Accidentes laborales: 3 obreros mueren cada día

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Según los empresarios los trabajadores somos “culpables”

Hace poco leí en un importante diario de la ciudad de Buenos Aires, un artículo acerca de los accidentes de trabajo, cuyo conmovedor subtitulo decía: "Las empresas implementan políticas para que sus empleados no se accidenten. Hay razones humanitarias y ecónomicas".

Pero no llegué a leer más de cinco renglones cuando me enteré que en verdad las razones humanitarias sólo estaban en el subtítulo de la nota, ya que a continuación aparecían las cifras dadas por la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT) las cuales revelaban que durante el 2003, se registraron 341.772 siniestros de origen laboral con una escandalosa pérdida de 4.825.000 jornadas/hombre no trabajadas y seguí enterándome de las razones por las cuales las empresas implementarían políticas de seguridad, que eran evitar que sus empleados falten al trabajo y no tener que enfrentar gastos médicos. Pero lo más llamativo del artículo estaba aún por venir… allí se culpaba de todo al trabajador, sí señores el trabajador es el responsable de este desastre por su "negligencia, descuido, ansiedad, estrés, depresión, alcoholismo, consumo de drogas, todo esto ligado a alguna forma de descompensación emocional", según el psicólogo Eduardo Lombardi; gerente del programa Employee Assistance.

Por su parte Mabel Candía, Directora de Icas Argentina, que provee orientación para empleados y gerentes, dice que "generalmente un siniestro laboral revela que la persona involucrada no hizo una lectura adecuada de las señales de aviso previas”, y aclara que “el accidente es la consecuencia de una multiplicidad de factores que se van acumulando durante un tiempo. Y que se manifiestan a través de una creciente distracción y falta de concentración, poco compromiso y toma de decisiones erroneas". Y agrega que "se debe prestar atención a señales tales como el ausentismo recurrente e injustificado, tristeza, escasa motivación, menos energía y disminución de reflejos”. "Para las empresas el problema pasa por detectar a tiempo patologías que por vergüenza, raramente son comentadas por las personas afectadas".

A esta altura, muy interesada en el tema seguí buscando información y me enteré que en los 6 primeros meses del 2003 los accidentes de trabajo habían aumentado un 17%, un porcentaje superior al propio repunte de la actividad económica y del empleo. Y según la Superintendencia de Riesgos de Trabajo en promedio mueren 63 trabajadores al mes, casi 3 muertes por día laborable. Por supuesto estos datos no incluyen a los trabajadores no registrados ni asegurados por las empresas ("los que estan en negro)". Se estima que en esos sectores la siniestralidad duplica a la de los "trabajadores en blanco", desconociéndose el destino de la gente accidentada que generalmente se atiende en un hospital público cargando sobre el presupuesto lo que debería ser cubierto por las empresas implicadas.

Por supuesto los expertos en el tema no aclaraban que la situación es un reflejo de la crisis a la que el sistema capitalista a llevado a la gran masa de trabajadores no sólo en Argentina sino en el mundo entero. Las empresas sólo están preocupadas por las pérdidas que este problema representa para sus jugosas ganancias. A costa de la explotación de los trabajadores quienes se ven obligados a aceptar jornadas más largas por sueldos miserables por temor a ser desplazados.

La única manera de cortar esta sangría humana es mediante la movilización obrera para obligar a las empresas que mejoren drásticamente las condiciones de seguridad e higiene en el trabajo, y mejorando la calidad y dignidad de los puestos de trabajo. En este sentido, son los sindicatos los mayores responsables de organizar esta lucha en cada empresa, sector y actividad.

Pero, en el fondo, este problema no tendrá solución definitiva mientras que el trabajo esté supeditado a la obtención de beneficios por parte de los empresarios y, por lo tanto, a la existencia de la propiedad privada capitalista. Para ello, deben ser los mismos trabajadores quienes controlen y dirijan las empresas mediante la nacionalización de la industria, el agro, la construcción etc que ponga en manos de los trabajadores su propio destino y se liberen del yugo de la explotación capitalista.