Es común que ante la cotidiana corrupción y las injusticias que se cometen en Colombia, la reacción sea preguntar por qué no nos movilizamos. Quienes pretendimos celebrar en Bogotá el Día Internacional de los Trabajadores y conmemorar a los mártires de Chicago, el pasado 1º de mayo, podemos responder a esa pregunta.
Es común que ante la cotidiana corrupción y las injusticias que se cometen en Colombia, la reacción sea preguntar por qué no nos movilizamos. Quienes pretendimos celebrar en Bogotá el Día Internacional de los Trabajadores y conmemorar a los mártires de Chicago, el pasado 1º de mayo, podemos responder a esa pregunta.
Los síntomas se empezaron a manifestar desde muy temprano en la mañana. Los usuarios de la Ciclovía1 extrañaron la presencia de la Policía, encargada de mantener la seguridad de los peatones y deportistas, y de evitar que automóviles o buses accedan a las vías destinadas a esta actividad. Excepto por algunos auxiliares de policía, eran bastante raros los uniformes verdes a los que tan acostumbrado está todo habitante de Bogotá. Estamos seguros de que más de un ladrón astuto hizo de las suyas ese día de ayer: el grueso del cuerpo de policía, se encontraba en el centro de la ciudad, listo para reprimir a los trabajadores.
Varias cuadras antes de llegar al sitio de concentración de la marcha del Día del Trabajo (Plaza de Toros), se podían ver los primeros uniformados. Al unirnos a la marcha, cercano el mediodía, descubrimos que cada centímetro de los andenes que bordean la Carrera 7ª estaban custodiados por agentes de la Policía Nacional, incluyendo al ESMAD (Escuadrón Móvil Anti-Disturbios). Incluso había policías en los balcones de edificios públicos y privados y un helicóptero sobrevolaba la manifestación. Como de costumbre, dos tanquetas, respaldadas por el ESMAD, delimitaban la retaguardia del desfile.
El primer límite establecido por la Policía fue la Calle 19 con Carrera 7ª. La marcha, que se extendía hasta la calle 26, se detuvo cuando los agentes del Estado dispararon granadas con gases lacrimógenos. Jóvenes ultraizquierdistas procedieron a enfrentar a los policías con palos y piedras. Fueron acciones minoritarias adelantadas por individuos aislados. La mayoría de los manifestantes nos opusimos a estas acciones violentas y se proclamó la resistencia pacífica. Nuestras consignas fueron desoídas por la Policía que, cada tanto promovía disturbios para evitar el avance de un grupo que sumaba más de diez mil personas y en el que se encontraban niños y adultos mayores.
La llegada a la Plaza de Bolívar por parte de las primeras columnas significó un prematuro grito de victoria. Era la 1:10 pm. Los primeros manifestantes se apostaron alrededor de la estatua de Simón Bolívar, y cada uno a su manera sumó a El Libertador a la lucha contra la oligarquía y el imperialismo. Sobre la tribuna, un compañero vestido de impecable blanco y un asta amenizaba con fuertes saltos la actividad y replicaba las consignas de los manifestantes.
El sonido que se había montado sobre el escenario resultó inútil. El fluido eléctrico de la Plaza había sido cortado. Un furgón con altavoces que acompañaba la marcha se improvisó como tribuna. El primer llamado fue a la Fuerza Pública que, desde la Casa del Florero atacaba con gases lacrimógenos a cada nueva columna que intentaba llegar a la Plaza.
Luego de los saludos y anuncios de los maestros de ceremonias, tomó la palabra el Concejal de Bogotá y Secretario General del PCC (Partido Comunista Colombiano) Jaime Caycedo Turriago. Reiteró el llamado a la fuerza pública a parar la represión y exigió la responsabilidad de las autoridades del Distrito, incluido el alcalde Samuel Moreno Rojas, que se habían comprometido a garantizar la seguridad del acto. Asimismo rechazó las acciones de los ultraizquierdistas que sólo servían para incitar la violencia de la Policía.
Justo cuando se anunciaba al segundo orador, el bombardeo de gases lacrimógenos se desplegó entre quienes nos manifestábamos pacíficamente en la Plaza. Ataques llegaron incluso desde los ventanales del Congreso de la República donde se encontraban policías apostados. Está claro que el objetivo era agredir al compañero Jaime Caycedo, prueba de ello son las graves heridas sufridas por su escolta quien recibió en su rostro una granada de gas lacrimógeno2. La columna del PCC intentó evadir los ataques y proteger la seguridad de sus cuadros bajando por la calle 10, pero fueron recibidos por un chorro de agua, nada recomendable para quien ha sido gaseado. Quienes nos quedamos rezagados encontramos que todos los accesos a la Plaza eran bloqueados con violencia por la Policía. Sólo hasta las 2:10 pm, cuando la manifestación había sido disuelta, y sólo unos pocos compañeros resistían en la Plaza, se franqueó la salida por la Carrera 8ª con Calle 11. A nuestro alrededor, decenas de policías sonreían y bromeaban entre sí. Los activistas pasaban a nuestro lado con las banderas arrolladas y la mirada del derrotado buscando refugio en lo más profundo del pavimento. Un par de familias de obreros pasaron en grupo entre nosotros y aquellos activistas. A ellos les dijeron casi en susurro: “Buena esa, muchachos, estamos con ustedes.” Los puños se cerraron alrededor del carmín y el paso hacia el norte se tornó decidido. Había un bus que tomar y una reunión que hacer para debatir las conclusiones de la jornada. Nosotros hicimos lo propio y a continuación relacionaremos algunas consideraciones sobre el 1º de Mayo que no pudo ser.
“La mafia continúa…”
Llamó la atención de los manifestantes una caricatura en tamaño natural del presidente Juan Manuel Santos vestido a lo Al Capone y disparando la clásica Thompson sobre la multitud. A su lado un cartel rezaba: “La mafia continúa…” Habíamos dicho en nuestro anterior artículo3 que poco podíamos esperar los trabajadores de la Unidad Nacional que propone Santos. Estamos absolutamente seguros de que los hechos del 1º de Mayo son una respuesta al éxito de la movilización del pasado 7 de abril. Con absoluto descaro, el mismo día que miles de obreros, campesinos y estudiantes fuimos gaseados, Santos en la televisión reiteró los compromisos de su “…gobierno para defender los derechos de los trabajadores.” Al día siguiente, en los medios burgueses, los malos habíamos sido nosotros. Los policías habían tenido que defenderse de nuestras salvajadas. Ellos mismos proporcionaron a Noticias Caracol las imágenes que les daban la razón.
Queda claro que se nos viene encima un macabro juego de doble moral, al mejor estilo del anterior gobierno, pero con un lenguaje más refinado. Si bien hay divisiones al interior de la Unidad Nacional, en una cosa está clara para la oligarquía colombiana desde la dictadura del General Melo4: a los de abajo se nos maneja con rejo. La protesta social sigue siendo reprimida y criminalizada igual que en el gobierno anterior, y cada medio de comunicación defenderá el punto de vista del presidente. La CGT (Confederación General del Trabajo) participará del sainete de Don Juan Manuel, el bueno y solidario patrón al que no hay por qué protestarle. Su sindicalismo amarillo será la mejor carta de presentación para aprobar los TLC con los E.U.A. y la U.E.
Se reporta que cerca de setentas personas fueron detenidas, entre ellos Yuri Neira, padre de Nicolás Neira, quien participó también de la marcha estudiantil del pasado 7 de abril. En sus palabras, esta fue una represalia por la sentencia en el caso de Nicolás5. Queda claro qué tratamiento recibirán las víctimas de la violencia estatal durante este cuatrienio.
Las tareas del PDA
Es muy probable que diversos sectores del PDA (Polo Democrático Alternativo) estuvieran al tanto de la represión que tenía preparada la Policía contra el 1º de mayo. Mientras que el PCC hizo presencia activa en la jornada junto con otras tendencias minoritarias como Unidad Demócratica (UD) y el MODEP (Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo), se extrañó la presencia de tendencias como el MOIR (Movimiento Obrero Independiente Revolucionario). Ni hablar de la ANAPO (Alianza Nacional Popular) a la que pertenece Samuel Moreno y otras tendencias reformistas. No nos cabe duda que hay una traición detrás de esto.
Desde su creación en 2005 el PDA ha padecido continuos ataques políticos y militares por parte de la burguesía. Entre estos ataques se incluye una campaña de desprestigio propiciada por los escándalos de corrupción que enfrenta la alcaldía de Samuel Moreno Rojas quien, en días recientes, fue suspendido por la Procuraduría General de la Nación.
Bien es sabido que la ANAPO y los Moreno Rojas, gozan cada vez de menos simpatía al interior del PDA. Sin embargo, el CEN (Comité Ejecutivo Nacional), ha tenido cuidado de que las críticas que se le hagan a los Moreno Rojas no sean un favor prestado a la burguesía. Es esto lo que provocó la salida de Gustavo Petro del Polo, quien desde la victoria de Santos ha hecho lo posible por destruir a la colectividad sumándola a la Unidad Nacional. En este sentido han resultado más efectivas las críticas provenientes del compañero Iván Cepeda, quien exige la expulsión de Moreno Rojas del PDA basado en su anuncio de privatizar la ETB (Empresa de Teléfonos de Bogotá), iniciativa que contradice lo expuesto en el Ideario de Unidad.
Como marxistas entendemos que un partido obrero debe mantener la unidad de acción a la vez que promueve los debates al interior de la organización. Al parecer, esta máxima de toda organización revolucionaria no se está cumpliendo en el PDA. Es decir, los debates que se están generando al interior de la colectividad están siendo ignorados por el CEN, que no ha sido capaz de llevarlos a conclusiones que deriven en acciones revolucionarias. Mientras tanto, la burguesía aprovecha su poder mediático para definir la orientación que debería seguir el PDA, que poco hace por instruir a sus cuadros en la necesidad de explicar pacientemente a las bases la situación.
Tiene razón el columnista liberal Antonio Caballero en su columna “Un purgante”: “…la defenestración del inepto y dañino alcalde Samuel Moreno puede terminar prestándole un servicio, aunque tardío, al Polo, a la manera en que a un organismo enfermo le sirven los purgantes. Para salir del mal trago debilitado, pero depurado: más sano, aunque menos fuerte en apariencia, porque se ha desembarazado de una rémora. Con menos poder, pero más a la izquierda”6.
Es muy probable que el accionar de la burguesía y la traición del oportunismo nos lleven a perder la Alcaldía de Bogotá, tal vez la principal conquista de la izquierda en años recientes. Sin embargo, no debemos dejarnos decaer por la derrota. “A veces los obreros triunfan; pero es un triunfo efímero. El verdadero resultado de sus luchas no es el éxito inmediato, sino la unión cada vez más extensa de los obreros7”.
No dudamos que los trabajadores colombianos seguirán movilizándose. Este 1º de Mayo que no fue, vimos a los campesinos en la Plaza de Bolívar asumir con toda calma los gases y los palos de la autoridad. La violencia del Estado hace parte de su vida cotidiana y cada vez menos mengua su deseo de movilizarse. Algo similar podemos esperar de los trabajadores de la ciudad en la actual coyuntura, en la que la crisis invernal se suma a la crisis económica internacional que cobra sus víctimas por millones. Luego de un año de lluvias los damnificados se preguntan por los dineros recaudados y manifiestan su descontento, por lo pronto son expresiones aisladas, pero será la tarea del PDA servir de factor aglutinador.
La mayor parte del cuerpo de Policía de Bogotá fue necesario para reprimir a diez mil proletarios. En una coyuntura revolucionaria resultará insuficiente, si las masas cuentan con una dirección equipada con las mejores ideas. Ahora más que nunca se hace necesaria la conformación de una verdadera organización marxista que lleve a los trabajadores a la conquista del poder.
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NOTAS
1. La Ciclovía es un evento caracterísitico de la vida en Bogotá. Desde hace 35 años los domingos y días festivos se limita el acceso a los automotores en varías vías principales de Bogotá para el ejercicio de actividades deportivas y recreativas.
2. Partido Comunista Colombiano. Policía dispara bomba lacrimógena contra concejal Jaime Caycedo.
3. Jonathan Fortich. La Juventud en el país del no me acuerdo.
4. José María Melo (1800-1860). Soldado bolivariano, proclamado dictador por los artesanos y los soldados del Ejército Regular el 17 de abril de 1854. Fue derrocado siete meses después. A partir de ese momento las élites neogranadinas se constituyeron en clase dominante, si bien no eran aún una burguesía.
5. Omar Vera. Yuri Neira: ‘Es una retaliación por la sentencia en el caso de Nicolás’. Periódico El Turbión.
6. Antonio Caballero. Un purgante. Semana. Ed. 1514.
7. Carlos Marx y Federico Engels. Manifiesto del Partido Comunista. Centro de Estudios Socialistas Carlos Marx. 2011. p. 42.