Colombia: Nuestro divino tesoro

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Hasta hace unos meses Colombia era llamado el Israel de América Latina: tierra conservadora en medio de una región convulsa y aliada fiel del imperio yanqui. Sin embargo, desde un tiempo vemos a la juventud israelí, inspirada por el proletariado del mundo árabe, alzar la voz en contra de sus opresores. Asimismo, desde el 12 de octubre (día de la Raza de acuerdo a la oligarquía local), cada miércoles, los estudiantes de Colombia se movilizan en contra de un estado inepto y criminal que pretende someter el sistema de educación colombiano a las condiciones del mercado.

En una palabra: reducir la educación a vil mercancía. Este de los estudiantes no es un movimiento espontáneo ni mucho menos inconsciente, como pretende hacerlo ver el Gobierno de Juan Manuel Santos a través de la propaganda del tristemente conocido propagandista  J. J. Rendón. Ya a principios de este año uno de nuestros camaradas denunciaba en un artículo la falsa aura de tranquilidad con la que los medios burgueses ornaban el actual régimen1. El hecho que provocó la movilización que motivó el documento en cuestión fue la reforma a la Ley 30 de 1992. Fue esa marcha el preludio de lo que hemos visto en las últimas semanas en las calles y plazas de las ciudades colombianas.  La ley 30, ya neoliberal por naturaleza, busca desde principios de este año ser reformada por la ministra de educación María Fernanda Campo con medidas favorables para el capital que dejan algunas limosnas para estudiantes y docentes2. Se mencionaba en el artículo citado que uno de los problemas del movimiento estudiantil era su falta de dirección. Este problema empieza a subsanarse el 21 de agosto, fecha en la que se emite la declaración que da reconocimiento público a la MANE (Mesa Amplia Nacional Estudiantil)3. Dicho documento plantea un paro nacional universitario de 48 horas. La medida fue acogida por la mayoría, y a pesar de la represión de organismos de la Policía Nacional como el criminal ESMAD y Fuerza Disponible, desde el 12 de octubre los estudiantes de Colombia salen una o dos veces por semana a expresar su descontento valiéndose de los modos más contestatarios, irreverentes y satíricos que se puedan esperar de una masa que es rebelde por naturaleza. Así, por ejemplo, el pasado miércoles 26 de octubre, y a pesar de la crueldad rutinaria de las autoridades, promovieron una “abrazatón” en la que intercambiaron muestras de afecto con agentes de la Policía Nacional, demostrando así de dónde vienen los actos de violencia. Actos de resistencia como este, que captó la atención internacional fue, a la vez, una demostración de fuerza que deshizo el manto de vandalismo que esparce la burguesía sobre el movimiento estudiantil. 

Jan Farid Cheng Lugo

El estudiante caleño Jan Farid Cheng Lugo ya había sido víctima de la burguesía colombiana al verse privado de la educación por un sistema económico que privilegia el capital sobre el talento. Pero el 12 de octubre se convirtió en víctima fatal. Ese día se unió a 15.000 compañeros inconformes. A las 11:07 am, desde un puente, se arrojó un artefacto explosivo que le destrozó la pierna derecha y la parte baja del abdomen4. La Policía Nacional, a través de los medios burgueses, explicó, valiéndose de un cuestionable video, que al compañero Jan Farid le habían estallado unas papas explosivas que llevaba en el morral. Por supuesto no hace falta mucha formación intelectual para saber que los morrales no se llevan en la parte baja del abdomen, mucho menos amarrados a una pierna.

No es la primera vez que la Policía Nacional se vale de este tipo de métodos. En mayo de 2005, mientras el estudiante Nicolás Neira se encontraba en coma, luego de una cruel paliza propinada por agentes del ESMAD, esta institución hizo circular diversas versiones sobre el hecho. Al conocerse en medios independientes fotografías de la golpiza sufrida por Nicolás su nombre desapareció de los titulares. Asimismo, el 1° de mayo de este año agentes de la Policía dispararon artefactos explosivos desde los balcones del Congreso de la República, uno de ellos hirió a un escolta del concejal de Bogotá y secretario del Partido Comunista Colombiano Jaime Caycedo. 

Como reivindicación simbólica de un crimen que victimiza a todo el estudiantado de Colombia la MANE amplió su nombre: Mesa Amplia Nacional Estudiantil Jan Farid Cheng Lugo.

¿Qué exige la MANE?

Como ya se ha mencionado, la Reforma a la Ley 30 invita a que el lucro se convierta en política a seguir por las universidades. Asimismo, fulmina las modestas reivindicaciones alcanzadas por el movimiento estudiantil a lo largo de su historia y entrega a cambio a nuestra juventud préstamos educativos.

Una ecuación de la que resulta la educación reducida a la formación de obreros apenas calificados y obedientes en extremo que deberán someterse a la explotación del capital por varios años para saldar sus deudas; la universidad convertida en departamento de desarrollo al servicio del imperialismo y los estudiantes privados de la posibilidad de desarrollar sus talentos.

Está claro que ante la crisis del capitalismo la oligarquía de los países atrasados ha decidido feriar sus mejores tesoros con tal de mantener su privilegiada y ociosa existencia hasta el último minuto.

Desde que la nave del imperialismo empezó a hacer agua, estudiantes de diversos países han sido víctimas de recortes que aniquilan sus posibilidades de prosperar. El ejemplo más cercano y reciente para nosotros es Chile. Tan próximo que ya se establecen lazos de solidaridad entre la juventud colombiana y sus compañeros australes.

Paradójicamente este nexo fue propiciado por el imperialismo. Colombia y Chile aplicaron de manera similar políticas privatizadoras dictadas desde el norte. Las cifras macroeconómicas obtenidas por Chile en los últimos años se promocionaban en Colombia como una meta a alcanzar. Modelos económicos similares trajeron consecuencias sociales similares. Ahora, los máximos consentidos de Washington en Suramérica: Santos y Piñera sienten crujir sus solios, es altamente probable que5. por lo menos alguno de los dos llegue a ser derrocado antes de concluir sus respectivos períodos de gobierno.

Ante una nociva reforma que el Gobierno de Colombia insiste en imponer a pesar del rechazo popular los estudiantes organizados en la MANE proponen un programa mínimo que haga de la educación pública y de calidad un derecho al alcance de todo ciudadano. Este programa mínimo debería más bien llamarse programa urgente.

Mientras el gobierno espera que la crisis de la educación se diluya en las anárquicas lógicas del mercado el estudiantado de Colombia propone: Asegurar la educación como un derecho, financiamiento estatal de la Universidad pública, vigilancia a las tarifas de las matrículas, protección a la industria nacional, democracia y autonomía universitaria, bienestar universitario, calidad académica, libertades democráticas y relación de la universidad con la sociedad. 

Es cierto, la mayoría de las exigencias de los estudiantes parecen obvias. Sin embargo en la agenda de prioridades del Gobierno es más importante gastar ingentes sumas de dinero en industria bélica que en implementar sistemas de salud y educación públicas eficientes. De este modo, para una cantidad importante de jóvenes colombianos dedicarse a las armas, sea como soldado, guerrillero o paramilitar, garantiza mejores opciones de vida que educarse.

Ocurre así: mientras que estudiar implica dejar de producir para la familia por cinco o seis años, endeudarse, y enfrentarse a un futuro laboral inhóspito, el Ejército o la Policía garantizan un salario (que aunque ínfimo es salario), una posibilidad de pensión y opciones de acceder a una vivienda. En el caso del paramilitarismo, los programas de movilización del gobierno ofrecen subsidios y oportunidades que, aunque miserables, algo resuelven en comparación con la ominosa condición del proletario promedio. La guerrilla no es sólo una posibilidad de venganza contra el sistema por parte del campesino desplazado, es también para algunos la oportunidad de aprender a leer y escribir, pero además, de poder convertirse en desmovilizado. Es decir, un desempleado de la guerra con un miserable subsidio. Algunas cifras pueden ilustrar mejor esta situación: mientras el Estado colombiano gasta en un soldado $18 millones de pesos (U$9.000) por año, y en un presidiario $13.5 millones de pesos (U$6.750) por año, en un estudiante se invierten $3.515.000 (U$1800) por año.

Los logros de los estudiantes

Aunque ya se empiezan a ver divisiones en la MANE, y a pesar de la falta de un programa político que los acerque a las luchas obreras, son varios y muy importantes los logros que los estudiantes han conseguido en las últimas semanas.

En primer lugar, el “abrazatón” demostró que la lucha de los estudiantes era pacífica y sin violencia. Esto llamó la atención de amplios sectores del proletariado que, en condiciones normales, no se interesan en política. Desde entonces vemos que a las marchas empiezan a asistir algunos jóvenes en compañía de sus padres, ahora conscientes del futuro que les espera a sus hijos bajo el capitalismo. Muy seguramente muchos de estos padres y madres de familia votaron por Juan Manuel Santos en las pasadas en las elecciones y lo que parecía ser un régimen que había capitalizado la supuesta popularidad del expresidente Álvaro Uribe, empieza a resultar inepto a los ojos de los colombianos.

Así, por ejemplo, la costosa operación de las Fuerzas Armadas y la Policía que dio como resultado la muerte de Alfonso Cano, comandante de las FARC-EP, y que fue celebrada con bombos y platillos por los medios burgueses, recibió una fría reacción por parte de los colombianos. Según lo muestran las  encuestas de los mismísimos medios burgueses, son pocos los colombianos que consideran que la muerte de Cano cambie en algo el curso del conflicto armado interno que vive el país desde hace más de sesenta años. Por el contrario, el país sigue con gran interés cada movilización de los jóvenes, en los ámbitos estudiantiles de Bogotá las canciones de protesta y los debates se han implantado en la cotidianidad y hasta el más indiferente tiene algo que decir con respecto a la educación en Colombia.

Más aún, problemas como la educación o la salud son más frecuentes en las conversaciones de los trabajadores colombianos que la “lucha contra el terrorismo” predicada por el imperio y replicada al pie de la letra por el régimen de Santos.

En segundo lugar, la creación de la MANE ha garantizado que las acciones del estudiantado sean producto de una organización que se alimenta del debate interno. Sin todo este trabajo previo adelantado desde abril de este año, no estaríamos viendo los resultados de hoy.

En tercer lugar y no menos importante, se ha logrado que el pasado 10 de noviembre el Gobierno  retirase el proyecto de reforma a la educación superior, por lo menos de palabra. Los estudiantes son conscientes de que esto no debe ser un motivo para renunciar a la lucha sino, por el contrario, un impulso más para lograr una educación pública y de calidad como lo expresan en su más reciente comunicado6. El hecho se dio en una coyuntura en la que el senador Camilo Romero del Polo Democrático Alternativo (PDA), único partido que desde el principio ha apoyado de manera manifiesta a los estudiantes, propusiera la recolección de firmas para exigir la renuncia de la ministra de Educación María Fernanda Campo.

La iniciativa buscaba recolectar 10.000 firmas en un mes a través de una página en Internet. En menos de 24 horas casi 20.000 colombianos habían apoyado la exigencia de la renuncia. Esto ocurrió el 8 de noviembre, dos días antes de una gran movilización en Bogotá que incluiría a miles de estudiantes provenientes de diferentes regiones del país. Los tres mil policías que se trajeron a Bogotá para reforzar la represión se quedaron de brazos cruzados. El apoyo popular a los estudiantes fue tal que el mínimo abuso contra un estudiante los habría puesto en la picota pública. En este sentido, vale mencionar que ya empieza a aparecer simpatía por los estudiantes entre los agentes y auxiliares de Policía.

Tareas inmediatas

Mientras que en contextos similares un mínimo revés del gobierno habría servido para que sectores oportunistas promoviesen la renuncia a la movilización, los estudiantes están claros en este momento de que la lucha es hasta el final. Como mencionaba un camarada, una huelga estudiantil no tendría por qué paralizar al país, pero sí es posible que su lucha inspire a los trabajadores del sector productivo.

En las actuales circunstancias esta situación podría llegar a darse. Juan Manuel Santos inició su presidencia con un fuerte descontento popular heredado de los dos gobiernos de Álvaro Uribe. Este año inició con un paro de transportadores, hace unos meses entraron en huelga los trabajadores de Pacific Rubiales y ante el incumplimiento de los patrones han retomado la lucha. Cada vez son más las voces juveniles que llaman a las centrales obreras y a todo el proletariado colombiano a unirse a su lucha. Es sólo cuestión de tiempo para que este llamado sea respondido.

Por lo pronto, el movimiento estudiantil ha trascendido las fronteras. Para el 24 de noviembre los estudiantes de Colombia y Chile se movilizarán en contra de sus respectivos gobiernos. En México D.F. los estudiantes de la UNAM realizarán una manifestación en solidaridad con sus compañeros. Ciertamente empiezan a crearse las condiciones para una situación revolucionaria. No sólo en Colombia.

A pesar de los intentos de la burguesía colombiana por mantener a los trabajadores ajenos a los procesos revolucionarios de Cuba y Venezuela, y de una total desinformación sobre otros países latinoamericanos que han dado un giro a la izquierda (Bolivia, Ecuador, Perú, Uruguay, El Salvador, etc.) con resultados favorables, el más divino tesoro de Colombia, que son sus jóvenes, se integran a la lucha internacional contra el capitalismo.

Igual que en los casos que hemos visto en Europa, Oriente Medio y los E.U.A., se repite el mismo problema, falta una dirección revolucionaria equipada con las ideas correctas. El PDA ha cumplido un papel muy importante definiéndose como única fuerza política que acompaña al proletariado en todas sus movilizaciones; sin embargo, esta no es toda la tarea. El Polo puede ser la fuerza política que permita crear el urgente nexo entre los estudiantes y los trabajadores.

Asimismo es importante que la MANE cree comisiones de formación política destinada a formar cuadros. En este sentido encontramos la coyuntura ideal para la creación del primer núcleo de la Corriente Marxista Internacional en Colombia. Invitamos a los estudiantes y trabajadores a que nos contacten a través de nuestro correo electrónico colombiamarxista@gmail.com y se unan a esta iniciativa que busca llevar las ideas del marxismo a la vanguardia del movimiento obrero y la juventud.

 

¡VIVAN LOS ESTUDIANTES DE COLOMBIA!

 

NOTAS

 

1.    http://www.marxist.com/colombia-juventud-no-me-acuerdo.htm
2.    Proyecto de ley por el cual se modifica el esquema de financiación de la educación superior. http://www.mineducacion.gov.co/1621/article-227020.html
3.    Declaración de la MANE del 21 de agosto de 2011. http://www.moir.org.co/Declaracion-de-la-Mesa-Amplia.html
4.    Paro masivo de estudiantes en Colombia: contra la mercantilización de la educación ¿Por qué marchan los estudiantes?http://www.kaosenlared.net/noticia/paro-masivo-estudiantes-colombia-cont…
5.    Programa Mínimo de los Estudiantes Universitarios de Colombia. http://feucolombia.org/index.php?option=com_content&view=article&id=82:m…

6.    Declaración política de la MANE, 12 de noviembre de 2011. http://feucolombia.org/index.php?option=com_content&view=article&id=173:declaracion-politica-mesa-amplia-nacional-estudiantil-mane-&catid=38:inicio

 

Fecha: 

 14 de noviembre de 20