Ecuador: Protestas contra el TLC

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En los meses de marzo y abril hubo numerosas movilizaciones populares en Ecuador para oponerse a la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos y exigir la salida de la empresa petrolera norteamericana OXY. El gobierno de Alfredo Palacio llegó a decretar el estado de Emergencia en las zonas donde se produjeron las mayores protestas y bloqueos de carreteras por parte de campesinos e indígenas de la sierra central. En los meses de marzo y abril hubo numerosas movilizaciones populares en Ecuador para oponerse a la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos y exigir la salida de la empresa petrolera norteamericana OXY. El gobierno de Alfredo Palacio llegó a decretar el estado de Emergencia en las zonas donde se produjeron las mayores protestas y bloqueos de carreteras por parte de campesinos e indígenas de la sierra central.

No obstante esto, y pese a la brutal represión desatada en contra del movimiento popular, la lucha no ha decaído. Las organizaciones populares han denunciado que el ejército ecuatoriano ha utilizado indiscriminadamente bombas lacrimógenas y balas de goma contra los manifestantes.

Voceros del régimen de Palacio han insinuado que las movilizaciones estarían financiadas por ONG extranjeras y por el presidente venezolano Hugo Chávez, lo que demuestra la actitud lacayuna del gobierno ecuatoriano a los mandatos de Washington. Lo mismo que los empresarios nacionales, como Mauricio Pinto, presidente de la Cámara de Industriales de Pichincha, quien señaló que “la protesta es de carácter ideológico y que no se quiere suscribir el acuerdo sólo por tratarse de los Estados Unidos”.

No puede pensarse que la lucha debe encaminarse únicamente para la consecución de ciertas conquistas democráticas puntuales, como la no firma del TLC, la salida de la OXY; o la clausura de la base militar norteamericana de Manta. Para terminar con la opresión y la miseria, la lucha de los trabajadores, campesinos, indígenas, estudiantes y jubilados debe apuntar a la toma del poder y por ende al derrocamiento de la clase dominante y la destrucción de las instituciones del Estado burgués.