El giro a la izquierda de la revolución venezolana y nuestras tareas

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La revolución venezolana es una inspiración para los trabajadores y explotados de todo el mundo. Por eso los imperialistas y sus agentes internacionales destilan todo su odio y hostilidad contra ella y el presidente Chávez. La revolución venezolanatiene el mérito de haber transcendido los objetivos iniciales de la revolución “democrático-nacional” (Constitución democrática, soberanía nacional, condiciones de vida básicas para las masas, etc) hacia el objetivo de la revolución socialista. La revolución venezolana es una inspiración para los trabajadores y explotados de todo el mundo. Por eso los imperialistas y sus agentes internacionales destilan todo su odio y hostilidad contra ella y el presidente Chávez.

La revolución venezolana tiene el mérito de haber transcendido los objetivos iniciales de la revolución "democrático-nacional" (Constitución democrática, soberanía nacional, condiciones de vida básicas para las masas, etc) hacia el objetivo de la revolución socialista.

La revolución gira a la izquierda

La victoria electoral del 3 de diciembre provocó un enorme entusiasmo en las masas trabajadoras, e inició una nueva etapa en la revolución con un marcado giro a la izquierda.

Así, vemos el inicio de un proceso de nacionalizaciones de sectores económicos clave (como la principal empresa de Telecomunicaciones-CANTV, de las eléctricas, de algunos frigoríficos, así como en asegurar el control estatal de los hidrocarburos), la reivindicación del marxismo y de figuras como Marx, Lenin o Trotsky, la denuncia de la corrupción y de la burocracia, o el anuncio de la formación de un partido socialista de masas "desde abajo". Son todos aspectos absolutamente progresistas que van en el camino correcto, y deben ser apoyados de manera entusiasta por los socialistas y revolucionarios de todo el mundo.

Es indudable que la revolución tiene puntos débiles ¿Podía ser de otro modo? No existe una organización marxista de masas que acelere el proceso de toma de conciencia general y suministre las consignas, el programa y las tácticas más correctas para completar los objetivos socialistas de la revolución. No se trata de lamentarse por tal o cual error, confusión o contradicción en las medidas impulsadas o en los discursos de Chávez.

Hubiera sido asombroso que Chávez, proveniente ideológicamente del nacionalismo pequeñoburgues revolucionario, sin un partido y una tradición marxista que haya asimilado las enseñanzas de la experiencia revolucionaria de la clase obrera mundial, hubiera culminado el proceso revolucionario venezolano en una revolución socialista pura y cristalina.

Sólo los tontos y los pedantes (tan abundantes en el ambiente enfermo de los grupos ultraizquierdistas) podrían reprocharle esto a Chávez. Es irónico que algunos supuestos dirigentes "revolucionarios", como los del PO y del PTS en Argentina -que rivalizan con el imperialismo en sus ataques e insultos a Chávez- lo critiquen despiadadamente por no expropiar a la oligarquía venezolana, cuando ellos mismos no tienen el valor de defender en sus programas electorales la expropiación de la burguesía ni las inversiones imperialistas en Argentina.

Una organización revolucionaria seria debería, en primer lugar, saludar los pasos adelante dados por la revolución, poniéndose a disposición del movimiento de masas e intervenir en él para hacerlo avanzar, denunciando al imperialismo y a la burguesía que tratan de socavar el proceso revolucionario; en segundo lugar, explicar pacientemente el programa socialista y los límites de las medidas tomadas si no se rompe decisivamente con el capitalismo y no se dan pasos adelante en la creación de organismos de poder obrero; y, por último, combatir las posiciones de los reformistas y burocrátas en el seno del movimiento bolivariano, que obstaculizan las medidas progresistas anunciadas por Chávez y la iniciativa revolucionaria de las masas.

Avanzar en las nacionalizaciones

La nacionalización de empresas de energía y telecomunicaciones ha creado enormes expectativas en las masas. Si bien no apoyamos las indemnizaciones y compra de acciones acordadas entre el gobierno y sus antiguos dueños (aunque por un monto no superior al que fueron compradas al Estado en los 90), ya que deberían ser expropiadas sin compensación alguna salvo a los pequeños accionistas con pocos ingresos, consideramos que, pese a todo, suponen un paso adelante y ayudarán a fijar en la conciencia de las masas la necesidad de que toda la riqueza nacional sea propiedad del pueblo, bajo su control democrático.

Además, estas nacionalizaciones deberían ir acompañadas del control obrero, para que la burocracia estatal no transforme estas medidas progresistas en su contrario.

Aunque esto pueda parecer todavía un paso modesto para los objetivos últimos de la revolución, la tendencia subyacente a la expropiación de la oligarquía va a seguir manifestándose. Así, el desabastecimiento de los productos de la canasta básica hizo que Chávez regulara mediante decreto toda la cadena de comercialización y llamara a la población a denunciar a quienes causen este tipo de situaciones para que sean objeto de expropiación y nacionalización.

Chávez planteó la nacionalización de todo lo privatizado, eso significa que las demás empresas privatizadas en el pasado también deberían ser estatizadas bajo control obrero. Además de las empresas que se encuentran cerradas o tomadas por los trabajadores, como Sanitarios Maracay.

Esto debería ser completado con la nacionalización de la banca y las grandes empresas monopólicas del país, sin indemnización y bajo control obrero, para empezar a construir un nuevo modelo productivo socialista y el nuevo Estado socialista.

El PSUV y el control obrero

Estamos de acuerdo con la constitución de un Partido que dirija la revolución y permita un espacio de discusión amplio a los trabajadores y el pueblo sobre la necesidad de construir el socialismo. La formación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), anunciada por Chávez, debe realizarse desde las bases, eligiendo democráticamente a sus dirigentes naturales, para evitar su burocratización. La tarea de los marxistas es trabajar lealmente en su seno, y proporcionar las consignas, tácticas y programa más correctos con el objetivo de ganar la mayoría para sus posiciones.

El Presidente Chávez ha planteado que hay que desmantelar el actual Estado, al que definió como burgués, y crear un Estado “Comunal”, basado en organismos de democracia directa como los Consejos Comunales. Esto sería un paso importante para la participación popular en las necesidades de la comunidad y en la construcción de la nueva sociedad.

También el Ministro del Trabajo planteó crear Consejos de Trabajadores. Estos organismos deben servir para cambiar el modelo productivo capitalista por uno socialista donde la democracia y la participación de los trabajadores sean el eje central. Estos Consejos de Trabajadores deben organizarse en cada empresa, a nivel local, provincial y nacional y, en conjunto con los Consejos Comunales, ser la estructura de un nuevo Estado socialista.

Las tareas de la UNT

Para ser honestos, debemos reconocer que si el proceso revolucionario no avanza más rápidamente, se debe a la falta de claridad y de objetivos revolucionarios de los dirigentes de la central sindical, la UNT. Éstos, deberían tomar iniciativas revolucionarias desde abajo, con la participación activa de los trabajadores, y exigir al gobierno su apoyo a las mismas. Eso aceleraría el desenmascaramiento de los elementos reformistas en el aparato del Estado opuestos a estas medidas, e imprimiría un giro socialista indudable a la revolución.

La Corriente Marxista Revolucionaria (CMR), nuestra organización hermana en Venezuela, está jugando un papel de primer orden explicando estas ideas y proponiendo a la UNT las siguientes medidas: que se ponga al frente de la lucha de las empresas cerradas, ocupadas y en lucha lanzando una campaña nacional por su estatización bajo control obrero; que convoque una Conferencia nacional para organizar un plan concreto de tomas de empresas en crisis y exigir su estatización, así como para desarrollar los Consejos de Trabajadores; que organice junto a los trabajadores de las empresas recuperadas, agrupadas en el FRETECO, y el Frente Campesino Ezequiel Zamora, una Jornada Nacional de toma de fábricas y tierras para impulsar la expropiación y el poder obrero y popular.

Estamos en un momento crucial de la revolución. En los próximos meses se intensificarán las contradicciones entre la burocracia reformista que esconde privilegios bajo el manto del Estado, y las masas de obreros, campesinos y jóvenes que luchan por llevar el proceso de la construcción del socialismo hasta el final. En otras palabras, la agudización de la lucha entre reforma y revolución, que se dará a todos los niveles y que, de hecho, ya está iniciada.