Educación en tiempos de pandemia: Universidad Nacional de Rosario, una crisis anunciada

Los estudiantes de la facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario están en muy malas condiciones a la hora de estudiar y rendir exámenes.

Con los cursos virtuales se allana el camino para que se dé un paso más en la privatización de la educación pública, ya que para estudiar virtualmente los estudiantes necesitan una conexión a internet y un dispositivo para conectarse, lo que no es la realidad de la mayoría de estudiantes, ya que muchos ni siquiera cuentan con internet en su casa.

Las becas Conectar de la UNR que preveían la entrega de módems y computadoras a los estudiantes que las necesitaban, resultaron ser insuficientes; por ejemplo, en la facultad de Humanidades y Artes, sólo hay 4 computadoras para toda la masa de 5.000 estudiantes que asisten a la facultad y también para los docentes.

Además de ser insuficientes, las becas Conectar llegaron tarde, lo que hizo que muchos estudiantes que necesitaban estos dispositivos para la conexión perdieran el primero cuatrimestre. La nueva regla es clara, quien no puede pagar internet o no tiene un dispositivo con conexión, queda sin cursar y sin rendir exámenes

¿Por qué sucede esto? La crisis orgánica capitalista que se extiende en la región y el mundo, potenciada con la pandemia de COVID-19, atraviesa todas las esferas de la vida social. En un artículo publicado por Juana Otazúa en la web de Revolución, señala que “Esas crisis no son otras que las que el capitalismo en sus diversas modulaciones y etapas de dominio ha provocado, en nuestro sistema de educación pública, y en la forma en que se ha gestionado la educación privada. La experiencia educativa y sus instituciones está atravesada por la división de clases, las desigualdades económicas, sociales, culturales, de accesos a condiciones de vida dignas, para maestrxs y estudiantes.” Y puntualmente en el problema de la educación en todos sus niveles, es la falta de presupuesto que cobra ante la crisis ribetes desesperantes. La falta de presupuesto impacta -entre otras cosas- en la falta de becas de conexión para todos y deja en la actual situación a la mayoría de estudiantes, fuera de la universidad. Según las estimaciones, el 50% de los estudiantes de UNR abandonaron las clases en 2020. 

Otazúa sigue diciendo con claridad que “en todos los casos la relación virtual supone el uso de plataformas que ya venían planeando, y ahora encuentran su gran oportunidad, ganancias millonarias en torno al “negocio” educativo. A la marginación, se suma un modo de entender la actividad educativa de carácter mercantil, meramente instrumental, ligado al debilitamiento de la formación, destinado a constituir mano de obra para el mercado laboral impuesto empresarialmente.”

En el presente, luego de la inmensa deserción, solo 40.000 estudiantes se conectan a través del campus virtual, y la UNR ha logrado entregar la irrisoria cifra de 700 módems de internet.

En una declaración que recientemente fue publicada, los docentes de historia, explican las dificultades con las que se encuentran a la hora de dictar sus clases, con respecto a la conectividad y el escaso apoyo institucional y administrativo necesario para sostener esta realidad. Si bien la Facultad de Humanidades y Artes tiene su propio protocolo, cada cátedra, dependiendo de la carrera que sea, tiene que tener su propio protocolo y adecuarlo al ya establecido protocolo de la Universidad, dejando a cada cátedra la responsabilidad, tanto pedagógica, como tecnológica al titular de la misma, el cual queda recargado de responsabilidades que escapan de sus posibilidades, sin el apoyo de la institución.

No se debe olvidad que tienen la responsabilidad de planificar las clases, realizar los exámenes, y se suman las tareas que le corresponde a los no docentes al tener que prestar servicios administrativos, ya que el personal administrativo de la facultad no se encuentra en actividad. Se da de esta forma cargas extras (administrativas) a los docentes, recae más aún en los que menos salarios tienen, en la flexibilización del trabajo de ese segmento que es el que sostiene la universidad pública (JTP simple, ad honorem, ayudante alumno).

Por eso es importante la solidaridad de los trabajadores no docentes, y para que puedan hacer su trabajo de forma remota, respetando el distanciamiento social en el caso que se instrumente los exámenes de manera presencial y de esta manera ayudando a que los docentes no se sobrecarguen de trabajo.

Se da una situación que viven al momento de realizar un examen a sus alumnos, ya que las actas no están actualizadas, no tienen acceso a las condiciones de regularidad de cada alumno, entre otras tareas administrativas que tendrían que estar respaldadas por la secretaria de alumnado, la cual se encuentra sin funciones. No debemos olvidar que se agrega a las pésimas condiciones de trabajo, la carga familiar y la crianza de los hijos para docentes, no docentes y estudiantes que se encuentran es esta situación.

Es necesario la unión de los estudiantes, docentes y no docentes para que de esta manera se presente un pliego compartido de reivindicaciones, que abarque desde el derecho de los profesores a trabajar sin ser sobrecargados, hasta el derecho de los estudiantes a tener una educación de calidad y gratuita. Por esto se debe buscar una respuesta conjunta.

Es en estas infaustas condiciones que se encuentran hoy la mayoría del claustro mayoritario como es el de los estudiantes, agravado por lo que describimos más arriba de recarga laboral de los docentes universitarios en la ciudad de Rosario.

Pero seamos claros, ya que esta situación que atraviesa el claustro docente es la misma que sufren los millones de trabajadores y trabajadoras ante la crisis capitalista que descarga la misma sobre nuestros hombros. Desocupación, hambre, miseria, horror sin fin es lo que nos impone un sistema que solo busca maximizar su ganancia, desconociendo las genuinas demandas de los de abajo.

Como vemos, la situación de los estudiantes y docentes universitarios en tiempos de la pandemia es complicada, por un lado, los docentes no tienen las condiciones adecuadas para impartir las clases y por otro lado la mayoría estudiantil quedan fuera de la cursada virtual al no contar con los recursos necesarios, para el acceso a internet. Por supuesto, la comunidad universitaria es una y los no docentes deben cumplir con sus funciones teniendo asegurado los cuidados necesarios de distanciamiento social y el resguardo del personal de riesgo.

Por eso, es necesario trabajar en un pliego de reivindicaciones que satisfaga las demandas de los estudiantes, docentes y personal administrativo. La lucha no es sólo por más becas Conectar, sino y fundamentalmente por mayor presupuesto educativo para las universidades y de esta forma satisfacer todas y cada una de las demandas de la comunidad.

Los estudiantes tienen derecho a una educación pública, gratuita, laica y de calidad para todos y en cuanto a los docentes tienen el derecho a trabajar sin ser sobrecargados. La facultad debe proporcionar apoyo tecnológico a estudiantes y docentes con el presupuesto que sea necesario. Se trata de una lucha conjunta entre estudiantes y docentes para que todos tengan sus derechos protegidos y la posibilidad de tener una experiencia universitaria sin complicaciones.

En varias universidades del país se han producido auto convocatorias y asambleas virtuales, como por ejemplo las facultades de Psicología, de Ciencias Políticas y de Humanidades y Artes de la UNR, para discutir las demandas de los estudiantes.

Desde de la Corriente Socialista Militante, creemos que es necesario avanzar en reuniones y asambleas con esta modalidad combinando con reuniones presenciales, con cuidado por covid-19, para garantizar la participación de quienes no tienen conectividad, así como también desplegar formas organizativas solidarias para compartir el acceso a internet con quienes no pueden acceder a las asambleas virtuales, para así garantizar que las demandas de toda la comunidad estudiantil sean escuchadas y también garantizar que la virtualidad sea exitosa y que todos los estudiantes puedan tener acceso a las cursadas. Es necesario avanzar en el camino de la lucha y de la unidad entre estudiantes, docentes y no decentes.

Por esto, debemos confiar en nuestras fuerzas y en nuestra organización para forjar un camino que sólo podemos transformar la juventud junto con los trabajadores, junto a la clase obrera y los sectores populares. Sólo soldándonos con el resto de la comunidad y sus luchas podremos avanzar en derrotar a las variantes políticas que se encuentran en el rectorado y los decanatos que sólo nos ofrecen deserción y ningún futuro. Se trata entonces de discutir democráticamente lo que nos pasa y las tareas que tenemos por delante, en asambleas virtuales y hacerlas cada vez más numerosas, teniendo clara conciencia que sólo la lucha pueda cambiar nuestra realidad.