Creciente polarización de clases en Alemania

0
174

Cuando en mayo el canciller Gerhard Schröder sorprendió a casi todos decidiendo adelantar las elecciones para el 18 de septiembre, su argumento fue que necesitaba un mandato claro y nuevo del electorado para continuar con su política de “reformas”. El pasado domingo en las elecciones al Bundestag (parlamento alemán) la coalición de gobierno de Schröder, formada por socialdemócratas y verdes, fue claramente derrotada y perdió la mayoría.

Elecciones del domingo pasado

Cuando en mayo el canciller Gerhard Schröder sorprendió a casi todos decidiendo adelantar las elecciones para el 18 de septiembre, su argumento fue que necesitaba un mandato claro y nuevo del electorado para continuar con su política de “reformas”. El pasado domingo en las elecciones al Bundestag (parlamento alemán) la coalición de gobierno de Schröder, formada por socialdemócratas y verdes, fue claramente derrotada y perdió la mayoría.

Por otro lado, las grandes empresas no están muy contentas con los resultados. Ellas hicieron campaña por una coalición de gobierno de los demócrata cristianos (CDU/CSU) y los liberales (FPD) para poder seguir adelante con los ataques frontales contra los sindicatos y el estado de bienestar. Cuando se supieron los resultados electorales el domingo por la noche, el portavoz de las grandes empresas expresó su decepción. Durante casi cincuenta años, hasta las elecciones de 1998, siempre había habido una mayoría conjunta de escaños de los partidos burgueses clásicos (CDU/CSU y FDP). Es la tercera vez consecutiva (1998, 2002 y 2005) en que no han conseguido ganar la mayoría.

Los grandes partidos fueron los principales perdedores. Aunque la multitud acrítica de seguidores jaleaban a los dirigentes del SPD, Schröder y Müntefering, frente a la sede del partido y celebraban la “victoria”, lo único que se podía celebrar era que la derecha no había conseguido la mayoría. Con una escasa ventaja del CDU/CSU frente al SPD, los socialdemócratas ya no son el partido más grande en el parlamento. Desde las elecciones de 2002 el SPD ha perdido 2,2 millones de votos. En comparación con el triunfo electoral de 1998, cuando la coalición CDU/CSU-FDP encabezada por Kohl fue duramente derrotada, el SPD ha perdido 4 millones de votos.

Por otro lado, con un 35,2 por ciento de los votos, los demócrata cristianos sólo consiguieron alcanzar los resultados obtenidos en 1998, cuando hubo un deseo de cambio de la mayoría de la población que estaba cansada de 16 años de gobierno Kohl. En términos absolutos, los demócrata cristianos han perdido 700.000 votos respecto a 1998. Durante meses parecía garantizado que podrían conquistar el 40 por ciento de los votos y que fácilmente podrían formar gobierno con el FDP, pero este resultado es un desastre para ellos.

El ambiente en el país era y es muy volátil. El hecho de que no se haya dado un giro claro a la derecha en parte se debe al giro en el último minuto hacia el SPD. Es verdad que la asistencia a los mítines electorales del SPD fue mucho mayor de lo que se esperaba meses antes. Sin embargo, esto no reflejaba un entusiasmo con la reciente política de Schröder de ataques a los enfermos y desempleados (Agenda 2010).

Por otro lado, según avanzaba la campaña electoral, muchos trabajadores eran conscientes de que una victoria electoral de la derecha desataría ataques aún más brutales contra los niveles de vida y los derechos sindicales de los trabajadores. Por esto muchos trabajadores apretaron los dientes, a pesar de todo el desencanto con el gobierno Schröder, y votaron por el “mal menor”. Los discursos de los dirigentes políticos tanto del SPD como de los Verdes en los mítines electorales eran más de izquierda que años anteriores. Schröder cultivó su imagen de campeón de la clase obrera, prometiendo que a pesar de los “reformas” penosas y necesarias (contrarreformas) no se perdería el “equilibrio social”. En Westfalia Renania del Norte, el corazón industrial de Alemania, donde el SPD sufrió una dura derrota en las elecciones regionales de mayo, el SPD surgió de nuevo claramente como el partido más votado. En Alemania del Este, los demócrata cristianos fueron el tercer partido. El CDU/CSU consiguió mantener sus bastiones del sur, como en 2002, y se convirtieron en el partido más votado en cuatro de los dieciséis estados federales.

Polarización de clases

El resultado electoral del pasado domingo es una expresión de la creciente polarización de clase. En ambos campos políticos, las fuerzas más consistentes se han fortalecido respectivamente. Es verdad que los liberales del FDP que aparecían como la línea dura neoliberal consiguieron 1,1 millón de votos. Por otro lado, las pérdidas del SPD (2,2 millones) corresponden a lo que ha ganado el Partido de la Izquierda (2,2 millones). En cierta forma, la llegada de 54 parlamentarios nuevos representando al Partido de la Izquierda marcan una nueva etapa en el proceso. Han conseguido el 8,7 por ciento de los votos, casi 4,1 millones de votos. El éxito de este partido tiene que entenderse como una protesta contra los ataques a los niveles de vida y las condiciones de vida que han alimentado los movimientos de resistencia social durante los últimos dos años (manifestaciones de masas contra el desmantelamiento del estado del bienestar, manifestaciones de los lunes de desocupados, especialmente en el Este, movimientos huelguísticos, etc.). Aunque el Partido de la Izquierda todavía tiene sus bastiones en el Este, ha conseguido un avance significativo en el Oeste, donde ha conseguida un 4,9 por ciento. Con Oskar Lafontaine, el antiguo presidente del SPD que dimitió de todos sus cargos políticos después de un enfrentamiento con Schröder hace seis años, dirigiendo el nuevo Partido de la Izquierda en la batalla electoral, este partido ha sido visto como algo más serio y como una oportunidad de construir apoyo y estructuras sólidas también en el Oeste. En Saarland, donde Lafontaine tiene su base, el Partido de la Izquierda ha conseguido el 18 por ciento de los votos. Los análisis electorales indican que un 11 por ciento de todos los trabajadores y el 22 por ciento de los desempleados ha votado por el Partido de la Izquierda.

Mientras que hace un año los elementos fascistas del NPD consiguieron ganar un 9 por ciento de los votos en el estado oriental de Sajonia, pretendiendo con arrogancia que a partir de este bastión podrían conseguir una fuerte representación en el Bundestag, el NPD ha conseguido resultados muy pobres.

Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial se da una situación tan inestable en el parlamento y es muy difícil conseguir una coalición de gobierno estable. La clase dominante está presionando al SPD y a los Verdes para que colaboren con los partidos de derecha y estabilicen la situación. Sea cual sea el futuro, los ataques a la clase obrera continuarán y el malestar social aumentará. Incluso se especula con elecciones anticipadas.

Los dirigentes del SPD han excluido categóricamente cualquier cooperación con el Partido de la Izquierda e incluso los “izquierdistas” oficiales del SPD, como el miembro de la ejecutiva Andreas Nahles, prefieren incluir en el gobierno a los liberales del FDP. El tratamiento que están dando los otros partidos parlamentarios al Partido de la Izquierda hará que tenga enormes oportunidades para crecer, si consigue plantear una alternativa socialista clara y consigue convertirse en lo que prometió: un portavoz comprometido de los sindicatos y todos los sectores oprimidos de la sociedad.

Resultados electorales: porcentajes de votos conseguidos

2005 comparado con 2002

CDU/CSU (Cristiano Demócratas) 35.2 (38.5)

SPD (Socialdemócratas) 34.3 (2002: 38.5)

FDP (Liberales) 9.8 (7.4)

PDS (Partido de la Izquieda) 8.7 (4.0)

Verdes 8.1 (8.6)

Nota: Estos resultados parlamentarios son preliminares ya que faltan los resultados de las elecciones en Dresden (Sajonia) que se celebrarán el 2 de octubre, pero que no pueden cambiar la correlación de fuerzas en el Bundestag.