De un tiempo a esta parte la soja se ha convertido en la estrella del campo argentino. Veamos algunas cifras. En la presente campaña se han sembrado más de 13 millones de hectáreas que producirán 37 millones de toneladas por un valor de 7000 millones de dólares. El precio por tonelada ha batido records: 715 pesos (unos 325 dólares). Representa la mitad de la producción de granos del país, que es de unos 70 millones de toneladas. Los compradores externos, principalmente China y Europa; lo destinan a forraje para alimentar ganado. Mientras tanto, los grandes terratenientes sojeros están ganando miles de millones de pesos con el cultivo y la venta de soja mientras que el 54% de la población está en la pobreza.
Hoy por hoy representa el 25% de las exportaciones nacionales. Para el Estado significa muchos dólares que sumisamente destina al pago de la deuda externa. Nos vamos convirtiendo en una republiqueta sojera, advierten voces contestatarias del ámbito agrario.
Muchos productores rurales plantan soja para "salvarse". Como resultado vemos el desplazamiento de varios cultivos tradicionales: arroz en la Mesopotamia, maíz en la pampa húmeda, algodón en el NEA; porotos en el NOA. Cierre de tambos y desplazamiento de ganadería hacia zonas marginales es otra consecuencia del actual boom sojero, como así también que pequeños productores sean expulsados por terratenientes en Santiago del Estero.
Como consecuencia de todo esto, en el 2002 debimos importar dos productos que producíamos en abundancia: algodón y leche. Al paso que vamos no sería de extrañar que haya que traer del exterior carne y trigo.
Los especialistas objetan el riesgo de caer en un monocultivo que dañe el suelo debido a una falta de rotación adecuada de los cultivos. También se está a merced de una futura caída de los precios internacionales que puede originar la ruina de miles de chacareros.
La soja puede constituir una fuente de proteínas de bajo precio en un mundo jaqueado por el hambre. Sin embargo se están alzando voces contra el uso de la misma en la alimentación humana. Desde que es deficitaria en hierro y en calcio, dos nutrientes básicos, hasta daños eventuales debidos al carácter transgénico de esta leguminosa. Creemos que deberán agotarse los estudios para probar que no cause daños en la salud de nuestro pueblo.
La multinacional Monsanto (la misma que producía el Agente Naranja que provocó estragos en la selva vietnamita) tiene cautivo el mercado de venta de semilla. Tiene patentada la soja RR, una variedad a la que se le han añadido genes para resistir la acción del herbicida Round-up, imprescindible para su cultivo. Los campesinos deben comprarle año tras año las semillas a este monopolio imperialista.
Todo esto nos muestra una vez más la anarquía que implica el sistema capitalista de producción. Solo a partir de una economía planificada racionalmente, bajo la gestión democrática de los trabajadores se podrán orientar las fuerzas productivas en beneficio de la sociedad.