El conflicto obrero fabril y las tareas de la clase obrera

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donelley En el marco de una crisis capitalista de gran escala, la industria argentina no se ve exenta de golpes. Descargar la crisis sobre la espalda de los trabajadores, con suspensiones o despidos, parece estar en el manual de primeros auxilios de los empresarios de multinacionales como Lear, General Motors, Gestamp o Donnelley.

Lejos está el gobierno nacional de seguir correspondiendo el perfil que mantuvo hasta hace algunos años en cuanto a las reivindicaciones de los derechos humanos y su lucha contra los represores de la última dictadura militar, cuando utiliza a Gendarmería para reprimir en Panamericana a los manifestantes que defienden sus fuentes de trabajo. El kirchnerismo muestra el cambio de rumbo que viene manteniendo, enfocándose en actitudes conservadoras, ya sea militarizando las calles de Rosario y Villa Gobernador Gálvez (en complicidad con el PS, partido que gobierna la provincia de Santa Fe y la municipalidad de Rosario ) o callando el grito de los sectores populares a fuerza de represión en los conflictos obreros. Lejos está de ser el gobierno que abriese las paritarias anuales tras 15 años, y hoy se ve de qué lado de la mecha elige ponerse el oficialismo. Necesitamos un gobierno que además de dar intensa pelea en cuanto a juicios a represores de la última dictadura militar y la recuperación y el conocimiento de la identidad de los hijos de desaparecidos actúe en pos de defender los derechos humanos en el día a día de las calles, antes los golpes de la burguesía. Necesitamos un gobierno que demuestre su firmeza al defender cada puesto de trabajo, cada laburante, cada injusticia que caiga sobre los sectores nacionales y populares. Un gobierno que rompa de manera definitiva con la política de conciliar los intereses de capitalistas y trabajadores, y que represente los genuinos intereses de la clase obrera. Aplaudimos las conquistas del pueblo trabajador en los últimos diez años del kirchnerismo, pero reconocemos que es el resultado de una constante lucha de los sectores populares, iniciada en 2001.

En cuanto a la oposición, más oscuro es el panorama si en octubre del 2015 toma el poder Massa o el Frente Amplio UNEN, devotos del neoliberalismo, rezadores secretos del menemismo y los 90. Estos, en las sombras de un rincón, se relamen ante el mapa: gritan en TN o Clarín los manejos que el kirchnerismo hace por debajo de la mesa, pero sin mencionar que ellos mismos son los primeros defensores de las multinacionales y los empresariados. Los tradicionales partidos de izquierda han dicho presente en lo se ha convertido en un campo de batalla, organizando la resistencia a los embates de los capitalistas.
Prepararnos para el futuro

El caso de la Imprenta Donnelley es el modelo a seguir. La clase obrera y la juventud deben prepararse para las tormentas que vienen, y no bajar cabeza ante los golpes que sucederán mientras el capitalismo persista. Poner la industria bajo control obrero y avanzar en la expropiación de toda fábrica que suspenda o despida a sus trabajadores es el debate y el camino en la agenda que debemos jerarquizar, exigiendo al gobierno la estatización de los resortes fundamentales de la economía del país.