Crisis financiera mundial: Las ganancias son privadas pero las pérdidas se socializan

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El miedo a la crisis por parte de los gobiernos burgueses de Europa y EEUU no es más que el miedo a los efectos sociales y políticos de la crisis sobre las masas trabajadoras. Es el miedo a la revuelta y a que los trabajadores comiencen a sacar conclusiones políticas avanzadas sobre la crisis del capitalismo y la necesidad de una transformación profunda de la sociedad. La crisis financiera mundial se profundiza conforme nos adentramos en el año. El miedo que muestran los gobiernos burgueses a los efectos de la crisis está reflejado en el informe de comienzos de abril del Fondo Monetario Internacional (FMI), titulado: “Informe sobre la estabilidad global del 2008”, que afirma: “La crisis financiera surgida en agosto de 2007 se convirtió en la más grave convulsión financiera ocurrida desde los tiempos de la Gran Depresión (1929-1933) y ocasionó un daño enorme al mercado y las instituciones base del sistema financiero”.

El FMI afirma que las pérdidas de los bancos estadounidenses pueden alcanzar el billón de dólares (exactamente 945.000 millones de dólares), por el impago de créditos.
En Europa, los bancos ya perdieron 80.000 millones de dólares y los créditos inmobiliarios considerados riesgosos pueden llegar a los 280.000 millones de dólares, el 40% del total.

Por lo pronto, la crisis no afecta a las ganancias que se embolsan los capitalistas. El año pasado, los 25 gerentes mejor pagos del mundo se embolsaron 25.000 millones de dólares, a razón de 1.000 millones cada uno.

En cambio, el informe del FMI añade: “El reto inmediato de gobernantes e instituciones financieras es contener y mitigar los riesgos sistémicos y el contagio económico”. De esta manera, el FMI está implorando a los gobiernos capitalistas a que gasten el dinero público y se endeuden para salvar a los bancos de la crisis financiera.

Los mismos que durante años demonizaban a los gobiernos por intervenir en “el libre juego de las fuerzas del mercado” ahora imploran de rodillas a los contribuyentes que les salven las papas a los banqueros, quienes durante años se llenaron los bolsillos con el esfuerzo y sacrificio de millones de trabajadores que debieron trabajar duramente para pagar sus deudas.

Dicho y hecho. En EEUU, el Estado asumió los 30.000 millones de dólares en pérdidas de uno de los principales bancos norteamericanos, el Bear Stearns, que luego fue entregado por unas monedas a la Banca J.P. Morgan. En Gran Bretaña, el gobierno nacionalizó el 5º mayor banco del país, el Northern Rock, tras asumir las pérdidas y salvarlo de la quiebra, y ahora anunció un plan para rescatar bancos de la quiebra por valor de más de 100.000 millones de dólares.

El miedo a la crisis por parte de los gobiernos burgueses de Europa y EEUU no es más que el miedo a los efectos sociales y políticos de la crisis sobre las masas trabajadoras. Es el miedo a la revuelta y a que los trabajadores comiencen a sacar conclusiones políticas avanzadas sobre la crisis del capitalismo y la necesidad de una transformación profunda de la sociedad.

La crisis que empezó en el sistema bancario, con el impago de los créditos hipotecarios, ahora está extendiéndose al conjunto de la economía. En EEUU, ya se perdieron 230.000 empleos en el primer trimestre del año, y el FMI pronostica un estancamiento de la economía este año. Para Europa, el crecimiento que se espera es raquítico. Y esta crisis también tendrá un impacto negativo en las llamadas “economías emergentes” de Asia y Latinoamérica que verán cerrarse los mercados a sus exportaciones en Europa y EEUU, por la reducción del poder de compra.

Cada gobierno capitalista trata de escapar a la crisis a costa de los demás. EEUU está depreciando el valor del dólar, con respecto al euro y a las monedas asiáticas, para abaratar sus exportaciones; lo que obligará a estos países a tomar medidas similares para proteger sus mercados. Todo esto puede reducir aún más los intercambios comerciales y la producción de mercancías, profundizando la crisis en todas partes.