Bangladesh: enfrentamientos violentos entre policías y trabajadores de las fábricas textiles

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La crisis del capitalismo está creando unas condiciones espantosas para los trabajadores en países como Bangladesh. Lo sucedido recientemente en la industria textil es sintomático. Después de meses de no cobrar los salarios, los trabajadores han pasado a la ofensiva y debido a la desesperación han tomado medidas extremas.

La crisis del capitalismo está creando unas condiciones espantosas para los trabajadores en países como Bangladesh. Lo sucedido recientemente en la industria textil es sintomático. Después de meses de no cobrar los salarios, los trabajadores han pasado a la ofensiva y debido a la desesperación han tomado medidas extremas.

Según se profundiza la crisis económica, las condiciones de vida de la clase obrera en todos los países del mundo, especialmente en los atrasados, cada vez es más insoportable. Las industrias exportadoras son las más afectadas. Incapaces de ofrecer ni siquiera los salarios a sus trabajadores, estas industrias que amasaron una gran riqueza durante el boom, mediante una intensa explotación de la clase obrera, ahora se enfrentan a la rabia de los trabajadores.

En Bangladesh, las exportaciones textiles son una de las industrias más afectadas. La situación empeora según se desarrolla la recesión económica. Todas las medidas, incluidas la ayuda estatal directa, han resultado inútiles. Al no ser capaces de manejar la situación, los capitalistas y sus gobiernos están recurriendo a la violencia y represión abiertas. Las consecuencias son muy explosivas.

Los trabajadores en varias de estas industrias donde los salarios no se pagan desde hace meses, se han unido a las protestas pacíficas, exigiendo sus salarios. Mientras la agitación continúa, los capitalistas y el gobierno intentaran acabar con las protestas mediante el uso de la fuerza bruta. La policía y los guardias privados dispararon contra la manifestación pacífica, dejando al menos dos muertos y docenas de heridos el 27 y 28 de junio.

Después de esto, la protesta de los trabajadores del 29 de junio se volvió violenta y resistieron a la policía que de nuevo intentó el uso de la fuerza para dispersarlos. Quemaron cinco fábricas y dos almacenes, más de 100 personas resultaron heridas en los enfrentamientos entre manifestantes y policía, después hubo violentas manifestaciones en Ashulia, en los alrededores de Dhaka, por tercer día consecutivo.

Unos 20.000 trabajadores, algunos armados con palos y piedras, protestaron por las calles de Ashulia, a 30 kilómetros de Dhaka, algunos incendiaron las fábricas. Trabajadores furiosos también quemaron cinco vehículos durante los enfrentamientos donde también resultaron heridos periodistas y policías.

Más de 20.000 trabajadores del textil tomaron las calles a las 8,30 de la mañana y bloquearon la carretera Tongi-Ashulia y la autopista Dhaka-Tangail, protestando por el asesinato de dos trabajadores debido a los disparos de la policía el sábado y domingo.

Testigos oculares dijeron que un comité dirigido por los dirigentes de la Asociación de Exportadores y Manufactureros de Textil de Bangladesh visitó el problemático Souhi Industrial Park en una ambulancia a las 9,30 de la mañana. Los trabajadores tomaron las calles para protestar contra esta visita. Se extendieron los rumores de que un equipo de esta asociación patronal se había llevado los cuerpos de cuatro trabajadores que creían habían sido asesinados por la policía el sábado, los trabajadores decidieron entonces organizar el bloqueo.

Bajo la presión de los trabajadores, la dirección de 50 fábricas textiles localizadas en Jamgora, Narasinghapur, Zirabo y Baipail, en la carretera Ashulia-Tongi, anunciaron unas vacaciones generales el domingo después del asesinato del operador de telar Al Amin, de 20 años de edad, del Suhi Industrial Park en los tiroteos del sábado en Ansar.

Los trabajadores celebraron una masiva concentración frente al "Fantasy Kingdom" y organizaron una manifestación. Grandes contingentes de policía, del Batallón de Acción Rápida y del Batallón de la Policía Armada, se desplegaron en la zona para evitar el bloqueo, pero los trabajadores se dividieron en pequeños grupos y se dirigieron hacia las fábricas cercanas donde todavía continuaba la producción. Estas fábricas habían continuado con la producción desafiando la convocatoria del comité de huelga de los trabajadores, que pidió el cierre de las fábricas el domingo para protestar por los asesinatos.

La policía lanzó gas lacrimógeno y 100 ráfagas de balas de goma frente al DEPZ, dejando al menos 100 trabajadores heridos, después los trabajadores intentaron dirigirse en manifestación hacia el Dhaka Export Processing Zone.

Mientras tanto, los trabajadores se enfurecieron con las noticias de que el Grupo Hamim, uno de los mayores exportadores, responsable del despido de trabajadores, seguía funcionando. Los trabajadores se dividieron en pequeños grupos y asaltaron cinco fábricas del Grupo Hamim, a las 10,15 de la mañana, quemaron el edificio principal, que consta de cinco fábricas. Los trabajadores también incendiaron tres autobuses, dos camionetas, dos microbuses y una motocicleta, que estaban aparcados frente a la fábrica. Los guardias privados, que intentaron resistir a los trabajadores, también fueron golpeados.

Después del incidente, los trabajadores bloquearon la carretera para que no pudieran pasar los coches de bomberos que iban a apagar las llamas. Los servicios anti incendios no pudieron sofocar las llamas hasta las 3,30 de la madrugada.

Mientras tanto, se publicó un informe del Departamento de Inspección de Fábricas del gobierno en el que se decía que 122 de las 825 fábricas inspeccionadas, casi el 15 por ciento del total, no había pagado a tiempo los salarios a los trabajadores entre los meses de enero y junio. Otras 53 no habían pagado las horas extras y 8 fábricas pagaron menos del salario mínimo fijado por el gobierno, que es de 1.662,50  taka (24 dólares) al mes.

La industria textil supone aproximadamente el 80 por ciento de las exportaciones de Bangladesh y un 40 por ciento de su mano de obra industrial.

"La situación es particularmente mala en las fábricas de ropa deportiva donde hemos visto un frecuente malestar violento por los recortes salariales y los pagos irregulares", admitía un funcionario veterano del departamento de trabajo.

En un país como Bangladesh, donde casi la mitad de la población vive por debajo del umbral de pobreza, los salarios en los últimos meses se han reducido un 20 y 30 por ciento.

Las fábricas en este país surasiático han sido golpeadas muy duramente por la crisis económica global, los recortes salariales pretenden competir con países como Vietnam, China e India.

Mientras que los gobiernos en el sur de Asia y otras regiones atrasadas intentan convencer a sus poblaciones de que sus países permanecerán aislados de la turbulencia global, la realidad es que estos países son los más afectados, durante un período de tiempo han estado cargando sobre sus espaldas no sólo su propia carga, sino también han cargado sobre sus hombros la carga de los países capitalistas desarrollados. Las consecuencias de la depresión económica son más devastadoras en los países atrasados, donde las clases trabajadoras y el campesinado oprimido son empujados a la extrema pobreza y la privación.

Este es el efecto real de la actual crisis mundial del capitalismo sobre los trabajadores en países como Bangladesh. Normalmente trabajadores pacíficos se ven empujados hasta el extremo de adoptar medidas muy duras. Esta es una indicación del período en el que hemos entrado globalmente.