En primer lugar, y antes de empezar a leer este artículo sobre el balance electoral hacia la reforma de la constitución de la provincia de Santa Fe, nos gustaría invitar a leer un artículo fundamental para entender el marco más general, tanto económico como político. El título del artículo es “El plan económico de Milei y Caputo está acabado. ¿Hacia dónde va el gobierno?”. Este artículo ayuda a comprender el marco general de la provincia santafesina y nacional.
En toda la provincia de Santa Fe, como mínimo, encontramos dos boletas: la primera, Convencionales Distrito Único (convencionales por ciudad) y la otra boleta, Convencional Departamental (convencionales por departamento que abarca varias ciudades o pueblos). En algunas ciudades, como Rosario, se realizó también la primaria a concejales de la ciudad. En este último caso, tuvimos tres boletas.
Algunos números, los números más importantes y otros menos importantes: En toda la provincia tenemos habilitados para emitir su voto a 2,8 millones de electores. Sumando la abstención, el voto en blanco y los impugnados, llegamos al 55 % de los electores, 1,5 millones de personas. El porcentaje más alto desde la vuelta a la democracia en 1983. Generalmente, en elecciones legislativas tenemos un 20 % de abstención. En esta ocasión se sumaron 700 mil personas más, sin lugar a ninguna duda, es el dato más importante de las elecciones. Creemos firmemente que este porcentaje expresa de forma contundente desilusión, bronca, hartazgo, cansancio con la política del régimen. No tenemos nada que reprocharle a los trabajadores que se expresan de esta manera; sienten y tienen razón en sentir que ninguno de los políticos profesionales los representa. “Lamentablemente votó muy poca gente” se lamentó el candidato de Activemos.
Una vez más estamos en una fase preparatoria de grandes acontecimientos: instintivamente, cada vez más trabajadores deciden expresarse con la no participación electoral.
De 69 convencionales constituyentes, sumando los convencionales por distrito y los convencionales por departamento, 33 son los que representarán al oficialismo de Unidos para Cambiar Santa Fe. De cualquier forma, su apoyo se desmorona: de 1.031.964 votos (el 58,47 % de los votos obtenidos el 16 de julio de 2023 para gobernador), cayó a 484.562 (el 34,61 %). El pullarismo, como expresión provincial del ajuste salvaje que se aplica en todo el país, está erosionando de forma creciente su propia base de apoyo electoral.
El peronismo, que se presentó dividido en tres listas, pasó de los 544.468 votos en las elecciones generales previas, con Lewandosky a la cabeza, (el 30,85 %) a sumar 212.162 votos (15,15 %) con Monteverde y 118.207 votos (8,44 %) del mentado Lewandosky. Esto suma 330 mil votos, o sea una merma de 100 mil votos aproximadamente.
Terminada la elección, Lewandosky declaró no estar arrepentido de haber jugado por fuera de la alianza del Partido Justicialista. “Creo que nadie puede alegrarse de estos resultados, el peronismo tiene que reconfigurarse y seguir trabajando en una forma distinta para poder llegar a la gente y yo voy a seguir bregando por eso”.
Estas declaraciones de Lewandosky son no solo incomprensibles, sino reveladoras del carácter arribista y oportunista de los políticos del régimen. Si formar parte del aparato del PJ no se traduce en votos, ¿qué sentido tiene aferrarse a este espacio? Más aún, cuando los trabajadores, como muestran los números, repudian cada vez más todo lo que representa el régimen político. El peronismo, en sus tres variantes, actúa como garante del sistema capitalista argentino, y estas contradicciones no son más que el reflejo de oportunistas que buscan trepar dentro de un sistema en crisis, sin ofrecer alternativas reales a las necesidades de la clase obrera.
Por su parte, las «fuerzas del cielo» pasaron de obtener 642.829 votos (el 32,32 %) en las elecciones generales de 2023, a arrimar 197.509 (el 14,11 %). Esto sin poder integrar en su lista a Amalia Granata, quien consiguió por su cuenta 172.864 (el 12,35 %). Con todo, si sumamos las dos listas, los libertarios apenas arañan unos decrecientes y escuálidos 370 mil votos. Evidentemente, no lograron canalizar el sinsabor que tienen los laburantes con la política. Esto también refleja una tendencia general de desconfianza y desánimo hacia el gobierno nacional. El fenómeno Milei se va desinflando lentamente. Sin dudas, está pagando con una sangría de votos el ajuste destructivo que está haciendo a los trabajadores, aunque La Libertad Avanza (LLA) logró ganar en Rosario y en Belgrano: dos bancas para la constituyente. Aún así, puede ser considerada una derrota contundente, que solamente Aleart logró sortear en Rosario.
Política Obrera, en el caso de la localidad de Capitán Bermúdez, la única categoría a concejales que se presentó, superó el piso mínimo para participar de las elecciones generales con 520 votos, lo que les permite profundizar agitación y propaganda en un sector ultra importante que es el cordón industrial del Gran Rosario.
El FITU en su laberinto interminable: una de cal y cinco de arena
El FITU no logra romper el techo electoral necesario para ingresar a los espacios institucionales, excepto en Rosario, que logró superar las primarias a concejales, lo que puede ser reconocido como un pequeño paso adelante. Pero vayamos a los resultados de forma más general: el FITU en Santa Fe, como en el país en general, oscila entre el 1,5 % y el 3 %. Posee un caudal de votantes propios y consolidados que ronda los 30 mil en la provincia. Aunque en momentos particulares y de corto aliento tiene saltos en su cantidad de votos, enseguida todo vuelve al «promedio FITU», sus picos esporádicos de votos no se consolidan, reflejando una estrategia incapaz de capitalizar el descontento obrero de forma sistemática..
Esta elección en Santa Fe es una más en la que reproduce el promedio electoral general de la izquierda en el país: cerca, por debajo, del 3 %.
En nuestro artículo anterior explicamos la visión de los marxistas para las elecciones (“La reforma constitucional en Santa Fe: una posición comunista”):
“Nosotros nos ubicamos como parte del movimiento de la izquierda y expresamos una política comunista. Por esta razón, llamamos a votar por los camaradas del FIT-U y Política Obrera que, con debilidades y fortalezas, están luchando en las calles contra el ajuste capitalista, lo que los diferencia de los candidatos patronales” y seguimos: “Pero no podemos perder de vista que nuestro principal objetivo no es simplemente ganar algunos escaños, sino utilizar la campaña como medio para explicar, a través de los problemas concretos de los trabajadores, la necesidad más amplia de derrocar al capitalismo. La izquierda no debe generar falsas esperanzas en la capacidad de la constituyente para solucionar los problemas de la clase trabajadora, sino evidenciar lo corruptos que son los parlamentos, el Estado capitalista y sus políticos profesionales. No se trata solo de denunciarlos, sino de mostrar cómo las acciones del parlamento, el Estado y sus políticos son una expresión del capitalismo y por qué, por lo tanto, debemos construir un partido revolucionario.”
Es por acá que debemos profundizar. Con consignas vacías de contenido no vamos a llegar a los trabajadores; tenemos que presentar un programa claro, comunista. Las elecciones son una oportunidad muy importante: por lo general, los laburantes tienen los oídos un poco más dispuestos a escuchar y debatir política, en un ambiente de desconfianza en las instituciones y sus partidos.
Recientemente el PTS en el FITU anunció la presentación de sus candidatos en Jujuy para el 11 de mayo, las consignas centrales son; Dale fuerza a la izquierda, La oposición que se planta. Con estas consignas, vacías de contenido de clase, el PTS está repitiendo los mismos errores que vienen cristalizando en las últimas campañas electorales, profundizando su desviación democratizante. En un período de crisis capitalista, con creciente desconfianza y hasta rechazo de las instituciones del Estado capitalista, no se trata de llevar a cabo campañas electorales rutinarias, con sólo el mezquino objetivo de poner unos diputados o constituyentes del FITU dentro del Estado burgués. La victoria de Milei demostró que un sector grande de la clase obrera quisó dar un golpe a todos partidos capitalistas y a la burocracia estatal.
Solo una izquierda revolucionaria puede destruir el podrido estado burgués y ofrecer una alternativa real a los trabajadores. Con un programa antisistema, frustraría el ascenso de demagogos como Milei, que se valen del legítimo hartazgo obrero para implementar un brutal ajuste a medida de los capitalistas .
Nuestro programa, y nuestras consignas, tienen que elevar el nivel del debate. Por lo general, los políticos del régimen intentan vaciar completamente la comprensión de los laburantes, intentar desviar y confundir. Nosotros tenemos que hacer el esfuerzo de llenar de contenido el debate con un programa integral, audaz, tenaz. Un programa que conecte con las aspiraciones de los trabajadores, explicarles cuál es su rol, que ellos no deben confiar en las instituciones de la democracia burguesa, que ellos son la clase social que debe destruir el Estado de la clase dominante, en primera y última instancia destruir el sistema capitalista, iniciando su destrucción en la arena nacional y siguiendo en la arena internacional.
La utilización de consignas electorales para presentar una resolución de los problemas de los explotados dentro de la democracia burguesa – sumando unos diputados adicionales del FITU – es totalmente ajeno al marxismo y al bolchevismo.
Tenemos que conectar con lo sectores más avanzados del movimiento, que están llegando a conclusiones revolucionarias, a la juventud que se organiza en partidos políticos, sindicatos, lugares de trabajo, en los barrios, las fábricas, en las escuelas y universidades, como así también a los jóvenes de la clase trabajadora, que están luchando, movilizándose, participando de espacios autoconvocados, para organizar y canalizar la bronca contra el verdadero responsable de todos nuestros problemas: el sistema capitalista y sus políticos.
Construir el verdadero partido comunista revolucionario de la Argentina
La abstención récord en Santa Fe y la debilidad de los partidos del régimen revelan el hartazgo, de amplios sectores de la clase trabajadora, con el sistema capitalista y los políticos que lo representan. Desde estas páginas invitamos a nuestros lectores a unirse a la Organización Comunista Militante y a la Internacional Comunista Revolucionaria para construir un partido comunista revolucionario en Argentina basado en la sólida roca de la teoría marxista. Con un programa de transición, no una simple “receta de cocina”, que una las demandas obreras al objetivo de derrocar el estado burgués, forjaremos la fuerza que lleve a los trabajadores al poder.
¡La única solución es la revolución!