China y su papel en el mundo

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¿Cuál es el papel de China hoy? Mientras que algunos en la izquierda han celebrado las ambiciones de China como contrapeso a Estados Unidos, Jorge Martín explica que el capitalismo hace tiempo que se ha restaurado en China, y que hoy tiene todas las características de una potencia imperialista en ascenso. La “multipolaridad” no beneficiará a los trabajadores del mundo, que deben confiar únicamente en sus propias fuerzas para deshacerse de las cadenas del imperialismo y del capitalismo a escala internacional.

Lo que sigue es una transcripción de una charla dada por Jorge Martín en noviembre de 2023 en Londres el Revolution Festival, la escuela anual de comunismo organizada por la sección británica de la Corriente Marxista Internacional. 


En primer lugar, aclaremos algo. En los medios de comunicación occidentales y entre los principales políticos del imperialismo occidental en Gran Bretaña, Estados Unidos, etc., hay una campaña antichina constante. Dicen “China es malvada”, “China está haciendo todas estas cosas malas”, (que obviamente también están haciendo ellos mismos, pero no importa eso) “China es muy mala”, “China está tramando y manipulando”, aparentemente está pagando a algunas personas en Westminster para influir en los políticos, como si esto nunca ocurriera en en el Reino Unido, y cosas por el estilo. 

Ahora bien, esta no es una charla anti China sino que es un intento de entender qué es China y qué papel desempeña China en las relaciones mundiales desde un punto de vista comunista. 

Nosotros somos internacionalistas y no apoyamos a nuestra propia clase dirigente. No defendemos los derechos de nuestra propia clase dominante imperialista. Queremos analizar la situación desde el punto de vista de los intereses de la clase obrera, de la clase obrera en China y de la clase obrera en todo el mundo. Es importante que los comunistas comprendan las relaciones mundiales y de dónde proceden.

El punto de partida es el siguiente: China es un país capitalista y lo ha sido durante algún tiempo. 

Voy a intentar utilizar cifras oficiales chinas. Yo no diría que algunas de estas cifras haya que tomarlas con pinzas, pero hay que entenderlas, porque a veces las definiciones de lo que es una empresa privada o una empresa mixta o una empresa estatal son un poco complicadas y no se corresponden necesariamente con lo que entenderíamos normalmente. Pero según las cifras oficiales chinas, el sector privado, definido de forma restrictiva como empresas con menos del 10 por ciento de participación estatal en el primer semestre de 2023, representaba alrededor del 40 por ciento del PIB. Esta es una cifra que puedes tomar para hacerte una idea. Pero este es el porcentaje más bajo de esta cifra desde 2019. 

Durante la pandemia, el sector privado ha disminuido un poco, y el sector estatal ha aumentado proporcionalmente. El sector privado alcanzó un máximo del 55% del PIB en torno a 2021. Pero creo que no se trata sólo del peso del sector privado, sino también, es importante mirar hacia dónde apunta la flecha. ¿Cuál es la dirección del proceso? En 2010, el sector privado así definido sólo representaba el 8% del PIB, y ahora ronda el 50%.

Según cifras oficiales, más del 80% de la mano de obra industrial, es decir, los trabajadores que trabajan específicamente en la industria, pertenecen al sector privado. El sector privado aporta el 50 por ciento de las exportaciones, y las exportaciones son obviamente una parte importante de la economía china, más que en otros países capitalistas. 

En 2011, es decir, cuando este proceso aún estaba en sus inicios, o había comenzado unos 10 años antes, Shen Danyang, portavoz del Ministerio de Comercio chino, afirmó que “tras 30 años de reforma y apertura, China ha completado la transformación de una economía planificada a una economía de mercado“. Esta era la postura oficial del Estado chino en 2010. También hay que tomar esto con una pizca de sal, porque en ese momento estaban en negociaciones para unirse a la Organización Mundial del Comercio, y eso implicaba una disputa sobre si la economía china debía considerarse una economía planificada o no. Pero nos da una idea de cuál es la situación. 

En mi opinión, desde hace algunos años, es indiscutible que el Estado chino defiende y promueve las relaciones de propiedad capitalistas. Sí, China es un país capitalista en el que el Estado desempeña un papel importante en la economía. Esto se debe a su historia y a otros factores derivados de la transición de una economía planificada a una economía capitalista. Sin embargo, el sector estatal se utiliza para defender, promover y fomentar las relaciones de propiedad capitalistas. 

Lo que domina en China no es la planificación económica, sino el afán de lucro privado. Y así es como funciona la economía capitalista en China tras un proceso que duró más de 30 años. 

Otro factor interesante es el capital chino en el extranjero, es decir, los capitalistas chinos de otros países que desempeñaron un papel importante en el desarrollo del capitalismo en China. Fueron los primeros en invertir en empresas privadas, trayendo fábricas a China, etcétera. Pero, obviamente, el capital internacional también desempeñó un papel importante. Y esto fue una parte importante de lo que en los años 90 se llamó proceso de globalización, que incluía la integración de China en el mercado capitalista. 

Las empresas occidentales invirtieron masivamente en China, que utilizaron en un principio como fuente de mano de obra barata. Esto es lo que buscaban. Buscaban mano de obra barata para poder producir más barato. Y por cierto, esto jugó un papel importante durante todo el período de tiempo para mantener baja la inflación en los países capitalistas avanzados. Esta fue una parte importante de la situación política y económica en la década de 1990 y más allá. 

Una pregunta legítima que cabe hacerse es: ¿cómo es posible que un país atrasado y dominado, como era China antes de la revolución china de 1949, se haya convertido en una poderosa parte de la economía mundial, en una poderosa economía capitalista desarrollada? 

Si lees la teoría de la revolución permanente de Trotsky, dice que la burguesía nacional en los países dominados y en los países capitalistas atrasados en la época del imperialismo no pueden desempeñar un papel progresista, y no puede llevar a cabo las tareas de la revolución burguesa, de la revolución democrática nacional. 

Pero China es diferente, porque en China no fue la clase capitalista, la burguesía china, la que llevó a cabo esas tareas. Fue la Revolución China la que abolió el capitalismo, y avanzó mucho en la solución de las tareas democráticas nacionales en China, que son principalmente la reforma agraria con la expropiación del latifundismo, y la cuestión de la unificación nacional y la soberanía nacional. 

China en 1990 o en 2000, ya no era un país atrasado dominado por el imperialismo, era un país independiente, donde muchas de las tareas de la revolución democrática nacional habían sido resueltas hacía décadas. Y esta fue la base sobre la que comenzó el desarrollo capitalista en China. Además, había otros elementos: el hecho de que había un Estado fuerte, educación universal, un alto nivel educativo y cultural, lo que permitió a China ponerse al día en una serie de tecnologías avanzadas, etc. 

China se ha convertido no sólo en un país capitalista, sino en un país capitalista que ha cambiado su carácter en la división internacional del trabajo. Originalmente, como ya he dicho, era un país dominado por la mano de obra barata y la exportación de productos básicos baratos: juguetes, textiles, productos electrónicos baratos, etc. Pero ahora ya no lo es, o esas características de la economía capitalista que China tenía quizás en el pasado. Pero ahora ya no es así, o esas características de la economía capitalista que China tenía hace quizá 20 años, ya no son dominantes en China. 

Yo diría que, en estos momentos, China ha evolucionado hacia una economía de mayor tecnología y salarios más altos. El salario medio mensual en las zonas urbanas de China ronda hoy los 1.300 dólares, según cifras del CEIC. Esa cifra, aunque oculta muchas disparidades regionales y entre sectores, haría que los salarios de los trabajadores chinos fueran superiores a los salarios, por ejemplo, en Albania, en Rumanía, en México y en otros países donde los capitalistas van en busca de mano de obra barata. 

Y eso tiene una serie de consecuencias. Ahora hay algunas empresas (por diferentes razones, pero una de ellas son los salarios) que se están trasladando de China o de las zonas costeras, que están más desarrolladas económicamente, a zonas con mano de obra más barata, o a otras economías con mano de obra más barata de Asia, o a otras economías con mano de obra más barata que están más cerca de los mercados capitalistas a los que estas empresas quieren servir (como México). Se trata de un proceso que se ha denominado “near-shoring” o “friend-shoring”.

La economía china ha adoptado tecnologías muy avanzadas. En algunos sectores, la tecnología china está por delante de la de otros países imperialistas capitalistas. Por poner un ejemplo: los vehículos eléctricos, que es un sector creciente de la economía capitalista. No soy ingeniero ni mucho menos, pero lo que tengo entendido es que lo más importante en un vehículo eléctrico no es tanto el motor, sino la batería, la batería y la autonomía que pueda tener esta batería, etcétera. 

Existe una empresa china llamada CATL. Es el mayor fabricante de baterías para vehículos eléctricos del mundo y controla el 34 por ciento del mercado mundial de baterías para vehículos eléctricos. Está muy por delante de cualquier otra empresa y suministra a todos los grandes fabricantes de automóviles del mundo, entre ellos Tesla, Ford, Volvo (que por cierto ya no es una multinacional sueca, sino que ahora ha sido comprada o absorbida por capital chino). 

¿Y cómo lo ha conseguido China? Pues por los métodos tradicionales de un país capitalista: robando y pirateando tecnología, enviando a miles de estudiantes a estudiar a las universidades más prestigiosas de Gran Bretaña, de Estados Unidos, invirtiendo mucho dinero en campus de investigación y desarrollo, y básicamente invirtiendo en una serie de sectores que ellos piensan que son sectores que representan el futuro de la economía capitalista, y por lo tanto ganando ventaja sobre otros países. 

Esto también forma parte del desarrollo combinado y desigual. Una economía previamente atrasada puede dar un salto adelante en determinados sectores. China, por ejemplo, tiene la ventaja de que nunca ha tenido una industria masiva de fabricación de automóviles de combustión interna tradicional como Occidente, por lo que la transición a los vehículos eléctricos es mucho más rápida, y esto puede reproducirse en muchos otros sectores de la economía. 

El papel de China en el mundo también ha cambiado y argumentaré que China está desempeñando un papel imperialista en la economía mundial y en las relaciones mundiales. 

Ahora bien, ¿qué significa imperialismo? Cuando hablamos de imperialismo desde un punto de vista comunista, no nos referimos a una comprensión general, de sentido común, del imperialismo, como una política exterior agresiva, invasiones militares, etc. Eso forma parte del imperialismo. 

Pero si nos fijamos en la definición de Lenin del imperialismo, las características clásicas que Lenin describe en su libro, “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, son: 

“1) la concentración de la producción y del capital ha alcanzado un punto tan elevado de desarrollo, que ha creado los monopolios, decisivos en la vida económica; 2) la fusión del capital bancario con el industrial y la formación, sobre la base de este “capital financiero”, de la oligarquía financiera; 3) la exportación de capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia excepcional; 4) la formación de asociaciones capitalistas monopolistas internacionales, que se reparten el mundo; y 5) la culminación del reparto territorial del mundo entre las grandes potencias capitalistas. El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en que se ha implantado el dominio de los monopolios y del capital financiero, en que la exportación de capital ha adquirido gran relevancia, en que los trusts internacionales han empezado a repartirse el mundo y en que ha terminado el reparto del planeta entre las grandes potencias capitalistas”. (Lenin, El imperialismo)

La definición de Lenin se refiere a la fase imperialista del capitalismo. Lenin habla del sistema mundial, no trata de definir un país marcando cinco casillas. Esto es lo que él describe como sistema mundial, la división del mundo entre las mayores potencias capitalistas. Voy a argumentar que China cumple todas estas condiciones diferentes en un grado u otro, y ahora forma parte del sistema imperialista mundial.

Lenin también habla en El imperialismo de la inevitabilidad del ascenso y la caída de las potencias imperialistas: 

“(…) bajo el capitalismo es inconcebible un reparto de las esferas de influencia, de los intereses, de las colonias, etc., que no sea por la fuerza de quienes participan en él, la fuerza económica, financiera, militar, etc. Y la fuerza de los que participan en el reparto cambia de forma desigual, ya que el desarrollo armónico de las distintas empresas, trusts, ramas industriales y países es imposible bajo el capitalismo. Hace medio siglo, Alemania era una insignificancia comparando su fuerza capitalista con la de Gran Bretaña; lo mismo puede decirse al comparar Japón con Rusia. ¿Es “concebible” que en diez o veinte años la correlación de fuerzas entre las potencias imperialistas permanezca invariable? Es absolutamente inconcebible. “.

En primer lugar, como ya he dicho, China está dominada por grandes monopolios. Las empresas chinas son enormes, y estas enormes empresas dominan un porcentaje muy grande del total de la economía china y estos monopolios tienen una proyección en la economía mundial. 

A título indicativo, un total de 135 empresas chinas figuran en la lista Forbes 500 de las mayores empresas del mundo en 2023, el quinto año consecutivo en que las empresas chinas encabezan la lista en número. Estados Unidos tiene 136, Japón tiene 41 en la lista. Así pues, China tiene más o menos el mismo número de grandes empresas que Estados Unidos en esta lista 500. 

Las finanzas también dominan la economía china y existe una fusión entre el capital financiero y el capital industrial. Esta característica es muy marcada en China. Aunque hay diferentes formas de medir el tamaño: la cantidad de depósitos, el valor de la capitalización, el número de trabajadores, pero según una medida, al menos, China posee los cuatro mayores bancos del mundo: el Industrial Commercial Bank of China, el China Construction Bank, el Bank of China y el Agricultural Bank of China. Son los cuatro mayores bancos del mundo, y desempeñan un gran papel en la economía china. También desempeñan un papel importante en la economía mundial. 

Si bien es cierto que estos bancos son todos de propiedad estatal, como resultado de la forma en que surgió el capitalismo en China, el país también tiene un gran sector de “banca en la sombra”, que según un informe oficial de 2019 tenía un valor equivalente al 86% del PIB, 12 billones de dólares.

China también exporta capital desde hace tiempo. Si nos fijamos en el gráfico de las exportaciones chinas de capital, sube y sube desde aproximadamente 2005, sobre todo después de 2010. Y ahora es muy, muy alta. Por supuesto, hay ciertas cosas que han estado sucediendo en los últimos dos o tres años, la pandemia COVID-19, el bloqueo y la interrupción de las cadenas de suministro del comercio mundial, y así sucesivamente. Esto ha alterado algunos de estos patrones. Pero hasta ese momento, la curva era ascendente. Para que se hagan una idea, la inversión extranjera directa con orígen en China empezó a aumentar después del año 2000. El flujo anual de inversión extranjera directa saliente de China pasó de 2.700 millones de dólares en 2002 a 200.000 millones en 2016. En el espacio de unos 15 años, se multiplicó por 100. 

Chinese outward foreign direct investment

Flujo de salida de inversión extranjera directa china, 2002-16 / Fuente: NDRC

Les daré algunas otras cifras de los 10 principales países y regiones del mundo como fuentes de salida de inversión extranjera directa, en términos de stock y de flujo anual para 2015. La fuente es el Ministerio de Comercio chino.

En términos de stock, es decir, de inversión extranjera directa acumulada, Estados Unidos se situaba a la cabeza, con un 23% del stock mundial de inversión extranjera directa. China ocupaba el octavo lugar, con sólo el 4,4%. Pero Hong Kong, que se contabiliza por separado, ocupaba el cuarto lugar, con un 5,9%, en términos de stock total, es decir, de inversión extranjera directa acumulada a lo largo de un periodo de tiempo. Eso daría un total chino de 10.3% del total mundial. Pero en términos de flujo, es decir, el dinero que sale cada año como inversión extranjera directa, Estados Unidos en 2015 seguía siendo el número uno con el 20 por ciento de cuota del flujo total de inversión extranjera directa mundial, pero China era el número dos, con el 10 por ciento, la mitad que Estados Unidos. Hong Kong ocupaba el noveno puesto, con un 3,7%. Si sumamos Hong Kong a China, el porcentaje es del 13,6%, lo que no está muy lejos de la inversión extranjera directa de Estados Unidos en ese momento de 2015. Muchas empresas privadas chinas también están registradas en Singapur, desde donde a su vez invierten en otros lugares, por lo que al menos una parte de las inversiones de Singapur deben considerarse chinas.

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Por supuesto, la inversión extranjera directa es una categoría un poco engañosa que no se corresponde directamente a la categoría marxista de exportación de capital. Parte de este dinero se esconde en paraísos fiscales en las Islas Caimán, en las Seychelles o en otros paraísos fiscales como éste. Pero una gran parte se destina a inversiones extranjeras directas, fusiones y adquisiciones. Hemos visto cómo China promovía enérgicamente la inversión de empresas chinas en la compra e inversión en otros países y en todo tipo de cosas, sobre las que hablaré dentro de un minuto. 

El gasto en ayuda exterior de China (esto también es otra forma de imperialismo, porque sabemos que la ayuda exterior no es realmente ayuda, se trata de conseguir peso político y hacer que los países dependan de tu ayuda exterior, etc.) era una cantidad muy pequeña, pero está creciendo muy rápido. El gasto chino en ayuda exterior pasó de 600 millones de dólares en 2003 a 2.300 millones en 2016. Ahora, 2.300 millones de dólares sitúan a China en el rango de países capitalistas de tamaño medio como, por ejemplo, Bélgica o Australia en términos de gasto en “ayuda exterior”.

Chinas spending on foreign aid

Gasto de China en ayuda exterior, 2003-16 / Fuente: CARI

Por último, está la cuestión de la división del mundo entre las principales potencias imperialistas y China es ahora claramente parte de esta lucha. Probablemente haya oído hablar de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, también conocida como la Nueva Ruta de la Seda. ¿Qué significa? China está intentando gastar mucho dinero en asegurar rutas marítimas y comerciales para sus productos de exportación, rutas comerciales, y también para asegurar fuentes de energía y materias primas para su hambriento desarrollo industrial. También está asegurando campos de inversión y encadenando a toda una serie de países a su área de influencia, a través de la exportación de capital, a través de la inversión, etcétera. 

Y esto ha llevado claramente a China a un conflicto abierto con Estados Unidos. Podemos ver que ahora hay muchos aspectos o elementos diferentes de una guerra comercial entre China y Estados Unidos, que comenzó en la época de la presidencia de Trump, pero que ha continuado con la administración Biden. No es una política partidista, es una política capitalista, de la clase dominante de Estados Unidos. Y se han visto incidentes de esto. Por ejemplo, Estados Unidos presionó mucho a Gran Bretaña para que no permitiera a Huawei conseguir el contrato de infraestructura 5G. Y esto se debe a que en este momento, Huawei, que muchos de ustedes pueden pensar que es un fabricante de teléfonos móviles baratos, es ahora uno de los principales actores en la infraestructura 5G en el mundo. 

Se trata de un desarrollo tecnológico muy avanzado. Y China está a la cabeza en esta tecnología. Hay otros casos. Estados Unidos está presionando mucho a Brasil para que no permita la entrada de Huawei. Canadá arrestó a algunos ejecutivos de Huawei. Y todo esto no tiene nada que ver con el espionaje industrial ni con la preocupación de que China escuche los teléfonos móviles del Gobierno. Puede haber un elemento de eso, pero esencialmente se reduce a la competencia entre diferentes empresas capitalistas. 

Por cierto, esto también demuestra otro punto. Hace 20 años había quien sostenía que el imperialismo ya no existía, que lo que teníamos era el “Imperio”: un conglomerado mundial de empresas que lo dominan todo sin relación alguna con los Estados nacionales (por ejemplo, véase: Hardt y Negri, Imperio, Planeta, 2005). No, el imperialismo existe y está dividido entre diferentes potencias imperialistas beligerantes y en competencia las unas contra las otras. China defiende los intereses de Huawei, Estados Unidos defiende los intereses de Boeing y la Unión Europea defiende los intereses de Airbus en el mercado mundial, por todos los medios a su alcance. 

Esto, como he dicho, pone a China en conflicto con Estados Unidos. Esto está muy claro, y este conflicto se manifiesta en muchos campos diferentes. Ahora mismo China no está utilizando el poder militar para asegurar sus intereses imperialistas… o, al menos, hasta ahora. Y eso hace que algunos digan: “Ah, pero la inversión china en África es una inversión benevolente, no es como los imperialistas, que organizan golpes militares y envían cañoneras, etc.”. Sí, es cierto que todavía no se han utilizado los mismos medios. Pero eso no significa que las inversiones chinas tengan un carácter diferente al de las inversiones imperialistas de otros países.

China no utiliza el poder militar para ejercer sus intereses imperialistas en el extranjero porque aún no es capaz de hacerlo. China sigue siendo mucho más débil que Estados Unidos en términos militares, aunque está recuperando terreno en toda una serie de ámbitos. Estados Unidos ha desarrollado su poder militar en todo el mundo durante un largo periodo de tiempo. Así que China está utilizando principalmente las finanzas, la diplomacia, etc. 

Sin embargo, hay que decir que China ya ha construido una base militar en Yibuti. Yibuti es, obviamente, un punto de estrangulamiento muy importante para el comercio internacional en la desembocadura del Mar Rojo. Y varios de los puertos que se están construyendo, o se han construido a través de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta, tienen potencialmente un doble uso militar-civil.

En parte se trata de propaganda estadounidense, pero en parte también es potencialmente cierto. El patrón clásico de la inversión extranjera directa china en diferentes países es el siguiente: un banco estatal chino presta dinero al país A; el país A utiliza entonces este dinero para llevar a cabo algunos grandes proyectos de infraestructuras; una presa, una central hidroeléctrica, un ferrocarril, la mejora de la capacidad de un puerto para ofrecer servicio a grandes buques, etcétera. Este proyecto de infraestructuras suele ser llevado a cabo por empresas chinas de infraestructuras, empresas chinas de construcción civil, de construcción ferroviaria. A continuación, las empresas chinas explotan este proyecto de infraestructura, por ejemplo, una empresa ferroviaria china explota el ferrocarril, una gran empresa china de herramientas se hace cargo, etc. Y entonces, a cambio de esta inversión, que adopta la forma de un préstamo, este país se endeuda con China. A cambio de esto, China obtiene concesiones para explotar minerales u otros recursos naturales; obtiene un comercio preferencial de soja, o carne; o gana alguna otra concesión de este tipo. Y estos proyectos de infraestructuras, curiosamente, conectan las materias primas que posee este país con los puertos desde los que van a ser enviadas a China.

Estos proyectos se ponen entonces como garantía de esta deuda, y cuando este país, como sucede a menudo, entra en bancarrota en el pago de su deuda, los chinos obtienen el control total de las infraestructuras que se han construido. Y todo esto desarolla la deuda y el apalancamiento político, creando una relación que no puede describirse de otra manera que la de un país imperialista con un país dominado. 

Y esto ocurre en todas partes. Está ocurriendo en toda África y América Latina, en muchos países asiáticos. Podría dar muchos, muchos ejemplos. 

Por ejemplo, entre otras cosas, China ha realizado una serie de inversiones en puertos de todo el mundo que considera cruciales para las rutas marítimas. Si miran el mapa, se sorprenderán. A mí, desde luego me sorprendió. (Véase: China has acquired a global network of strategically vital ports, Washington Post, 6 de noviembre de 2023)

China controla ahora o tiene inversiones en (en algunos casos una pequeña inversión, por ejemplo del 10 por ciento, 30 por ciento, y en otros casos una posición dominante) todas las principales rutas marítimas del mundo: el estrecho de Malaca, Malasia, Singapur, Indonesia y, obviamente, este gran puerto en Sri Lanka. Luego está el puerto de Gwadar que han construido en Pakistán, que también conecta con una ruta terrestre a través de Asia Central. Por cierto, todo esto también evita a India, que es un enemigo tradicional de China en las relaciones mundiales. Y de Gwadar se pasa a Yibuti, el puerto que he mencionado antes, que fue construido y es propiedad de una empresa china. Luego, al otro lado de la desembocadura del Mar Rojo, está el puerto de Adén, en el que también han invertido los chinos. 

En el Mediterráneo, hay puertos en Egipto, en la desembocadura del Canal de Suez, el puerto de Haifa en Israel. Luego está el puerto de El Pireo, en Grecia, propiedad al 100% de una empresa china, Cosco. Desde allí se puede ir a algunos puertos del norte de Italia, el puerto de Valencia en España, el puerto de Argel, puertos de Marruecos. 

Desde allí seguimos hasta el puerto de Bilbao, varios puertos en Francia, un puerto en Bélgica, en Rotterdam (Holanda), que es uno de los mayores puertos del mundo. Y ahora se ha acordado que habrá inversiones chinas en el puerto de Hamburgo y otras rutas comerciales. 

Antes de la guerra en Ucrania, China invirtió en los puertos de Odessa y Mykolaiv, que ahora, obviamente, no son muy útiles. Pero tienen inversiones de este tipo. 

Y también en el Pacífico, China ha invertido en el puerto de Los Ángeles y en el de Seattle, dos de los mayores puertos de la costa oeste de EEUU. Y China está construyendo ahora un nuevo puerto en Chancay, Perú, que reducirá entre cinco y diez días el tiempo que tarda el comercio entre China y Sudamérica. 

Eso te da una idea de lo que intentan hacer. Quieren asegurar el transporte marítimo y las rutas comerciales, lo que no es “maldad, conspiración e intriga”. Es sólo el comportamiento normal de un país imperialista que quiere asegurar sus intereses en el mundo. 

Por dar un ejemplo. En Zambia, un país sin salida al mar del sur de África, muy rico en cobre, los chinos han invertido y tienen los derechos para extraer cobre. Zambia está ahora muy endeudada con China. Los chinos han construido y renovado una línea de ferrocarril que conecta las minas de Zambia con el puerto de Dar es Salaam, en Tanzania, para extraer cobre.

Una región clave en la economía mundial ahora mismo en términos de recursos minerales es África Central, en particular el Congo, donde se extrae mucho cobalto, pero también todos los demás minerales importantes para el desarrollo de nuevas tecnologías. Y adivinen qué: los chinos están construyendo una serie de vías férreas que conectarán la costa del Océano Índico con el Congo, una que conectará Ruanda, Malawi, Burundi, con Uganda, otra que conectará Kenia con Yibuti, etcétera. La idea es proporcionar una vía adecuada y rápida para extraer estas materias primas de estas importantes zonas del mundo. Líneas férreas de Nairobi a Mombasa, de Addis Abeba a Yibuti, y hay muchos otros ejemplos como éste.

Hay una serie de países altamente endeudados con China, como Ecuador, Sri Lanka, Tanzania, etc. 

Lo mismo está ocurriendo en toda Sudamérica. Hace unos dos años, China se convirtió en el principal socio comercial de toda Sudamérica. Y esto es bastante perjudicial desde el punto de vista de los intereses del imperialismo norteamericano. Hace 200 años, este año, Washington enunció la Doctrina Monroe. Y la Doctrina Monroe dice “América para los americanos”, lo que básicamente significa que América es el patio trasero del imperialismo estadounidense, y no se permitirá que otras potencias imperialistas tengan voz en toda América. Pues bien, ahora tenemos a China, que es el principal socio comercial de toda Sudamérica, en particular de países como Chile, Argentina, Ecuador, Perú, Brasil y Bolivia. 

Con todos estos países, ¿cuál es el carácter de este comercio? China compra materias primas, cobre, carne de vacuno, cerdo, petróleo, gas, litio, soja, (contribuyendo, por cierto, a la deforestación de regiones enteras de América del Sur) y vende productos manufacturados, maquinaria, material de transporte, productos químicos, que son los principales artículos que China exporta. 

Al mismo tiempo, China invierte dinero en América Latina a través de la inversión extranjera directa. China ha comprado la red eléctrica en muchos de los Estados brasileños y las empresas privadas chinas de vehículos eléctricos, BYD y Great Wall Motors, han comprado ahora dos grandes fábricas de automóviles en Brasil, una que antes era propiedad de Ford y otra que era propiedad de Mercedes. Dos empresas imperialistas occidentales han dejado Brasil, y sus instalaciones han sido tomadas ahora por dos empresas chinas que van a construir vehículos eléctricos. 

Por cierto, el mayor fabricante mundial de vehículos eléctricos es ahora BYD, aunque estas cifras tienen algo de trampa, porque BYD produce tanto vehículos eléctricos puros como vehículos eléctricos híbridos, mientras que Tesla, que es uno de sus principales competidores, sólo produce vehículos eléctricos. Así que no es lo mismo, pero está ahí arriba. [Desde que se pronunció esta conferencia, BYD ha superado a Tesla como mayor fabricante mundial de vehículos eléctricos puros].

Yo diría que todos estos hechos y cifras demuestran que China es un país imperialista, y esto tiene ciertas consecuencias e implicaciones. Algunos dicen que el papel que China desempeña en la economía mundial es positivo, incluso progresista, porque significa que ahora podemos tener un mundo multipolar, que ya no esté dominado por el imperialismo estadounidense. Esto, dicen, es un desarrollo positivo para los pueblos del mundo, particularmente en los países oprimidos, que según ellos ahora tienen espacio libre para su desarrollo.

Pero esto es completamente erróneo. No hay ninguna ventaja para la clase obrera, ni en los países capitalistas avanzados ni en los países capitalistas dominados, en que el mundo pase de estar dominado, o mayoritariamente dominado, por un solo país imperialista, a tener ahora diferentes potencias imperialistas luchando por el control de diferentes países. Esto no mejora la situación de los trabajadores, los campesinos pobres y los pobres de las naciones oprimidas del mundo. Sólo significa que hay más conflictos. Hay más guerras regionales entre ellos. 

Si alguien asistió ayer a la charla sobre la situación en África y el imperialismo francés, puede ver que, claramente, no es una mejora. Para los trabajadores del mundo, su interés es luchar contra todas las potencias imperialistas, no luchar para que las distintas potencias imperialistas se equilibren entre sí. Es cierto, sin embargo, que debido a que China desempeña ahora un papel más importante en la economía mundial, ciertos países intentan equilibrar una potencia contra la otra y cambiar ligeramente de lealtades. 

Por ejemplo, hemos visto cómo toda una serie de países que en el pasado fueron aliados muy estrechos de Estados Unidos, o que básicamente eran marionetas completamente dominadas por Estados Unidos, como Turquía, Arabia Saudí o incluso Brasil, por ejemplo, intentan ahora desempeñar un papel más independiente en la política mundial. Esto no significa que Arabia Saudí haya cortado sus vínculos con Estados Unidos. No, están intentando enfrentar a China con Estados Unidos, para obtener un poco de ventaja para sí mismos. Esto no es beneficioso para los trabajadores saudíes, que siguen bajo el yugo de una monarquía semifeudal y reaccionaria. Muchos de ellos son trabajadores extranjeros inmigrantes en condiciones en las que no tienen derechos, cobran salarios muy bajos y son muy explotados. Pero en el conflicto de Ucrania, está claro que Arabia Saudí se ha inclinado por ayudar a Rusia, para mantener altos los precios del petróleo, y comercia con Rusia desafiando las sanciones occidentales.

Hay otros factores en la relación entre Estados Unidos y Arabia Saudí. Estados Unidos es casi autosuficiente en términos de petróleo, lo que no era el caso en el pasado. Pero, evidentemente, si uno observa el mundo este año, se da cuenta de que hubo un acuerdo de paz entre Arabia Saudí e Irán, con la mediación de China. Esto significa que Estados Unidos ya no desempeña un papel tan dominante en Oriente Próximo como en el pasado. Lo mismo ocurrió con la guerra en Siria.

Ahora bien, otra cosa que tenemos que decir es que este proceso tiene ciertos límites. No estamos diciendo que China esté creciendo en influencia en el mundo, que esté creciendo en su papel como potencia imperialista, y que en algún momento sobrepasará a Estados Unidos y se convertirá en la principal potencia imperialista del mundo. No estamos diciendo eso. Esto se debe a que este proceso tiene ciertos límites, que creo que la economía china ya ha alcanzado más o menos. 

La economía china lleva muchos años invirtiendo en formación bruta de capital, es decir, construyendo maquinaria, fábricas, industrias, y ahora se enfrenta a una crisis capitalista clásica de sobreproducción. Produce demasiado acero, demasiados coches, y demasiado de todo, que no pueden vender en ninguna parte. Es una crisis clásica del capitalismo.

Es también una crisis de la tendencia a la caída de la tasa de beneficio. La misma cantidad de inversión en maquinaria y tecnología en China ya no produce la misma cantidad de crecimiento del PIB, como lo hacía en el pasado. China sigue creciendo, pero desde luego no al mismo ritmo que en el pasado. 

También hay otros factores. Las economías china y estadounidense están muy interconectadas. Por tanto, hay empresas estadounidenses que tienen interés en evitar una guerra comercial. Por ejemplo, Foxconn ha construido una enorme empresa industrial en China que fabrica la mayoría de los teléfonos Apple que la gente utiliza en Occidente. Obviamente, no están interesados en una guerra comercial, y hay muchas otras empresas occidentales con inversiones en China que están desempeñando un papel de contención.

De vez en cuando se ve a líderes capitalistas occidentales ir a China a una conferencia comercial, intentando restablecer relaciones diplomáticas normales.

Por último, Estados Unidos, como potencia imperialista mundial, está declinando en su papel, pero este declive sigue siendo un declive relativo. A veces la gente dice: “Oh, China ya ha superado a Estados Unidos como mayor economía, o superará a Estados Unidos”, pero China tiene una población mucho mayor que Estados Unidos. Esto significa que la productividad del trabajo en Estados Unidos sigue siendo mucho mayor que en China en general, siendo China un país muy desigual y desigual. No es lo mismo en las zonas costeras, donde se ha producido la mayor parte del desarrollo capitalista, que en las zonas del interior, que siguen rezagadas. 

En términos de poderío militar, Estados Unidos sigue estando muy por delante. Por poner un ejemplo, China sólo tiene dos portaaviones y Estados Unidos tiene 11, más de 5 veces más. Lo mismo ocurre en muchos otros ámbitos militares. 

Así pues, creo que aunque la situación conduce obviamente a más tensiones, más posibilidades de guerras regionales y guerras locales, no significa que China vaya a superar a Estados Unidos en breve. China se enfrenta a sus propios límites. 

El último punto que quiero plantear es el siguiente: ¿cuál es la posición de los comunistas en relación con esta situación? La posición de los comunistas es la siguiente: el principal enemigo de la clase obrera está en casa. En el Reino Unido, o en Estados Unidos, nuestro principal enemigo no es China. Nuestro enemigo es la clase dominante de este país. Y nuestros aliados son los trabajadores del mundo, incluidos los trabajadores de China. 

Este es el punto interesante: el desarrollo económico y el desarrollo del capitalismo en China han creado una poderosa clase obrera, una clase obrera que no tiene tradiciones recientes de lucha. Ha habido muchas huelgas, levantamientos y explosiones de lucha, pero la clase obrera china no tiene una larga tradición de partidos reformistas y sindicatos. Es una clase obrera nueva. Muchos de ellos son emigrantes de primera generación del campo a las ciudades. Trabajan en condiciones de gran explotación. 

Y mientras estoy describiendo esto, algunos de ustedes podrían estar pensando que hay paralelismos similares entre esto y lo que sucedió en Rusia en 1917. O lo que ocurrió en España en 1970. O lo que ocurrió en Brasil en 1980. Una clase obrera de primera generación en condiciones de dictadura, donde no hay vías para el desarrollo sindical o político legal, en condiciones de alta explotación, donde las condiciones han cambiado muy rápidamente en un corto período de tiempo. ¿Esto llevó a qué? A una explosión revolucionaria. 

Y esto es lo que se está preparando en China. Nuestra tarea es unirnos a la clase obrera china y luchar juntos para derrocar al imperialismo y al capitalismo en todo el mundo. Nuestra tarea no es celebrar que haya más países imperialistas y que el mundo sea más multipolar, sino reforzar nuestra determinación de luchar contra el capitalismo y el imperialismo, que son la principal fuente de guerras y explotación, un sistema que ya ha superado cualquier papel útil que pudiera haber desempeñado en el pasado.