En la Argentina de Kirchner el empleo en negro afecta a casi cuatro millones de personas. Esto es el 45.1% del total de asalariados. Una cifra impresionante que nos habla a las claras del carácter rapaz de nuestra burguesía.
Los sindicatos deben ponerse al frente en la lucha contra la precariedad laboral
En la Argentina de Kirchner el empleo en negro afecta a casi cuatro millones de personas. Esto es el 45.1% del total de asalariados. Una cifra impresionante que nos habla a las claras del carácter rapaz de nuestra burguesía.
Los datos aportados por el INDEC indican que todo el empleo creado en el último año en capital y gran Buenos Aires fue en negro. La mayoría de los nuevos puestos de trabajo se originaron en la construcción, en trabajo doméstico y en servicios personales, todos con altos índices de falta de registros.
Estos trabajadores carecen de derechos laborales y seguridad social. Lo que significa que carecen de derecho a la jubilación, a las pensiones de invalidez o fallecimiento. No tienen seguro de desempleo o de accidentes de trabajo. Tampoco tienen obra social. No cobran asignaciones familiares. En general se estima que ganan un 50 % menos que los que trabajan en blanco.
El gobierno ha anunciado un plan contra este flagelo, que incluye acciones conjuntas de la AFIP y el Ministerio de Trabajo junto a las provincias en todo el país. No creemos en las buenas intenciones de las actuales autoridades, por cuanto el propio estado incumple con las leyes laborales cuando contrata empleados como autónomos o monotributistas. O cuando toma pasantes para reemplazar empleados efectivos. Cuando paga adicionales no remunerativos, que equivale a pagar en gris (parte en blanco y parte en negro)
Este es un mecanismo que usan las patronales para reducir el costo salarial. Ante la gran cantidad de desempleados, que constituyen un verdadero ejército de reserva, se emplea en negro, aumentando así la explotación de nuestra clase obrera. Pagando salarios menores y sin ningún aporte a la seguridad social. Con lo cual la rentabilidad aumenta considerablemente.
Los burócratas sindicales se hacen los distraídos y miran para otro lado. Es hora que desde abajo se inicie un movimiento destinado a luchar contra esta otra lacra del sistema capitalista. Obliguemos a las direcciones sindicales a ponerse al frente en la lucha contra el trabajo en negro.