Entre la impotencia de la derecha y el doble juego del kirchnerismo

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Editorial de El Militante Nº 51

El gobierno de Cristina aparece fortalecido tras su victoria parlamentaria en la Ley de Medios y la impotencia que muestra la oposición burguesa para incrementar su base social de apoyo. Pero la inconsistencia del oficialismo también ayuda a que movimientos políticos de izquierda, como Proyecto Sur, emerjan con fuerza.

Editorial El Militante Nº 51

El gobierno de Cristina aparece fortalecido tras su victoria parlamentaria en la Ley de Medios y la impotencia que muestra la oposición burguesa para incrementar su base social de apoyo.

Así, la Coalición Cívica de Carrió volvió a romperse; la UCR, sin dirigentes que despierten entusiasmo popular alguno, prepara su enésima refundación con la vuelta al redil del Vicepresidente Julio Cobos. Por su parte, Macri demostró ser un político insustancial, y ahora lo acosan problemas judiciales y movilizaciones populares en la Capital por su política descaradamente reaccionaria y represiva.

El desconcierto y la frustración en estos sectores opositores es tal que hasta el ex-Presidente Duhalde, un político de llegada directa a la clase dominante, se ha visto obligado a intervenir para tratar de poner orden en las desarboladas filas del peronismo "disidente" (la derecha peronista). A esto no es ajena la ruptura del frente del PRO de Macri con el peronismo "disidente" del ex-gobernador bonaerense Felipe Solá.

Los planes de Duhalde

El interés de Duhalde es reconstruir la política nacional alrededor de los dos partidos tradicionales: el PJ (sin Kirchner) y la UCR, convencido de que los frentes electorales alrededor de personajes sin una base social de apoyo y sin un fuerte aparato que los controle, abonan a la inestabilidad política del país.

Pero una cosa es pergeñar planes en el papel y otra muy distinta intentar llevarlos a la práctica.

Ni el PJ ni la UCR tienen la autoridad política y moral necesarias para encolumnar tras de sí a la mayoría de la población, como lo hacían en el pasado. Y a eso tampoco ayudan los candidatos que podrían postularse por estos partidos: Solá, Das Neves, De la Sota,…por la derecha peronista; Cobos, Morales, … por la UCR.

¿Quiere esto decir que el kirchnerismo pudo recomponerse y llegará entero al 2011? Nada de eso. El armado kirchnerista está plagado de aventureros y corruptos al servicio de la burguesía que sólo están esperando el momento propicio para abandonar el barco y dejar al gobierno en la estacada, como es probable que sea el caso del gobernador bonaerense, Scioli, de los caudillos peronistas del Gran Buenos Aires, y de gran parte de los políticos venales del oficialismo.

Además, pese a sus guiños por izquierda, el kirchnerismo deja claro a qué intereses de clase fundamentales responde, y mostrará su hilacha a miles de trabajadores. Así, anunció su disposición a alcanzar un acuerdo con los acreedores de la deuda pública que no aceptaron la quita del año 2005, lo que implicará más desembolsos para el pago de la deuda externa, apoyado por toda la oposición de derecha.

Mientras tanto, los trabajadores del sistema público de salud y los docentes están en pie de guerra contra los gobiernos nacional y de las provincias por los salarios bajos y la desfinanciación que sufren la salud y la educación públicas.

Es la duplicidad política del gobierno lo que abona el desencanto de su base social y potencia la demagogia de la derecha.

Proyecto Sur y la Constituyente Social

Pero la inconsistencia del oficialismo también ayuda a que movimientos políticos de izquierda, como Proyecto Sur, emerjan con fuerza, como demostró el debate sobre la Ley de Medios, donde jugó un papel vital para modificarla en un sentido más progresista y se aprobara en Diputados. No fue casual que los actos celebrados por Proyecto Sur en septiembre y octubre en el Gran Buenos Aires y La Plata fueran masivos y desbordaran las expectativas de sus dirigentes.

Esto demuestra que la mejor manera de delimitar con el gobierno no es competir con la derecha para ver quién le pega más duro al oficialismo, sino competir con el kirchnerismo para arrebatarle a éste la bandera de la lucha contra la derecha, mientras se señalan las insuficiencias, medias tintas y duplicidades de la política oficialista, que tienden a favorecer a los grandes empresarios y monopolios.

Paralelamente, vemos el estancamiento y parálisis de Nuevo Encuentro, de Martín Sabbatella , que sacó cerca de medio millón de votos en la provincia de Buenos Aires el 28 de junio. Su falta de delimitación política con el kirchnerismo lo ha convertido en un rehén del oficialismo; lo que abre un espacio mayor al desarrollo de Proyecto Sur en ésta y otras provincias.

Este mes se celebra en Neuquén el II Plenario Nacional de la Constituyente Social, de la que forman parte la CTA, Proyecto Sur y activistas de base de la CGT, y que nació para dar forma a un movimiento político de los trabajadores y explotados. La situación política de nuestro país no puede ser más propicia para comenzar a dar pasos efectivos en la constitución y desarrollo de esta herramienta política. No hay tiempo que perder.