Ascenso y caída de la Internacional Comunista

0
153

A 90 años de su fundación

Hace 90 años, en marzo de 1919, se llevó a cabo en Moscú el Primer Congreso de la Internacional Comunista. En los años sucesivos se convertiría en la organización mundial de los explotados más importante que jamás haya existido en la historia. Lamentablemente, la degeneración burocrática y estalinista de la Unión soviética se trasladó a la Internacional Comunista años más tarde, hasta que fue disuelta unilateralmente por Stalin como un gesto de buena voluntad a los países imperialistas "democráticos", en medio de la 2ª Guerra Mundial. Publicamos un extracto de un artículo de Ted Grant, escrito en Junio de 1943, unas semanas después de que la Internacional Comunista fuera oficialmente enterrada.

A 90 años de su fundación

Hace 90 años, en marzo de 1919, se llevó a cabo en Moscú el Primer Congreso de la Internacional Comunista. En los años sucesivos se convertiría en la organización mundial de los explotados más importante que jamás haya existido en la historia. Lamentablemente, la degeneración burocrática y estalinista de la Unión soviética se trasladó a la Internacional Comunista años más tarde, hasta que fue disuelta unilateralmente de manera vergonzosa por Stalin, sin consultar siquiera a los partidos comunistas que la integraban, como un gesto de buena voluntad a los países imperialistas "democráticos", en medio de la 2ª Guerra Mundial. Publicamos un extracto de un artículo de Ted Grant, escrito en Junio de 1943, unas semanas después de que la Internacional Comunista fuera oficialmente enterrada. El artículo completo en nuestra página web en: ASCENSO Y CAIDA DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA.

La Tercera Internacional nació como una consecuencia directa de la traición y derrumbe de la Segunda Internacional socialdemócrata, que apoyó a las clases dominantes en la guerra imperialista y que, de forma aún más traidora, saboteó y destruyó las revoluciones que estallaron después de la guerra en Alemania, Austria, Hungría e Italia, cuando el fantasma de la revolución socialista se cernía sobre toda Europa.

 

La socialdemocracia salvó al capitalismo. Las poderosas burocracias de los sindicatos y los partidos socialistas se colocaron a la cabeza de los levantamientos de las masas y los desviaron por cauces seguros.

 

Los primeros años

 

Desde el comienzo de la pasada guerra, Lenin, valientemente, hizo un llamamiento para la formación de la Tercera Internacional, que se constituyó formalmente en marzo de 1919.

 

La formación de la Tercera Internacional (también llamada Internacional Comunista o Comintern) llevó rápidamente a la creación de fuertes partidos comunistas en los países más importantes del mundo. Los partidos comunistas en Europa crecían constantemente en número e influencia, a costa de la socialdemocracia.

 

Los intentos de destruir a la joven república soviética con las guerras imperialistas de intervención fracasaron por completo. Alentadas por la revolución rusa, las masas de los países coloniales y semicoloniales se estaban levantando y preparándose para la rebelión. En los países imperialistas las masas estaban inquietas y descontentas.

 

En este contexto internacional, se desató la crisis en Alemania de 1923. Alemania, con su enorme capacidad productiva, se encontraba paralizada por las restricciones que le imponía el tratado de Versalles al perder la guerra y se había transformado en el eslabón más débil en la cadena del capitalismo mundial.

 

Pero desgraciadamente la dirección de la Comintern no estuvo a la altura de las circunstancias y no aprovechó la oportunidad que se le presentó. La victoria de la revolución habría conducido inevitablemente al triunfo de la revolución en toda Europa.

 

El fracaso de la revolución mundial y el aislamiento de la Unión Soviética, junto a su atraso, el cansancio y la apatía de las masas soviéticas que habían pasado por años de guerra, privaciones y sufrimientos terribles durante la guerra civil y la intervención extranjera, su desilusión y desmoralización ante el fracaso de sus esperanzas de ayuda por parte de los trabajadores de Europa; todo esto fortaleció, inevitablemente, a la reacción dentro de la misma URSS.

 

La degeneración estalinista

 

En ese momento, representando quizás de forma inconsciente los intereses de la burocracia conservadora y reaccionaria que comenzaba a elevarse por encima de las masas soviéticas, por primera vez en 1924 Stalin apareció con la teoría utópica y antileninista del "socialismo en un solo país". La historia de la Internacional Comunista desde esos días estuvo estrechamente unida a la política fluctuante de la burocracia de la URSS.

 

Trotsky, junto con Lenin, que en sus últimos años de vida veía con alarma la situación que se estaba creando en la URSS, ya había comenzado la lucha contra la burocratización del Partido Bolchevique y del Estado soviético en 1923.

La transición desde la política de la revolución mundial a la del socialismo en un solo país representaba un profundo giro a la derecha de la Internacional Comunista.

 

En Rusia, Zinoviev y Kámenev se vieron obligados a oponerse a la política antimarxista que por entonces desarrollaba Stalin. Formaron una alianza con Trotsky y sus seguidores. Stalin, junto con Bujarin, se opuso a la política de industrialización en Rusia a través de una serie de planes quinquenales que había propuesto la Oposición de Izquierda dirigida por Trotsky.

 

La política de la Internacional Comunista giraba aún más a la derecha con la preocupación de Stalin por encontrar aliados para "la defensa de la Unión Soviética de un ataque". La Internacional Comunista ya se estaba quedando reducida al papel de guardia fronterizo.

 

Las masas soviéticas estaban cada vez más desmoralizadas y desilusionadas con las nuevas derrotas del proletariado en China y Gran Bretaña, a fines de los años 20, que habían sido una consecuencia directa de la política de Stalin y la burocracia. La Oposición de Izquierda, dirigida por Trotsky, que había analizado y previsto correctamente estos procesos, fue expulsada en esa época del Partido Bolchevique y de la Internacional.

 

Los resultados internos de la política de Stalin, comenzaron a dar su fruto en el alarmante crecimiento de la fuerza e influencia de los campesinos ricos (kulaks) y hombres de negocio (los nepistas). La Unión Soviética se encontraba al borde del desastre. Aterrorizados, Stalin y la burocracia se vieron obligados a adoptar una caricatura de la misma política industrializadota por la cual habían expulsado a Trotsky y sus seguidores. Gracias a la producción planificada la Unión Soviética consiguió sus grandes éxitos y sobre las que actualmente se basa la URSS para su participación en la guerra actual (2ª Guerra Mundial).

 

"El Tercer Período"

 

Mientras tanto, el giro interno ultraizquierdista se reflejó en un giro aterrorizado ultraizquierdista a nivel internacional. Se convocó a un nuevo Congreso que proclamó el comienzo de lo que se llamó el "tercer período". Este "tercer período" su suponía que desembocaría en el colapso final del capitalismo mundial. Al mismo tiempo, la socialdemocracia se había transformado en el "socialfascismo". Ya no era posible llegar a un acuerdo con los "socialfascistas" para combatir al enemigo común, porque que constituían el principal peligro al que se enfrentaba la clase obrera.

 

Fue precisamente en este período cuando la depresión sin precedentes de 1929-1933 afectó a todo el mundo. En particular, golpeó a Alemania. Los trabajadores alemanes se encontraron en una situación de degradación y miseria, y las clases medias estaban arruinadas. Ayudados y financiados por los capitalistas, los fascistas comenzaron a asegurarse una base de masas en Alemania.

 

A pesar de su expulsión de la Comintern, Trotsky y sus seguidores todavía se consideraban parte de ella y pedían insistentemente que se les permitiera volver a sus filas.

 

En todas partes los trotskistas aprovechaban cualquier oportunidad para presionar a la Comintern para que ésta cambiara de política a favor de un frente único obrero contra el fascismo. En enero de 1933 Hitler pudo tomar el poder sin la más mínima oposición organizada en un país que contaba con la clase obrera más organizada y el Partido Comunista más fuerte del mundo, exceptuando el de Rusia.

 

Una organización que no puede aprender de las lecciones de la historia está condenada. Como fuerza en la lucha por el socialismo mundial la Comintern estaba muerta. La Oposición Internacional de Izquierda rompió con ella y proclamó la necesidad de una nueva Internacional.

 

La política del "Frente Popular" con la burguesía

 

Ahora el peligro que Hitler representaba para la Unión Soviética era evidente para todo el mundo. Stalin y la burocracia estaban aterrorizados. Stalin, desdeñoso y cínico con la capacidad de la Comintern como instrumento de la revolución mundial, la convirtió aún más abiertamente en un instrumento de la política exterior soviética. Una organización en la sociedad de clases que deja de representar a la clase obrera, inevitablemente, cae bajo la presión e influencia de la burguesía, Stalin en busca de aliados giró hacia las burguesías de Gran Bretaña y Francia. La política del Frente Popular fue aprobada en el último congreso de la Internacional celebrado en 1935. Representaba una nueva etapa en la degeneración de la Comintern y del primer Estado obrero.

 

Los acontecimientos en Francia y España están todavía frescos en la cabeza de todo revolucionario. La Comintern jugó el papel principal en la destrucción de una revolución, como la española, que podría haber triunfado.

 

Las derrotas de la clase obrera mundial condujeron, inevitablemente, a una nueva guerra mundial. Irónicamente, la guerra se inició con un pacto de no agresión entre Hitler y Stalin. Así, Stalin asestó un nuevo golpe a la clase obrera mundial y a la Comintern. La política de Stalin y el "cadáver corrupto" de la Comintern se arruinó irremediablemente cuando los nazis rompieron los acuerdos e invadieron la Unión Soviética.

 

La disolución de la Internacional Comunista

 

La Comintern tuvo que dar un giro de ciento ochenta grados y convertirse de nuevo en el felpudo del imperialismo británico y Roosevelt que pidieron la disolución de la Comintern como garantía final frente al peligro de la revolución social en Europa después de la caída de Hitler.

 

Ahora se ha terminado este prolongado fingimiento: Stalin ha disuelto la degenerada Comintern. Pero los imperialistas, al obligar a Stalin a ese paso como pago por sus concesiones y negocios, no han comprendido las consecuencias que tendrá. De ninguna manera van a poder abortar las nuevas revoluciones que estallarán por todo el mundo.

 

El crecimiento del apoyo internacional a las ideas del marxismo, basadas en las tradiciones del bolchevismo, la rica experiencia del pasado, aprendiendo de las derrotas de la clase obrera, una vez más llevará a los oprimidos hasta el derrocamiento del capitalismo y el establecimiento de una república socialista mundial.