Constituyente Social: Balance del Encuentro Nacional de Neuquén

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Desde la Corriente Socialista El Militante saludamos esta experiencia que lanza a la participación política y a su articulación  a  organizaciones de los trabajadores y el campo popular, pero creemos que la participación plena de los ciudadanos es incompatible con la propiedad privada de los medios de producción, donde el trabajo de todos se transforma en la ganancia de unos pocos.

Del 20 al 22 de noviembre se desarrolló en Neuquén un nuevo Encuentro de la Constituyente Social, que está impulsada principalmente por la CTA. Este movimiento se forma el año  2007 dirigido principalmente por el  sector de la CTA que lidera Víctor De Gennaro. Se recorre el país articulando distintas expresiones de las luchas del campo popular para dar comienzo a una nueva alternativa política en la Argentina.  El Encuentro celebrado en Jujuy en octubre del 2008 fue el lanzamiento nacional, luego en Embalse, Córdoba, en septiembre de este año, los jóvenes de la Constituyente marcaron un nuevo jalón.

Los 4.000 delegados participantes en Neuquén debatieron en Comisiones de aproximadamente 100 personas, organizadas en cuatro temas: Asambleas Distritales y la Asamblea Nacional por la Constituyente Social en la Argentina; las Campañas Publicas, La estrategia Institucional y La creación de un Pensamiento Emancipador para el Proyecto Popular.

La Constituyente Social, como movimiento político, social y cultural, se hizo presente en la multiplicidad de organizaciones de diverso origen y tradiciones. Pero esta diversidad no fue obstáculo alguno para avanzar en el intento de construir una herramienta política de los trabajadores y el campo popular.

En este momento bisagra de la historia argentina y Latinoamérica, es un paso adelante la creación de una organización de masas y popular que se proponga discutir específicamente una estrategia de poder que sea gobierno en la Argentina.

Como expresó Claudio Lozano, del partido "Buenos Aires para Todos" en Proyecto Sur: "vamos por una fuerza política nacional y por una nueva propuesta política para el país".

En las conclusiones políticas expresadas en el Acto de cierre en el Estadio Ruca Che, Graciela Iturraspe señalaba: "la democracia y la libertad sindical son elementos fundamentales en la organización del proyecto político de los trabajadores de la Constituyente, de la posibilidad de organizar el conflicto social para conseguir todas y cada una de las reivindicaciones que finalmente nos haga felices como pueblo", y Juan González, dirigente nacional de ATE: "donde reconocemos nuestra raíz cultural en los Pueblos Originarios y nuestra identidad política en la Clase trabajadora y la Unidad popular".

La Constituyente Social, tendrá continuidad en las Asambleas Distritales basadas en una nueva institucionalidad participativa y no delegativa a todo lo ancho del país, que sean "espacios contenedores de todo tipo de otras asambleas que incluyan luchas populares", para alumbrar en el 2010 una Asamblea Nacional multitudinaria.

Desde la Corriente Socialista El Militante saludamos esta experiencia que lanza a la participación política y a su articulación  a  organizaciones de los trabajadores y el campo popular, pero creemos que la participación plena de los ciudadanos es incompatible con la propiedad privada de los medios de producción, donde el trabajo de todos se transforma en la ganancia de unos pocos.

La constituyente Social se verá fortalecida si suma decididamente a los trabajadores de la CTA que aún no participan en ella y llama  a las bases militantes de la CGT y a todas las agrupaciones clasistas y de la izquierda que quieran sumar fuerzas.

También consideramos que será necesario avanzar en la definición del programa que necesitamos, hoy comenzado a delinear en las Campañas públicas, centradas en el "Bicentenario Sin Hambre", la salud como derecho, soberanía  sobre los Recursos Naturales y Bienes Públicos, distribución de la riqueza, Integración Latinoamericana, etc. con un programa socialista que incluya la nacionalización de las grandes empresas, los latifundios y la banca, para poner la producción al servicio de las necesidades sociales y bajo control democrático de los trabajadores.