El Salvador: El régimen de Bukele prepara las condiciones para un profundo conflicto social

El año pasado fue un año inédito para todas las economías del mundo, la economía mundial no se hubiera podido mantener en pie sino hubiese sido por la inyección exagerada de dinero público de los diferentes estados. De la noche a la mañana, pasamos de una economía donde se supone que el Estado no debía intervenir, a tener un Estado presente en todos los aspectos económicos, cuál salvador de las grandes empresas. Miles de millones de dólares fueron invertidos en incentivos empresariales para contener la catástrofe económica durante la pandemia.

La deuda mundial alcanzó límites inimaginables, supera el 355% del PIB global e incluso hoy no parece tener un tope, el FMI y el Banco Mundial tienen la perspectiva de inyectar todo el dinero que sea posible a las economías. El capitalismo senil es un enfermo que necesita la inyección de dinero de los contribuyentes para mantenerse en pie.

El gobierno de El Salvador, que bajo los argumentos de brindar salud a los ciudadanos se endeudó con más de 3 mil millones de dólares en el 2020, no pudo detener el colapso económico, la economía salvadoreña cayó en -7.9 puntos porcentuales del PIB, la peor caída desde hace 40 años.

Esta caída significó un tremendo sacrificio para la clase obrera: despidos, reducciones salariales, hambre y precariedad, fue lo único que las clases explotadas recibieron en todo el año pasado. Toda la inmensa fortuna acumulada por la burguesía nacional permaneció intacta mientras la devastación económica se desarrollaba en las familias obreras, que además tuvieron y tienen aún que soportar el padecimiento del virus o la partida física de sus seres queridos por no tener un sistema de salud integral.

El Estado de El Salvador lejos de tocar los intereses de los grandes capitalistas cargaron toda la crisis en la clase trabajadora a través de la reducción de presupuestos de instituciones dedicadas a la inversión social, así como también y principalmente recurriendo al endeudamiento, que pagará la clase obrera con creces en el futuro.

La legislatura de la Asamblea Legislativa del 2018-2021 se sumó al festín del endeudamiento, con muy poca y excepcional oposición logró situar el endeudamiento al 91% con respecto al PIB hasta abril. De por sí estos niveles de endeudamiento son problemáticos para las finanzas fiscales del Estado, sin embargo, esto no significó obstáculo alguno para que el gobierno de Bukele profundizará el endeudamiento a niveles nunca antes vistos. Después de la toma de posesión de la nueva legislatura 2021-2024 se han adquirido millones tras millones de dólares para resolver los problemas fiscales del gobierno, llegando a tener el 106 % de endeudamiento con respecto al PIB.

Esta situación profundiza la precariedad para la clase obrera, los niveles de endeudamiento hacen que el dinero que se podría destinar en inversión social sea destinado para el pago de la deuda, profundizando así la austeridad estatal en salud, educación, vivienda, etc. Administrar la crisis sin afectar a los grandes empresarios y mantener el sistema es la prioridad de los gobiernos capitalistas, por eso vemos como Bukele intenta mantenerse a través de la deuda y poco a poco con las privatizaciones de la infraestructura del Estado. En lo que va de su mandato, ha logrado aprobar algunos asocios público-privado; el más importante ha sido el de la terminal de carga del aeropuerto internacional de Comalapa, no es descartable que en un futuro privatice otros recursos de manera encubierta, como el agua o infraestructura estatal, con tal de conseguir financiamiento y salvar su gobierno. En otras palabras, él está maniobrando para no entrar en crisis, sin embargo, las medidas que toma solo preparan las condiciones para un colapso y un estallido mucho más profundo en el futuro.

Afortunadamente para ellos, el desarrollo de la economía les da algunos respiros a la crisis. El rebote económico que tendremos al final de año da cierto margen de maniobra al gobierno de Bukele, aunque quizá no por mucho tiempo. El Banco Central de Reserva actualizó sus proyecciones económicas a mediados de agosto, el boletín de Perspectivas Económicas de BCR, publicado el 16 de agosto, plantea que El Salvador será la segunda economía con mayor perspectiva de recuperación, solo superada por Panamá. Según el informe, el país tendrá un crecimiento económico del 9 % respecto al año pasado, mientras que la CEPAL ha dado una estimación de crecimiento de 7.5 %.

Esto se debe a que las exportaciones han empezado a recuperarse y a tener valores similares a años anteriores, así también otras actividades económicas como la construcción, la industria, el comercio, y las remesas que están teniendo también un crecimiento positivo.

Pero este fenómeno es temporal, no se sustenta en un crecimiento de la producción y el comercio, en realidad lo que se proyecta es una recuperación más que un crecimiento, si la economía cayó en un -7.9 % y este año crecerá en 9 % (según BCR) no es algo impresionante, la diferencia será de apenas un 1.1 %. La economía volverá a los niveles previos al desarrollo de la pandemia, para que podamos hablar de un crecimiento la economía debe superar el pico más alto de su desarrollo histórico, sino sólo podemos hablar de caídas, recuperación y estancamiento; claro que lo que los economistas burgueses a veces hacen para hablar de crecimiento es tomar periodos cortos de 4 o 5 años, o de año con año como hace el BCR.

Esta recuperación es el efecto de la baja en el consumo durante todo el tiempo de la cuarentena y otras medidas restrictivas, el consumo a partir del ahorro del 2020, la implementación y avance de la vacunación, la liberación de ciertas medidas por la Covid y la baja en los contagios en algunos países ha hecho que la economía se recupere a índices anteriores, esto es un efecto rebote. Tiempo después, cuando este fenómeno temporal haya culminado, se vendrán nuevos problemas. Una expresión más clara de que no estamos ante un crecimiento económico, es que no hay nuevos puestos de trabajo, al contrario, los datos afirman que durante la cuarentena del 2020 se perdieron alrededor de 74,000 empleos, de los cuales aún faltan recuperar más de 20,000, esto es realmente sintomático.

Como marxistas nos interesa que haya un crecimiento económico, no hay una relación mecánica entre crisis y revolución, no necesariamente para que haya revolución debe haber crisis. La historia ha demostrado que en los periodos de crecimiento económico también pueden desarrollarse estallidos revolucionarios. Suele suceder que cuando se experimenta crecimiento, los trabajadores quieren ajustar cuentas porque han aguantado la austeridad de la crisis, entonces cuando los empresarios se recuperan los trabajadores exigen mejores condiciones. Pero como decimos no hay una relación mecánica entre crisis del capital y revolución. Es necesario seguir de cerca la correlación de fuerzas y el estado de ánimo de las masas.

El bitcoin y la deuda

 Aún no hay claridad qué efectos tendrá la implementación del Bitcoin (BTC) en el país, aunque hay algunas alarmas a nivel internacional. Ningún organismo internacional ha acompañado o ha dado buena referencia de la política monetaria de Bukele, incluso el FMI ha suspendido las negociaciones de un pacto agresivo que pretendía firmar con el gobierno. La fecha en que la Ley entró en vigencia sacó a relucir el enorme descontento de una buena parte de la población, hubo diferentes tipos de manifestaciones y una marcha principal bastante nutrida que se dirigió hacia la Asamblea Legislativa.

Es difícil pronosticar el escenario más probable de esta política monetaria, porque también puede pasar que se implemente y solo sea utilizado para grandes transacciones, sin embargo, después de dos años de gobierno es la primera medida en la que Bukele no goza del apoyo popular. Diferentes encuestas como la de la UCA que afirma que 7 de cada 10 personas piensa que la ley debe ser derogada, y sondeos de opinión por parte de diferentes medios de comunicación, revelan que la medida tiene un rechazo creciente. Una incertidumbre se cierne sobre la clase obrera, astutamente la gente sabe que esta política no le beneficiará en nada.

Esta política a implementar chocará con muchas realidades adversas, el Estado no ha preparado las condiciones para que el BTC sea accesible para la gente que no tiene educación digital, por tal la razón es probable que los primeros meses de su implementación tengamos ciertas anomalías, peores o similares a las que se han presentado desde el 7S, y esto desatará aún más el rechazo de esta ley.

Será la pequeña burguesía arruinada por el capitalismo, los comerciantes ambulantes y otros agentes económicos, los primeros en sentir las causas de esta política mal planificada; también los empleados públicos que corren el riesgo que sus salarios y pensiones pasen a ser pagadas en BTC. Lo cierto es que los únicos beneficiados de esta política serán los grandes ricos, el crimen organizado y otros estratos sociales vinculados a actividades ilícitas. Para la clase obrera y los sectores más vulnerables es una ley que no tiene mucho sentido, cuando la clase obrera apenas tiene para comer no podemos esperar que tengan recursos para invertir en un juego de casino sin garantías reales.

El descontento generado por esta política buscará de una u otra forma expresarse por algún canal, ya lo vimos en la marcha del 7S, que ha generado gran expectativa de lucha, pero también se pueden ver las pequeñas expresiones de esto en algunos sectores populares del comercio, donde usan la pegatina en rechazo al BTC. Acciones como estas pueden tomar fuerza en los próximos días y debemos ser audaces para participar en estas primeras manifestaciones de rechazo y ayudar a su profundización.

El costo de la vida y la nivelación salarial

Por otro lado, la reciente nivelación salarial no ha mejorado mucho las condiciones de vida de la clase trabajadora. Ha sido una nivelación salarial poco celebrada por los trabajadores, la mayor parte de este aumento salarial ya había sido absorbido por la inflación generalizada debido a la crisis de los precios de la gasolina. Meses antes de la entrada en vigencia de este aumento la clase obrera ha venido sufriendo un aumento constante de la canasta básica.

La crisis del petróleo ha tenido un efecto inflacionario en el mundo, en El Salvador algunos alimentos básicos experimentaron hasta un 40 % de encarecimiento, los precios de la energía experimentaron un alza del 8.64 %, esto a pesar que la mayor parte de la energía que se consume en el país es renovable, pero sigue siendo la producida con base de bunker (petróleo) la que determina los precios en los mercados, golpeando así directamente los bolsillos de la clase trabajadora.

La inflación no parece tener un tope hasta ahora, cada mes se incrementan los precios de los productos básicos, haciendo que los salarios se desvanezcan rápidamente de las manos de la clase obrera, el aumento salarial sino va acompañado de una política de topes a los precios de la canasta básica no ayuda en nada. El gobierno no puede proteger los intereses de la clase obrera. Si de verdad estuvieran interesados en velar por proteger los intereses de los trabajadores buscarían medidas que garanticen el valor real del salario. Sin embargo, esto entra en directa contradicción con los intereses de la clase empresarial, es un riesgo que Bukele no quiere correr, al final sigue siendo un gobierno empresarial autoritario.

Los marxistas debemos levantar la bandera por la exigencia de un aumento salarial a la altura de los precios de la canasta básica ampliada, que en El Salvador rondaría los 500 dólares como mínimo, e incluir la demanda por la congelación de los precios de la canasta básica, la clase obrera no debe pagar por las fluctuaciones de los precios generadas por la crisis del capital.

Los empresarios siempre se opondrán a cualquier tipo de política que aumente el salario de la clase obrera o medidas como la congelación de los precios de la canasta básica, pero es esto o el hambre de la clase obrera. Este coro ensordecedor que gritará en favor de la democracia y contra el autoritarismo por imponer medidas como estas, será acompañado por los economistas liberales, y en momentos de confusión y de retroceso, incluso voces de izquierda se suman a estas denuncias. En el caso de una política de aumento salarial argumentan que acciones que busquen el crecimiento de la masa salarial solo generará inflación, sin embargo, esta es una falacia de los economistas burgueses.

No es cierto que un aumento salarial tenga un efecto inflacionario, lo que sí puede ocurrir es que, ante el aumento de la demanda de los productos de primera necesidad, los precios suban temporalmente, pero se nivelarán al aumentar la producción, por lo tanto, lejos de ser un freno para la economía, una política salarial no hace más que estimular la producción económica. En tanto el salario va en razón proporcionalmente inversa a la tasa de ganancia, lo que quiere decir es que, a mayor masa salarial, menor es la ganancia para el empresario y viceversa, por eso los empresarios siempre se opondrán a la lucha por el aumento salarial.

En todo caso si los empresarios elevan los precios de los productos buscando recuperar dinero perdido de sus ganancias ante un aumento salarial, esta sería una artimaña que no se sostendría en el tiempo, no es la voluntad de los empresarios la que determina los precios de las mercancías, y tampoco únicamente están determinados por la oferta y la demanda (aunque para los economistas burgueses sí), ya Marx ha explicado cómo en concreto es el trabajo socialmente necesario el que determina los precios de las mercancías. En ese caso un aumento arbitrario sólo tendría efectos temporales. Si el gobierno de Bukele no implementa políticas para evitar la desvalorización de los salarios tendrá serios problemas, la gente puede tener mucha paciencia y saber esperar a los políticos que eligen, pero la realidad carcome poco a poco esa paciencia, la paciencia se transforma en incertidumbre y de la incertidumbre a la rabia y desesperación no hay mucha distancia.

El desarrollo de la conciencia

Si revisamos la historia de la clase obrera y su proceso de conciencia comprenderemos que a menudo los acontecimientos no se corresponden con el nivel de conciencia de la clase trabajadora. ¿Qué quiere decir esto? Los trabajadores una vez depositada su confianza en sus representantes tienden a esperar, a darle espacio y superar todos los obstáculos que los reformistas de derecha o izquierda pueden argumentar para no resolverles sus problemas. Es por eso que es común que previo a grandes acontecimientos los políticos puedan traicionar una y otra vez a sus electores; pero una vez los acontecimientos, como corrupción, leyes e impuestos draconianos, ataques a las condiciones de vida de los trabajadores, etc., se alinean o se ponen al mismo nivel con el proceso de toma de conciencia, no queda otra salida que el estallido social, este es el punto donde la clase obrera se cansa de esperar y entra en la arena de la acción en la política para tomar en sus manos las riendas de su destino.

Acontecimientos como estos los estamos viendo en todo el mundo, y muy cerca de nosotros, Colombia, Chile, Ecuador, Estado Unidos. El análisis de estos procesos es claro, los trabajadores de estos países están igual de asediados por la crisis del capital, por las leyes reaccionarias y por las mismas condiciones de vida miserables que la clase trabajadora salvadoreña sin que los políticos resuelvan.

Cada país lleva su propio proceso y ritmo, que está determinado por su acumulación histórica, la relación de fuerza de las clases en conflictos, las divisiones en facciones de la burguesía y el proletariado, la relación de los líderes con las masas y la clase, etc., esto no es tan fácil y sencillo como decir en Guatemala son más revolucionarios que en El Salvador o viceversa. Un análisis detallado de todas estas condiciones nos puede ayudar a entender en qué etapa de descontento está la clase obrera. Como marxistas sabemos con absoluta seguridad que tarde o temprano la clase obrera va a despertar de su letargo, y cuando lo haga no habrá fuerza sobre la tierra que detenga su energía.  Algunos se preguntan ¿cuándo se llegará ese día? A los marxistas no nos importa tanto el cuándo, como si nos importe mucho prepararnos en el aquí y ahora para cuando estos acontecimientos sucedan. Porque como ya dijimos, el estallido social se desarrollará como la noche sigue al día. A nosotros nos interesa saber cómo actuaremos, el movimiento por sí solo no podrá acabar con el régimen capitalista, estallidos sociales ha habido muchísimos y no todos han terminado con una victoria absoluta de la clase obrera, parte de esta falla ha sido la calidad de la dirección revolucionaria.

Esto último es lo que nos interesa, la construcción de la herramienta de la clase obrera, o sea la construcción del partido revolucionario, que sólo puede venir de la preparación previa de los cuadros más destacados de la clase obrera y la juventud. En ese sentido entre más tarden los grandes acontecimientos de lucha, mejor para nosotros porque eso significa que tenemos más tiempo para prepararnos, sin embargo, los acontecimientos no sucederán por nuestro decreto y por eso no debemos tener una actitud contemplativa y relajada, sino más bien debemos tener un sentido de urgencia, profesionalizar cada más nuestro trabajo revolucionario y comprometernos cada día más. El tiempo es valioso para la construcción de la herramienta que garantice la victoria del proletariado. Esta es nuestra tarea fundamental, formarnos políticamente mientras nos mezclamos en todas y cada una de las luchas de la clase obrera.

La juventud y la crisis del capital

El costo de la vida es una preocupación principal de un sector adulto de la clase obrera, pero la juventud tiene preocupaciones inmediatas, la crisis mundial del capitalismo que obliga cada vez más a la juventud a un mundo gris, sinsentido, está preparando convulsiones insurreccionales para el futuro. Algo de eso estamos viendo en el mundo. A medida que la concentración de capital se vuelve más obscena, millones de jóvenes no pueden optar por un futuro medianamente humano, lo único que ofrece el capitalismo es explotación, corrupción y miseria. No hay espacio para las artes, los deportes y mucho menos para una vida digna.

En el pasado la juventud podía aspirar al sueño de tener una casa, un automóvil, o incluso soñar con ser empresario, pero hoy en pleno 2021 ya casi nadie cree en esta falacia del sistema. Esto no es porque toda la juventud sea comunista, no, no es eso precisamente. Es que el capitalismo está incapacitado para poder asegurar un futuro como este y ahora no es algo creíble ni para sueños a futuro, el capitalismo no es ya el sistema que alimentaba estas esperanzas en el pasado. Esperanzas con las que creció toda una generación y que vio algunos “buenos tiempos” donde no había tanta inestabilidad y decadencia.

La juventud de hoy llegó a su adolescencia en medio de una crisis tan profunda como la del 2008, han tenido que soportar una pandemia y luego otra crisis del sistema. ¿Qué buenos tiempos puede recordar esta juventud, sino solo guerras, violencia y terror? Pero al contrario de lo que se cree, esta juventud está muy consciente de la miseria en la que vivimos, saben que en este país no se puede aspirar a cumplir sus sueños y metas, y también saben que el sueño americano es una falsedad del pasado. En la medida en que la juventud tiene claridad sobre esto, estamos hablando de una juventud más despierta a la lucha, la juventud es un caldo de cultivo para la revolución. Mientras que hay otra generación derrotada que espera aún volver a los viejos y buenos tiempos del capitalismo, pero eso no sucederá, esta es la retaguardia de la clase obrera, sin embargo, en una avanzada revolucionaria sea como sea no dudarán en depositar su confianza en la juventud obrera para decidir el futuro, necesitaran del espíritu de la juventud para fortalecer su espíritu de lucha.

Es cuestión de tiempo para que todo ese descontento y frustración de la juventud se transforme en rabia y lucha revolucionaria, el punto de nuevo es como orientar está energía hacia una revolución triunfante que acabe con el capitalismo, fuente de todos los males. Los políticos contribuyen cada vez más al descontento de la juventud, las cifras de desempleo superan el 10 % o más entre los jóvenes, y cada vez menos jóvenes profesionales encuentran un empleo de lo que han estudiado, la mayoría de puestos de trabajo para la juventud están en los callcenter, esto frustra las esperanzas de este sector.

Militarismo

La política de reclutamiento en las Fuerzas Armadas cae como golpe en el estómago para muchos jóvenes que aspiran a algo más que recibir un fusil para luchar contra su mismo pueblo en el futuro. El gobierno queda cada vez más desprestigiado entre la juventud al ofrecer un arma en lugar de empleos y educación.

Por otro lado, la política incorrecta de la militarización de la seguridad está profundizando la estigmatización de los jóvenes, hasta hace unos días había alrededor de 196 denuncias de abusos de poder por parte de las fuerzas armadas involucradas en tareas de seguridad, eso sin contar el asesinato de jóvenes por parte de las fuerzas represivas y las ejecuciones extrajudiciales contra la juventud.

Está visión de intentar solucionar los problemas de la seguridad a través de la militarización, es de sobra un fracaso y el régimen de Bukele lo sabe. En realidad, el objetivo de duplicar las fuerzas armadas y aumentar la presencia de estas en las tareas de seguridad, va más orientada a la defensa del régimen que a cualquier otra tarea de seguridad con los civiles. Lo que Bukele está construyendo es un régimen policiaco-militar, porque sabe que en el futuro las FFAA serán su última línea de defensa. Realmente está construyendo y proyectando el futuro de su régimen. Los problemas de la criminalidad y delincuencia, son estructurales y sus causas no son superficiales, no basta con poner 1 policía y un soldado por cada 3 personas.

Para solventar estos problemas debemos acabar con las condiciones que permiten su desarrollo, estas son las grandes tareas que quedaron pendiente desde el conflicto armado. Condiciones dignas de empleo, vivienda, educación, salud, recreación y otros derechos que el gobierno de Bukele no está garantizando para la juventud, en este preciso momento cada niño/a que no puede asistir a su escuela por falta de recursos, que no tiene acceso a salud integral, a recreación y vivienda digna, está siendo desde ya un potencial elemento para engrosar las filas de los grupos delincuenciales. Porque qué niño o niña podrá ser funcional en un mundo donde en su infancia y adolescencia no se le garantiza lo mínimo, como vivienda, alimentación, salud y educación. Y qué decir de las miles de niñas que se desarrollan en este ambiente, están condenadas a una violencia sistémica, miserable y patriarcal. Estas son las principales condiciones que crean la sociedad del futuro, ¿Se está resolviendo algo? Al contrario, la miseria y la degradación se está profundizando.

Reformas a la Constitución y el régimen de Bukele

La recién presentada reforma a la Constitución tiene el objetivo de mantener el control del clan Bukele en el Estado, aunque algunas de las reformas contengan pasos positivos y muchos negativos difícilmente este tema estará en los debates de la clase trabajadora, puede que la aprobación de una nueva Constitución se dé sin mayor atención entre la población. Lo que hay que entender es que la mayoría de la población le tiene sin cuidado, por ahora, los debates sobre constitución y democracia, lo único que buscan es la resolución de sus problemas inmediatos, y si Bukele argumenta que para resolver estos problemas tiene que hacerse una reforma a la Constitución pues se hará (por lo menos en este momento preciso del proceso) el problema no es tanto esto, sino, si esto realmente resolverá sus problemas, en unos años quienes estarán en problema serán los Bukele porque tendrán a la población exigiéndoles los cambios que prometieron.

La actual Constitución es una Constitución apegada a los intereses de la vieja oligarquía, por tal razón no hay motivo para defender ese documento, nuestra tarea es defender las conquistas democráticas, como la libertad de reunión y organización, de prensa, y otras conquistas de la guerra civil de los 70 y 80.

A diferencia de lo que se piensa, lo que determinará cuánto tiempo los Bukele estarán al control del Estado no es una Constitución sino la correlación de fuerzas entre las clases, la capacidad de estás para defender sus intereses, porque, por un lado, están los intereses de la clase obrera que claramente no está representados en el gobierno de Bukele y, por otro, están los de los sectores empresariales que en parte están representados en este gobierno, pero que corren un riesgo constante al no controlar directamente a Bukele.

Lo que sí es cierto es que la posibilidad de que Bukele se reelija cuando no ha resuelto ni un solo problema de los más necesitados, no caerá en gracia para muchos y puede ser un punto catalizador de descontento. La popularidad de Bukele sobre las masas puede caer en cualquier momento por sus ansias de poder.

La burguesía detrás de Bukele

Es bien sabido que detrás de Bukele está uno de los más grandes multimillonarios de Centroamérica, Roberto Kriete y a él se han sumado otros oligarcas como Callejas, Dueñas, Regalado, Salaverria, etc. Este es el sector detrás de Bukele, el que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija. Sin embargo, la particularidad de Bukele es que no es manejable, y estos empresarios están sabedores de eso, en el futuro el régimen de Bukele puede quedar aislado, por eso es necesario contar con el apoyo de las fuerzas armadas que serán los pilares sobre los cuales dependerá su gobierno.

La burguesía buscará cómo sacudirse a Bukele cuando ya no le sea útil, pero Bukele será un tipo difícil de domar. Sin embargo, les será útil para contener a las masas que buscarán soluciones y encontraran la represión en manos de Bukele, aunque en un proceso de revolución abierta gobiernos como el de Bukele que puede desarrollar un carácter bonapartista[1] no son cien por ciento seguros para la clase dominante. Los escenarios para el país son desoladores, si no construimos una alternativa con independencia de clase y con rumbo al socialismo es posible enfrentar décadas de reflujo revolucionario, este periodo es clave para definir el futuro de la clase obrera salvadoreña.

En el camino de la construcción de la herramienta y en la lucha contra un demagogo como Bukele no hay aliados cualquiera, ninguna de las facciones de la burguesía y sus organizaciones, ni sus partidos pueden jugar un papel progresista en esta lucha, solo la clase obrera y la juventud podrán forjar la espada que podrá romper las cadenas de la opresión y dominación burguesa y el imperialismo.

La política conciliacionista de clase, que presume unirnos con todo tipo de organizaciones independientes de nuestros intereses de clase, saldrá nuevamente a la palestra, olvidando toda la experiencia anterior, que fue justamente esta política la que hundió a la izquierda y nos trajo este escenario autoritario.

El movimiento de la clase obrera no puede dejarse arrastrar nuevamente a alianzas con partidos y organizaciones empresariales, de derechas o burguesas. Pondrán como excusa que el objetivo es sacar a Bukele y que luego se puede discutir con qué sustituirlo, pero lo que nos demuestra la experiencia histórica es que los grupos burgueses siempre se montan sobre este vacío, siendo la minoría en la sociedad, pero a la vez más acomodada y preparada con sus medios de comunicación, agentes plumas pagadas, etc, se posicionan en el movimiento para restablecer la democracia burguesa, que beneficia a la clase empresarial.

La única forma de acabar con este peligro es confiando solo en la fuerza de la clase más numerosa, poderosa y revolucionaria de la sociedad, la que mueve todos los hilos de la economía, pero que no es tomada en cuenta en las decisiones: la clase trabajadora.

Solo la clase obrera y demás clase oprimidas y explotadas, pueden construir una sociedad diferente, libre de opresión y miseria capitalista. Esta es la tarea central de toda la lucha, acabar con el dictador sí, pero sustituirlo por el régimen democratico de la clase obrera, el socialismo. Solo puede lograrse estudiando las lecciones de la historia, construyendo organización obrera, estudiantil y juvenil y defendiendo un punto de vista de clase abiertamente revolucionario.

EEUU y China

Todas las políticas lanzadas por Bukele, tales como la deuda, la militarización, y las privatizaciones en diferentes sectores encubiertas como Asocios Público Privado, el Bitcoin, etc., están siendo material incendiario para el futuro. Ninguna de estas políticas solucionará ninguno de los problemas reales de la clase obrera, al contrario, los profundizará. En estas políticas vemos cómo Bukele sigue siendo un gobierno al servicio de las transnacionales y de los grandes empresarios del país. A pesar de todas las disputas diplomáticas que Bukele ha tenido contra los EEUU ninguna de las empresas gringas que explotan a la clase obrera ha dejado de operar en el país. Esto es sintomático al final, ni a Bukele ni a los EEUU le conviene romper relaciones, aunque el país es pequeño, continúa siendo importante para la región y siempre ha sido un buen aliado de los gringos, con la posibilidad de un ascenso de la izquierda en Honduras y con la hostilidad de Ortega en la región, a los gringos no les conviene soltar del todo a Bukele.

El cambio de encargado de embajador de EEUU en El Salvador ha venido a calmar las aguas, desde la llegada de Janes Manes al país, Bukele no volvió a tener escenas de bravuconería con los EEUU, a parte de la estocada que les dieron a varios funcionarios públicos con la cancelación de Visas. Por ahora un conflicto que lleve al rompimiento de relaciones con los EEUU es poco probable, aunque como ya sabemos Bukele no es un tipo de fiar, él mantiene siempre una estrecha relación con Pekín y para China la región también es importante. En un posible escenario donde Bukele pierda popularidad y tenga que llegar a extremos, China puede darle su apoyo a cambio de negocios, como ha sucedido en otras regiones donde los regímenes opresivos se quedan aislados.

Estados Unidos está consciente de lo espinoso que es tratar con Bukele, por eso están ya moviendo piezas claves para crear un ambiente adverso que permita la sucesión del gobierno a otro personaje. Recientemente, los gringos desembolsaron 271 millones de dólares para la USAID en la lucha contra la corrupción y la democracia, con este dinero intentan salvar sus instituciones y su sistema, Bukele y otros gobernantes latinoamericanos no les son beneficiosos para sus propósitos, la mejor democracia es la que funciona con la independencia de los poderes del Estado, el llamado “Estado de derecho”.

Este tipo de democracia burguesa garantiza la explotación y la expoliación de la clase obrera, por eso invierten millones y millones de dólares por diferentes canales, desde la USAID, ONGs y fundaciones humanitaria y altruistas, el objetivo es preservar la imagen de las instituciones constitucionales y democráticas. Porque entre menos opresivo sea el régimen mejor es para esconder la explotación de la clase obrera. Pero en etapas de crisis, mantener estos regímenes de Estado de derecho es casi imposible, por lo tanto, los problemas para los capitalistas se multiplican, el peligro de la revolución se ve más cercano con dictaduras opresivas.

Bukele ha desarrollado una ofensiva contra las instituciones de la democracia burguesa. Prácticamente ha cooptado todas las instituciones, por muy negativo que parezca, hay algo positivo en todo esto, porque demostrará que estas instituciones han sido creadas para garantizar la explotación y la opresión y que no basta con un cambio de rostro, porque él terminará profundizando las condiciones miserables de vida de la clase obrera aun y con el control de todo el aparato del Estado y esta percepción por parte de las personas ya se está desarrollando. La gente concluirá que para cambiar se necesita barrer con todo este sistema podrido y crear instituciones realmente democráticas controladas por la clase trabajadora en su conjunto.

Eso quedará demostrado con el fracaso de Bukele, este camino está siendo una escuela para la clase obrera, los imperialistas darían lo que fuera por tener un gobierno diferente, en este sentido hasta el gobierno del FMLN les era más beneficioso. Por eso buscan constantemente sacudirse a Bukele, pero no lo pueden hacer mientras la clase obrera aún le tenga esperanzas, porque no hay otra alternativa y su farsa aún no ha quedado al descubierto para la mayoría, aunque ya hay avisos de esto, que seguramente los imperialistas aprovecharán para la imposición de un gobierno controlable con una política de hierro en favor de las transnacionales, para eso está trabajando la cooperación internacional en nombre de la democracia y la anticorrupción en la región.

En Nicaragua, por ejemplo, financiaron a la oposición en nombre de la democracia y la libertad, ideas que son palabras vacías para el imperio norteamericano. Durante el conflicto entre Nicaragua y EEUU por la construcción del canal interoceánico pagado por China, los Estados Unidos financiaron a través de la USAID, la agencia de la CIA, a grupos reaccionarios para derribar a Ortega. El dinero ha llegado al país a través de las ONG que se dicen luchar por la democracia, pero lo único que buscan es la sucesión del poder del Estado de un sector empresarial vinculado con Ortega y China a otro sector empresarial vinculado directamente a los EEUU.

En esta disputa interburguesa en Nicaragua quienes pagaron los platos rotos fue siempre la clase obrera, durante los conflictos cientos de jóvenes de ambos bandos han muerto en nombre de la libertad. El Salvador no está lejos de este escenario con el régimen de Bukele. La clase dominante luchará para volver a controlar de forma segura su aparato estatal. El Estado burgués es un arma imprescindible para garantizar los intereses de la clase dominante, la usurpación de advenedizos como los Bukele no puede durar mucho en momentos de crisis como la actual.

Conclusiones

La juventud debe tener claridad, el régimen de Bukele hay que derribarlo, pero en esa lucha es únicamente la clase obrera en su conjunto la única que puede hacerlo y garantizar un futuro diferente. Ninguna organización financiada por «cooperación internacional» o por la burguesía nacional puede sobrepasar los límites de la democracia burguesa. En un proceso revolucionario quien esté del lado del pueblo tendrá que abandonar a sus financistas externos, que tienen su propia agenda enfocada a convencer a la clase obrera que las revoluciones son autoritarias y antidemocráticas. Las organizaciones que no abandonen a sus financistas liberales y estas ideas por la lucha de la emancipación de la clase obrera estarán del otro lado de la barricada.

El gobierno no tiene mayor margen de maniobra para mantenerse por mucho tiempo en el poder sin desatar la represión y ataques a las condiciones de vida. Las privatizaciones que se están intensificando son las primeras señales que muestran que el gobierno de Bukele no tiene cómo resolver los problemas financieros, y no solo se pueden venir más privatizaciones, sino también nacionalizaciones de sectores entregados en el pasado a empresarios.

La vuelta de estas instituciones a manos del Estado será de alguna forma positiva, una vez nacionalizadas la clase obrera debe exigir el control obrero de estas instituciones y una contabilidad abierta para combatir la corrupción y la manipulación de dinero de carácter arbitrario. El control obrero de las instituciones del Estado es la salida para acabar con la corrupción, esta debe ser una consigna de la clase obrera y los sindicatos.

Los ataques y políticas reaccionarias están a la vuelta de la esquina, a la clase obrera y la juventud se le ataca por todos los frentes. La crisis del capital está generando una serie de sub crisis que afectan la vida de todos y todas, como la violencia machista y patriarcal, la crisis climática, la delincuencia, los desplazamientos forzados entre otras.

La clase obrera, la juventud y todos los grupos oprimidos de la sociedad tendremos que hacer resistencia a todos estos ataques y proponernos acabar con el régimen de Bukele y el capitalismo para construir nuestro propio régimen. Vivimos tiempos de grandes cambios, movimientos insurreccionales están a la orden del día alrededor del mundo, y para jugar un papel fundamental debemos prepararnos asiduamente con la teoría marxista que es la única herramienta que nos puede ayudar a liberarnos de la asfixiante opresión a la que nos somete el capitalismo. De nuestro nivel de entrega y sacrificio depende el futuro de las generaciones venideras, no hay tiempo para lamentarnos o para la pereza, la situación exige todas nuestras energías posibles para construir un mundo inmensamente diferente. Estamos seguros que podemos aportar a esta lucha revolucionaria, ¡a construir!