Balance del III Plenario del Movimiento Intersindical Clasista (MIC)

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El sábado 30 de junio se realizó el tercer Plenario Nacional del MIC en Buenos Aires, con la presencia de cuatrocientos trabajadores, delegados y dirigentes sindicales de los más diversos sectores de todo el país. En el mismo se ratificó el compromiso de todos los integrantes de continuar aportando a la construcción de un movimiento clasista y antiburocrático.

Es necesario avanzar mucho más

El sábado 30 de junio se realizó el tercer Plenario Nacional del MIC en Buenos Aires, con la presencia de cuatrocientos trabajadores, delegados y dirigentes sindicales de los más diversos sectores de todo el país. En el mismo se ratificó el compromiso de todos los integrantes de continuar aportando a la construcción de un movimiento clasista y antiburocrático.

El plenario comenzó con un retraso considerable, lo que limitó en gran medida los debates. La Mesa Provisoria debería organizar una planificación mejor de próximos encuentros para asegurar su pleno aprovechamiento, habida cuenta del gran esfuerzo que hacen los compañeros para estar presentes en los mismos.

El Plenario se abrió con la intervención de los trabajadores de Casinos de Buenos Aires que fueron invitados para relatar el conflicto de las últimas semanas. También se destacó la presencia de los compañeros del sindicato docente de Santa Cruz (ADOSAC) quienes decidirán próximamente su integración al MIC. Y además se contó con la participación del histórico dirigente clasista salteño, Armando Jaime.

Se funcionó en seis comisiones, donde los compañeros pudieron manifestarse sobre la situación del movimiento obrero y aportar ideas para la extensión y consolidación del MIC en esta coyuntura. Luego se volvió al plenario donde se reunieron las conclusiones de cada comisión, sintetizando los acuerdos y poniendo en claro los puntos de vista diferentes para que puedan ser considerados próximamente.

Entre los acuerdos se ratifica lo actuado en las elecciones de ATE, en el apoyo a las luchas docentes del sur del país, en la conformación de la corriente nacional de docentes del MIC, que impulsa una lista de unidad opositora ante las próximas elecciones en CTERA, la continuidad de la prensa del MIC y de los talleres de formación de los activistas. Se coincidió también en extender la experiencia de confluencia de las agrupaciones adherentes al MIC en cada gremio (como se viene haciendo en estatales y docentes) y en fortalecer las regionales del MIC impulsando su creación donde no las hubiere.

Avances y limitaciones

Con respecto al plenario anterior, hubo un avance en la maduración política del movimiento. Las posiciones más derechistas, que sustentan la pasividad del MIC ante los conflictos, su desconfianza hacia la clase obrera y acuerdos con la burocracia para alcanzar puntos de apoyo en los sindicatos, apenas hicieron acto de presencia esta vez, reflejando su aislamiento en nuestro movimiento. Los escasos miembros de este sector solamente intervinieron para defender su continuidad en la Mesa Provisoria Nacional.

La posición político-sindical más acertada fue la defendida por los compañeros del Encuentro Sindical de Base-El Mortero (ESB) y grupos de activistas como la Agrupación Los Topos del Subte, y otros. Estos compañeros insistieron en la necesidad de que el MIC dé un paso adelante no sólo propiciando listas de unidad antiburocráticas en las elecciones gremiales, como se está haciendo, sino también interviniendo de manera más decidida en los conflictos, y coordinando en la medida de sus posibilidades aquellas luchas que escapan al control de la burocracia sindical.

No compartimos algunas posiciones sectarias que se expresaron sobre las luchas docentes en Santa Cruz y Neuquén. Creemos que la retirada ordenada de la lucha en estas zonas, acordada mayoritariamente en asambleas democráticas de base tras las victorias parciales obtenidas, fue esencialmente correcta.

Algunos quisieron imponer debates de aparato sobre la autonomía sindical en Venezuela o de apoyo a la escisión sectaria CONLUTAS de la central sindical CUT de Brasil, que no despertaron ningún interés en los asistentes al plenario.

La mayoría de la Mesa Provisoria mantuvo una posición equidistante entre la derecha y la izquierda de nuestro movimiento. Y aunque delimitó políticamente con las posiciones más conservadoras, asumió sus postulados sobre la "fragmentación" y el "bajo nivel de conciencia" de la clase obrera, para justificar que el MIC no puede plantearse por el momento otra tarea que servir de lugar de encuentro y debate entre activistas sindicales antiburocráticos. Esto la lleva a asumir en la organización interna del MIC un tutelaje excesivo (plenarios por consenso, sólo se discuten las propuestas que emanan de la Mesa Provisoria) que obstaculizan un desarrollo mayor del movimiento.

Es indudable que estas posiciones reflejan el peso de las derrotas del pasado y la rutina de años remando a contracorriente, pero no el ambiente que respira la clase.
Afortunadamente, los trabajadores no le piden permiso a estos compañeros cuando sale, como lo está haciendo, a luchar por mejores condiciones de vida y de trabajo, desafiando el conservadurismo burocrático de los aparatos sindicales, o cuando responden, como un solo hombre, ante cualquier llamado a la lucha de sus dirigentes. La clase obrera argentina está protagonizando las luchas más importantes en años, como demuestran las estadísticas oficiales de huelgas y demás medidas de lucha.

Una fase de transición

Nos encontramos en una fase de transición, tanto en el movimiento obrero de nuestro país, como en el MIC. El corrimiento progresivo hacia la izquierda de los trabajadores y el aumento de indisciplina sindical ante los obstáculos que plantea la burocracia adecuará igualmente a la realidad, tarde o temprano, el accionar y la composición del MIC, tanto en sus bases como en sus organismos dirigentes.

Por nuestra parte, reafirmamos nuestro compromiso en seguir aportando a la construcción del MIC, defendiendo los mecanismos de funcionamiento democráticos y apoyando todas las acciones que incrementen la presencia del MIC en los lugares de trabajo y en la creciente conflictividad que protagoniza la clase obrera argentina.