Deuda externa: Tras el fin de la cesación de pagos

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Según los últimos datos, en torno a un 80% de los acreedores de la deuda en cesación de pagos aceptó el canje de sus viejos bonos “en default” por los nuevos bonos que tienen una quita promedio del 49%; es decir, que se reconvierten en nueva deudaequivalente al 51% del capital original. Incluso, en el mejor de los casos de que se reconvirtiera el 100% de la deuda en cesación de pagos, todavía Argentina seguiría debiendo unos 130.000 millones de dólares, la misma cantidad que hace 5 años.

Se mantiene el ajuste a las familias obreras

Según los últimos datos, en torno a un 80% de los acreedores de la deuda en cesación de pagos aceptó el canje de sus viejos bonos "en default" por los nuevos bonos que tienen una quita promedio del 49%; es decir, que se reconvierten en nueva deuda equivalente al 51% del capital original. Incluso, en el mejor de los casos de que se reconvirtiera el 100% de la deuda en cesación de pagos, todavía Argentina seguiría debiendo unos 130.000 millones de dólares, la misma cantidad que hace 5 años.

Un negocio para el capital financiero

Por supuesto, el gobierno de Kirchner celebra esto como una victoria de su estrategia de firmeza frente a las presiones del FMI y de una parte de los acreedores.

La oferta del gobierno argentino se vio favorecida por la menor tasa de descuento (interés) que ofrece la deuda pública de los países centrales. Así, mientras que la tasa anual de descuento de los bonos del Tesoro de EEUU a 10 años está en un 4,15%, la tasa equivalente de la deuda argentina se sitúa en el 9,2%, ofreciendo una mayor rentabilidad.

Además, los llamados "fondos buitre" y los bancos internacionales compraron masivamente los viejos bonos de la deuda "en default" a decenas de miles de pequeños ahorristas que se habían sentidos estafados con el "default" argentino y que prefirieron vender sus títulos a bajo precio a estos tiburones financieros, que esperan hacer fabulosos negociados con la nueva deuda argentina ya que especulan con que, durante el 2005, el precio de los nuevos bonos aumenten un 20%-25% su valor. Es decir, compraron barato esperando vender caro.

Tras haber "superado" el escollo de la deuda "en default", el gobierno argentino tiene que alcanzar un acuerdo con los organismos internacionales de crédito (FMI, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo) para renegociar la deuda de 30.000 millones de dólares que Argentina mantiene con ellos y que vencen en los próximos años. Incluso alcanzando un acuerdo aquí, se prevé que en los próximos 4 años Argentina deberá honrar por el total de la deuda pública 28.200 millones de dólares, unos 7.500 millones de dólares en el 2005, que equivale aproximadamente al 4,4% del PBI anual argentino; es decir, mantener un superávit fiscal del Estado (ingresos menos gastos) equivalente a cerca del 20% de los ingresos del Estado. De hecho, en previsión de no poder honrar estos compromisos, el gobierno ya está especulando con tomar nueva deuda, pactando con las AFJP la compra de bonos con el 50% de los aportes de este año ($2.000 millones).

Ajuste para las familias obreras

El gasto público en el trienio 2002-2004 (descontando los pagos por la deuda) fue un 23% inferior al del trienio 1999-2001, cuando ya se había iniciado la crisis económica. Este nivel de gasto público (equivalente al 22,5% del PBI) es uno de los más bajos de los últimos 50 años (Clarín, 16/1/05).

Por lo tanto, es falso que este "éxito" en el canje de la deuda "en default" implique menos sacrificios para las familias obreras. El pago de la deuda, independientemente de la marcha de la economía, va a exigir un ajuste del gasto público permanente, similar al de los últimos años, y sus víctimas van a ser nuevamente los empleados públicos (congelamiento salarial), los jubilados (jubilaciones por debajo de la línea de la pobreza), los desempleados (con subsidios miserables de $150), así como una financiación insuficiente de la salud, las escuelas, las universidades y la obra pública. Así, todo el superávit fiscal del año pasado, $17.300 millones, se destinó íntegramente al pago de la deuda (Clarín, 6/2/05).

Lo más sangrante de todo es que, a pesar de que Argentina pagó en concepto de deuda una cantidad aproximada de 10.000 millones de dólares en los últimos dos años, la deuda medida en dólares no bajó, ya que la revalorización del euro y del yen frente al dólar hizo subir el valor de la deuda tomada en estas monedas, compensando así los pagos efectuados.

El chantaje del FMI y las privatizadas

El FMI ya dejó claro que supeditará el acuerdo con el gobierno argentino para renegociar la deuda que se mantiene con los organismos internacionales de crédito a que se alcance paralelamente un acuerdo satisfactorio de suba de tarifas a favor de las privatizadas. Esto va a provocar un tironeo en los próximos meses donde nuevamente seremos los trabajadores y nuestras familias los perjudicados. Ya se alcanzó un acuerdo para subir los peajes un 15%, también se alcanzó un acuerdo con Edelap, que distribuye la energía eléctrica en La Plata, con un alza del 28% en las tarifas comerciales e industriales que los empresarios trasladarán en parte a los precios de las mercaderías.

A pesar de los tironeos con Aguas Argentinas, el gobierno de Kirchner ofertó un aumento del 16%-20% en la tarifa del agua. También hay una oferta del gobierno para aumentar un 15% la tarifa del gas. Es decir, independientemente de las pulseadas del gobierno con las privatizadas, se estima que los aumentos de tarifas ronden el 15%-20% para las familias lo que supondrá un nuevo ajuste en nuestros bolsillos mientras que estas empresas se llenarán los suyos.

Mucho se habla de que habiéndose resuelto la cesación de pagos de la deuda afluirán las inversiones abriéndose el crédito exterior a las empresas nacionales. Pero la mayor parte de las inversiones en el pasado se orientaron a la compra de empresas públicas, y esta canilla ya se cerró. Por su parte, los empresarios nacionales a pesar de las enormes ganancias acumuladas en los últimos dos años no aumentaron sensiblemente sus inversiones. Actualmente, el 95% de las inversiones que se hacen en el MERCOSUR tienen como destino Brasil y las grandes inversiones del extranjero siguen teniendo como destino preferente a China.

La economía argentina cada vez depende más de la coyuntura económica internacional y el flujo de inversiones extranjeras no es una excepción a esta situación.