¡Detengamos la nueva ofensiva del imperialismo norteamericano contra la Revolución Bolivariana!

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La expulsión de la consejera de la Embajada de Venezuela en Washington, Jeny Figueredo Frías en represalia por la expulsión de John Correa, agregado naval de la embajada de EEUU en Venezuela acusado de espionaje, es la punta del iceberg de la nueva campaña del imperialismo norteamericano contra la revolución bolivariana. En su desesperación , el imperialismo ha renovado su campaña de complots e intrigas contra la revolución. La expulsión de la consejera de la Embajada de Venezuela en Washington, Jeny Figueredo Frías en represalia por la expulsión de John Correa, agregado naval de la embajada de EEUU en Venezuela acusado de espionaje, es la punta del iceberg de la nueva campaña del imperialismo norteamericano contra la revolución bolivariana. En su desesperación , el imperialismo ha renovado su campaña de complots e intrigas contra la revolución.

Para ello no duda en utilizar tanto las maniobras diplomáticas como el espionaje y la compra de militares venezolanos con el fin de organizar la caída del gobierno del presidente Chávez. Derribar la revolución bolivariana vuelve a ser un punto central en la agenda del imperialismo norteamericano. El retiro de las candidaturas de la oposición en las pasadas elecciones del 4 de diciembre para la asamblea nacional fue el primer paso de este nuevo ataque.

El discurso de G.W.Bush sobre el Estado de la Nación

En su reciente discurso sobre el estado de la nación G.W .Bush anunciaba la necesidad de buscar fuentes alternativas de energía alternativas al petróleo y que hicieran caer la dependencia energética exterior de los Estados Unidos. Bush hablaba en nombre del país y decía que era “adicto al petróleo” .Sin embargo esa “adicción al petróleo” no es igual para todos los norteamericanos. Mientras la mayor parte de los trabajadores norteamericanos ven como los precios de la gasolina o de la calefacción se dispara, hay otros norteamericanos (la burguesía norteamericana) que obtienen jugosos beneficios por ello. Exxon Mobil Corp., la mayor petrolera del mundo que cotiza en bolsa, alcanzó un nuevo récord al anunciar ganancias para el cuarto trimestre de 2005 por encima de los 10.000 millones de dólares. Las ganancias netas de Exxon aumentaron un 27% en relación a las del cuarto trimestre del año anterior y superaron en un 8% a las del tercer trimestre. Los ingresos en los últimos tres meses del año pasado llegaron a los 99.670 millones de dólares, un alza del 20% frente a igual lapso del año previo.

El resultado de Exxon equivale a una ganancia de 80.842,39 dólares por minuto durante el cuarto trimestre. Según reportaba el Wall Street Journal estas significan las ganancias trimestrales más grandes de la historia. Así pues la “adicción al petróleo” es más bien adicción al dinero, a beneficios enormes a costa de la población norteamericana. La burguesía norteamericana es un enfermo adicto a la ganancia y quiere más y más. Esa sed de beneficios de los capitalistas amenaza la civilización y refleja la enfermedad del sistema capitalista. Su único remedio es terminar con el capitalismo y el dominio aplastante de las multinacionales y sustituirlo por un sistema más justo, democrático y racional como es el socialista.

Si embargo antes de empezar a buscar fuentes de energía alternativas el imperialismo norteamericano , trata de apoderarse y poner bajo su control las ya existentes. Venezuela es el cuarto suministrador de petróleo a EEUU. Al mismo tiempo es el lugar donde la revolución se encuentra más avanzada en América Latina , y esto junto a garantizar el suministro de petróleo y con él los fabulosos negocios de la burguesía, es otro de los motivos de la intervención contra Venezuela por parte de la administración norteamericana.

La revolución bolivariana se ha convertido en un faro para los oprimidos de todo el continente , no tan solo por el ejemplo de lucha sino también en la medida en que ha vuelto a poner la idea del socialismo en primer lugar en la conciencia de millones. Al mismo tiempo la revolución está ya entorpeciendo los planes del imperialismo norteamericano no tan sólo en Venezuela si no también en el resto de América latina. La cumbre de las Américas en Mar de Plata fue un rotundo fracaso para la diplomacia norteamericana, muy particularmente en el terreno de imponer el ALCA, es decir en profundizar el saqueo de las multinacionales norteamericanas y dar otra vuelta de tuerca a la explotación de los trabajadores y campesinos de todo el continente. En ese sentido la presión desde Venezuela fue decisiva para parar al menos temporalmente estos planes y que la cumbre en Argentina supusiera un nuevo fiasco de la administración Bush.

Cuando hablamos de la revolución venezolana hablamos en el fondo de la revolución latinoamericana y mundial. El imperialismo para llevar a cabo sus planes tiene que romper la resistencia de las masas que luchan por transformar la sociedad. Tenia razón el presidente Chávez cuando, el pasado 27 de enero en su discurso en el poliedro de Caracas ante los delegados al VI Foro Social Mundial, afirmaba que los trabajadores, los campesinos y los pobres de toda América Latina estaban en ofensiva contra la derecha y el imperialismo. Las victorias electorales de la izquierda como la de Evo Morales en Bolivia , son un reflejo de esta nueva situación y de la correlación de fuerzas tan favorable para la transformación socialista en todo el continente.

Conjura en el ejercito

El pasado 26 de enero se hacia público el caso de espionaje en la que oficiales de la armada pasaban información a algunos representantes de los cuerpos de inteligencia de los Estados Unidos en la embajada de Caracas. Posiblemente este sea el caso más grave de espionaje en la historia de Venezuela. En el mismo estaban implicados oficiales de la marina, desde tenientes de fragata a capitanes de navío, que mantenían un contacto regular con el agregado naval de la embajada norteamericana , John Correa y otros militares norteamericanos. Correa era el miembro de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de más alto rango en Venezuela y estuvo vinculado al golpe de estado de abril de 2002. En respuesta, el pasado jueves 3 de febrero, el presidente Chávez anuncio la expulsión del país del agregado naval.

A este propósito en su discurso al Foro Social Mundial el viernes 27 de enero el presidente Chávez señalo “Le advierto al Gobierno de Estados Unidos: La próxima vez que detectemos a un militar o funcionario civil, pero sobre todo militares norteamericanos tratando de obtener información de nuestra fuerza armada, los vamos a meter presos”.

El reclutamiento de oficiales para organizar un complot contra la revolución se extiende fuera de las fronteras de Venezuela. El embajador de Venezuela en el Perú, Cruz Martínez, denunció que la legación estadounidense en Perú estaba presionando y buscando a militares venezolanos para reunirse en privado. El embajador aseguró que fueron tres las veces en que los agregados norteamericanos intentaron juntarse con los venezolanos, y que incluso los citaron en lugares poco comunes, como restaurantes y casas privadas.

La ofensiva diplomática y la criminalización de la Revolución Bolivariana y del Presidente Chávez.

Al mismo tiempo que trata de conspirar con militares venezolanos, la ofensiva diplomática aumenta. El eje central , al igual que durante el golpe de abril de 2002 es insistir en la ilegitimidad del gobierno bolivariano, que en Venezuela no se respetan los derechos democráticos y con ello criminalizar al gobierno bolivariano y a la revolución. En la última semana ha habido más declaraciones de altos funcionarios de la Casa Blanca contra el Presidente Chávez que en los últimos seis meses.

En la sesión de la OEA del pasado miércoles hubo un fuerte enfrentamiento entre el embajador Jorge Valero y el embajador Estadounidense John Maisto. Este último puso en duda la legitimidad del gobierno bolivariano al señalar lo que se podía esperar en un país con una legislatura “sin presencia de la oposición”. Maisto añadió que los observadores decían que la cifra de participación fue de apenas 17% citando informes de grupos internacionales sobre el proceso electoral del 4 de diciembre y añadió que Estados Unidos tenía “serias preocupaciones” con respecto a la transparencia de las elecciones presidenciales.

Valero contesto correctamente y preguntó con qué autoridad moral Estados Unidos puede criticar el sistema electoral venezolano, cuando en los propios Estados Unidos había no sólo denuncias de fraudes , como en el caso de la primera elección de Bush y el recuento de votos en el estado de Florida sino que además se niegan a la presencia de observadores internacionales. El sistema de recuento electoral venezolano, señaló, es de los más modernos del mundo y es el mismo que se va a implementar en las próximas elecciones en Haití y esta desarrollado por la misma empresa norteamericana que opera en Venezuela.

La ofensiva en los medios de comunicación continuó estos últimos días. John Negroponte, jefe de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, en una audiencia del jueves 2 de febrero ante un comité del senado acusó al Presidente Chávez de estar utilizando la renta petrolera para inmiscuirse en política de otros países. Estas afirmaciones son tan falsas como cínicas: inmiscuirse en la política de otros países es un privilegio del que disfruta el imperialismo norteamericano desde décadas para imponer el saqueo y la explotación a toda América Latina. Respecto al Presidente Chávez dijo que “Estaban surgiendo algunas figuras populistas radicales en algunos países que propugnan políticas económicas estatistas y muestran muy poco respeto por las instituciones democráticas”.

Al mismo tiempo la campaña de criminalización también se da en Europa , intentando presentar al Presidente Chávez como una persona que no quiere dialogar y que maneja el enfrentamiento con los Estados Unidos como un medio de desviar los problemas internos de Venezuela y dividir y enfrentar al país.

Thomas Shannon, secretario de estado adjunto para América Latina de gira por España, en declaraciones al diario El País el jueves 3 de febrero señalaba: “El enfrentamiento entre Washington y Caracas es cosa de Caracas, nosotros estamos dispuestos a hablar con Venezuela. Pero el gobierno de Venezuela ha tomado la decisión estratégica de no hablar. El antiamericanismo es el mensaje central de Chávez, con él ha sustituido el mensaje de la justicia social y de lucha contra la pobreza porque lo necesita para movilizar a la gente y mantener el enfrentamiento dentro de la sociedad venezolana a través del enfrentamiento exterior .Venezuela preocupa no por la expresión política popular, si no por el estado de salud de las instituciones democráticas”. El cinismo de este funcionario no tiene límites. La abogada Eva Golinger demostró con documentos de la propia administración norteamericana la implicación de los Estados Unidos en el golpe de estado del 2002. Respecto a la pobreza, uno de los principales empeños y logros del gobierno bolivariano ha consistido en la lucha contra la pobreza y la miseria. La administración Bush que alimenta a este individuo, si se ha caracterizado por algo es por aumentar la miseria y pobreza de millones de norteamericanos.

Culminando esta exuberancia verbal contra Venezuela, Donald Rumsfeld, secretario de defensa , responsable del genocidio contra el pueblo Iraquí y de la masacre de Faluya, comparó al Presidente Chávez con Hitler diciendo que “Chávez es una persona que ha sido elegida legalmente como fue elegido Adolf Hitler, y luego consolidó su poder”.

La estrategia del Departamento de Estado Norteamericano es clara, y similar a la del golpe de estado de abril de 2002 .Intentar desprestigiar y sembrar dudas internacionalmente acerca del carácter democrático del gobierno venezolano. El Presidente Chávez es un radical e intransigente no quiere negociar y hablar con Estados Unidos, cuando este siempre le ha tendido los brazos… para estrangularlo. Al mismo tiempo presionan, sobornan e intentan comprar algunos mandos del ejercito venezolano para organizar un golpe de estado contra la revolución. Hablan de paz con el presidente Chávez y generan un campaña contra el gobierno bolivariano criminalizándolo. Ambas tácticas se solapan. Todo ello dirigido para que impedir la reelección del presidente Chávez en las elecciones de diciembre y si fuera posible tumbar su gobierno y la revolución.

Hay que organizar la lucha contra la ofensiva del imperialismo y de la oligarquía derrumbando el capitalismo en Venezuela.

Sin embargo la correlación de fuerzas es extraordinariamente favorable para la revolución, con lo que los planes de los imperialistas van a contar con una resistencia aún mayor que en el pasado. La base social de la contrarrevolución esta muy debilitada tras las sucesivas derrotas en los últimos años.

La leyes de la revolución se parecen muchas veces a las de la contrarrevolución, si dos clases están en una pugna decisiva y una es derrotada, paga un precio. Así el intento de cambiar la correlación de fuerzas a favor de la clase derrotada es mas tortuoso y difícil. Este es el caso del imperialismo norteamericano y de la burguesía venezolana tras su derrota por las masas en el 2002 en el golpe de estado, en el 2003 en el paro petrolero y en el 2004 con el referéndum revocatorio.

Las elecciones a la Asamblea Nacional fueron un triunfo de las candidaturas bolivarianas, sin embargo demostraron que es necesario movilizar a las masas, a los trabajadores y pobres venezolanos para que la victoria se complete. Al no organizarse la movilización de las masas en esas elecciones del 4 de diciembre, la participación que históricamente es baja en estos comicios se mantuvo, ayudada con el boicot de la oposición. Por ello el movimiento bolivariano debe aprender de experiencias anteriores, en particular de la Batalla de Santa Inés para ganar de nuevo en diciembre y que el presidente Chávez sea reelegido con una mayoría abrumadora.

Los sectores reformistas que dentro del movimiento bolivariano pensaban que, tras la victoria en el referéndum revocatorio, la conspiración de la oligarquía y el imperialismo iba a terminar, estaban muy equivocados. Por ello la maniobra del retiro de la oposición el 4 de diciembre los tomó por sorpresa. El imperialismo norteamericano, la burguesía venezolana y todas la burguesías nacionales latinoamericanas no van a parar hasta ver la revolución bolivariana derrotada. Y pondrán todos los medios económicos y humanos, como hicieron durante el golpe de estado y el paro petrolero, para tumbar la revolución y al presidente Chávez.

Correctamente, el presidente Chávez planteó este jueves, en un acto de celebración de 7 años de revolución, que para ganar las elecciones presidenciales de diciembre hay que reactivar las UBE’s, Unidades de Batalla Electoral, para organizar a la población, empezando a montarlas desde ahora. De hecho ha llamado a organizar una batalla de Santa Inés 2.

Estas UBE´s no deben quedarse en el terreno electoral, es necesario que se conviertan en la estructura estatal alternativa al actual estado de la V república que sigue siendo en su esencia el viejo estado burgués de la IV república y que es un foco de corrupción y burocratismo, es decir un foco contrarrevolucionario.

Estas unidades de batalla electoral UBE´s deben servir como unidades de batalla por el socialismo, UBS, antes y después de las elecciones de diciembre. Deben votar delegados, elegibles y revocables en cada momento, para que las UBS se organicen sobre la base de estos delegados, se organicen a nivel municipal, estatal y nacional. Sobre esta base sería posible organizar una auténtica democracia participativa y protagónica, la democracia obrera.

Al mismo tiempo que las UBS luchan por garantizar la reelección del presidente Chávez deben impulsar la lucha por el socialismo en Venezuela, siendo las asambleas de base que organicen la sociedad sobre bases socialistas. Es necesario ocupar las industrias y ponerlas a funcionar para que el gobierno bolivariano las nacionalice. Sólo la clase trabajadora junto a las comunidades pueden frenar el sabotaje. En este sentido la UNT debe ponerse al frente de las UBS, organizarlas desde las fábricas y empresas de todo el país, y coordinarlas con las comunidades. El gobierno bolivariano debe nacionalizar la banca y la industria básica y ponerlas bajo el control de los trabajadores e implementar la planificación democrática de la economía venezolana frente al cierre de empresas y el sabotaje económico de los capitalistas.

En el mismo sentido se debe acelerar la formación de la reserva y el armamento general del pueblo, para la defensa de la revolución tanto de cualquier amenaza exterior como de la interior. Esta es la única garantía de que los complots del imperialismo en el seno del ejército no prosperen. Si el imperialismo trata de establecer vínculos con militares es por que hay elementos corruptos y contrarrevolucionarios agazapados en la FFAA. La única garantía frente a estos complots es que se formen milicias asociadas a las UBS donde los trabajadores y el pueblo organicen la defensa frente a la contrarrevolución.

Sólo expropiando a la burguesía y a las multinacionales, quitándole el músculo económico a la reacción, podrá la revolución resolver todos los problemas de la población y conjurar definitivamente el complot de la oligarquía y el imperialismo. Sólo la movilización y la organización de la clase trabajadora para expropiar a la oligarquía y planificar democráticamente la economía del país, podrá terminar con el capitalismo y derrotar definitivamente esta nueva ofensiva del imperialismo.

Norm Coleman, senador republicano de EEUU que preside el subcomité de Asuntos Hemisféricos (se ocupa de Latinoamérica), en declaraciones al diario español La Vanguardia señaló: “¿Cuál debería ser la estrategia ante Venezuela? No creo que haya una respuesta simple. La realidad es que Chávez es un provocador, dice cosas simplemente para atraer la atención y que son desestabilizadoras para toda la región. No son un problema para EEUU si no para Colombia, para Brasil… No es muy útil cuando hay alguien como Chávez que fomenta el descontento…”. El lenguaje de este reaccionario es claro: el Presidente Chávez fomenta el descontento, esto es la revolución. Y la revolución es un peligro que se puede extender por toda América Latina. Por ello sí hay una respuesta simple del Imperialismo: Quieren tumbar el Gobierno del Presidente Chávez y la Revolución bolivariana. La clase trabajadora mundial junto a toda persona o movimiento progresista de cualquier país no pude permanecer impasible: debe movilizarse de nuevo contra esta nueva escalada de agresiones del imperialismo norteamericano contra el pueblo venezolano.