Izquierda Unida en España o el Frente de Izquierda en Francia.

También hay un fermento generalizado de cuestionamiento del sistema capitalista y de todas sus instituciones (partidos políticos, los bancos y los ricos, el parlamento, la justicia, etc).

Dentro del marco del capitalismo no hay ninguna alternativa para la clase trabajadora. Estas políticas de ajuste vienen impuestas por la gravedad de la crisis del sistema. Hay que reconocer este hecho y plantearse claramente que la única solución pasa por la nacionalización de las grandes empresas y monopolios bajo control de los trabajadores para poder planificar la economía en beneficio de la mayoría de la población.