EL PENSAMIENTO NEO-ZAPATISTA

0
270

El Estado desde el punto de vista del marxismo es un instrumento de la clase en el poder por medio del cual establece su hegemonía para el conjunto de la sociedad, específicamente sobre el conjunto de las demás clases. Cuando Marx analizó a la sociedad capitalista descubrió que el Estado, aún el más liberal, no podía surgir más que en una sociedad dada y por tanto expresaba las necesidades el terreno del poder de un sistema de relaciones sociales. Poder político y Sociedad Civil

El Estado desde el punto de vista del marxismo es un instrumento de la clase en el poder por medio del cual establece su hegemonía para el conjunto de la sociedad, específicamente sobre el conjunto de las demás clases. Cuando Marx era joven conoció las ideas de Hegel sobre el Estado. Desde el punto de vista de aquel gran filósofo uno de los puntos torales del desarrollo del Estado en su versión feudal era una especie de fusión entre la Sociedad Política (Estado, o lo relacionado al poder político) y la Sociedad Civil (lo relacionado con las relaciones económicas de una sociedad) La revolución burguesa emancipaba a la sociedad política de la sociedad civil, la igualdad jurídica de los hombres independientemente de su posición social, constituía un progreso inmenso de frente al estado estamental de otros tiempos.

Las posiciones de Hegel, propias de una burguesía en ascenso cuya tarea era, en la esfera política, abrir el espacio rumbo a la democracia representativa, constituyeron un paso adelante. Las ideas de Hegel se convirtieron en una parte fundamental de la filosofía política clásica. Marx revisó atentamente estos planteamientos y trato de emplearlo para analizar la sociedad burguesa.

Cuando Marx analizó a la sociedad capitalista descubrió que el Estado, aún el más liberal, no podía surgir más que en una sociedad dada y por tanto expresaba las necesidades el terreno del poder de un sistema de relaciones sociales.

Como señala repetidas veces Marx, el análisis teórico de la realidad objetiva tiene sentido cuando permite comprender esta realidad y dota a los hombres de instrumentos para transformarla.

La dualidad Estado-sociedad civil permite analizar, hasta cierto punto, las relaciones entre el poder y la sociedad pero no resuelve y nunca se plantea el problema de quién tiene ese poder y a quién le sirve. La democracia, que es la última respuesta, pretende amortizar la contradicción entre el poder y la sociedad, por tanto surge como mecanismo de regulación no de transformación.

El análisis Estado-sociedad civil, desde ese punto de vista, separa las relaciones políticas de las relaciones económicas, en ese sentido juega el papel de una conciencia falsa.

Marx descubrió que esas relaciones políticas no operan de manera independiente sino que surgen sobre la base de las relaciones económicas, de ahí que señalará que la solución de la sociedad política había que encontrarlo en la sociedad civil, entendida como el espacio de las relaciones económicas.

El Marxismo se aleja del empleo de la terminología de sociedad civil vs. Estado dado que, la burguesía, al llevar hasta sus últimas consecuencias la emancipación política, con la democracia, no resuelve el problema de la explotación del hombre por el hombre.

Trascender de la emancipación política a la emancipación humana, acabar con la explotación del hombre por el hombre (el gran límite de la revolución burguesa), es la tarea principal del análisis político marxista. En esa tarea, el análisis de la sociedad dividida en clases con un Estado de clase le permite a las clases explotadas identificar enemigos y trazar estrategias y métodos de lucha.

La burguesía crea un mundo a su imagen y semejanza. Del mismo modo el Estado capitalista busca por todos los medios preservar su dominio sobre el conjunto de la sociedad. Si bien el Estado capitalista actúa con autonomía, (lo que no significa independencia), respecto a la clase a la que sirve, lo hace para preservar éste dominio de clase.

No existe ni existirá ningún Estado capitalista que actúe en contra de la hegemonía capitalista y su lógica de poner por encima de todo las ganancias de los burgueses y la defensa de sus empresas.

No obstante La burguesía crea sus propios sepultureros, crea al proletariado y oprime hasta la saciedad a todas las demás clases, incluyendo a los campesinos. Crea un Estado nacional y como consecuencia de ello forma naciones opresoras y oprimidas. El Estado capitalista no disuelve las contradicciones sino que las muestra más abiertamente.

Para construir una sociedad diferente es necesario un Estado diferente, hace falta la organización, el programa y la acción de todas las clases explotadas. De entre todas ellas el proletariado es la única que puede asumir un programa que incluya la emancipación de todas las demás.

La construcción de la hegemonía proletaria en el seno de las expresiones de lucha de las clases oprimidas es una tarea central de cara a la lucha por el poder político. Aquellas ideas que fortalezcan la capacidad de combate y organización del proletariado y las clases explotadas son progresistas, aquellas que sirvan para desanimar, desorientar o desviar la lucha son negativas.

La toma revolucionaria del poder político no se revelaba ante el marxismo como una idea bonita para poseer el poder: es una necesidad ante un poder que lo hegemoniza todo, constantemente, por medio de instituciones que consagran el orden establecido y reproducen las condiciones para preservarse a sí mismo y a su sistema económico. Efectivamente dicho estado con el desarrollo de la sociedad capitalista se vuelve más sofisticado y relativamente más independiente. Incluso puede llegar a reaccionar en contra de los intereses de una parte de la clase dominante o contra de la mayoría de ella. No obstante, cuando lo hace, por ejemplo en las dictaduras militares, tiende a preservar el orden establecido, no a revolucionarlo. Esta enorme maquinaria que combina elementos de represión con los de consenso, que a la vez que somete tiende a buscar mecanismos de legitimación, extiende sus redes por todo el sistema por medio de todo tipo de instituciones. Hacer una separación entre el Estado como tal y el conjunto de elementos del conglomerado social pueden ser útiles para verificar las funciones aisladas de las partes pero en la realidad el Estado se interrelaciona con la sociedad de un modo dinámico: de ella viene y a ella va. Cuando Marx caracteriza a cualquier Estado capitalista como dictadura burguesa señala básicamente la esencia del poder que puede cambiar en forma pero no en fondo. La lógica de la toma del poder es trastocar esta dictadura para destruirla y emplear los medios disponibles desde el poder para la realización de un programa para la emancipación de todas las clases.

El único criterio de verdad es la práctica. Nos podrían decir que estas ideas, las de la sociedad civil, son la vía moderna para aglutinar a los oprimidos y continuar la lucha. Veamos algunos ejemplos de los defensores de estos postulados.

Hace algunos años, antes que Marcos, resurgió en la mente de muchos políticos e intelectuales que se decían de izquierda la cuestión de la sociedad civil como el motor de la transformación social. En 1991 Joaquín Villalobos ex dirigente del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) señalaba: "El concepto clásico de una vanguardia que hegemoniza el poder es historia. Lo que nosotros perseguimos en El Salvador es una revolución de la sociedad civil" (citado por Jorge. G Castañeda. La utopía desarmada. Joaquín Mortiz. Pág. 237)

El concepto de sociedad civil es, por otro lado, muy cómodo; cada quién tiene una idea distinta: "Por sociedad civil nos referimos a todos los grupos que no son parte del orden dominante y de la clase dominante" (Roger Burbach y Orlando Nuñez, 1987), "Esa masa informe que no responde a una organización política en términos clásicos" (Marcos, La Jornada 8/1/2001) "Conjunto de asociaciones y organizaciones independientes del poder y los partidos políticos" (Yvon Le Bot, op. cit. pág. 87)

Al final, el manejo del término siempre tienen que ver con la necesidad de evadir el problema de la toma del poder y de la construcción de una sociedad nueva y la formación de una dirección capaz de realizarla. Orlando Núñez, un militante del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) decía "la crisis de la concepción y del ejercicio del poder leninistas coincide con el surgimiento y el redescubrimiento de movimientos sociales que tiene un carácter, organización y motivaciones muy diferentes" (Jorge Castañeda, Op Cit Pág. 236).

Tanto en el FMLN y el FSLN estas ideas sirvieron como un puente para la auto justificación, para la convivencia en el parlamento e incluso para alianzas con la mismísima derecha (Villalobos con ARENA y el FSLN con el Partido Liberal)

Es decir, sirvieron no para trascender a otro nivel de lucha sino para dejarla o incluso cambiar de bando.

Jorge G. Castañeda (¿alguien sabe de él?) señalaba que la izquierda puede jugar un papel importante, como partido, como movimiento, como ONG, como intelectual, etc., participando en alianzas amplias, luchando por autonomías locales; consagra un apartado entero a la autonomía municipal y añade "puede impulsar el cambio desde abajo y desde afuera: movilizando las enormes energías de la sociedad civil (…) la izquierda aprendió que el poder no lo es todo…"(Op. cit. Pág. 566)

La gran mayoría de estas ideas no parecieron el 1 de enero de 1994 de la cabeza de Marcos, eran ya los puntos de vista de intelectuales y políticos de izquierda que estaban absolutamente desconcertados y buscaban afanosamente muletas teóricas para posteriores claudicaciones. El movimiento zapatista, sobre todo en los primeros meses, sufrió una verdadera ofensiva de todo tipo de intelectuales y políticos que, combinados con sus propios desconciertos, vinieron a dar lugar a esa amalgama de ideas que se conoce como neo-zapatismo.

No abrigamos muchas esperanzas en que los intelectuales y políticos que se han integrado a las organizaciones zapatistas civiles puedan hacer algo para disipar la confusión. Sergio Rodríguez Lazcano, uno de los promotores del FZLN, señalaba en un debate en 1993, uno meses antes del levantamiento, su admiración por los movimientos centroamericanos: "ellos están rompiendo con las visiones dogmáticas del pasado, el grito de "Patria o Muerte venceremos" está siendo sustituido por el de "Patria o muerte, negociemos"".

Para los neo-zapatistas el poder político está definitivamente opuesto a la sociedad civil, según ellos cuando la sociedad civil esté suficientemente organizada, entonces se podrá "mandar obedeciendo". Es decir, que la sociedad civil organizada tendrá tal poder desde abajo que los gobernantes, sean de izquierda, de derecha o de centro, se verán obligados a obedecerla.

De esta manera se pretende crear un "mundo donde quepan todos los mundos"

En suma, desconocen el carácter de clase del Estado y la necesidad de tomar el poder. Ya hemos revisado las consecuencias de dichas ideas, baste señalar que estas posiciones están provocando una tendencia a la adaptación que se vuelve cada vez más preocupante. Incluso Marcos empieza hablar de que los diputados deben tener "visión de Estado". En éste aspecto nos preguntamos ¿para ser consecuentes no hubiera sido mejor que Marcos les pidiera a los diputados tener visión de "sociedad civil"?

Analicemos por un momento el hecho de que el ideario zapatista tuviera tal éxito que el poder se desmoronara frente a él. ¿Con qué se sustituiría? Pensando en que en un momento dado los ataques foxistas se recrudecieran y la lucha hiciera tambalear el poder y los trabajadores, como sector más combativo, asumieran la tarea de la organización de todos los explotados, en el punto más alto de su acción se verían en la necesidad de TOMAR EL PODER para constituir uno nuevo, ajeno a los intereses de clase de la burguesía y desde éste realizar los cambios a los que se opondrían lo poderosos.

Negarse a tomar el poder es lo mismo que permitir que los burgueses queden con las manos libres para, desde el Estado, maquinar la reacción sangrienta contra los trabajadores. La historia de todas las revoluciones es esta: o la clase de trabajadora, y junto con ella el resto de sectores oprimidos, toman el poder, o estalla una contrarrevolución sangrienta.

Los neo-zapatistas niegan que ellos sean una vanguardia, en ello tiene la razón, no son ni pueden ser una vanguardia o una dirección en un auténtico enfrentamiento con el Estado, primero porque en los hechos niegan la necesidad de confrontarse con él y después porque no representan los intereses del conjunto de los trabajadores ni aspiran a representarlos. No obstante éste discurso, lo que genera tal postura es la suposición entre la inmensa mayoría de sus seguidores de que no se necesitan ni organización ni dirección para luchar contra el Estado. Se les condenan al espontaneísmo y a "lo que salga".

Marcos y la alternativa al capitalismo

"Si, tal vez Marcos ya no es marxista, pero no sé si esto sea malo, no sé si es algo que haya que reprochárselo o reconocerle" (Marcos. Yvon Le Bot, op. cit. Pág. 339)

Pese a que no son muchos los escritos de Marcos sobre la situación mundial, los que existen son bastantes ilustrativos sobre su pensamiento. Un compendio de artículos elaborados para Le Monde Diplomatique en 1998, y publicados en Italia bajo el título de "La quarta guerra modiale è cominciata" señala uno de los pocos trabajos que al respecto Marcos ha elaborado.

Como todo revolucionario, Marcos parte del análisis de los procesos actuales en el ámbito de la estructura interna de la sociedad, proponiendo un análisis del proceso irresistible de penetración del modo de producción capitalista a nivel mundial.

En sus propias palabras Marcos reconstruye "el rompecabezas mundial" del neoliberalismo. El escenario que se ha formado con el colapso de la URSS representa "un nuevo teatro de operaciones mundiales": Inmensas "tierras de nadie creadas por el fracaso político, económico y social de los países del Este; potencias en expansión (USA, Europa y Japón) : crisis económica mundial y una nueva revolución tecnológica, la informática" Según Marcos la tecnología de la informática es el vehículo para una transformación completa del orden mundial, el instrumento que en manos del "rey supremo del capital, el financiero" ha impuesto sobre el mundo de los mercados financieros.

Para Marcos el neoliberalismo, entendido como el dominio absoluto del capital financiero sobre el mundo, entra necesariamente en conflicto con lo que el capitalismo consideraba como lo más vital: el Estado Nacional, entendido como tradición, cultura y mercado, esto es, relaciones económicas: "el capitalismo internacional captura algunas de sus víctimas debilitando los capitalismos nacionales y desangrando hasta la inanición los poderes públicos" que "no disponen de la fuerza necesaria para oponerse a la voluntad de los mercados internacionales, cuando estos lesionan los intereses de los ciudadanos y de los gobiernos" Y más aún "el capitalismo mundial sacrifica sin misericordia alguna lo que le ha asegurado futuro y proyecto histórico: el capitalismo nacional".

La cuarta guerra mundial se combate -según Marcos- por medio de las llamadas "burbujas financieras". El neoliberalismo se propone como objetivo el de "atacar territorios (Estados Nacionales), destruyendo las bases materiales de la soberanía nacional". El neoliberalismo produce así "destrucción/despoblamiento, de un lado, y reconstrucción/reordenamiento del otro, de regiones y naciones, para abrir nuevos mercados o modernizar los existentes".

En el análisis de Marcos prevalece la caracterización de la época actual como de crisis del capitalismo, entendiéndola como una transformación dolorosa y llena de consecuencias y no tanto como un impasse del sistema social o el modo de producción. El capitalismo parecería atravesar un periodo en el cual los nuevos amos del mundo, los dueños del capital financiero, están afirmando su dominio sobre los viejos amos y sobre las masas explotadas, rediseñando la geografía transformando el viejo orden y deshaciéndose de todo residuo de la tradición y la cultura ajena a sus intereses.

Elementos que configuran la nueva formación social en desarrollo son las megalópolis que son los centros de recomposición de las economías en macro-bloques, como la Unión Europea, el TLC, el MERCOSUR y numerosas variantes de integración económica regional en diversas partes del mundo.

Hasta aquí Marcos expresa con acento apocalíptico lo que Marx había señalado hace mucho tiempo y con mayor claridad en el Manifiesto Comunista: el desarrollo del mercado mundial bajo la guía de la burguesía crea un mundo "a su imagen y semejanza"

"Con la explotación del Mercado mundial la burguesía ha dado un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países. Ha dejado a sus pies a la industria y sus bases nacionales, con gran tristeza para los reaccionarios", escribía Marx, quien recordaba el rol objetivamente progresista que el capitalismo jugó en sus primeras fases de desarrollo: "la burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar constantemente los instrumentos de producción, por tanto las relaciones de producción, por tanto el conjunto de las relaciones sociales. La primera condición de existencia de todas las clases preindustriales estaba basada por el contrario en la conservación casi intacta del viejo modo de producción".

Marcos tiende, sin embargo, a suponer que el capitalismo avanza rumbo a una nueva época y no hacia un nuevo sistema social y económico. El capitalismo lejos de estar al borde de un nuevo paso histórico ha alcanzado los límites de su capacidad como sistema progresista desde hace mucho tiempo. Bastante hace que éste sistema muestra claros síntomas de agotamiento que se expresan en la sobrecapacidad productiva. La reacción de esta crisis sobre los procesos de integración económica, hasta ahora irresistible, será violento. Ya desde hace bastante tiempo se muestran signos de una posible guerra comercial entre los principales bloques económicos, que podría hacer resurgir el espectro del proteccionismo generando una profunda crisis a escala mundial.

El enorme peso de los mercados financieros no es un síntoma de salud, sino de enfermedad del sistema que surge como resultado de lo que Marx había explicado como tendencia a la caída de la tasa de beneficios.

Sería por otro lado equivocado atribuir a los nuevos amos del mundo el total control de la situación. La burguesía ha creado, como el aprendiz de brujo, fuerzas que no es capaz de controlar y los mercados financieros son precisamente una de estas fuerzas. La bolsa refleja los sueños de la burguesía que, como es evidente, está sujeta a las impresiones del momento que, sí bien son un reflejo de la realidad objetiva, pueden significar todo lo contrario de lo que los magos de las finanzas quieren entender o ver. El hecho de que tales sueños vienen y van sin un sentido preciso refleja la profunda incertidumbre de la burguesía sobre su propio futuro.

Como en todos los escritos de Marcos, en el que analizamos no se puede encontrar una alternativa al capitalismo. Al señalar como el principal elemento de la situación actual la lucha del capital mundial contra el estado nacional, Marcos establece que por tanto se debe luchar por "la recuperación de la soberanía nacional como parte de una revolución antineoliberal".

Así bien, la burguesía nacional no es caracterizada, no es identificada como un enemigo de clase puesto que, de acuerdo con los planteamientos de Marcos, no hay tales clases sino, más bien, "esa masa informe que no responde a una organización política en términos clásicos". Así pues, de acuerdo con estos planteamientos, en la lógica de alguna coyuntura específica, se abriría el espacio, en aras de la soberanía, de alguna alianza con un sector de la burguesía.

Marcos no se plantea tal cuestión. El principal problema actual no es tanto de explotación mundial, el factor que más le preocupa del llamado "neoliberalismo" es su poder criminal que anula toda identidad histórica y cultural en un proceso de penetración-destrucción-reconstrucción que deja al margen a los excluidos.

Las consecuencias de todo esto se traducen en una verdadera devastación mundial globalizada: "El reordenamiento de procesos de producción y de circulación de mercancías y la reorganización de las fuerzas productivas producen un deshecho peculiar: seres humanos, que no son necesarios al "nuevo orden mundial, que no producen, no consumen, que no son sujetos de crédito y en general son desechables"

A éste proceso propone generar focos de resistencia al nuevo orden en donde tengan espacio los excluidos del sistema.

La lógica del discurso de Marcos es la resistencia y, como hemos visto en 1997 y casi todo el 2000, el silencio. En el marco de un grupo guerrillero confinado en la selva, la resistencia puede tener cierta lógica, Para las clases y sectores que necesitan luchar y enfrentarse al Estado significan magnificar al enemigo y debilitar la confianza de los trabajadores en sus propias fuerzas.

Si bien Marcos nunca ha negado al proletariado como una fuerza que pudiera jugar parte, junto con muchas otras, de la lucha contra el megapoder mundial, muchos de sus seguidores hablan incluso de la inexistencia del proletariado como clase social.

Marco Ravelli, un intelectual italiano, señala abiertamente que en el nuevo orden mundial: "El sistema desarticulado y múltiple de la fuerza de trabajo global no es más representable como subjetividad organiza y cohesionada" (La quarta guerra mondiale è cominciata. Pág. 67)

En la medida de que para él dicho problema no existe, estas ideas lo que hacen es negar la necesidad de plantear a alguna fuerza social como motor principal del proceso revolucionario: ¿quién jugará o debería jugar el rol de dirección?

Cuando el EZLN empezó a actual públicamente no negaba la necesidad del poder, pero señalaba que esa tarea le correspondería a otros: "Como Ejército Zapatista no es posible la toma del poder porque faltarían los obreros, las clases populares, una estructura partidaria, cosa que no tiene el EZLN (…) confiamos que otros movimientos se levanten y constituyan una fuerza nacional para cambiar el sistema"

Ahora esa tarea según los zapatistas no le corresponde a nadie, luego entonces ¿qué debemos hacer?. Resistir, responde Marcos.

¿Qué hay después del capitalismo? Más capitalismo. En suma detrás del discurso metafórico e idealista encontramos un profundo pesimismo, el cual, aunque no tiene justificación, se puede explicar en intelectuales que hoy pueden tomarse un café y mañana ir a alguna reunión y después ya no, pero no en un movimiento vivo cuyo futuro depende de la capacidad de combate y la confianza en sí mismo para enfrentar a un enemigo fuerte pero no invencible.

El método en la práctica y las formas de organización

"Nosotros decimos que somos un desmadre"
(Marcos. Yvon Le Bot. Op. Cit. pág. 302)

El EZLN es la organización militar del movimiento campesino indígena de Los Altos y de otras regiones de Chiapas. Como tal tiene una estructura organizativa vertical propia de cualquier ejército, no obstante pregona una ruptura con las formas de organización "autoritarias" desde su punto de vista.

Los simpatizantes del EZLN no sólo pregonan organizaciones horizontales, sin jerarquías, sin autoridad, sino que combaten con todas sus fuerzas las formas organizativas con algún nivel mínimo de centralización.

La libertad individual es para ellos superior a cualquier forma de disciplina. A la larga esto ha creado, junto a la dispersión ideológica, un "ultra-democratismo" muy cercano a los grupos anarquistas más dogmáticos, que inmoviliza la capacidad de acción de los movimientos.

En realidad todo radica en una profunda confusión, incluso en estos niveles, que los zapatistas no niegan. El problema es que a la hora de transmitirse, como en otros niveles, las carencias se traducen por parte de mucha gente como virtudes. En el terreno de la acción política nos hemos encontrado que estas indefiniciones han dado al traste con iniciativas con muchas posibilidades cuando eran propuestas, pero cuando se tradujeron a la realidad las cosas fueron distintas.

Todas las iniciativas de conformar frentes de organizaciones de masas del zapatismo han colapsado ante el anti-organizacionismo, Eso ha sido una desgracia lamentable, nadie se acuerda ya de la Convención Nacional Democrática, del Movimiento de Liberación Nacional, de los Encuentros Intergalácticos y del Frente Zapatista de Liberación Nacional el cual, ha sido incapaz de llevar a buen término alguna lucha importante desde que surgió como grupo organizado.

La huelga de la UNAM, lucha en la que la absoluta mayoría de los activistas "ultras" y "moderados" se decían zapatistas, fue la prueba más lamentable de la desorientación a la que llevan dichos métodos. Para hacer a un lado la responsabilidad de cargar con una derrota a cuestas, el neo-zapatismo se abstuvo de proponer nada, dejando a la deriva al movimiento. Un personaje de la autoridad moral de Marcos no podía permanecer impasible actuando como un viejecito que da consejos a toro pasado. El gran movimiento de los estudiantes tuvo un final lamentable, pero tendríamos que preguntarnos ¿Qué alternativa les propuso el neo-zapatismo?

El proceso electoral también es una muestra del vacío neo-zapatista. Ni una sola palabra para explicar a las masas que significaba el gobierno de Fox, ni una sólo aportación u orientación para con los miles de activistas simpatizantes del zapatismo que en términos reales dejaron pasar el proceso como SIMPLES ESPECTADORES. A unos días de la elección muchos activistas zapatistas cuestionaban abiertamente la candidatura del PRD y dos días después cuando Marcos señaló públicamente su caracterización de la candidatura de Cárdenas como "una propuesta de cambio radical pacifico" ya era tarde. Precisamente cuando era más importante preparar a los sectores más organizados de las masas para una etapa de denuncia y de lucha contra el foxismo, Marcos y el EZLN guardaron un silencio total.

Ante la pregunta sobre ¿Qué práctica tendría el EZLN en la vida civil, el mismo Marcos señala: "Nosotros pondríamos como ejemplo que no hay ciudadano que se queje de la policía y plantee como solución hacerse policía, sino que pongan un policía que sirva. Es un poco el planteamiento del EZLN (…) Nosotros criticamos al poder, pero nuestra propuesta no es suplantarlo, sino que haya un poder que sirva, que le sirva a la sociedad (…) Éste tipo de demandas ciudadanas muy radicales en éste sentido."

"Pero déjame acabar con el ejemplo de Alianza Cívica, (…) el grupo de Jorge Castañeda, (…) el grupo de Camacho…"( Yvon Le Bot, Op. Cit. pág. 302)

El EZLN entonces sería una especie de ONG, probablemente radicada en la actual zona de conflicto y con vínculos en el ámbito nacional por medio del FZLN.

Las cosas pueden ser muy distintas a lo dicho o lo deseado por el propio EZLN, la fuerza de los acontecimientos los puede forzar a ir más allá de lo aquí señalado.